○ Número de palabras: 3,577
74%
Un respiro a la vez.
Inhala. Exhala.
En sincronía con el golpeteo de sus pies en el duro concreto.
Inhala. Exhala.
Respiraciones superficiales, pisadas superficiales.
Debería estar pensando en por qué. Razones. Debería estar pensando en la mano que sostiene la suya, y a quién pertenece. Debería estar pensando si esto es lo correcto.
Pero sólo puede pensar en sus pasos, el oxígeno llenando sus pulmones como agua y las zapatillas rojas en sus pies.
Y el miedo. Y la forma en que el mundo está girando en círculos alrededor de su cabeza.
Hay mucho en qué pensar.
-
"Me gustan estos," señala al par que lleva puesto, admirando la forma en que brillan como zapatillas nuevas.
Tao se sienta en una de las sillas cercanas, sacando la caja de zapatos de la repisa. "Están bien. No veo la razón de gustar tanto de ellos, siento decirlo."
Sehun se levanta y camina frente al espejo, feliz por cómo se ven las zapatillas altas con sus jeans, lo casual que se ven. "¿No te gustan?" Levanta la mirada detrás de su cabello para observar los ojos de Tao.
Su guardaespaldas mira alrededor de la tienda a las docenas de estantes, los cientos de zapatos. Había muchas otras opciones, por decir lo menos. Pares que podrían costar más que todo lo que llevaba puesto en ese momento. Pares que tenían mucha más originalidad que esas zapatillas rojas de tipo botín.
"No es eso. Supongo que tengo curiosidad de por qué ese par de todo esto." Señala con su mano al resto de la tienda. Observa como Sehun desata los cordones y se los quita para colocarlos de nuevo en su caja. Entrelazando sus dedos, trata de llamar la atención de Sehun, el otro chico abraza sus rodillas en el suelo. "¿Te importaría decirme por qué?"
"Me recuerdan al primer par de zapatillas que tuve cuando era un niño," Sehun dice suavemente, pensando en esos años. Su madre y su padre en casa, Jongin listo para jugar con una mancha sucia en su cara como resultado del partido de fútbol con otros niños en la calle.
Sehun sonríe internamente.
Con eso, Tao cierra la caja entre sus manos y se levanta. Sehun siguiéndolo. Se acerca al cajero y deja caer la caja sobre el mostrador. Se gira hacia Sehun.
"Entonces los compraremos."
-
Los faroles de la calle destellan mientras corren, rompiendo la oscuridad en pedazos. El fuerte agarre de Tao sobre la mano de Sehun duele un poco, pero siente que no es el momento adecuado para estar quejándose de un dolor minúsculo.
Siente una punzada en su pecho con cada respiración. En la prisa por salir había dejado su caja de medicina en la cómoda en su habitación. Es demasiado tarde para regresar.
Su corazón da un salto.
¿Por qué están corriendo?
El miedo destruye a una persona hasta llevarla a sus lugares más vulnerables y destrozados. Es un niño otra vez, la oscuridad está presionándolo y sacando lágrimas de sus ojos. No tiene aliento para decirle a Tao que se detenga, que por favor se detenga, sólo por un segundo.
Se tropieza, pero sigue corriendo.
Soportando el dolor.
Pasos. Pasos. Pasos.
Inhala. Exhala.
-
"¿Estás bien?" El maestro le grita. Sus hombros son agitados violentamente, unas manos ásperas tratan de evitar que caiga en la inconsciencia.
El suelo está frío por debajo de Sehun, el polvo entra en sus ojos. Me duele, quiere decir. Me duele mucho. No puedo hacerlo. Se siente caliente y mareado. Su cabeza le duele. Todo es borroso y doloroso.
"¡Alguien llévelo a la enfermería!" Su profesor de gimnasia les grita a los otros estudiantes. "No puede caminar por sí mismo. ¡Rápido!"
Hay calma, Sehun piensa. Así tiene que ser. No hay nadie ahí que quiera incluso tocarlo.
"Yo iré." Alguien se acerca y pequeñas manos levantan el delgado cuerpo de Sehun del suelo. Su brazo es colocado sobre los hombros del muchacho. Se apoya pesadamente para levantarse. Débil.
Abre los ojos para mirar a su compañero de clase. Ojos brillantes, labios siendo mordisqueados, un determinado Jongin listo para ser el heroico mejor amigo de Sehun.
Salen por la puerta y Jongin acelera el paso.
"Todo estará bien," dice. "Vas a estar bien. Fue sólo un par de vueltas alrededor del campo. Eso no es nada. Nada. Te llevaré con la enfermera, ¿de acuerdo? Ella tiene tu inhalador, ¿verdad? Está bien. Estás bien."
Sehun asiente. Sabe que está diciendo eso más para sí mismo que para Sehun.
-
"Tao," Sehun jadea el nombre, sólo para toser y luego ahogarse con sus balbuceos.
Tao ralentiza la velocidad un poco, formando una expresión preocupada al voltear. "Mierda, Sehun." Se detiene por completo, y Sehun casi colapsa.
Apoya sus manos sobre sus rodillas dobladas, tratando de tomar aire con dificultad.
"Por favor," le suplica, hay lágrimas corriendo una por una en sus mejillas. "Por favor." No puede terminar la oración.
Tao lo sostiene con firmeza y le da un beso. Todo lo que hace, lo hace con anticipación. Con prisa.
Sehun de repente se encuentra siendo alzado por los brazos de Tao, una mano debajo de sus rodillas, y la otra en su espalda. Su cabeza cae sobre el pecho de Tao y su cuerpo rebota ligeramente mientras Tao corre con facilidad.
La facilidad viene acompañada del recelo.
-
Sehun abre los ojos un minuto después, todavía moviéndose al ritmo de los trotes de Tao. Junto a él se han materializado un par de ojos.
Lo miran con desdén.
Con odio.
Con decepción.
Sehun se estremece en los brazos de Tao.
Pasan otro farol.
-
"Dile que deje de mirarme," Sehun murmura en voz baja en los brazos de Tao.
Tao lo mira, la preocupación dibujada en su rostro. Mira alrededor. No hay nadie allí.
¿Alucinaciones?
"¿Sehun?" Dice, tratando de despertar al chico. "¿Estás bien?"
"Tao," Los ojos de Sehun se abren por segunda vez. "No puedo... respirar."
Tao sostiene a Sehun con más fuerza, apretando su cuerpo frágil contra el suyo, tratando de transferirle calor, salud.
"Estamos bien ahora," Desacelera hasta caminar, mirando por detrás de ellos para comprobar si hay seguidores. O más específicamente, un seguidor. "Estás bien."
Tao lo sienta en su regazo detrás de la sombra de un árbol. Besa los labios de Sehun ligeramente. Está frío, pero eso no es de extrañar. "Respira," le dice. "Respira."
Sehun toma una respiración. ¿Su conciencia lo está dejando? Respira otra vez. Al mismo tiempo que la voz de Tao.
"Inhala," Tao le dice. "Exhala. Inhala. Exhala. Respira."
Respira.
-
Los ojos de Sehun se abren y cierran. Ve visiones con cada parpadeo. Oscuridad, el rostro de Tao, oscuridad. Y luego... ¿a sí mismo?
Una versión más joven de sí mismo, sosteniendo la mano de su madre en un lado, y la de su padre en el otro.
"¿Mamá? ¿Papá?" El niño Sehun dice, mirando a la joven mujer, una sonrisa brillante adorna su cara, y el hombre guapo le da una mirada llena de calidez.
"¿Sí, Hunnie?" Su madre le da un apretón a su mano.
"¿Qué pasa?" Su padre le pregunta, mientras ambos levantan su pequeño cuerpo y lo balancean una vez antes de dejarlo de nuevo sobre sus pies.
"Seremos la familia más feliz, ¿verdad? Mi maestra dice que cuando crecemos, tenemos que cuidar de nuestra familia, y- y- y- cuando sea grande, ganaré mucho dinero y cuidaré de ustedes dos también y todo el mundo será feliz," El niño Sehun mira hacia algún lugar en el suelo, sus ojos fijos en ese punto invisible. Les da a sus padres una gran sonrisa enseñando sus dientes.
Su madre y su padre se miran entre sí, una especie de mensaje pasando entre ellos.
"Por supuesto, hijo," su padre le responde.
"Definitivamente," su madre asiente con la cabeza.
La ilusión desaparece ante sus ojos y el Sehun del presente deja escapar un suspiro.
Qué engaño.
-
La mansión se ríe de él mientras Yi Fan llega hasta la puerta delantera justo cuando se cierra detrás de su presa. Los pasillos se mofan y las paredes le susurran burlonamente. Las sombras se ríen de su derrota. Golpea la puerta con los puños cerrados, su frustración escapándose en rugidos y más golpes. Piensa en correr detrás de ellos, atraparlos y exprimir la vida de sus cuellos.
Es muy tentador.
Sí, de hecho es tan tentador que su mano se mueve hacia el pomo de la puerta. Pero se congela en el aire.
No. Dejaría demasiadas sospechas. Los padres, los sirvientes, los repartidores. Hay demasiados factores para su fracaso.
Respira profundamente, endereza su espalda, y sonríe. Saca su teléfono con calma.
¿Perseguir personas por la ciudad?
Tiene gente para eso.
-
La mente de Tao está a punto de explotar. ¿Seguir adelante o dejar descansar a Sehun? Podía seguir cargándolo. Pero incluso cargar a un chico grande como Sehun le cansa. ¿A dónde irían?
"¿Tao?" Sehun tose un par de veces. "¿A dónde vamos?" Como si pudiera leer su mente. La voz de Sehun suena más y más débil con cada sílaba.
"No duermas, Sehun, no duermas," Tao murmura, evitando la pregunta. No lo sabe todavía, no lo sabe.
¿Dónde? ¿Por qué? ¿En quién confiar?
¿Familia? ¿Los amigos de Sehun? No, demasiado fácil de rastrear.
¿Sus amigos? ¿Cuáles amigos? Bueno...
Había un amigo.
Pero ¿cómo encontrarlo?
El teléfono de Sehun todavía sigue en su bolsillo trasero. "Lo siento, Sehun, usaré esto sólo por esta vez." ¿Cuál era ese código para bloquear el número en los teléfonos de otras personas? Marca el número de memoria, habiendo sido grabado en su cabeza a una temprana edad.
Solo por si alguna vez me necesitas, el muchacho le había dicho. ¿Y si había cambiado de número?
Hay muchas preguntas circulando en su mente, chocando entre sí y exigiendo espacio para ser respondidas.
Su dedo vacila sobre el botón verde, flotando sobre él por un segundo. Pero entonces un fuerte ruido detrás de él le hace saltar. Su cabeza se voltea para inspeccionar -un gato con un bote de basura sospechosamente caído detrás de él cruza la calle.
Presiona el botón.
Timbra una vez. Dos. Tres.
Un click.
"¿Hola?" La voz suave pero aturdida está mezclada con tanta familiaridad.
"Hola. Yi Xing, soy yo."
Una risita. "¡Vaya, vaya, vaya! ¿No es esta la degradante voz del Sr. El-mejor-de-su-clase, Huang Zi Tao?"
Tao niega con la cabeza. "Sí, claro, lo que sea. Mira, necesito tu ayuda."
"Nunca pensé oír eso."
"Estoy hablando en serio. Por favor-"
"Especialmente después de que vencieras a esos cuatro chicos en un combate cuerpo a cuerpo."
"Yi Xing, detente-"
"El pobre Li estuvo en el hospital varias semanas después de eso."
"Necesito-"
"Sus dedos empapados de sangre, mirándonos así. Joder, sí que eras un chico de teme-"
"¡Yi Xing!" Detiene las incoherencias de su viejo amigo antes de que pudiera entrar en detalles sangrientos. "Necesito un lugar donde quedarme. Por una noche." Los ojos de Tao revolotean de izquierda a derecha, comprobando periódicamente si no hay signos de peligro. Tiene que darse prisa.
"¿Algún equipaje?"
Bueno, hay un chico conmigo. "Tal vez."
Menos palabras. Charla más rápida.
"¿Qué significa eso?" Escucha a Yi Xing tamborilear sus dedos contra una superficie de madera en el fondo.
"Sólo dime si está bien."
"Sí, claro, está bien."
"¿Dónde te estás quedando estos días?"
"No puedo decírtelo. ¿Por qué no te busco yo?"
Tao le dice su ubicación en un susurro. Se imagina a Yi Xing asintiendo mientras le oye decir, "Mhm lo tengo. Estaré allí en un momento."
La línea muere. Borra la llamada del historial de llamadas y desliza el teléfono en su bolsillo. En sus brazos, Sehun ya parece estar mejor, pero su recuperación del ataque es más lenta que nunca sin su medicamento.
"¿Sehun?" Junta sus frentes.
"Estoy… bien." Los ojos de Sehun se abren. Respiración superficial, voz hueca.
Se mueve y se acurruca en los brazos de Tao, con el objetivo de oler su aroma, una mezcla de sudor, jabón, y miedo constante.
"¿A dónde iremos ahora?" Suena tenso. A Sehun no le agrada la confusión que inunda su cuerpo. "¿Qué está pasando?"
Un beso rápido en sus labios.
"Está bien. Está bien. Estamos bien."
Sehun asiente, agarrando la camisa de Tao. Un momento de déjà vu.
Repite las palabras para sí mismo.
Está bien. Está bien.
Estamos bien.
-
El frío es como una manta envolviéndose alrededor de Sehun, atándolo. En todo caso, matándolo y sin embargo ayudándolo, le produce sueño. Quiere quedarse dormido en sus fríos brazos, dejar de lado esta realidad. Después de todo, es medianoche. Necesita descansar.
Voces le dicen que no.
Es levantado de nuevo, los pies de Tao vuelven al movimiento. Los dedos de Tao se aprietan alrededor de su cuerpo y Sehun se inclina hacia él, hacia su pecho.
Una puerta de auto es cerrada frente a ellos. El sonido de zapatos caros golpeando contra el suelo. Se detienen frente a Tao. Sehun finalmente toma la decisión de mantener sus ojos cerrados. Le da un ligero tirón a la camisa de Tao para hacerle saber que todavía está despierto.
"No mencionaste al chico," alguien dice. El hombre de zapatos caros, la mente de Sehun registra.
"Lo siento. Estoy desesperado," Tao responde. "¿Todavía está bien? Por favor, dime que todavía está bien."
"¿Estás bien durmiendo en el sofá?"
"Dormiría en el suelo si tuviera que hacerlo."
"Entonces entra," la voz responde, y puerta de un auto es abierta. Sehun siente a Tao caminar con vacilación en sus pasos. Después de un segundo y un ligero movimiento, su cabeza está sobre regazo de Tao, el resto de su cuerpo tendido en el asiento trasero del vehículo.
"Oh, ya veo cómo es," la persona misteriosa suena petulante. "No se hagan ideas raras, ustedes dos. Este coche es mi equivalente a... bueno. Lo sabes, ¿no es así?"
Tao deja escapar un sonido de disgusto y no responde. Le da un pequeño toque a la barbilla de Sehun. Los ojos de Sehun se abren.
¿Cómo te sientes? Tao articula.
Estoy bien. ¿A dónde vamos? Sehun responde.
A la casa de un amigo. Tao le "dice", pero su boca forma una línea recta después.
Sehun asiente con una pequeña inclinación de cabeza. Mientras estén a salvo, entonces no debería importar. Sus curiosidades pueden ser reprimidas hasta más tarde.
"Entonces, ¿qué pasa con él? ¿Está dormido?" Sobresaltado, Sehun cierra de nuevo sus ojos ante el sonido de la voz del hombre.
"Sí," dice Tao, cuidando de no mencionar el estado médico de Sehun. "¿Qué esperas a esta hora de la noche?"
"No lo sé. Los chicos de estos días."
"Yi Xing, por favor. Apenas eres un poco mayor que yo."
Esa persona llamada Yi Xing chasquea la lengua. "No babea, ¿verdad? Haré que pagues para limpiar eso."
"Él no babea y ¿desde cuándo eres tan apegado a otra cosa que no seas tú mismo?"
"Cuánto cariño. Pensaba que éramos mejores amigos." El coche dobla bruscamente a la derecha. Tao sostiene a Sehun para evitar que se caiga. "Ya sabes," Yi Xing continúa, "como en aquellos días."
"Hablaremos de eso más tarde," Tao dice con los dientes ligeramente apretados. "No... quiero despertarlo."
"Oh, por supuesto," Yi Xing dice en tono de burla. "No quiere despertar al chico, dice. Simplemente no quieres hablar de las épocas oscuras, ¿eh?"
"Detente." Los dientes de Tao se aprietan con fuerza. "Después."
Yi Xing deja escapar un "¡já!" pero no dice una palabra. A través de su fachada serena, hace una pausa antes de cambiar el tema, no queriendo que Tao vea que todavía se siente nervioso cada vez que el primero se pone excesivamente severo con su actitud. Una tendencia tiempo atrás, un hábito ahora. Esos ojos nunca han fallado en ver a través de él, incluso a través de su reflejo en el espejo retrovisor.
Terminan el viaje en silencio.
-
Yi Xing se detiene en un camino corto al lado de lo que se supone es su casa. Un departamento agradable, y un jardín podado, con las luces apagadas haciendo que las ventanas parezcan ojos mirando a la calle. Sehun se asoma por la ventana del auto, ve la noche pintada en cielo, oscureciendo su vista del lugar. Oye decir Tao, "Nada mal." Tao lo toca para despertarlo, dando golpecitos con sus dedos sobre el pecho de Sehun de una manera demasiado juguetona para la tensión que están sintiendo. Tao levanta a Sehun en sus brazos, indicándole que se quede quieto para continuar con su actuación.
"Maldita sea, ese chico está completamente noqueado, ¿no?"
"Tuvimos un día largo," Tao responde casualmente, evitando dejar signos de mentira en su voz.
Poco después se hace evidente que el exterior de la casa es mucho más limpio que el interior. Al abrir la puerta descubren chaquetas tiradas en los respaldares de las sillas, platos sucios de la última comida de Yi Xing apilados en el fregadero de la cocina, documentos, diversos papeles y cuadernos esparcidos en la mesita de la sala. Es un hermoso desastre.
Yi Xing se frota la nuca, su cara arrugándose un poco con un ojo cerrado y sus dientes delanteros mordiendo su labio. "Lamento el desastre," se disculpa. "No espero visitas. Ya sabes. Nunca."
"Está bien," Tao minimiza el tema. Coloca a Sehun sobre sus pies mientras éste se frota los ojos aturdido. "Sehun. ¿Puedes estar de pie?"
"Sí," parpadea un par de veces.
"Sehun, ¿verdad?" Yi Xing estira su mano. "Zhang Yi Xing, ese soy yo. Encantado de conocerte."
Sehun toma su mano y la agita dos veces con firmeza. "Igualmente. Lamento la molestia." Mira hacia abajo, sintiéndose incómodo al conocer a alguien en ese estado. Pasa los dedos por su cabello un par de veces.
Yi Xing se acerca y golpea el hombro de Tao bruscamente. "Está bien. Creo que le debo algo a este chico."
Tao quita su brazo y rueda los ojos. "Yi Xing, ¿tienes un cuarto de invitados?"
Yi Xing inclina su cabeza hacia el pasillo. "La segunda puerta a la izquierda. El baño está enfrente. Llámame si me necesitas." Con los brazos cruzados, sintiéndose relajado, se dirige a la cocina.
Tao espera unos segundos antes de poner su mano en la parte baja de la espalda de Sehun y guiarlo hacia el cuarto de invitados. "Vamos, Sehun. Creo que necesitas dormir de verdad."
"¿Está bien estar aquí?" Sehun le da una expresión dudosa. No parece correcto dormir en la casa de un hombre que acaba de conocer. De hecho, eso es todo lo contrario a lo que quiere.
"Está bien. No te preocupes por él."
"¿Quién es él?"
"Un viejo amigo. Nosotros, eh. Fuimos a la escuela juntos." Tao cierra la puerta detrás de ellos. Comprueba que la puerta tenga seguro y asiente con la cabeza en señal de aprobación. "Aquí." Acomoda a Sehun en la cama. A pesar de tratar de empujarlo sobre su espalda y obligarlo a dormir, Sehun se mantiene quieto, sentado en el borde del colchón.
"¿Cuánto tiempo estaremos aquí? ¿Por qué? ¿No hay otro lugar?" La preocupación devora su conciencia. Nunca había estado tan nervioso.
Es hora, Tao lo sabe. Pero no puede. No sabe cómo decirlo. Las palabras que había guardado en su garganta durante todo este tiempo, es incapaz de escupirlas. Acaricia delicadamente la cara de Sehun con sus manos, presionando sus frentes juntas.
"Lo siento," susurra, "Lo siento. Sólo es temporal. Un día. No más."
Sehun desliza sus manos alrededor del cuello de Tao, acercándolo hasta que sus labios se encuentran por un segundo.
Un momento que se congela en el tiempo. Lo deja ir.
"Tao," Sehun exhala, "Lo sé. Todo." Evita tragar saliva.
"¿Qué quieres decir?" Los ojos de Tao buscan en él, incrédulo, sorprendido. Su corazón se detiene horriblemente. No puede ser. "Estas diciendo que..."
"Por favor," Sehun lo besa de nuevo. "Por favor no... me... mates."
Tao le devuelve el beso con una presión firme. Se pone de pie, frotando la mejilla de Sehun con su pulgar una vez más.
"Te prometo que haré todo menos eso." Tao se dirige a la puerta, con una especie de culpabilidad corroyéndolo. Sehun lo sabía. Pero ¿por cuánto tiempo lo ha sabido? Sus pensamientos chocan contra su cráneo como olas, silenciando todos los demás sonidos.
"Confío en ti," oye decir a Sehun al mismo tiempo que su mano toca el marco de la puerta. Tao mira hacia atrás. Sehun luce como si tuviera más que decir, pero cierra la boca antes de que pueda hacerlo.
"No te fallaré," es todo lo que Tao puede pensar en responder. Le da una sonrisa débil a Sehun. "Asegura la puerta, ¿de acuerdo? Tocaré en un momento." Se va antes de que Sehun pueda responder.
-
Encuentra a Yi Xing sentado en la encimera de la cocina con una taza en su mano. Toma un sorbo antes de mirar hacia Tao.
"¿Día difícil?" Yi Xing le hace señas para que se acerque. Tao toma asiento, asintiendo.
"¿Un trago?"
"No bebo." Tao se estremece ante el recuerdo.
"¿Café, entonces?"
Un segundo de nostalgia. "Claro."
Yi Xing le sirve una taza con la elegancia de alguien que ha practicado movimientos precisos desde el día en que nació. Desliza la taza sobre la encimera hasta Tao.
"Gracias," Tao la toma y bebe un sorbo a pesar del creciente calor en la punta de sus dedos. Quema su lengua, pero no le importa.
"Así que," Yi Xing levanta una esquina de su boca, mostrando su hoyuelo. "Cuéntame."
Y Tao lo hace.
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