Los truenos y rayos caían a diestra y siniestra, la lluvia azotaba la ventana produciendo un sonido aterrados -o eso consideraba un joven que dormía no tan plácidamente.
En la habitación había todo doble, dos camas, dos guardarropas. En una de las camas un niño de no más de seis años se movía inquietamente y sudaba, su ceño estaba fruncido y sus
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