FanFic: Just Say, I Love You. [6/6 + Epilogo]

Oct 16, 2011 00:13

Capitulo fina y apartir de aqui ya casi todo es lindo, corazoncitos y arcoiris, bueno al estilo H50 que tampoco es para rayarse con lo rosa. Aun falta el epilogo, pero creo que este capi justifica parte de todo lo que les hice pasar. Lo demas lo dejo para el epilogo y PLIS ESCUCHEN LA CANCION!!







El sonido del reloj parece taladrar sus oídos con saña, cada tic, cada toc, se clava en su cabeza como una pequeña daga que amenaza con destajar la poca cordura que le queda. Esa que el dolor arraso cuando tuvo el cuerpo de Danny entre sus brazos, desangrándose y diciéndole que no llorara.

Es ese resto de cordura el que las manecillas del reloj quieren destrozar, pues las malditas parecen retroceder un segundo cada vez que las voltea a ver o simplemente se mantienen inmóviles bajo el peso de sus ojos azules, ahora hinchados y enrojecidos por todas las lagrimas que ha derramado en tan poco tiempo.

Tiempo que sin duda ha sido eterno.

Todo ha sido una tortura tras otra desde que Danny recibió aquel balazo por protegerle, ni siquiera recuerda cómo fue que tomo el arma y le disparo a Víctor antes de que siquiera pudiera intentar volver a dispararles. Solo sabe que su cuerpo actuó por si mismo antes de que algo dañara mas a Daniel, sus brazos aferrándose a ese cuerpo golpeado, sus manos oprimiendo la herida buscando detener el flujo de sangre que comenzaba a teñir todo de rojo, al mismo tiempo que esos ojos azules perdían brillo e intensidad.

Los paramédicos tuvieron que luchar contra él para que pudieran atender a Danny, ya que el SEAL se negaba a soltarle; de no haber sido por Chin y Kono quizá no lo hubieran logrado separar de él. Pero nadie pudo evitar que le acompañara a bordo de la ambulancia, aunque realmente nadie lo intentara.

Y ahora estaba ahí, cinco horas después, esperando por el médico que atendía a Danny o más bien que le operaba, para decirle si su vida había terminado o si en cambio aun tenía una oportunidad de enmendar sus errores y confesarle a ese hombre que arriesgo su vida por el cuanto le amaba.

Según la valoración de los médicos, Danny estaba en un estado crítico, no solo por el balazo que fue lo que en realidad lo puso en el borde entre la vida y la muerte, si no por la cantidad de golpes que tenía en el cuerpo y los cortes que le habían hecho. Tenía al menos tres costillas rotas, mismas que habían perforado sus pulmones, además de que el propio disparo había impactado contra el omóplato del detective ocasionando que astillas de hueso se clavaran en sus músculos, la bala errando su corazón por milímetros y la nariz rota que ocasiono una obstrucción en la vía respiratoria debido a la sangre coagulada.

Operarlo de emergencia había sido la única opción para salvarle la vida, eso si llegaba a sobrevivir a la intervención pues en la ambulancia ya le había dado un paro cardiaco del cual les costó demasiado trabajo sacarlo; en ese momento, Steve prefirió morir junto con Danny sintiendo un poco del dolor que significaría ya no tenerle nunca más a su lado.

Veinte minutos después, Rachel llego al hospital junto con Grace y una escolta policial que la misma gobernadora les había asignado, metiendo en ella a miembros de su propio equipo de seguridad. Steve quería esconderse, desaparecer antes de enfrentar a esa pequeña niña y decirle lo que había pasado, confesarle que por su culpa, por su cobardía ahora su padre luchaba por mantenerse con vida. Pero se sorprendió cuando fue la misma Grace la que le dio ánimos, confortándolo con un abrazo y una disculpa.

Steve lloro como nunca creyó hacerlo cobijado entre los brazos de la hija de Danny, pidiéndole perdón, suplicándole que no le odiara. Grace solo atino a abrazarle un poco mas fuerte mientras sus propias lágrimas resbalaban por su rostro.

- “Estará bien, Danno no nos dejara” - le susurro al oído con su voz llorosa y Steve quiso creer en esas palabras como nunca había hecho en su vida.

Y ahora estaba caminando de un lado a otro por la sala de espera, observando cada pocos segundos el reloj en la pared desesperándose por no tener noticias del detective y sintiendo claramente como sus esperanzas se hacían más y más pequeñas con cada eterno segundo que pasaba.

Sin duda el tiempo le odia, el tiempo le aborrecía desde que Danno se separo de su lado haciéndolo padecer cada agónico segundo como una tortura bien merecida.

Su respiración se corto cuando por las puertas blancas un hombre ya entrado en años, vestido con la típica ropa azul de quirófano se acerco a ellos preguntando de inmediato por la familia del paciente Daniel Williams.

Rápidamente Rachel y él se acercaron al hombre que en esos momentos se retiraba el gorro desechable de la cabeza.

- ¿Familiares de Daniel Williams? - pregunto el médico una vez que estuvo en el centro de la sala.

- Soy su ex esposa. - responde Rachel con su perfecto acento inglés, ahora nublado por el nudo que tiene en la garganta.

- Soy su pareja. - responde Steve segundos después, ganándose una mirada dubitativa del médico.

- Solo familia, joven. - dice el hombre canoso y el SEAL rápidamente agrega, casi como un gruñido porque no está para esos formalismos en ese momento.

- ¡Su novio! - el doctor abre mas grandes sus pequeños ojos grises y asiente un poco asustado por la voz empleada por capitán del Five-O.

Todos en la sala se sorprenden al escucharle decir eso, incluida Rachel y el mismo, solo Grace y sus dos compañeros no se inmutan ante ello, para todos ellos estaba claro que entre él y Danny había algo más que una simple amistad.

- El detective Williams a sobrevivido a la intervención su estado aun es crítico pero confiamos en que sobrevivirá, es un hombre joven y en excelente estado físico por lo que esperamos que esto quede solo en un susto, pero le mantendremos en observación esta noche para controlar cualquier contrariedad que se nos presente.

- ¿Podemos verlo? - preguntan al mismo tiempo Rachel y Steve, sorprendiendo al pobre medico.

- Se encuentra sedado y yo recomendaría que no, necesita descansar pero dadas las circunstancias hare una excepción, pero solo podrá hacerlo una persona, queda en ustedes decidir quién lo hará.

Rachel y Steve se miraron en ese momento pidiéndose permiso mutuamente, pero fue la misma Rachel la que le indico que fuera él quien debía pasar, después de todo ella ya no tenía relación alguna con Danny más que por Grace. Steve agradeció el gesto y se encamino junto con el doctor, no sin antes dedicarle una mirada a Grace pidiendo también su consentimiento, el cual obtuvo al instante.

Le hicieron pasar por un montón de pasillos y atravesar más puertas aun, hasta que al fin llegaron al ala de cuidados intensivos, sin duda Steve arde por la ansiedad que le consume el cuerpo por ver a Danny, pero se contiene de no gritar su molestia para que no le impidan verlo. Son los segundos más interminables de su vida hasta que por fin puede atravesar la puerta metálica que lo separa del rubio.

La habitación blanca está llena de maquinas, lámparas y demás artilugios médicos, pero lo que no le agrada en lo absoluto son todos los cables que están conectados al cuerpo de Danny. Odia en especial el tubo del respirador en la boca del detective, es una imagen que le perturba y le asusta demasiado; el comprender que sin ese maldito tubo Danny ni siquiera podría respirar es una cosa que simplemente el no quiere reconocer. No cuando Danny siempre ha sido una persona fuerte que no se deja doblegar por nada ni por nadie, ni siquiera por él.

Avanza por el cuarto con paso vacilante, sus pisadas siendo amortiguadas por los pedazos de tela que le obligaron a poner junto con la bata y el cubre bocas, todo por mantener el ambiente lo mas estéril posible. Danny se ve tan frágil en esa cama que le da miedo tocarlo, pensando que si lo hace el detective terminara rompiéndose bajo su tacto. Su piel está demasiado pálida, enmarcando con más fuerza cada golpe y cada cortada recibida, las ojeras bajo sus ojos solo asientan la debilidad y lo demacrado de su rostro.

El mecánico subir y bajar de su pecho hace que los ojos del capitán se humedezcan una vez más, mientras que con todo el cuidado del que es capaz toma una de las manos - demasiado frías - del detective entre las suyas, frotándola para ver si consigue calentarla un poco, pero a pesar de sus esfuerzos esta continua fría, casi helada.

Steve quiere abrazarle, aferrarlo contra su cuerpo para que su propio calor pase a Daniel pero no puede hacerlo, el doctor ha dicho que moverlo ahora podría ser peligroso y el no quiere herirlo más de lo que ya lo ha hecho, es por eso que se limita a sujetar su mano sin parar de frotarla. Lagrimas escurriendo por sus mejillas y sus labios susurrando muchos “Lo siento” y “Te amo” cargados de pena y dolor, pero sobretodo de arrepentimiento por no haber dicho antes lo que sentía y así haber evitado todo este desastre.

Ahora lo único que Steve escucha, es el eco de sus propios pensamientos junto con el sonido de las maquinas a su alrededor, único indicativo de que Danno aun no le ha abandonado del todo.

Son los diez minutos más cortos de toda su vida, mas cuando hacía apenas unos momentos esos mismos diez minutos se le habían hecho interminables.

Sin duda el tiempo le odia.




Todo el cuerpo le duele a pesar de que lo sienta un poco entumecido, aparentemente no lo está lo suficiente si aun resiente el dolor. Pero ahora el dolor es bueno, el dolor le hace saber que está vivo y no muerto, mejor aún le hace saber que aun esta cerca de Steve.

Quiere abrir los ojos y salir de esa oscuridad que le rodea, pero esta tan cansado que le es imposible, sus parpados pesan como el demonio y la verdad es que aunque no quiera admitirlo, esa oscuridad es confortable, el calor que le rodea es muy agradable y le hace sentir… protegido. Pero quiere abrir los ojos para descubrir, para corroborar el mismo que en realidad sigue con vida y no solo es una ilusión de su mente muerta.

Intenta mover una de sus manos pero no puede, algo la sostiene fuertemente y no la deja libre, por un instante Danny se aterra y cree que aun sigue en manos de Víctor y que quizá Steve este muerto; pero esa idea desaparece en el mismo instante en el que reconoce lo que lo sujeta, y sin duda esa sensación le alivia a sobremanera. Por ello ahora más que nunca desea abrir sus azules ojos pues necesita verlo, confirmar que está ahí a su lado y que no le ha dejado solo.

Cuesta un mundo, es un esfuerzo titánico pero al fin lo logra, sus ojos se abren al mundo que lo rodea, siendo lastimados por la luz blanca encima de él, obligándolo a cerrarlos casi de inmediato para que no se lastimen, pero segundos después los vuelve a abrir, esta vez evitando la fuente de luz y acostumbrándose al brillo que lo rodea. No pasan más de dos segundos para que se tope con un cuerpo que le sujeta la mano con fuerza a pesar de estar profundamente dormido debido al cansancio que denotan las enormes ojeras, casi negras, debajo de esos ojos que ama tanto.

El detective sonríe chiquito, apenas perceptible, pero sintiendo como un estremecimiento de felicidad se expande por todo su pecho aliviando un poco del dolor físico y al mismo tiempo sanando un poco las heridas de su corazón. Esta tan concentrado en el hombre que duerme con su cabeza recargada sobre su cama que no nota a la otra persona en la habitación que les observa con una sonrisa de alivio en el rostro.

- Está agotado, no se ha movido de tu lado en todos estos días. - dice Chin en un susurro tan bajo que solo Danny puede escuchar.

El detective por su lado quiere responder, pero es el mismo Chin quien no se lo permite con un gesto de su mano.

- Aun estas muy débil no te esfuerces en vano Danny, han sido días difíciles para todos, pero supongo que aun más para ti. - el detective frunció el ceño y pregunto cuánto tiempo había pasado con un simple ademan que Chin entiende de inmediato, riendo un poco pues por un momento había olvidado que Danny hablaba hasta con sus manos. - Siete días, Danny, has estado inconsciente por siete largos días. - el detective abre sus ojos lo más grande que puede, no es que sea mucho pero logra demostrar su sorpresa.

Le sorprende porque no puede creer que Steve no se haya movido del hospital en todo ese tiempo, aunque si lo piensa detenidamente, el SEAL ha hecho cosas un tanto más extremas que solo estar en un solo sitio durante días.

Es entonces que Danny se fija en el aspecto general de Steve, su camisa arrugada, su cabello despeinado y la barba bastante crecida en su rostro, sin duda es cierto que ese hombre no se ha movido de ahí en lo absoluto y las palabras de Chin solo se lo confirman.

- Le he dejado un cambio de ropa aquí. - menciona señalando la bolsa a los pies de la cama. - También hay uno para ti, para cuando lo necesites claro. - dice el policía en susurros procurando no despertar a su jefe.

Danny sonríe y como puede levanta el pulgar de su mano haciéndole saber a Chin su agradecimiento.

- Descansa y procura que el también lo haga. - se despide mientras se acerca un poco más a él hasta que su mano se posa en el hombro del rubio con sumo cuidado. - Que bueno que estés bien, Danny.

Y sin más Chin se marcha cerrando la puerta suavemente tras él, dejando solos a ese par que aun tienen que darse varios dolores de cabeza el uno al otro. Aunque al menos ahora confía en que estarán bien y que su jefe no va a joderla más.

Danny por su lado gira su rostro una vez más hacia Steve, dejando que sus ojos reflejen todo lo que siente por ese hombre tan estúpido y loco, que a veces desearía matarlo con sus propias manos, pero que sin el que no sabría vivir un solo día. Sin darse cuenta, el detective se queda dormido otra vez, sucumbiendo al cansancio y a los medicamentos que corren por su cuerpo, pero que sin embargo no le evitan estrechar con la poca fuerza que tiene la mano que no lo ha soltado en ningún momento, dejando que una tenue sonrisa adorne su rostro.




Pasan al menos otras veinticuatro horas para que Danny vuelva a abrir los ojos, ahora la luz es más intensa a su alrededor lo que significa que es de día o tarde, la verdad no está muy seguro. De lo único que es realmente consciente es de la mano que le sujeta aun y del hombre que sigue durmiendo a su lado, el detective vuelve a sonreír, esta vez más amplio gracias a que tiene más fuerza que la última vez que lo hizo.

Su mano se cierra sobre la otra suavemente y con la otra comienza a acariciar el cabello oscuro desordenado del hombre que duerme, arrancándole pequeños suspiros y gemiditos de alivio ante su caricia. Si es posible, Danny sonríe más amplio, Steve siempre hace lo mismo cada vez que le acaricia, como si fuera un gatito al que le gusta que lo mimen. Entonces se da cuenta de que no importa lo que pase el quiere a ese hombre obstinado, salvaje y loco a su lado por el resto de su vida, no importa si no siente lo mismo que el, cualquier cosa es mejor que no estar a su lado o despertar cada día con él.

Puede que ese cariño si sea suficiente para él, porqué en ese caso el tiene amor suficiente para compensar el de Steve. Suspira un poco derrotado ante la idea, pero no le importa, siempre y cuando Steve este a su lado.

Pasan varios minutos en los que Danny no detiene su caricia, sus dedos hundiéndose en el fino cabello oscuro que parece tender a ensortijarse a pesar de lo corto que es, eso le hace imaginar al detective como será un Steve con cabello un poco más largo, en como cambiaria su aspecto si se dejase crecer su cabellera oscura. Tan perdido esta en sus pensamientos que no se da cuenta que McGarrett comienza a despertar bajo su mano, moviéndose ligeramente, acercándose un poco más hacia esa mano que le conforta con tan nimia caricia.

Steve cree que está soñando, no sería la primera vez que lo hace, ciertamente, pues a lo largo de esos ocho largos días su mente le ha regalado imágenes y sensaciones muy parecidas a esta en donde Danny despierta y le perdona todas sus estupideces y sus errores, siempre diciéndole que lo ama y que no puede concebir su vida sin él. En este punto, Steve ya no reniega de esos sueños ni los rechaza, en esos días, Steve ha encontrado un ligero consuelo en ellos y por ello se deja hacer. Sin imaginar siquiera que lo que sucede no es un sueño, puede que solo sea el cansancio el que no le deja discernir bien entre lo que es realidad y lo que no, pero nadie lo culpa y realmente quien lo haría después de todo lo que han pasado.

Aun creyendo que es un sueño lo que vive, Steve arroja un suave “lo siento” de sus labios, una pequeña disculpa que esconde su lamento y su dolor. Danny la escucha claramente y siente su corazón partirse un poco más al notar toda la angustia en esa voz grave que ahora esta tan desgastada y débil que le hace sentir un poco mal por tenerlo ahí a su lado cuando es obvio que necesita un buen descanso.

- Yo soy… el que lo… siente Steve. - suelta con dificultad y en susurros, su voz suena pastosa y apagada por la falta de uso pero al menos ahora puede hablar. No importa que las palabras se arrastren en sus labios, lo importante es que ahora puede hacerle saber que no le culpa de nada.

Steve levanta su cabeza separándose dolorosamente de la mano que le acariciaba con cariño, fijando sus enrojecidos ojos en los azules que se ven pequeños debido al sueño que aun lo ronda. Aun cree que es un sueño y por eso no se altera a como haría si supiera que todo eso es verdad y quizá sea lo mejor.

- No, Danny, no, tú no tienes la culpa de nada yo soy el que lo arruino todo por ser un cobarde y no decirte cuanto te amo, cuanto te necesito. - replica suave, pero no por ello las palabras carecen de convicción.

El detective abre sus ojos y se sorprende al escucharle decir aquello, sus esperanzas creciendo tanto que amenazan con hacerle estallar el cuerpo de lo feliz que se siente.

- ¿Tú… tú me amas? - suelta incrédulo, cerrando mas su agarre contra la mano de Steve, quien solo sonríe como idiota al ver sus ojos azules brillar como nunca antes había visto.

- Siempre lo he hecho, Danno. - susurra y el detective cree que puede morir cuando su sobrenombre viene acompañado de esas palabras. - Desde el momento en que te bese por primera vez, incluso desde antes, amo cada gesto tuyo, tus ojos, tus manos que no paran de moverse cuando hablas, dios santo si incluso amo cada vez que me gritas diciéndome que soy un loco, un desquiciado que no respeta en lo absoluto tu seguridad cuando es lo único que me importa en el mundo.

Danny sonríe como idiota al escuchar sus palabras, al escuchar tantos “amo” dirigidos solo a él, sintiéndose extraño cuando días atrás no conseguía que Steve le soltara siquiera uno solo y ahora había perdido la cuenta de los que le había dicho en menos de veinte segundos.

- ¿Por qué no me lo habías dicho antes? - pregunta, lagrimas traicioneras comenzando a humedecer sus ojos.

- Por cobarde. - es la simple respuesta que recibe, la mano de Steve acariciando su rostro al mismo tiempo que limpia las lagrimas que resbalan por sus mejillas. - Tenía miedo de que me dejaras si lo hacía, tenía miedo de que tu también me dejaras igual a como hizo Catherine cuando se lo dije. Creí estúpidamente que si yo te dejaba primero me dolería menos y… y me equivoque, como siempre.

- Por eso no me lo dijiste. - susurra incrédulo, su alegría siendo consumida por un enojo repentino surgido de esas palabras, al percibir la falta de confianza de Steve para con él, como si el SEAL no le conociera lo suficiente como para saber que él no haría eso, no cuando lo ama de tal forma que le duele solo de pensarlo. - No me lo dijiste por miedo a que te dejara. - su voz subiendo apenas de volumen, aun con la incredulidad en ella.

- Lo siento, fui…

- ¡Un Estúpido! ¡Eso es lo que fuiste, Steven! ¡Un reverendo y soberano estúpido! - grita el rubio encontrando su voz, haciéndola retumbar por cada rincón de ese cuarto con todas sus fuerzas, que ahora no parecen pocas, dejando a Steve congelado en su sitio al verle tan molesto.

- Danny… - susurra apenas, recordando que en sus sueños Daniel nunca le grito, cayendo en cuenta por primera vez desde que despertó que eso no es un sueño.

- ¡¿Cómo pudiste pensar eso?! ¡Pareciera que no me conoces, McGarrett! ¿Cómo iba a dejarte después de abrirte mi corazón y dejarte entrar a donde nadie lo ha hecho? ¡¿Dime, pedazo de idiota, como iba a hacerlo si con el solo hecho de no verte por una hora me mata?! ¡Si cada vez que veo que arriesgas tu vida de forma estúpida me siento tan mal que irremediablemente te sigo solo para asegurarme de que nada te pase! - grita aun más fuerte, comenzando a mover sus brazos a pesar de que le duelen como el demonio.

- Danny tranquilízate, vas a lastimarte. - pide Steve, pero su ruego es en vano pues Danny no le escucha o más bien le ignora de tan enojado que esta.

- ¡Eres un imbécil, un bruto, un maldito ignorante que no sabe hacer otra cosa que golpear y romper cosas sin siquiera pensar en las consecuencias! - sus gritos llegando hasta el pasillo donde las enfermeras corren para ver qué sucede en su cuarto. - ¡¿Cómo demonios me pude haber enamorado de un retrasado como tú?!

- ¡Danny, basta! - grita ahora Steve, acallando los berridos del detective que amenazaban con romperle los tímpanos y que terminarían con un Danny más cansado y lastimado de lo que ya estaba.

- ¡Vete! No quiero verte. - suelta segundos después de que Steve le gritara, cruzándose de brazos pero al instante en que lo hace un latigazo de dolor le recorre el cuerpo haciendo que se queje. Steve no pierde tiempo y se acerca para recostarlo en la cama antes de que se lastime en serio. - Dije que te fueras. - replica el rubio intentando apartarlo pero fallando miserablemente.

- No, no me voy a ir. - le replica con fuerza. - No voy a perderte otra vez, así que grita si es lo que quieres, insúltame, golpéame pero ni así lograras que me aleje de ti otra vez. Te amo, Daniel Williams y nada ni nadie va a separarme de ti, ni siquiera tú y tu enorme boca.

Lo siguiente que pasa son las enfermeras entrando como una estampida a la habitación mientras Danny hace un puchero sin poder evitarlo arrojándose hacia Steve quien le recibe gustoso, dejando que el rubio empape su cuello y su hombro con las lagrimas que se niega a que alguien más vea. Las enfermeras se quedan inmóviles viendo la escena, no sabiendo si atender a su paciente o ponerse a gritar emocionadas por la escena que están presenciando, no pasa mucho para que sea el mismo Danny quien las corra con la voz en un grito asustándolas tanto que las pobres terminan abandonando el lugar en tiempo record.

- Te amo. - dice Steve mientras acaricia la espalda del detective, sorprendiéndose de lo fácil que es decir esas palabras y lo increíblemente bien que se siente.

- Idiota. - responde este sin sacar su rostro del hueco entre el hombro y el cuello del SEAL. - También te amo. - responde después de un rato.

Steve solo sonríe enorme ante ello, al igual que Danny aun escondido en donde está. Solo para después separarse y darse un beso suave y cargado de amor, una caricia lenta que cura todas las heridas que se causaron en el pasado, un beso que lleva consigo el perdón y la promesa de que todo estará bien a partir de ahora.

Un beso que simplemente grita “TE AMO”

FIN.

¿Me gane el perdón? ¿Comments? ¿Quieren que publique el epilogo antes del Miercoles?

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