Fandom: Kuroko no Basket.
Claim: Momoi Satsuki.
Advertencias: Parte de
este AU.
Notas: Este AU está demasiado armado en mi cabeza, halp 8'D. Voy a tratar de presentar a otros personajes en el AU de a 'grupos' (Hackers, Experimentos, Humanos mejorados, Clones, y así), aunque igual escribiré otras cositas en medio... maybe... si la musa coopera. (Trataré de variar, lo juro, i'm sorry por escribir siempre las mismas dos ships ksldgj).
Una pequeña aclaración: los chips que le permiten a la gente acceder a la realidad virtual técnicamente no pueden espiar/robar información privada de las personas/grabar conversaciones o cosas así por temas legales, pero SÍ lo hacen si se los activa con ciertas palabras claves (la gente no sabe esto, obvio). Una de esas palabras es 'hacker'. Also, voy a aclarar bien lo de Aomine en otro fic luego \o/.
Segunda aclaración que olvidé: Momoi sigue comunicándose con sus amigos por otros medios (equivalente a e-mails y sms), pero well, no es lo mismo.
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Los hackers eran probablemente los criminales más conocidos y despreciados del Nuevo Orden. No porque las personas mágicamente hubieran dejado de robar, abusar, asesinar y cualquier otro tipo de crimen posible que no involucre el hackeo cuando se instauró el Nuevo Orden. Más bien, los hackers eran el enemigo que se había decidido publicitar, principalmente por las grandes fugas de información de las que eran responsables. Mostrar a estas personas como terribles villanos que desayunaban bebés con su cereal cada mañana claramente era la mejor forma de alejar a la gente de esa información, y de conseguir que los ciudadanos normales denunciaran a cualquier hacker con el que pudieran toparse.
Es cierto que eran un verdadero peligro. Eran virtualmente indetectables y casi imposibles de atrapar, al menos los buenos hackers que realmente podían causar daño.
¿Pero cómo eran los hackers realmente? ¿Qué tipo de vidas vivían? ¿Qué clase de personas eran? ¿Por qué motivos habían decidido hacer lo que hacían?
Ya se había cumplido un año desde la última vez que Momoi había visto a sus amigos dentro de la realidad virtual. Un año. No había día en que no los extrañara a todos. Es cierto, podía ver a Dai-chan y a Ki-chan prácticamente todos los días, pero si bien a estas alturas sabía exactamente dónde vivía cada uno de los demás, le era imposible poder visitarlos.
Ellos no sabían el motivo de su desaparición, por supuesto. A veces le preguntaban a Aomine por ella, pero cada vez que el tema surgía entre los dos, Momoi simplemente respondía que algunas personas sí tenían cosas que hacer además de dormir todo el día. Lo cual no era del todo mentira, si bien tampoco era el motivo exacto por el cual no había regresado a la realidad virtual.
Más bien es que no podía hacerlo.
Para acceder a la realidad virtual es necesario un chip que se instala, gratuitamente, a todos los niños que nacen en los hospitales (eso, por supuesto, significa que hay una parte de la población que nunca tuvo un chip en su vida), aunque sólo se activa a los seis años, y no es hasta los diez que a los niños se les permite acceso completo a la realidad virtual. Este chip permite, entre otras cosas, rastrear a cada persona que lo posee. Y también permite identificar ciertos tipos de actividades ilegales, así como filtrar información. El público general no sabe esto, mas Momoi nunca fue como la mayoría de las personas cuando se trata de obtener información.
El motivo por el que no podía acceder más a la realidad virtual era porque ya no tenía su chip.
Hacía un año, había decidido quitárselo en secreto. O más bien, hacía un año había decidido convertirse en aquel tipo de criminal que era tan despreciado en su sociedad: una hacker.
Su decisión estaba guiada por muy fuertes motivos, y toda la tristeza que sentía por tener que separarse de sus amigos no la harían cambiar de parecer. Sí, para ella eso había significado volver a un mundo de soledad del que muy brevemente se había visto alejada por completo, pero...
La imagen de su querido amigo de la infancia cruzó por su mente. Aún recordaba la sonrisa brillante que Aomine solía exhibir cuando eran más jóvenes. Aún recordaba sus ojos llenos de emoción, la pura honestidad de sus palabras y acciones, sus enojos estúpidos que no estaban manchados por la amargura que poseía hoy en día. Extrañaba a ese Aomine, pero sabía que nunca iba a regresar, y no podía culparlo. Lo único que deseaba era que pudiera ser feliz de nuevo, aún si nunca volviera a ser completamente quien había sido antes.
Momoi no estaba segura de cómo lograr eso. Lo que sí sabía era que no quería que otros sufrieran lo mismo que Aomine y ella habían sufrido.
Lo había descubierto hacía cerca de un año y medio, cuando sus habilidades habían "despertado", un tiempo después que las de Aomine. No sabía controlarlas en ese entonces, y aún no lo hacía por completo, por lo que todo había sido muy repentino. Un segundo estaba mirando a uno de los compañeros de Aomine en el club deportivo, y al siguiente lo que vio...
Era difícil de explicarlo con palabras. Lo que Momoi podía ver era 'el futuro de las personas', pero no lo que sus vidas se volverían, sino... lo que ellos se volverían: sus talentos, sus habilidades, en qué mejorarían, en qué empeorarían, qué cosas nuevas aprenderían, cómo crecerían, cómo cambiarían en todos los sentidos posibles. Por supuesto, como el futuro estaba atado a las decisiones de las personas, no siempre estaba en lo correcto. A veces sus visiones incluso cambiaban de un día para el otro sólo por una pequeña decisión.
Le habían dicho que con suficiente entrenamiento, podría llegar a ver el futuro en el sentido más convencionalmente asociado a aquella habilidad, ver más que sólo lo que una persona sería en el futuro, ver por qué sería así y qué circunstancias rodearían su vida. Pero Momoi no quería eso. Había practicado mucho para poder elegir cuando usar su poder, en lugar de que éste se activara al azar como le ocurría al inicio. Y eso era justamente porque no deseaba ver el futuro. No deseaba tener todo ese conocimiento y no poder hacer nada con él. Ni siquiera lo deseaba con el ideal de "poder cambiar el futuro". Simplemente... no quería ver a una persona pensando en lo que se iba a convertir, quería apreciar a todos por lo que eran, lo que elegían ser en el presente.
Al principio, no tenía idea de lo que le estaba ocurriendo, cuando su habilidad se despertó. Fueron un par de meses de confusión, miedo y negación, hasta que el extraño suceso se había repetido demasiadas veces como para que pudiera seguir pretendiendo que no ocurría nada.
Empezó a investigar entonces, aunque la información "legal" a la que podía acceder era muy limitada. Pero aprendió suficientes cosas: Recordó la vieja leyenda urbana de las personas que desaparecían y se convertían en experimentos del gobierno, supo que varios decían que por esos experimentos había podido desarrollarse la tecnología para darle poderes sobrehumanos a las personas y, por último, encontró casos aislados similares al suyo. Personas que habían despertado sin explicación alguna habilidades que no podrían tener normalmente.
Momoi era buena con la información, siempre lo había sido. Fue gracias a esa capacidad suya que se encontró con el primer hacker.
-Takao-kun, ¿puedo hablar contigo un momento?
El muchacho se quedó viéndola confundido, pues no la conocía, pero no tardó en recuperarse y sonreírle.
-Claro~
Momoi lo llevó hasta una zona apartada para poder hablar tranquilamente.
-¿Vas a confesarte~? Serías la tercera esta semana, aunque eres la más linda -dijo Takao con un tono bromista.
-Nadie se te confesó esta semana.
Al contrario de ofenderse, Takao comenzó a reírse.
-Pfff, me descubriste tan rápido, increíble.
Sin embargo, Momoi se mantenía completamente seria.
-Sé lo que eres -dijo con un tono grave.
-¿Huh?
-Sé que eres un ha... -Pero antes de que pudiera terminar de hablar, Takao le había puesto una mano en la boca para callarla, con una expresión alarmada.
-¡No lo digas! No lo soy, ¿de acuerdo?
Momoi frunció el ceño y apartó sus manos para poder hablar.
-¿Y cómo sabías lo que iba a decir antes de que terminara de hablar?
-No soy... eso. ¡No tienes pruebas!
-Takao Kazunari-kun tiene quince años, empezó en ese... trabajo hace aproximadamente dos años, lo que significa que es bastante nuevo. -Momoi hizo una pausa antes de comenzar a enumerar los distintos eventos y filtraciones de información en las que Takao había estado involucrado.
Para cuando llegó al quinto incidente virtual en el que el joven había participado, fue interrumpida nuevamente.
-¿Quién eres? -preguntó Takao, perdiendo por completo su actitud bromista de antes. Ahora que la miraba con tanta seriedad, Momoi debía admitir que daba un poco de miedo.
-Mi nombre es Momoi Satsuki. N-no trabajo para nadie ni estoy buscando delatarte -se apresuró a aclarar-. Takao-kun, necesito tu ayuda.
La mirada de desesperación en los ojos de la muchacha era tan genuina que Takao no pudo negarse.
-De acuerdo, de acuerdo -dijo suspirando-. ¿Tienes tu chip?
-¿Huh? Sí.
-¡Dime que no averiguaste todo eso sobre mí teniendo tu chip!
-No usé internet para averiguarlo.
Takao se quedó mirándola. ¿Qué era esa chica, siquiera? ¿De verdad era sólo una estudiante normal?
El joven sacó de su bolsillo un pequeño aparato y se acercó a Momoi, para luego poner el objeto en su nuca.
-Eso lo desactivará por un rato. Pero igual no digas la palabra con H, por las dudas.
Momoi asintió.
Luego de eso le contó su historia, le contó acerca de sus poderes recientemente despertados. Takao no pareció muy sorprendido al oír eso, aunque sí se vio interesado en la habilidad de la chica.
Fue en ese encuentro que sus sospechas fueron confirmadas. Distintos laboratorios tendían a secuestrar humanos para sus experimentos, aunque normalmente escogían gente que vivía en las calles. Aún así, de vez en cuando tomaban por un breve período de tiempo a chicos que habían escapado de sus casas o que se habían ido a un viaje solos. Los avances en la tecnología para manipular la memoria les permitía hacer esto sin ser descubiertos. Uno pensaría que hacer algo así era arriesgado, pero en palabras de Takao, "a veces quieren estudiar el desarrollo de los poderes de alguien mientras está viviendo una vida normal, sin ser forzado por los experimentadores".
Se encontró en más oportunidades con Takao luego de ese día. El joven le contó que su caso era similar al de ella, pero cuando Momoi le preguntó cuál era su poder, la única respuesta que recibió fue un "Se-cre-to~". En cambio, el joven le dijo que podía hacer algo por ella.
-Hay una forma de que recuperes los recuerdos del experimento. No será lindo, pero...
Momoi dudó. No estaba segura de si eso era algo que quisiera recordar. Sin embargo, quería saber toda la verdad. No quería que jugaran con su memoria, así que aceptó al final.
Recuperar sus recuerdos no era algo muy complejo. Tan sólo unos días después, Takao le había dado una especie de pastilla, explicándole cómo funcionaba el proceso. Al parecer tenía un tipo de nanotecnología no particularmente avanzada, pero muy efectiva a la hora de estimular el área del cerebro donde se almacenaba la memoria a largo plazo, de forma que la información que había sido "bloqueada" pudiera moverse a la memoria a corto plazo y volverse accesible. Le dijo que podía tomarla cuando estuviera lista.
Así que esa misma noche, Momoi tomó la pastilla cuando estaba sola en su cuarto. Y ahí fue cuando supo la historia completa.
Supo que todo había ocurrido durante una salida que ella y Aomine habían tenido. Ambos habían sido secuestrados en aquella situación, ambos habían sido llevados a un laboratorio, y...
No había sido doloroso, no físicamente al menos. No habían estado más de un día atrapados allí, todo había sido sorpresivamente rápido, a pesar del enorme miedo y confusión que la habían invadido en ese momento. Pero eso no cambiaba nada. No cambiaba que nadie tenía derecho a hacerle algo así a otra persona. Nadie tenía derecho a experimentar con otros.
Y el peor recuerdo de todos había sido ver el enorme grupo de personas que estaban atrapadas en aquel laboratorio. Personas que no parecían estar allí temporalmente como ella lo había estado.
Momoi estuvo un tiempo acostumbrándose al peso de sus nuevos recuerdos. La decisión que tomó luego no fue inmediata, sino el resultado de muchas horas de repasar mentalmente lo que había ocurrido y la información que poseía ahora. Pero... sabía perfectamente lo que debía hacer.
Luego de eso fue que Momoi terminó completamente inmersa en un mundo que nunca habría imaginado. Takao le presentó al grupo de hackers que había en la zona y ellos removieron su chip. Aprendió de cero el trabajo que debía hacer ahora, pero fue increíblemente rápida en hacerlo.
Y en menos de un año, se había convertido en una de las hackers con más información disponible en la Quinta Ciudad.
Momoi no tenía la habilidad para infiltrarse en laboratorios y liberar a la gente atrapada, como otros lo hacían. Ella sólo podía ser un soporte, obteniendo los planos de cada edificio, los itinerarios de cada laboratorio, desactivando sistemas de seguridad, ayudando a crear estrategias. No era mucho para ella, pero era lo que podía hacer, y si podía ser una mínima ayuda en algo entonces daría lo mejor de sí.
Sí, Momoi extrañaba a sus amigos. Extrañaba su vieja y tranquila vida. Extrañaba la ignorancia que poseía en aquellos días. Extrañaba cómo había sido su mejor amigo antes de los experimentos. Extrañaba todo eso y extrañaba aún más cosas.
Pero esto era lo que debía hacer. Y toda la tristeza del mundo no iba hacer flaquear su voluntad.