Ese elemento de la vida madrileña que me elude con maestría: el bono de transportes.
Sí, lo sé. Es fácil conseguirlo. Vas a un estanco, rellenas una solicitud, pegas tu foto en un cartón y a correr. Pero no es mi caso, para empezar, porque soy gafe y para seguir, porque odio ese tipo de trámites, ¿qué les costaba venderos en las ventanillas de
(
Read more... )