[trad-esp] Metal - Capítulo 19 || 71%

Mar 04, 2016 16:43

○ Número de palabras: 3,794
○ También en Amor Yaoi.



71%

Después de enamorarse, ¿no debería despertar con mañanas soleadas y cielos despejados? ¿Con pájaros cantando y campanas de viento? ¿Con la luz brillando a través de las cortinas? ¿Con ligeros besos y una calidez extendiéndose en su pecho?


No con un mundo gris. No sintiendo que algo lo incomoda. Sehun gime y se da la vuelta; su brazo se había adormecido.

Algo le está restringiendo el movimiento. Sus ojos se abren y se encuentran con un par de ojos agudos justo en frente de él. Ojeras, pupilas negras y frías. Tao le da una sonrisa y un beso en la frente.

Al menos tiene una cosa.

"Buenos días," Tao le susurra.

Sehun hace un ruido como respuesta, algo parecido a "merf", y se acerca al cuerpo de Tao.

Se inclina para darle un beso. Sehun se siente mareado. Había estado en lo cierto; habían dormido toda la noche. El dormir demasiado siempre le hacía sentirse un poco mareado. Sus labios se encuentran con los Tao un segundo antes de que éste se aleje preguntando, "¿Listo para ir abajo?"

Sehun busca a tientas con su mano antes de agarrar los brazos de Tao y tirar suavemente de ellos alrededor de su cintura. Después de tener éxito en la tarea un tanto difícil (las mantas estaban enredadas por todo el lugar), desliza sus brazos alrededor de la cintura de Tao y apoya su cabeza en su pecho. "Nah," dice. Preferiría simplemente quedarse aquí para siempre. Sin importar qué tan caliente y cargado se sienta.

Tao deja escapar un "tch" y le sigue la corriente a su novio (su corazón se acelera ante la palabra "novio" en su mente. ¿Es Sehun su novio ahora?). Le da un apretón al menor y lo jala hasta una posición sentada.

"No seas perezoso," le reprende. Sehun suelta un bostezo. Tao lo compara mentalmente con un gato, durmiendo todo el tiempo y tratando de mantenerse despierto durante horas con cafeína y afecto. Es un gato raro.

Sehun sale de la cama con la velocidad y la elegancia de una tortuga de cien años. Mira su pijama, arrugada y plegada. Trata de alisarla y se encoge de hombros, pensando que cambiarse sería de ninguna utilidad de todos modos.

"¿Desayuno?" Tao pregunta.

"Ducha," Sehun responde, ya abriendo sus cajones y tirando su ropa sobre la cama. Tao esquiva una camisa que viene volando hacia él.

"¿Café primero?"

Sehun ralentiza su lanzamiento de prendas para mirarlo, hay un brillo en sus ojos. Café o chocolate caliente por la mañana. Eso siempre es un extra.

"Claro," cierra el cajón y jala a Tao hacia la puerta.

Al final del pasillo, Sehun ve a Yi Fan caminando hacia ellos. Se siente un poco avergonzado al ser visto saliendo de su habitación, pero Yi Fan es su mayordomo después de todo. No hay razón para que no lo vea sentirse cómodo en su propia casa.

"Buenos días, señor," Yi Fan le dice cuando sus ojos se encuentran.

"Buenos días, Yi Fan." Junto a él, Sehun siente que Tao coge su muñeca.

Sehun inclina su cabeza y sigue caminando, sujetando los dedos de Tao como una especie de consuelo que le dice que estar en una relación con su ex guardaespaldas es perfectamente normal y que definitivamente no debe asustarse al ser visto por su mayordomo.

El rubor en sus mejillas dice lo contrario.

-

Yi Fan camina en un medio círculo alrededor para evitar chocarse con ellos. Cuando pasa junto a Tao, le susurra al oído, "Has cruzado una línea que no tenías permitido tocar."

Tao hace una mueca y sus dedos aprietan el agarre sobre la mano de Sehun. Mantiene la cabeza en alto mientras Sehun le da una mirada y siguen caminando.

Mentalmente grita, Vete.

-

"Ve a esperar en la otra habitación," Tao empuja ligeramente a Sehun sin mirarlo algunas horas después de haber despertado esa mañana.

Sehun tropieza y se detiene. "¿Qué? ¿Por qué?"

"Nada," Tao empieza a buscar a su alrededor antes de mirar tímidamente a Sehun y preguntar, "¿Tienes un delantal?"

"Dios mío," Sehun agarra el delantal del respaldar de la silla y se acerca a él, "¿vas a cocinar?"

Tao se lleva una mano a la cara. "Quizás."

Sehun baja su mano para colocar el delantal sobre su cabeza. Se queda mirando el rubor de Tao. "¿Estás tratando de ser hogareño?" Envuelve sus brazos en la cintura de Tao para hacer el nudo por detrás.

"No," Tao niega, mirándolo para llamar su atención.

Sehun siente que su mirada ha sido atrapada, es incapaz de arrastrarse lejos de esas pupilas negras y esa especie de suavidad que adora. Sus dedos se entorpecen y terminan de atar el nudo. "Me sentaré ahí y te observaré." Señala la silla de la encimera.

"Claro que no," Tao niega con la cabeza. Sus pendientes de plata se mueven, capturando la luz.

"¿Por qué?"

"Porque es..." Murmura el resto de su oración.

"¿Qué?"

"Porque es embarazoso," Tao dice, derrotado. Al segundo de decir esas palabras, se arrepiente. Débil. Suena débil.

Pero Sehun se ríe suavemente, dándose la vuelta y tomando asiento en su silla de costumbre. Apoya la barbilla en una mano y el codo sobre la mesa, sonriendo. "Te prometo que no me reiré de ti."

"¿Lo juras?"

"Lo juro."

"Está bien. Pero hay una cosa más."

"¿Qué es?"

"Lo único que sé hacer es arroz frito."

"Discúlpame," Sehun dice mientras se cubre la cara con las dos manos y se esconde debajo de la encimera. Aunque no puede verlo, Tao oye risitas y carcajadas tratando de ser reprimidas.

Tao se acerca y le da un golpecito a la cabeza de Sehun. "Tienes suerte de que sepa cómo aguantarte."

Sehun deja de reírse y le sonríe abiertamente a Tao. "¿Tu delantal dice 'Besa al cocinero'?"

"No sé, es tuyo." Con toda la fuerza de voluntad que puede reunir, Tao evitar mirar hacia abajo.

Sehun se inclina para besar ligeramente los labios de Tao. "¿Qué gano yo?"

"Nada," Tao le da otro beso. "Déjame ser."

Sehun entierra su cabeza en sus brazos cruzados sobre la encimera. "Diviértete. Por favor, no incendies mi casa."

Tao resopla. "Cállate."

Si Tao puede evitarlo, se asegurará de que Sehun no coma la comida de la mansión por el resto de su vida. Incluso si eso significa que tiene que hacer arroz frito por la eternidad.

-

"¿Tao?" Sehun bosteza por tercera vez en los últimos cuarenta y cinco minutos.

"¿Sí, Sehun-ah?"

El corazón de Sehun se acelera ante la informalidad. "No... Olvídalo. No estoy tan hambriento."

"Que pena porque ya terminé." Tao camina con sus platos, colocando los utensilios de una manera casera.

Sehun toma un bocado al mismo tiempo que Tao. "¿Tao?" Sehun lo mira.

"¿Sí?"

"Está seco."

Tao suspira. "¿La próxima vez?"

Sehun asiente, se inclina y le da un beso. "Oye, por lo menos lo intentaste." Se encuentra a sí mismo siendo más valiente con el tiempo, diciendo palabras cariñosas que vienen a su mente sin pensárselo dos veces.

Quiere estar más cerca. Cada vez más cerca. Y es peligroso, como una descarga de adrenalina que corre a través de cada vena, una chispa que cruza su torrente sanguíneo.
Le gusta.

Hacen una pausa mientras comen, en silencio, entendiéndose a través de sus miradas.
"¿Tao?" Sehun mantiene su voz suave, calmada, llena de timidez. No está seguro de si debería preguntar.

Tao asiente instándolo a que continúe.

Sehun abre la boca y se arrepiente en el último momento. "Nada," gira la cabeza hacia otro lado.

Pero Tao lo detiene con un dedo, inclinando la barbilla de Sehun para que lo mire. "¿Qué pasa?" Mira a Sehun, decidido. "No debes tener miedo de decirme algo."

"Es realmente estúpido."

Tao apoya su frente contra la de Sehun. "Está bien."

Sehun respira hondo y con una cara perfectamente seria, pregunta, "¿Esto está bien?"

Los ojos de Tao se ensanchan porque se da cuenta de que entiende exactamente lo que Sehun está tratando de decir. La verdad es que él lo sabe. La respuesta es no, no está bien. No, seguramente esto no puede durar. No, hay una verdad detrás de todo.

"Por supuesto que está bien." Tao le da un beso, un ligero toque como el aleteo de una mariposa, como una suave brisa. El beso acaba tan rápido como comienza. La conexión está llena de una sensación de tranquilidad. "Por supuesto que está bien," repite, como si tratara convencerse a sí mismo. "¿Por qué no estaría bien?"

Sehun parece empezar a decir algo, "Porque lo sé..." Su voz se pierde en el aire como una voluta de humo.

Tal vez fue su imaginación.

-

Yi Fan analiza su lista de opciones.

Veneno, lo que solía ser su última elección, es ahora su única opción.

Hay una infinidad de maneras para matar a alguien. Y una infinidad de razones. Se dice a sí mismo que es por dinero, que es por riqueza, una venganza familiar.

El demonio entre los engranajes rotos de su mente grita lo contrario.

Que quizás es por satisfacción.

No puede sucumbir ante los gritos. No puede ser tan retorcido como dice. No puede ser cierto.

Venganza sangrienta es simplemente una mejor excusa para sus oídos.

Los asesinatos físicos dejan demasiada evidencia. Por supuesto, con cualquier tipo de asesinato es así, pero hay maneras de dejar rastros falsos, o deshacerse completamente de las pruebas. Los testigos y las conexiones son otro problema, pero no un problema difícil.

No, todo debe ser planificado hasta el último detalle. En el segundo en que el cuerpo se enfría, cualquier cosa puede ir mal. Es un pensamiento perverso.

Hay tantos frascos de veneno que una persona puede tener en su posesión. Usó uno, fracasó. Usó la mitad de otro, lo desperdició. Su paciencia disminuye cada vez más y el asesino que una vez fue el mejor es ahora, por desgracia, un traidor. No. Por el contrario, todavía podría tener una pizca de lealtad en él.

Factores. Hay demasiados factores.

Su cabeza es una red de pensamientos, uno detrás de otro, todos terminando en el mismo punto. En algún lugar de ese desorden está su objetivo.

Camina por el pasillo, quitándose el guante y guardando el frasco medio vacío en su bolsillo. Si esto no funciona, habrán otras mil veces para utilizarlo, otras mil cosas que sabotear.

Por ejemplo, la medicina del chico.

Él sabe por todo su tiempo en esta casa que el joven amo toma una cierta píldora todos los días. Una pequeña receta para sus ataques, sus pulmones débiles, su frágil cuerpo. Sehun, para ser breves, no tiene las mejores condiciones de salud.

Si todo lo demás falla, sí, ahí está la caja sobre la cómoda de Sehun. Como una especie de segunda opción. Si no está muerto, entonces tratará de llegar hasta allí. ¿Notaría incluso la falta de medicamentos? Yi Fan no ha estado monitoreándolo estos días, tal vez el joven ya ha dejado de tomarlos. En ese caso, ya se está haciendo más vulnerable.

Mucho mejor.

-

Jongin tamborilea sus dedos incesantemente sobre la mesa con impaciencia. Evita prestar atención a las palabras del Sr. Kim, evita quedarse dormido en su escritorio, evita pensar en la noche anterior.

Sehun no había llegado. ¿Y qué? Está bien. Está vivo y está bien. Simplemente no puede salir de su casa.

Él está bien.

Pero los pensamientos de Jongin son inútiles. Él sabe por qué piensa eso. Es una pequeña molestia en el fondo de su mente, una sensación que mantiene enjaulada y lejos de su vista.

Con toda honestidad, no le -interesa- tanto como antes. Sehun obviamente no había muerto a causa de amenazas anteriores y su compañía no es algo que Jongin pueda esperar para más adelante. Es una presencia que ya no está ahí, un fantasma de Sehun, su mejor amigo, y Jongin ahora debe esperar a que vuelva.

La dura verdad es que estos pensamientos simplemente pretenden justificar la lealtad de Jongin.

Tiene otra cosa que esperar.

La campana suena.

Jongin salta en su asiento.

La puerta se abre.

La clase se queda en silencio.

Como un nuevo ritual diario, Kyungsoo entra. Con cada paso Jongin siente los latidos de su corazón. Otro paso, otro arrepentimiento.

Kyungsoo se ve pálido hoy, y aún más delgado que de costumbre. Sus mejillas muestran un rosa claro que complementa el color de sus labios. Su uniforme está meticulosamente arreglado, cada pliegue y cada doblez en su lugar. Su cabello oscuro está peinado hacia un lado, alcanzando sus cejas. Mira a Jongin, quien rápidamente dirige sus ojos hacia las manos de Kyungsoo que abren su lonchera. Dedos largos y delgados desatan el nudo de tela y le entregan la caja de plástico. Mientras la toma, los dedos Jongin rozan los suyos de manera deliberada y casi cariñosa. Entonces Kyungsoo nota la mirada, e inmediatamente la suelta, quitando su mano.

Esa mirada le había dado esperanzas. Falsas esperanzas, está seguro. Kyungsoo no puede dejarse engañar. No otra vez.

"Hice esa cosa," dice para distraer a Jongin de esa mirada. Funciona. "Lo que me dijiste ayer. De ese restaurante."

Jongin asiente. No le importa.

Abre su almuerzo. No le importa.

Toma un bocado. Definitivamente no le importa.

Que Kyungsoo todavía le haga el almuerzo. Que se haya tomado el tiempo para ir al restaurante y observar el plato. Que lo haya hecho especialmente para Jongin.

Una humedad amenaza con desbordarse desde el borde de sus ojos.

¿Qué es ese sentimiento en su pecho? ¿Ese dolor de vacío en su alma?

Kyungsoo lo mira, sorprendido por la repentina aparición de lágrimas. Esa no es la reacción que había estado esperando de su comida.

"¿Estás bien?" Kyungsoo pregunta con desesperación, y busca en su mochila un pañuelo. Cuando encuentra uno, se inclina y limpia la humedad en la mejilla de Jongin.

Jongin asiente, aparentemente inconsciente. En algún momento entre la preocupación de Kyungsoo y la sensación de la tela en su cara, hace una decisión precipitada. Sujeta firmemente la muñeca de Kyungsoo, su expresión vidriosa por la embriaguez de la culpa, y tira de él. Kyungsoo es jalado con un grito, un sonido que es rápidamente interrumpido por el choque de sus dientes contra los de Jongin cuando sus labios se encuentran con dureza, una presión segura y sólida.

Kyungsoo, dándose cuenta de la situación después de un segundo de incomprensión, retrocede y se aleja. Con una mano sobre su boca, toma su mochila y sale disparado del aula sin decir nada más.

Jongin, aún aturdido, mira alrededor de la clase a las decenas de estudiantes que lo observan, está tentado a gritar, "¿Qué están mirando?" Ve la cara sorprendida, y un poco decepcionada, de Baekhyun, quien mueve su cabeza, diciéndole que no. Es entonces que Jongin se da cuenta y deja caer su cabeza entre sus manos. Lentamente, con un susurro a la vez, la clase vuelve a su volumen normal. Con dedos temblorosos, Jongin envuelve la lonchera y sale del aula.

Ese día no regresa a clase.

-

Tiene un mal presentimiento sobre esta noche.

Es puramente instinto, pero su instinto nunca le ha fallado antes y Tao no ve por qué le fallaría ahora. Sin embargo, no tiene más remedio que ir a dormir para no levantar las sospechas de Sehun.

Pero hay una última cosa que debe saber. "¿Sehun?"

"¿Sí?" Sehun coloca las mantas sobre ambos.

"¿Dónde guardas tu teléfono y tus cosas? Billetera, llaves, etcétera," Tao pregunta.

Sehun hace una pausa antes de contestar. "¿Estás tratando de robarme?"

Tao deja escapar una risa forzada. "Sehun, por favor. Tú sabes por qué lo estoy preguntando."

Por si acaso, Sehun lo imagina diciendo. Observa al hombre que ama, un hombre con más paranoia que sentido común. "El cajón de arriba, en la mesita de noche junto a ti."

Tao asiente. Eso es todo lo que necesita saber.

Apaga la luz. "Buenas noches, Sehun." Sujeta al chico entre sus brazos y besa su cabello ligeramente.

"Buenas noches," Sehun respira sobre su camisa. Permanece cerca, dejando que sus inhalaciones y exhalaciones se sincronicen. Tan cerca, piensa, que incluso sus latidos son iguales. Un compás sobre su amor, un latido sobre su historia.

Todas las canciones deben tener un final.

-

Tao permanece inmóvil con el único fin de no despertar a Sehun. En su agarre, el joven amo está luchando y retorciéndose entre sueños, tal vez es otra pesadilla. Tao, sin embargo, tiene el impulso atronador de salir de la habitación. Habían pasado algunas horas, pero el sueño no lo visitaba y no iba a luchar contra ese impulso.

Suavemente retira los dedos de Sehun de su cintura, con lentitud y precaución. Sehun deja escapar un pequeño gemido, sólo para girarse, acurrucarse en un ovillo, y seguir durmiendo. Tao suspira con alivio y sale de la habitación. Camina por el oscuro pasillo hacia su propia habitación y, en medio del camino, coge su chaqueta de la manija de la puerta. Tomando asiento sobre la cama, saca el objeto del bolsillo trasero.

Gira el arma con sus dedos una y otra vez, tomándose unos segundos para ver su familiaridad y observar el metal liso. Recuerda lo que una vez fue. Sus anteriores objetivos, sus ideales pasados.

Él era Huang Zi Tao, un niño entrenado para sobrevivir.

Él era Huang Zi Tao, un joven entregado a toda una vida de oportunidades.

Él es Huang Zitao, un hombre que quiere renunciar a todo eso y quiere quedarse en la mansión. Que quiere vivir una vida real. Que quiere saber qué es ser normal, y qué ha estado haciendo todo este tiempo. Que quiere establecerse.

Que quiere, simplemente, estar con Sehun.

Observa la pistola y comprueba el peso de la misma, extendiendo su brazo y apuntando hacia la puerta. Cerrando un ojo, dispara mentalmente. Se imagina a una persona parada allí. ¿Cómo sería matar a un hombre? Verlo caer, y que no se levante más. Soportar la culpa, la vergüenza, el conocimiento de que viviría su vida manchada con la sombría muerte en sus manos.

La puerta se abre. Esconde la pistola detrás de él. Wu Yi Fan entra.

Tao se pregunta cómo era Yi Fan antes de su entrenamiento. Antes de que empezara todo esto.
Yi Fan cierra la puerta tras de sí. "Hazlo," dice suavemente. "Por qué no lo haces."

No era una pregunta. Era una sugerencia.

Tao ni siquiera lo mira. La resistencia está ahí en sus ojos, un destello en un charco de oscuridad. "No," responde con calma.

Yi Fan da un paso más cerca. "Estoy harto de tu espera. Lo recuerdas, ¿verdad? Esa es la razón, querido. Es por eso que estás aquí. Estás pensando en ello."

Tao lo mira a través de sus hebras rubias. "Dije que no."

"Si no lo haces tú, entonces lo haré yo."

"¿No lo has hecho ya?" Tao se levanta.

"No me pongas a prueba," la mano de Yi Fan se dirige hacia su espalda.

Tao puede verlo. Puede ver qué es lo que va a pasar. Ve toda la escena desplegarse ante sus ojos, ve los dedos de Yi Fan deseando apretar ese gatillo, se imagina la sangre derramándose en sus manos. Puede verlo matándolo primero, y luego yendo al otro lado del pasillo para terminar todo. Puede verlo como ganador, sonriendo con malicia mientras se sale con la suya diciendo, "era demasiado tarde" y "la amenaza".

La primera historia donde el chico malo gana desde todos los ángulos, atando muy bien los cabos. Culpando a Tao. Cueste lo que cueste.

Y es ahí cuando ambos despiertan.

Antes de que Yi Fan pueda agarrar su arma, Tao toma la suya y golpea la culata contra el lateral de la cara de Yi Fan. Sería suficiente para aturdirlo, pero no para lastimarlo. Sabe que Yi Fan había sido entrenado toda su vida para luchar contra el dolor. Todo lo que necesita ahora es tiempo, no lesiones.

Yi Fan grita con furia, su mano moviéndose hasta donde había sido golpeado. Tao toma la oportunidad para salir corriendo por la puerta. Saca su llave y asegura la puerta desde afuera, luego patea el pomo quitándolo de la madera. Las patadas siempre habían sido su fuerte. No está seguro de si patear el pomo serviría de algo, pero piensa que ganaría algo de tiempo con eso.

Corre a través del pasillo hasta la habitación de Sehun. La conmoción había despertado al menor, pero todavía está en la cama balbuceando palabras. Tao le da una sacudida en el brazo, diciéndole, "Levántate. Sehun, levántate."

Sehun gime, frotándose los ojos. "¿Qué...? ¿Por qué?"

"Levántate. Ahora. Rápido." Tao agarra una de las chaquetas de Sehun del armario, y la lanza hacia él.

"Pero... ¿por qué?" Sehun se incorpora lentamente, con la chaqueta en la mano. Se la pone, sin estar seguro de cuál es la razón para hacerlo.

Tao le enseña los dientes mientras saca el cajón de la mesita de noche. "¡Dije que te levantes! ¡Ahora!"

Los ojos de Sehun se ensanchan, conmocionado, pero obedece. Salta de la cama. Tao nunca le había gritado antes. No de esa manera.

Francamente, lo asusta.

Tao toma bruscamente las cosas de Sehun -su billetera, teléfono, llaves. Las mete en sus bolsillos. Tomando la muñeca de Sehun, corre hacia la puerta, Sehun tropezando detrás de él. Al salir, Sehun puede oír el portazo de una puerta cercana y un furioso grito proveniente de alguna parte.

Sigue corriendo.

Llegan a la puerta principal en cuestión de segundos, Tao ayudándole a ponerse el primer par de zapatos que ve. Él se pone unas botas negras, y Sehun las zapatillas rojas que habían comprado el día en que salieron de la casa. No tienen tiempo para atar los cordones. Tao comienza a arrastrarlo una vez más y salen de la casa hacia un césped cubierto de nieve. Más copos comienzan a caer en el aire y una tormenta amenaza con acercarse. Un escalofrío recorre la espalda de Sehun, perturbando su paso, pero está preocupado por mantener el ritmo de Tao.

"¿Por qué? ¿A dónde vamos?" Sehun le grita a Tao que está delante de él. El frío escoce en su cara y sus manos, el resto de su cuerpo está cubierto por finas y míseras capas de ropa.

Tao se gira para responder, pero se detiene cuando escucha un disparo en la mansión. "Sólo corre."

Con una sensación de vacío en su pecho, Sehun traga saliva y se permite ser alejado de su casa.

Otro disparo se oye. Suena más cerca.

"Tao, ¿qué es eso?" Sehun grita, encogiéndose detrás de su brazo. Una ráfaga de pánico corre a través de sus venas.

Con una desesperación que sólo se presenta en momentos cercanos a la muerte como este, Tao grita, "¡Sólo corre!"

Con un temor por lo que está tanto adelante como atrás, Sehun asiente. Siguen corriendo.

Capítulo 18.- 65% || Capítulo 20.- 74%

jongin, metal, exo, kaisoo, sehun, traducción, fanfic, taohun, español, tao, kyungsoo

Previous post Next post
Up