[HP] - La Madrigera - 5/5

Mar 17, 2008 18:51

Oh, quería haber subido esto antes, pero bueno. Amé escribir esta historia. Molly&Arthur son <3! 5ta y última parte de La Madrigera para ustedes.

PS: Will be uploading more icons soon... (between today or tomorrow) Robert, Kristen, Cars, NCIS coming up <3!

Fandom: Harry Potter
Pareja: Arthur/Molly
Advertencias: Fluff, SPOILERS del séptimo libro.
Título: La Madrigera. Parte 5/5.
Palabras: 2742.
Notas: Gracias a parvati_blossom mi eterna beta <3! Si no has leído la partes anteriores puedes encontrarlas aquí uno, dos, tres y cuatro. Comentarios son ♥.


San Mungo siempre me resultaría el lugar más horroroso del mundo. El más frío. El más desolado. Quizás porque no podía ver la esperanza de las personas que recudían por ayuda allí más la desolación de los que nunca salían. Más allá de mi querer, evitaba dirigirme al hospital. Sabía que era tonto. Lo sé en realidad, y mientras camino en dirección a mi meta, más recuerdo porque suelo hacerlo. Es como si algo me desgarrara el pecho y me recordase que hubo una guerra. Es estúpido tratar de quitar de mi vida a quien fue mi amiga más cercana, pero el tiempo ha probado que lo hace más sencillo. Observarla allí, muerta en vida, nunca ha sido… satisfactorio.

Mientras me acerco a su ala no puedo evitar pensar en el pobre pequeño Neville. Al principio íbamos con los pequeños a visitarlos, y Augusta hasta intentó traerlo a la Madriguera alguna vez. Pero los niños nunca congeniaron. Primero dejamos de llevar a Percy, luego a los gemelos, que no hacían más que burlarse de él, finalmente abandonamos todos los intentos. Aún son muy pequeños y probablemente no lo recuerden cuando crezcan, pero lamento no poder estar para el pequeño como me gustaría. El tiempo ha pasado largo y tendido. Pero no para todos.

Alice me mira con los ojos desorbitados. Aún conserva esa extraña belleza suya pero ya no puede admirarla ni comprenderla. Frank está del otro lado, los ojos cerrados, y sus manos agarradas a la cama. Siempre está en silencio y quieto cuando vengo. Alice es completamente lo opuesto, un manojo de movimientos y encrucijadas que me sorprenden.

Camina hasta mí y toma mis manos. Su tacto es gélido y me sorprende su agarre. Las pocas veces que he venido, se ha comportado de igual forma, me pregunto que será del pobre Neville cuando visita a sus padres. Retiro el pensamiento de mi mente tan rápido como vino, las lágrimas no ayudarán en estos momentos. Lo admito, me es más fácil estar lejos de ella. Sus manos me llevan hasta la cama donde se sienta sin soltarme y mira la nada. Pasan horas y yo sin atreverme a romper el silencio me mantengo allí, impasible, con su mano entre las mías. Finalmente me levanto, Arthur debe de esperarme en la entrada ya, y me comienzo a alejar de ella.

- Debo irme, Alice. - mi voz es un susurro, suficiente alto como para ser escuchado. Pero no hay nadie que lo haga. Ella se mantiene en el mismo lugar que hasta hace unos momentos atrás. La vista en la nada, como si jugara a imitar a Frank. Cuando creo no dará señal alguna de que me marcho y me doy la vuelta para irme, su mano me detiene.

Me doy media vuelta para observar su dulce rostro, no me observa, sus ojos se fijan en el infinito y una tristeza enorme me recorre por dentro. No noto cuando sus manos toman las mías, pero sí siento el contacto del objeto cayendo a mi tacto. Alice danza su vuelta junto a Frank y yo me quedo plantada allí, observando el diminuto enchufe que ella ha puesto a mi cuidado.

Bajo hasta la recepción con lágrimas en los ojos, Arthur no tiene ni qué preguntar para saber la angustia que me recorre, me abraza suavemente y besa mis lágrimas con delicadeza. No tarda nada en notar el enchufe al cual me aferro con alma y vida. Asiente y aumenta el abrazo, comprende lo que eso significa y entre las lágrimas, ambos somos capaces de esbozar una sonrisa.

*^*

El cuarto de Ron es el del último piso, me pregunto qué demonios nos mandó a mandar al benjamín a la cima de la Madriguera. Eso significa levantar más los pies para subir escaleras. Debería haberlo obligado a mudarse una vez Billy y Charlie partieron. A los cuales… asesinaré si no mandan noticias rápidamente ahora que lo considero. Nuevamente, ¿por qué el último piso?

Termino de sacudir mis manos mientras doy paso a los últimos escalones de la peripecia que ha sido llegar a la habitación de Ron. Harina aún por doquier, alimentar a los animales que tengo como hijos debería de ser más sencillo. Aunque claro, es también muy satisfactorio. Sacudo mi mente de pensamientos antes de golpear la habitación de Ron. Últimamente ando demasiado desorganizada, la presencia de Harry, el auto y el ministerio, ¡oh, mataré a Arthur, él y sus ideas! Y luego está Ginny… Arthur dice no debo ponerme nerviosa, pero será la primera vez que no haya niños en la casa, la idea, debo admitir, me aterra.

- Ron, Harry, es hora de despertarse, cariño. - Estos pequeños no hacen más que dormirse entre las sábanas, si no fuera porque Ron es un dormilón los dejaría un rato más.
- Ya vamos, mamá. - por el tono de su voz apostaría llevan más tiempo despiertos del que me quieren hacer saber, sonrío levemente y comienzo a bajar las escaleras.

Todo es más o menos igual desde que llegó Harry, pero a la vez, diferente. Los gemelos andan más en las suyas que nunca y creo no dejan de felicitarse por la audacia de robarse el coche. Aún veo y pienso que debería acogotarlos repetidamente hasta que se les vayan de sus cerebros esas tontas ideas. ¡Merlín quiera que reaccionen y hagan algo bueno de sus vidas como sus hermanos! Si tan solo se comportaran como Percy.

Harry es un pequeño alegre, me sorprende con lo desnutrido que lo tienen al pobre. Creo que es lo mejor que le ha podido pasar a Ron, aún así, no puedo evitar pensar en la guerra a través de sus ojos. ¡Solo y con esos tíos macabros suyos! Me recuerda al pequeño Neville, aunque hace años que no sé nada del mismo, creo que Ron lo mencionó una vez, pero dudo él tampoco recuerde las tardes de cuando eran pequeños.

La cocina me parece lejana cuando llego, pero inmediatamente comienzo a terminar el almuerzo. Niños haraganes, me ponen toda sentimental y ni siquiera se han dignado en bajar a desayunar. Ginny aparece a mi lado, no es la misma desde que Harry está en casa, nunca la vi tan callada y tímida. Le dirijo una sonrisa y comienza a ayudarme mientras parlotea animada. Aprovecho la situación, su voz se callará en el momento que Harry pise la cocina.

- Alcánzame aquella olla, querida. - señaló el bulto del otro lado de la cocina, y Ginny casi corre a buscarla. La comida estará pronta en pocos minutos. Tomo la olla de manos de mi hija y sonrío. No puedo evitar ponerme melancólica sabiendo que durante los meses que dure Hogwarts, deberé de hacer esto sola.

*^*

¡Mi Billy! Mi rostro está entre mis manos mientras las lágrimas caen por doquier. Desdicha de guerra en la que vivimos. ¡Mi pequeño Billy! Los brazos de Arthur se envuelven a mi alrededor y me recuesto contra él. El exterior de Hogwarts parece como un fantasma a mis oídos. El susurro del terror. Dumbledore está muerto. Bill… Un nuevo lamento escapa a mis pulmones y agradezco haber llegado al exterior. Arthur me ha recordado toda la tarde que hay que ser fuerte. Pero el mundo cae a pedazos cual madeja de lana vieja.

- Oh, Arthur… - me siento cual adolescente perdida. Fleur se ha portado tan bien. He sido tan injusta con la pobre. Realmente lo ama. ¿Cómo preparar una boda en este mundo?
- Estará bien, Molly. - besa mi frente con esa delicadeza que nunca ha perdido y sonríe. Quisiera pegarle por ser capaz de sonreír. Es uno de nuestros pequeños el que se encuentra allí postrado. Con el rostro… Ahogo un gemido de dolor más por costumbre que por otra cosa. ¡Y Harry! Pobre Harry.

Sus brazos me envuelven y me acunan. En otro momento posiblemente la imagen me resultaría cómica, él tan pequeño… pero no hay felicidad alguna en sus ojos al igual que en los míos. Esta guerra me recuerda a la pasada, me sumerge en olvido y desesperación, pero mis niños… mis pequeños… Esta vez estamos dentro, esta vez somos Alice y Frank. A veces me pregunto qué pasaría si los que nos marcháramos fuéramos nosotros, y si termináramos en San Mungo, olvidados, sin conciencia. Hemos estado cerca tantas veces… primero Arthur, ahora Billy…

- Somos fuertes. - sus palabras buscan consolarme, darme ánimos, pero la verdad es que los he perdido ya hace algún tiempo. Esto es solo una confirmación de mis temores. No quiero otros Fabian y Gideon. No, no con mis niños.
- Debemos organizar una boda. - sonríe y besa mis labios. - No queremos que se escapen, ¿o sí?

Ríe. Calmo, pausadamente y me permito sonreírle. Aquel recuerdo, de adolescentes inconcientes me divierte. Sabíamos tan poco de la guerra, del mundo en el que vivíamos. Tanto menos que lo que cualquiera de mis pequeños lo hacen ahora. Pienso en Fleur… en mis prejuicios y sé, entiendo, que ellos están lejos de ser lo que éramos entonces nosotros. Han crecido con la guerra, aunque yo no haya querido verlo.

- No, no queremos que se escapen. - besa mi frente y nos tiramos contra el césped a mirar el cielo. Es tonto que un par de adultos se recuesten allí cuando el mundo es un caos, pero en un pequeño rincón de mi mente, la paz que este momento me otorga no tiene precio. La guerra ha seguido mis pasos desde mucho, pero ahora que la tengo enfrente, lucharé contra ella. Por mis niños y por Arthur. Su mano se enreda en la mía y aunque no lo observo, sé que a pesar de todo, sonríe.

*^*

Me estoy volviendo vieja. Es algo definitivo. No cabe duda. O quizás es que mis hijos se están volviendo demasiados grandes. No es que no lo esperara. A decir verdad, ansiaba terminaran juntos desde que tuvimos el placer de conocerla. Son esas cosas de madre que una sabe. ¿Pero que se casen? Son aún muy pequeños. Sí, definitivamente. Yo me vuelvo vieja y ellos crecen demasiado rápido. Faltaba uno me volviera abuela para que otro fuera a casarse.

Arthur no me presta atención, para variar está muy concentrado en mecer a Victoire para que duerma. Es la segunda vez que la dejan en casa, capricho del abuelo más que mío, pero ella parece no extrañar en absoluto.

- Mañana vendrán todos. - mi voz es un susurro, suave y delicado para no despertar a la pequeña. Arthur la acomoda en la cuna que perteneció una vez a Bill y sus hermanos, y me observa curiosa. - Será la última comida familiar antes del ensayo final.
- Apuesto a que luego de la boda Harry y Ginny anuncian su casamiento. - Mis ojos se disparan ante el comentario de Arthur, por alguna razón éste ya está arriba mío y besa mis labios antes de que siquiera pueda pronunciar alguna palabra.
- ¿Tienes algún apuro? Ya basta con que pasen horas cuidando de Teddy como si fuera propio… - mi voz es un reproche, pero debo admitir el pequeño ha llenado muchos de los huecos que la guerra ha dejado.
- No, pero siempre he supuesto esperaban Ron y Hermione lo hicieran primero. - Me guiña un ojo y vuelve a besarme. El aire se va a mis pulmones como si fuera aquella chiquilla adolescente de hace tantos años.

Ron se casa. La idea se me hace hasta surrealista. Ronald Weasley, el más despistado de todos se casará en una semana y abandonará mi casa. Arthur objeta que cuando se vayan todos los hijos, vendrán todos los nietos. Pero eso solo confirma el hecho de que me estoy volviendo vieja, y ellos demasiado grandes. Sin embargo, estoy más que feliz. Es una nuera que he esperado desde que conocí, y sé que si hay alguien que puede llevar a Ron, es ella.

- ¿Realmente crees ellos también se casarán? - Arthur asiente y se acuesta a mi lado. Sus ojos brillan felices mientras observa el extraño móvil de enchufes que ha creado para Victoire. La pequeña parece disfrutarlo bastante cuando está despierta.
- Sería lo natural. - su voz suena a carcajada, y soy yo quien me limito a besarlo esta vez.

Nos estamos volviendo viejos. La casa se resiente al peso de la soledad, pero estamos juntos. Victoire se queja en su cuna, y Arthur está al toque de campana ya a su lado. Río, creo que ser abuelo lo ha puesto más nervioso que ser padre. Me pregunto si seguirá respondiendo con tanta facilidad cuando sea Ginny o Ron los que nos presenten un nuevo nieto. Sonrío observando la escena. Viejos y todo, sin hijos, pero con nietos.

*^*

- ¡Victoire! - la niña, o no tan niña sonríe con soltura, toma la mano de Teddy y se aleja de nosotros. No es que pueda decírselo a los padres, pero esos dos me recuerdan tanto a Arthur y a mí cuando jóvenes.
- Déjalos. - Arthur sonríe colocando vaya a saber qué nueva adquisición muggle suya sobre la mesa. - Son niños. - le lanzo una mirada de que sé de lo que habla, y vuelvo a fijar la vista en el aparato que ha postrado sobre la mesa.
- ¿Qué es eso? - levanto una ceja escéptica. Arthur y esos objetos muggles nunca son buena combinación.
- ¡Es una grabadora, cariño! - pasa una mano por sus cabellos teñidos por el blanco de los años y sonríe con la inocencia de un niño.
- Ginny se quedará viuda. - asiento a decir sin despegar la vista del objeto en cuestión. No cabe duda que procede de mano de Harry, como casi todos los juguetes que recibe Arthur últimamente.
- ¿Qué pasará con mamá? - Lily se ha acercado a nosotros. Llevo toda la mañana preparando el gran almuerzo dado que somos una gran cantidad de gente. Me mira con esos ojos intensos que todos afirman recuerdan a su abuela y me sonríe con inocencia, sentándose sobre la mesa de la cocina.
- No le pasará nada, querida. - posó un suave beso en su frente. ¡Dios, está tan grande! - Solo una discusión que teníamos yo y el abuelo.
- ¿Te ha gustado la cámara, abuelo? - Sonríe divertida, y ríe disimuladamente cuando pongo los ojos en blanco.
- Es maravillosa, pequeña. - se muestra emocionado mientras vuelve a tomar el objeto entre sus manos, y a pesar de mis quejas se sienta junto a Lily. Aún así sonrío.

Omito las explicaciones que nieta y abuelo se hacen sobre el objeto. Hermione y Ginny acuden prontamente a mi socorro y me ayudan a terminar el almuerzo. No sin que antes Ginny rezongue a su padre y su hija por estar sentados en lugares indebidos. Ambos salen cabizbajos y pícaros hacia el exterior, logrando que estallemos en risas.

Un par de horas más tarde estamos todos situados en la mesa del exterior. Es impresionante lo grande que se ha vuelto la familia. Arthur bromea que eso es culpa de tener tantos pequeños, pero no es como si nos molestara. Albus viene a mi lado, me sonríe y con una de esas sonrisas tímidas suyas me da un pequeño beso en la mejilla antes de pronunciar que agradece cocine yo y no su madre. Río por lo bajo. Estamos todos. Observo la mesa hasta notar que hay un par de asientos vacíos. Ni Fleur, ni Bill, ni siquiera Andrómeda o Ted parecen haberlo notado.

- ¡Victoire! ¡Teddy! ¡Vuelvan de una buena vez! - el grito puertas adentro de la casa resuena, y siento las risas divertidas de todos, mientras quito las manos de mi cintura y me siento junto a Arthur. Las jóvenes han decidido era su turno de trabajar, y se encargan de servir la comida. Hasta Neville y Hannah están con nosotros y no puedo más que sonreír al observar a Harry, Ron y el muchacho, o más bien hombre, charlando animadamente.

No más guerra, no más tristezas. Solo mi gran y querida familia.

- ¿Llamabas, abuela? - Victoire me sonríe divertida y corre a sentarse junto a Teddy antes de que pueda replicarle. Definitivamente, esos dos me recuerdan a Arthur y a mí. Arthur me sonríe, como si leyera mis pensamientos y besa mis labios. Como respuestas unos cuantos “arggggs” de los pequeños se hacen escuchar. Pero ambos sonreímos divertidos, y a mis espaldas, Arthur les saca la lengua como niño pequeño. No digo nada. Después de todo, ese es el hombre del que me he enamorado.

The End <3!

character: arthur weasley, !español, book: harry potter, length: fanfict, character: molly weasley

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