FanFic: Just Say, I Love You. [5/6 + Epilogo]

Oct 11, 2011 23:32

Bueno, pues ya es Miercoles y aqui esta la actu. Solo una cosa AHORA SI NO ME VAYAN A MATAR PLIS!!!!! La escena casi al final del capi no es apta para debiles de corazon y suceptibles a escenas fuertes. En serio nenas, es algo de lo cual me arrepiento pero era necesario. Me dejo de enrollar y les dejo el capi.



                                                                                                                                                                                                                    

- Danny… - susurro casi imperceptiblemente, su propia voz ahogándose en el nudo que se le había formado en la garganta y que amenazaba con ahogarle de un momento a otro. - Todo estará bien, Danny, confía en mí, todo…

- Solo cuídala Steve… por favor… solo… protégela. - para Steve es realmente admirable como a pesar de su situación actual, Daniel solo puede pensar en Grace, en protegerla y mantenerla a salvo, y ese detalle es el que le hace saber o más bien confirmar que sin él no podrá vivir un solo día. - Y dile que… la amo.

El tono de esas palabras le desagrada en lo absoluto, provocando que un dolor extraño e inmenso le invada por completo, apartando el aturdimiento que le causo escucharle tan débil y seguramente lastimado a más no poder. Danny esta despidiéndose y el no está preparado para dejarle ir, nunca lo estará y menos en una situación como esa, no cuando las cosas no están bien entre ellos.

- Tu se lo dirás, Danno, tu cuidaras de ella, ambos lo haremos solo resiste iré por ti, solo… - replica casi desesperado, no permitiéndole al detective despedirse de él, obligándolo a aferrarse a la vida, a él.

- Te amo, Steve… - se petrifica en el acto, no porque tema las palabras como la primera vez, sino porque son su despedida, Danny se está despidiendo de él y no lo tolera, simplemente no lo hace y  se rompe, quiere gritar, llorar, rugir su descontento, pero solo se mantiene de pie, frio y demasiado aterrado como para decir algo. Su propio “Te amo” quemando sus labios, luchando por salir y llegar a los oídos del rubio.

Pero antes de siquiera poder llegar a contestar la respiración entrecortada del detective desaparece siendo sustituida por la de Hesse y McGarrett siente, sabe que va a matarlo, importándole un comino la investigación de su padre ya que ahora solo puede pensar en salvar al hombre que ama y nada más.

Venganza, es lo único que hay en su cabeza, venganza y odio es lo único que hay en su cuerpo en esos momentos. Solo un instinto asesino, un sentimiento descomunal de sobreprotección para con el rubio que jamás debió separarse de su lado.

- No hagas promesas que no puedes cumplir, McGarrett. - la voz de Hesse respondiendo a las palabras dichas al detective. -
Sabes perfectamente que es inútil intentarlo, no si no quieres que esto termine igual a como lo hizo con tu padre.

- Te atrapare, Hesse y cuando lo haga te arrepentirás de haber fijado tu atención en el. - el odio es palpable, la amenaza lo es aun mas.

- Yo no contaría con ello, McGarrett. - una risa arrogante y satisfecha se escucho al otro lado y después solo el exasperante tono continuo de la línea telefónica, era más que obvio que ese malnacido no tenía intención alguna de regresar al detective.

Quería salir corriendo a buscarle, rescatarlo de ese maldito, y al mismo tiempo lo único que quería era dejarse caer, perderse en su propio miedo y dolor, en el odio, la rabia y el llanto que todo eso le provocaba; dejándose mecer por sus propios remordimientos junto con la culpa que había estado creciendo en su pecho. Pero se mantuvo firme, no iba a dejarse caer, no aun, no cuando Danny le necesitaba tanto.

Sabía lo que tenía que hacer, lo tenía claro, pero su mente estaba demasiado aturdida aun por esa llamada que no alcanzaba a expresar sus órdenes en voz alta, su vista fija en el teléfono entre sus manos y su cuerpo vibrando, temblando por la ansiedad.

No fue hasta que la misma Kono le saco de su mundo interno, que logro enfocarse lo suficiente como para prestar atención a la información recabada en esos momentos en que se desconecto del mundo.

Agradeciendo a quien fuese que lo cuidara haber puesto a esas personas en su camino.

- Lo tengo, jefe, están las bodegas en la zona de muelles de Panaluu. - aprovechando la llamada y el tiempo que esta duro, Kono había logrado rastrear el teléfono del detective, lo que logro hacer después de salir del shock inicial al escuchar el nombre de Víctor Hesse. - Según los planos del estado hay siete naves de bodegas en esa zona, y la llamada se produjo en la zona más apartada, en las bodegas registradas como abandonadas o en riesgo de demolición.

- Esta a unos 20 minutos de aquí, Steve, pediré refuerzos con los oficiales que aun estén en servicio. - le explico Chin ya con el celular en su oído.

- Kono, pide una patrulla para que custodien la casa de Rachel, que no se despeguen de ella ni de Grace hasta que esto termine. - ordeno a la morena, adoptando esa personalidad dura y hasta fría que usaba en cada operativo, convirtiéndose a partir de ese momento en el líder del Five-O, el hombre que haría hasta lo imposible por salvar a las personas en peligro o detener a un criminal especialmente peligroso, ocultando bajo ese rostro y esa actitud sus propios miedos.



La tortura a la que fue sometido no paso de una golpiza, una muy buena debe admitir, esos dos mastodontes le han dejado con al menos unas tres costillas rotas, el tabique desviado - porque no quiere creer que se lo hayan roto - su rostro hinchado y con varias heridas en sus cejas y labios. Se habían esforzado, pero ni así habían logrado doblegarlo, no hasta que Hesse apareció de nuevo y le amenazo con la única cosa que lo lastimaría en verdad, Grace.

El muy hijo de perra le había amenazado con raptar también a su hija, incluso a Rachel y exponerlas a ambas a lo que sus matones quisieran; después de eso Danny no hizo más que callar y aceptar los insultos que le daban, no sin antes activar el GPS de su celular, el cual había apagado días atrás para que Steve no le encontrara.

La intención de Víctor era atraer a Steve hasta ese lugar para matar al detective delante de los ojos de su ex jefe, regodearse en su dolor y terminar matando al SEAL también. Sin lugar a dudas, Hesse era un hombre verdaderamente retorcido y enfermo, sediento de una venganza que estaba seguro conseguiría.

Por esa razón, Danny hizo lo que hizo, le encomendó a Steve a su hija ya que él era la única persona en la que confiaba lo suficiente como para encomendarle algo así, despidiéndose en el proceso sabiendo que Steve sobreviviría aun cuando el mismo no lo hiciera y regalándole un último te amo; solo que esta vez no esperaba nada a cambio, su única intención era hacérselo saber, darle a entender que a pesar de todo nada había cambiado y le seguía queriendo como si nada hubiera pasado.

Poco le importaron las burlas que vinieron después, ni siquiera le tomo importancia a los insultos que salían de la boca de esos dos tipos ni del mismo Víctor, en lo único en que podía pensar era en Steve y en su hija, en su pequeña Grace y en la posibilidad de ya no verla crecer.

Esa era una de las cosas que más le dolían, no volver a ver a su retoño, de no poder disfrutar de sus sonrisas, de no verla convertirse en una mujer y en cómo le haría rabiar cuando tuviera su primer novio, en cómo se empeñaría en seguir viéndola como su pequeña en lugar de la mujer en la que se convertiría, incluso más bella que su madre.

Lamentaba el hecho de alejarse de esa manera de ella, causándole un dolor que ciertamente no le deseaba y que sin embargo tenía claro que en algún momento sucedería más con el trabajo que tenia y con ese jefe idiota que le había tocado. No era un reproche y no le estaba echando la culpa a Steve, solo se lamentaba de el no haber disfrutado un poco mas de todo eso.

De no haber tomado lo poco que Steve le daba y ser medianamente feliz mientras podía.



El lugar era enorme, las siete naves de bodegas eran un laberinto interminable de paredes, cajas, sogas y demás cosas regadas sin ningún orden aparente, solo pasillos sin fin de muros a medio caer y vigas carcomidas por el oxido y la sal de la brisa marino que las azotaba día con día, era increíble que solo un par de esas construcciones estuvieran  en vías de demolición, todo el lugar era deplorable por decir lo menos.

Habían tardado menos de 1o minutos en llegar a la zona de muelles de Panaluu, Steve había hecho gala una vez mas de su manera de conducir y el poco respeto hacia las señales de tránsito o los semáforos que se cruzaban en su camino, llevando a lo que quedaba del equipo hasta ese lugar en tiempo record. Incapaz de mantenerse a raya por mucho tiempo, el SEAL había entrado en la zona sin esperar la llegada de los refuerzos, lo cual no fue ninguna sorpresa para ninguno de sus compañeros, quienes le acompañaron en sus movimientos.

Hasta ahora no habían visto nada sospechoso, ni siquiera había rastros de que el lugar hubiese sido visitado en días y eso ciertamente les deba mala espina, cabía la posibilidad de que Hesse los hubiera alejado intencionalmente del verdadero lugar en donde tenía a Danny solo para jugar con ellos y por si fuera poco el GPS del celular del detective había dejado de emitir señal alguna minutos después de que le habían ubicado.

Pero sus sospechas se desvanecieron en cuanto vieron a dos hombres salir de una de las últimas bodegas del lugar, llevando cada uno un arma en la mano, casi como si les estuvieran esperando.

Con un solo movimiento de su mano y un ligero contacto visual con Kono y Chin, los tres se movieron hacia ellos procurando no ser vistos en ningún momento, manteniéndose alerta por si había alguien más por los alrededores.

En un movimiento conjunto, los dos hombres fueron rápidamente reducidos por los oficiales, quedando desarmados y esposados a uno de los viejos postes no sin antes recibir unos cuantos golpes para que les dijeran donde se encontraba el detective. Después de resultados infructuosos, McGarrett ordeno a Kono que les vigilase y esperara los refuerzos, adentrándose el mismo junto con Chin a la bodega en busca de su compañero.

Todo el lugar estaba demasiado desierto y calmado como para que todos sus sentidos se pusieran en alerta, Steve tenía claro que Hesse era un hombre peligroso, que nunca había necesitado de planes muy elaborados para lograr sus objetivos, siempre se rodeaba de los mejores y sus movimientos eran tan precisos, que solo los notabas cuando ya los había efectuado o el mismo te dejaba verlos.

Fue por esa misma razón que les tomo por sorpresa la llegada del supuesto compañero de Danny en esos días.

- Pensé que nunca llegarían, tenemos un buen rato esperándoles. - se burlo el matón, manteniendo en alto sus dos armas, apuntando cada una a la frente de los oficiales.

- ¿Dónde está el detective Williams? - fue Chin el que hablo, apuntando su escopeta al pecho de ese hombre de cabello oscuro que les miraba con una sonrisa pintada en el rostro.

- A estas horas la putilla esa ya debe estar muriéndose. - soltó sin disimular la diversión que eso le causaba.

- ¿Dónde está, maldito? - la mirada fría y casi asesina de Steve consiguió poner serio al hombre frente a ellos, haciéndole afirmar aun más el agarre de sus armas.

- Ya se lo dije, comandante, capitán lo que seas, a estas horas ese marica ya debe estar muriendo a manos de Hesse.

Eso fue suficiente para que Steve apretara el gatillo de su pistola nueve milímetros y le asestara dos balazos en el pecho al matón que Víctor se había conseguido pero sin llegar a matarle, solo hiriéndole lo suficiente como para dejarlo fuera de su camino.

- Te lo repetiré una vez mas ¿Dónde está? - le siseo en su cara, clavando el cañón de su arma en la sien del hombre, dejándole muy claro lo que sucedería si no contestaba a su pregunta como él quería.

- En la habitación de… refrigeradores… en la parte trasera…  ahí está. - mascullo apenas debido al dolor que le quemaba el pecho por dentro.

Steve se levanto y sin esperar a Chin se alejo, dejando a su compañero atrás. Pronto el ruido de las sirenas  acercarse se oyó a lo lejos, inundando el desierto lugar con su sonido.

Con el sigilo que lo caracterizaba, Steve ubico rápidamente la entrada a la dichosa habitación de refrigeración, un pasillo enorme con al menos cuatro puertas en cada una de sus paredes y al final de este sentado en una silla barata, esperándolo, estaba Víctor Hesse; brazos cruzados, mirada fría y un arma apostada tranquilamente entre sus manos.

No había miedo perceptible en el.

- Tardaste mucho, McGarrett, no quiero ni imaginar cuanto más lo hubieras hecho sin el GPS. Empezaba a creer que el detective Williams no te importaba en lo absoluto. - dijo Hesse sin inmutarse al ver como el SEAL se acercaba lentamente hacia él.

- ¿Dónde está, Hesse? No hay manera de que escapes de aquí, todo el lugar está rodeado de policías así que acaba con esto de una buena vez. - le respondió, fijando su mirada en cada ventana sucia y enmohecida al acercarse buscando al detective.

- La última vez creíste que me habías matado y mira… - soltó en burla, sus manos sacudiéndose despreocupadamente a cada lado de su cabeza. - …sorpresa, estoy vivo. No creerás que unos simples policías de oficina podrán detenerme cuando ni tú mismo has podido hacerlo.

- Lo harán si sales con una bala en el pecho. - siseo McGarrett acortando aun más la distancia entre ellos, deteniéndose solo a un par de metros de él.

- ¿Por qué funcionarían las balas ahora?

- Porque hoy no pienso detenerme hasta verte muerto. - fue su respuesta y con ella el primer disparo retumbo en el lugar.



Le habían dejado solo en ese maldito cuarto oscuro desde hacía un buen rato y eso no le gustaba nada, tenía miedo de que Hesse hubiese cumplido su amenaza y ahora mismo esos bastardos estuvieran yendo por su hija, pero esa idea dejo de rondar su mente en cuanto escucho el sonido de sirenas a lo lejos. Jamás en su vida se había sentido tan alegre de oírlas, no solo porque le estaban buscando, sino porque Steve había ido por el tal y como le había dicho en su corta conversación telefónica.

Pero su alegría duro poco porque momentos después un especialmente alegre Víctor entraba por la puerta, luciendo una sonrisa que le erizo cada vello de su maltratado cuerpo, acercándosele como una pantera al asecho de su presa, sabiendo que todo lo que hiciera sería inútil pues estaba completamente indefenso ante él.

- Sabe detective Williams, es una lástima que todo termine así, pero como dicen, todo inicio tiene un final solo espero que disfrute del pequeño espectáculo que viene a continuación y no se preocupe, después matarle frente a McGarrett iré por su hija, supongo que ese será un buen final para mi venganza, acabar con lo último que le importa y dejarlo completamente solo. Es un buen castigo, ¿No crees?

Danny quiere responderle, gritarle que estará muerto antes de siquiera notarlo, pero es amordazado en el mismo instante en que piensa todo aquello, siendo callado por culpa de un maldito trozo de tela, que de paso también le dificulta la respiración debido a las costras de sangre en el interior de su nariz.

- Disfruta del espectáculo, Williams, será divertido. - le susurra a su oído y abandona la habitación cerrándola momentos después.

Danny se revuelve con fuerza intentando liberarse pero solo consigue resentir el dolor en sus costillas cuando las cuerdas chocan contra su piel, su respiración haciéndose cada vez más difícil y el dolor nublándole la visión con lágrimas de impotencia.

Pero su tortura se vuelve peor cuando al cabo de unos cuantos minutos el sonido amortiguado de unas pisadas se acerca peligrosamente por el pasillo exterior, su corazón se acelera por la emoción y el miedo intuyendo de inmediato de quien se trata.

Ahora lucha con más desesperación que antes, sin importarle en lo más mínimo si el aire comienza a faltarle o si sus costillas se clavaban más y más en su interior desgarrando cada musculo que encuentran a su paso porque ahora lo único que le interesa es liberarse y sacar a Steve de ese lugar.

Algo realmente irónico, cuando es Steve el que ha venido a rescatarle.

Pero no puede evitarlo, es algo que se revuelve en su interior sin que pueda evitarlo ya que él sabe que Víctor Hesse es la única persona que ha logrado lastimar a Steve, el único hombre capaz de hacerle frente y tener posibilidades reales de matarle y la sola idea de perderlo es inconcebible para él.

Puede escuchar la conversación a través de la puerta, a pesar de que las voces son amortiguadas por el metal del que está hecha. Las advertencias de Steve y la poca importancia de Hesse le llegan casi como si él estuviera ahí afuera y puede jurar que la adrenalina que siente es igual o mayor.

Es en ese momento que el detective recuerda ese pequeño detalle que noto cuando su pequeña pesadilla inicio.

La silla en la que se encuentra inmovilizado esta débil, casi cayéndose a pedazos y después de todo a lo que le han sometido debe estar a punto de colapsar; por ello sin dudarlo siquiera e impulsado por la misma adrenalina de hace unos momentos se avienta hacia atrás con todas sus fuerzas, al mismo tiempo que un disparo resuena por todo el lugar.

En ese preciso momento en que el sonido de la bala estalla en sus oídos, Danny olvida todo, desconoce por completo el dolor que le invade el cuerpo y corre, trastabillando en el camino, pero sin llegar a detener su carrera desesperada, choca contra la puerta y esta milagrosamente cede ante su cuerpo. Después de eso todo sucede demasiado rápido como para que su cerebro lo puede asimilar del todo.

Sale en el preciso momento en el que Steve esta levantándose del suelo con una herida de bala en su brazo derecho, dejando un reguero de sangre por todo el piso, mientras que su arma yace abandonada cerca de él. Hesse por su parte dibuja una sonrisa al verlo y apunta el cañón de su propia arma hacia Steve; su cuerpo se mueve por instinto y tan rápido que incluso el se sorprende al darse cuenta de que ahora se está aferrando a Steve como una segunda piel, poniéndose delante de él en el momento en el que un segundo disparo retumba y un ardor le perfora la espalda.

Sus ojos azules se fijan en los de Steve y por una milésima de segundo puede observar el alma del SEAL, al mismo tiempo que su mundo se comienza apagar tan rápido como ese calor líquido que le recorre la espalda. Sus fuerzas se pierden y en menos de lo que piensa, Steve cae al suelo nuevamente junto con él.

Un tercer disparo le llega entre ese sopor que lo invade, solo para después sentir los brazos de Steve a su alrededor, su voz desesperada llamándole, gritándole que no le abandone. Siente lo que parecen lágrimas sobre su rostro y sonríe débilmente, soltando apenas en un susurro.

- “No llores… estaré… bi…” - pero no llega a  completar la frase, sus ojos se cierran y se pierde en la oscuridad.

Escuchando en la lejanía un “Te Amo”.

Continuara...

*Desty asoma la cabeza con miedo* ¿Comments? *se va corriendo a ocultarse en un bunker perdido de Dios para evitar posibles atentados contra su persona*

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