Me resulta dificilísimo mandar correos electrónicos a gente cuya relación con la religión no conozco deseando algo tan inocente como "feliz Navidad". Quiero hacerlo, porque siempre lo he hecho y me parece una forma bastante inofensiva y que cuesta bastante poco de poner un detalle simpático y agradable en las comunicaciones y, con un poco de suerte
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