Título: Reminiscencia
Parte: Primera, Luz (de mi vida)
AU:
Reminiscencia!AUFandom: EXO
Pairing: Chanyeol/Baekhyun, Kai/D.O, Suho/Chen
Rating: R
Palabras: 20.198
Summary: Baekhyun soñó. Soñó con las sirenas de las ambulancias, con el calor asfixiante sobre la piel. Soñó con un chico hecho de fuego, con un grito sobre el silencio; con otro hombre, de rostro muy joven y ojos muy cansados, leyendo la etiqueta que alguien le había colocado en el pie.
Y de repente, todo seguía pareciendo un sueño, pero él había abierto los ojos y estaba quieto, de pie, en el lugar en el que había empezado todo.
[Reminiscencia (del latín: reminiscentia)
-Acción de representarse u ofrecerse a la memoria el recuerdo de algo que pasó.
-Recuerdo vago e impreciso]
[Parte 2] -Lamentablemente, este plan no ha salido como pensábamos.
Jongdae ahogó una risotada irónica, cubriéndose los labios con una mano, simplemente porque creía que reírse en las narices de su Líder - y más si susodicho Líder no estaba precisamente de buen humor - no era un movimiento del todo inteligente. Minseok, sentado a su lado, le dirigió una mirada de advertencia.
Aquel no era el momento para la ironía, ni mucho menos el lugar. No cuando el equipo de los Caídos al completo - menos Yixing, que como siempre que había algo que discutir desaparecía a su hospital, a seguir encargándose del niño al que trataba para mantenerlo con vida - estaba sentado en torno a la mesa de madera oscura de la sala de reuniones de su base, planeando qué hacer a continuación.
-Chen, ¿tienes algo que decir?
Aquello tenía que ser una novedad; alguien, por fin, dignándose a llamarlo por el nombre que había decidido adoptar al Caer, y no por el suyo propio. Puede que Kris, que, por supuesto, lo había escuchado reírse, tuviera la intención de hacer que se tranquilizara, pero no lo consiguió. No cuando Jongdae recordaba claramente el rostro lívido de Baekhyun cuando habían empezado a arrastrarlo hacia el altar, el modo en el que su cuerpo había empezado a convulsionar cuando la caja de piedra había empezado a robarle la energía necesaria para abrirse, sus gritos.
-Yo sólo digo, Líder, que se suponía que el plan era obligar al Reminiscente de Luz a abrir la caja, no matarlo. Ni tampoco torturarlo.
-¡Nadie estaba pretendiendo torturarlo! -protestó Tao, alzando la voz, presto a defender a su Líder, como siempre. Jongdae bufó-. Son cosas que pasan. Ha sido un daño colateral.
-Si hubierais hecho caso a Yixing cuando dijo la primera vez que Baekhyun no tenía la energía suficiente que dar para abrir la caja, nos habríamos ahorrado todo esto. No sé muy bien por qué hacéis tantos esfuerzos en mantener a unas personas con vida y arriesgáis tanto el estado de otras. Se supone que necesitamos al Reminiscente de Luz. No entiendo qué motivo hay para llevar las cosas hasta este extremo.
-Jongdae -intervino Minseok, posándole una mano tranquilizadora en el brazo-, cálmate. Todo esto ha salido muy mal, pero el chico sigue vivo.
Sí, por supuesto que sí: Baekhyun no había muerto. Chanyeol se había asegurado de eso, entrando en el claro como una exhalación, creándole a Kris una quemadura del tamaño de un puño para poder llegar hasta donde estaba en el altar. El propio Baekhyun había llegado hasta el límite por seguir existiendo, arrastrándose sobre la tierra, alejándose del peligro con sus últimas fuerzas. Pero Jongdae se preguntaba qué habría podido ocurrir de no estar Chanyeol a tan poca distancia del claro, de no tener Baekhyun un impulso tan profundo por sobrevivir.
Se suponía que Caer implicaba muchas cosas - dejar de obedecer a la Rueda, volverse contra tu naturaleza. Consumir la energía de los vivos en vez de subsistir de la tuya propia, vivir para siempre en lugar de existir contrarreloj, y tener más fuerza a cambio de tu humanidad. Jongdae no había pensado mucho en su supuesta humanidad después de Caer, había pensado que él siempre sería él mismo, y que aquello bastaba, pero eran las ocasiones como aquellas las que lo hacían dudar.
Él nunca había sido un buen tipo. No como Yixing, no como Minseok, no como Chanyeol. Siempre había mirado por lo suyo cuando estaba vivo, y aquello no había cambiado al morir, ni como Reminiscente ni como Caído. Jongdae no tenía reparos en mentir, igual que no había tenido reparos al atacar a Baekhyun, o al emboscarlo, pero siempre había querido creer que tenía una cierta moral, aunque difusa, y que no era una mala persona del todo.
Por el modo en el que había vivido, por cómo había muerto, había estado casi seguro de que se habría negado a participar en cualquier cosa que pudiera traerle a alguien sufrimiento innecesario. Y, sin embargo, había estado allí, mientras una persona inocente había estado retorciéndose y gritando sobre un altar para nada, y no había movido un dedo para ayudarlo.
-Lo único que digo es que si lo necesitamos deberíamos esforzarnos por conservarlo mejor -gruñó.
-Todavía está por ver si nos sirve -replicó Kris. La sala de reuniones de la base de operaciones de los Caídos era, tan y como su nombre indicaba, una sala de reuniones, de paredes lisas y sin ventanas, techo iluminado por reflectantes amarillos y suelo enmoquetado, con una enorme mesa de meetings ovalada ocupando el lugar central. el lugar en general habría parecido una de esos despachos para juntas directivas que aparecían en las revistas de economía, de no ser porque los asistentes iban vestidos de cuero negro en lugar de con traje y corbata. Jongdae habría vuelto a reírse, aunque no sabía por qué el asunto le hacía tanta gracia. Eran opuestos, los Reminiscentes y ellos. En poderes, en vestuario y en aquello también. Ellos eran como altos directivos, reuniéndose en una sala de juntas para deducir el mejor modo de ganar, mientras que los Reminiscentes luchaban para intentar sobrevivir y se juntaban en lo alto de un hotel en ruinas con la ciudad a sus pies, en un salón con paredes de cristal.
-¿Así que eso es? ¿Vais a descartar a Baekhyun ya como herramienta útil? ¿Y qué es lo que vamos a hacer ahora? Pensaba que el problema con Baekhyun es que es nuestra única herramienta.
-¿Y qué vamos a hacer si no nos sirve? -replicó Tao-. Es un Reminiscente tipo Génesis, y aun así su capacidad para generar luz es ridícula. ¿Cómo se supone que va a...? ¡Es imposible!
-Pensaba que aún tenía que despertar -intervino Minseok-. ¿No era ese el problema? ¿No intentamos tenderle una emboscada con Oh Sehun para hacerlo reaccionar así?
-Esa era la idea -replicó Kris con lentitud, tamborileando con sus dedos largos sobre la mesa-. Según Yixing, la luz es un poder complejo. Está en sincronía con la Rueda, con todo este mundo, así que le cuesta más arrancar, por así decirlo. Hay que forzarlo, a veces. Se suponía que obligarlo a enfrentarse a alguien a quien consideraba un aliado tendría que haber causado una reacción en él. Los Reminiscentes están destinados a proteger, igual que nosotros lo estamos a destruir. Pensé que hacerlo plantar cara a su, digamos, interés romántico, habría bastado, pero no ocurrió nada.
-Igual que no ha ocurrido nada ahora.
-Parecía lógico pensar que había una posibilidad de que sus poderes despertasen, si activábamos con él el punto de poder, ¿no? Habría sido la reacción natural del cuerpo: liberar todo su potencial de generación de energía antes de quedarse sin reservas.
-Despertar, antes que quedarse sin luz y morir -murmuró Jongdae.
-¿Y no os habéis parado a pensar que tal vez no tenga más luz? -replicó Tao, con el ceño fruncido-. ¿Y si de verdad es tan inútil como parece? Puede que su poder no despierte porque no haya más poder que despertar.
Los dedos de Kris volvieron a golpear la superficie lisa de la mesa, a un ritmo claro, constante.
-Es... una posibilidad -terminó por admitir.
Jongdae bajó los ojos, invadido por las dudas un momento, y preguntándose qué estaba haciendo. Había estado en lo cierto en lo que había dicho antes - no necesitaban a Baekhyun porque fuera la herramienta más adecuada, sino porque era su única herramienta útil. Y Jongdae no era un buen tipo, y no conocía de nada a Baekhyun, más allá de las dos o tres veces que se habían enfrentado, pero lo recordó tirado sobre el suelo, mirándolo, a pesar de estar derrotado, con unos ojos llenos de determinación, y se sintió momentáneamente mal por lo que comenzó a decir a continuación.
-Creo que... No estoy seguro, pero me parece que Baekhyun tiene más poder dentro del que está dejando ver ahora mismo.
Todos los rostros se volvieron hacia él.
-Explícate.
-Baekhyun empezó a intentar alejarse del altar mientras vosotros estabais luchando. Estaba casi inconsciente, ni siquiera me vio cuando lo intercepté. Pensé que se desmayaría mientras hablaba con él, parecía imposible que pudiera seguir en pie tal y como estaba, ni mucho menos que usara su poder pero... en un momento determinado lo hizo. No duró mucho, pero llegó a generar luz, lo suficientemente fuerte como para hacerme daño en los ojos.
-¿Qué? -exclamó Tao-. ¿Cómo?
-¿Cuándo? -intervino Kris, y Jongdae tragó saliva.
-Cuando redujisteis a Chanyeol.
El dedo de Kris golpeó la mesa una vez, dos, y Jongdae creyó oír la respiración de Minseok, deteniéndose con un suspiro tras sus labios.
-¿Chanyeol? -dijo Tao finalmente-. ¿Eso no puede ser un problema?
-Implica un cambio de planes, desde luego -respondió Kris con cautela-. Chanyeol tiene la tendencia constante de pretender luchar por esos ideales suyos metiendo las narices donde no le conviene, pero si es el a quien necesitamos, tendremos que asegurarnos de que al menos lo hace por una buena razón.
-No va a gustarle que lo utilices, y menos para despertar a Baekhyun. Ya has visto cómo lo defiende; va a sufrir sí...
-Hace mucho que dejó de importar lo que a Chanyeol le guste o no, Tao, o si sufre o no sufre.
-Entiendo. Muy bien.
Jongdae suspiró, y Minseok se revolvió, incómodo, en su silla. De todos ellos, los dos siempre habían sido los que habían tenido más dudas, los que habían llegado allí por casualidad (o, en su caso, rencor), más que por convicción.
-¿Y entonces qué es lo que vamos a hacer?
-Lo que siempre hemos hecho. Lo que tenemos que hacer -Kris habló sin dudar, con voz firme y expresión estoica-. Seguir adelante. Lo que tiene que hacerse.
-Esto ya está -murmuró Kyungsoo, acabando de fijarle a Baekhyun la venda en torno al brazo con un suspiro. Aquella era la última de varias, de toda una colección de arañazos, heridas y cortes con los que había regresado al volver del bosque-. Supongo que puedes moverlo.
Baekhyun flexionó el codo y apretó los dientes por la leve punzada de dolor que sintió, pero sonrió de todas formas.
-Puedo, sí, pero creo que es mejor que no lo haga mucho. Mira cómo me han dejado: me duele todo, estoy para el arrastre.
-No lo fuerces -Kyungsoo le echó un último vistazo general al resto de sus vendajes y se giró para ordenar la colección de gasas, vendas y tiritas que había dejado sobre la mesilla de noche a su lado, separándolas metódicamente por tipos y tamaños antes de volver a guardarlas en el botiquín-. Yo soy quien hace las veces de enfermero en este grupo, pero recuerda que no soy un sanador. Simplemente... Simplemente sé utilizar todo el material médico que dejó Yixing aquí cuando Cayó, más o menos, y eso sólo vale para tratar las heridas externas. Puedo vendarte todos los cortes, y puedo desinfectarte las heridas para que cierren más deprisa, pero tu principal problema no es ese. Has perdido mucha energía, Baekhyun, tanta que podrías haber muerto. Lo que tienes que hacer ahora es descansar para recuperarla por tu cuenta. Por mucho que haga, yo no puedo devolvértela.
-Ya lo sé. No te preocupes.
Había retazos de lo ocurrido en el bosque que se habían convertido en una neblina borrosa en su mente, pero si había algo que Baekhyun recordaba era el modo en el que su fuerza vital había salido de su cuerpo, sin su control, dejándolo absolutamente vacío. Debía de haber perdido el sentido en algún momento, porque cuando había vuelto a recuperar la noción de donde estaba se había despertado allí, en aquel mismo dormitorio, agotado, dolorido, manchado de tierra y con una sudadera roja brillante sobre su propio jersey roto, casi tan sucia como el resto de lo que llevaba puesto pero cálida, al menos.
Todos habían estado allí - Suho, muy serio, Kyungsoo, con el ceño fruncido, y la voz de Luhan en su cabeza, pidiéndole que le contestara, casi rogándole porque Baekhyun había cortado el contacto mental con él cuando la situación se había torcido en el parque. Chanyeol también había estado allí, con los ojos muy abiertos y muy oscuros, junto a la puerta, pero había salido de la habitación con un portazo tan pronto como había visto a Baekhyun incorporarse y mirarlo.
De todos ellos, era el único que parecía claramente enfadado. Los demás simplemente estaban preocupados, y se habían portado con él con mucha más suavidad de lo habitual, preguntándole qué tal estaba, ofreciéndose a traerle un agua que no necesitaba beber, y recomendándole que durmiera. Baekhyun se sentía sucio, débil y cansado, pegajoso y cubierto de tierra y mugre, así que los había despachado a todos, había comprobado que, aunque despacio, podía caminar, y se había encerrado con una muda limpia en el baño de su habitación para tomar una ducha.
El chico sabía. Sabía de sobra por qué todos se estaban comportando así, por qué estaban siendo tan amables, pero el peso de todo ello no acabó de caerle sobre los hombros hasta que no hubo estado apoyado contra la pared de la ducha, con el vapor flotando a su alrededor, los cortes escociéndole por el agua caliente y el flequillo pegado contra la frente.
Había estado a punto de morir aquel día. Por segunda vez y para siempre, sobre aquel altar de piedra. Podría estar muerto en aquel mismo instante, y no sabía muy bien cómo reaccionar, ni cómo sentirse.
Había posado los dedos sobre el espejo del baño al salir, pasando la palma de la mano por la superficie lisa para desempañarlo, y se había observado a sí mismo durante lo que había parecido una eternidad, desde los cortes en su piel a sus dedos, cerrados con fuerza sobre la encimera.
Kyungsoo había vuelto cuando él ya había vuelto a vestirse, y le había vendado las heridas con una expresión considerablemente menos malhumorada de lo habitual, pero Baekhyun sabía que el otro Reminiscente estaba en lo cierto, y que había heridas que no podían cerrarse sólo con gasas y esparadrapo. Aquella era su nueva vida, en toda su esencia, y tendría que luchar por sobrevivir.
-¿Podemos entrenar, mañana? -murmuró, y Kyungsoo desvió la atención de las tiritas que estaba ordenando por colores en el botiquín para mirarlo como si se hubiera vuelto loco.
-¿Qué estás diciendo? No estás en condiciones de entrenar, ni vas a estarlo en los próximos días. No seas estúpido- Baekhyun hizo amago de protestar, y Kyungsoo suspiró de nuevo, haciendo un esfuerzo patente por no fruncir el ceño y sonar amable. En lugar de eso, sonó casi como si tuviera estreñimiento-. Tienes que dormir, Baek, descansa. Ya veremos cómo podemos adaptar tu programa de entrenamiento cuando vuelvas a estar en condiciones de usar tu poder.
Baekhyun sintió la risa como algo extraño, casi catártico, burbujeándole en la garganta, y se sintió casi aliviado de poder dejarse llevar por ella.
-Dios mío, Kyungsoo, ¿desde cuándo me llamas Baek? Escuchándote decirlo, casi parece que nos lleváramos bien.
Contra todo pronóstico, el otro Reminiscente sonrió.
-Haz el favor de comportarte o volveré a pegarte con las espadas de práctica en la cabeza tan pronto como volvamos a entrenar.
-Oh, ahí está el Kyungsoo de siempre.
-Deja de decir tonterías.
-Estaré esperando ese entrenamiento. Puede que incluso ahora yo gane.
Kyungsoo había puesto los ojos en blanco, pero había parecido más tranquilo al marcharse, dejando solo a Baekhyun en la quietud de su habitación. Se suponía que el chico tendría que haber hecho caso a todo el mundo y dormir, pero su corazón parecía incapaz de calmarse, a pesar de la oscuridad y la calma que lo rodeaban. Si cerraba los ojos, volvía al bosque, a la piedra caliente y pulsante bajo su mejilla, a la voz de Chanyeol en su oído, diciéndole que resistiera un poco más. El Reminiscente de Fuego era el único que no había hablado con él después del incidente y que, en vez de rodearlo como los otros, había salido corriendo de allí, y Baekhyun sentía un peso en el estómago por ello del que no podía liberarse del todo.
El suelo de madera estaba frío cuando Baekhyun apoyó sobre él los pies descalzos, apartando las mantas sobre las que se había refugiado para quedarse, solo y nervioso, en mitad del que llevaba siendo su dormitorio los últimos meses. Había algo que vibraba dentro de él, como electricidad estática, una especie de inquietud en el pecho que hacía que el corazón le martilleara contra las costillas como un pájaro atrapado en una jaula.
No había estrellas en el cielo aquella noche, pero Baekhyun sabía dónde iba a estar Chanyeol, y la respiración le tembló entre los labios cuando salió a la azotea y lo vio allí, igual que siempre pero de manera distinta, más caído que sentado sobre el suelo de cemento, con la vista baja y los dedos crispados sobre la tela de su camiseta negra. La Rueda giraba sobre él, tras las nubes que habían cubierto todas las estrellas.
-Chanyeol -la voz de Baekhyun salió de su garganta más insegura de lo que el chico había pretendido, y, durante un momento, se odió por ello-. Chanyeol. ¿No deberías estar en tu cuarto? Es tarde.
El aire a su alrededor se volvió más espeso, cargado, cuando el otro chico se percató de su presencia, pero éste no se movió.
-No quiero ir a mi cuarto. Te recuerdo que no necesito dormir, por muy tarde que sea. También me curo más deprisa de lo normal, más deprisa que tú. Ventajas de tener tanta energía, claro.
-Ya veo.
-¿Qué quieres? -deduciendo que, obviamente, Baekhyun no tenía intención de marcharse, Chanyeol alzó los ojos por fin y lo miró. Eran los mismos ojos de siempre, grandes y oscuros, pero había en ellos algo que el chico no había visto antes, una intensidad desesperada que lo hizo estremecerse de la cabeza a los pies-. Tú eres el que debería estar durmiendo. ¿Te has visto? Pareces un fantasma.
-Yo... Había venido a traerte esto -Baekhyun se forzó a andar, a acercarse y a agacharse hasta quedar en cuclillas delante de Chanyeol, tendiéndole con expresión dudosa lo que tenía en las manos. Había tenido que pensar en una excusa al salir de su habitación, algo con lo que justificar el ir a buscarlo por si Chanyeol no quería hablar con él, y lo único que había encontrado había sido aquella sudadera roja y rota con la que el otro chico había ido al bosque, la misma que había tenido él puesta al despertar-. No es que haya podido lavarla ni nada parecido, puedo hacerlo si quieres, pero sueles llevarla puesta, así que pensé que probablemente sea de tus favoritas, y...
-Haz lo que quieras con ella. Está rota, arruinada, no es como si me la pudiera volver a poner ya para nada.
-Podríamos ir a buscar otra. Cuando yo esté bien. Yo también quiero volver al centro. Podríamos...
-No.
Baekhyun sujetó la sudadera con más fuerza. Estaba enfadado. Chanyeol estaba enfadado, con él, y no se enfadaba nunca.Y el chico comprendía. Por supuesto, sabía por qué.
-Yeol, escucha... -comenzó.
-No, Baekhyun, escucha tú -de repente, los dedos de Chanyeol se habían cerrado sobre su muñeca, atrapándolo, y Baekhyun había perdido el equilibrio y estaba sentado casi encima de él, con los ojos muy abiertos y la sudadera roja caída en el suelo, a su lado-. No sé si lo comprendes del todo, pero has estado a punto de morir allí. De morir, asesinado en ese altar, mientras Kris y sus amigos miraban y sin que yo pudiera hacer absolutamente nada. ¿Entiendes? Nada.
-Claro que lo sé -trató de protestar Baekhyun, intentando ordenar sus pensamientos, pero paralizado por aquellos ojos-. Te recuerdo que yo estaba allí. Que quien estaba encima de ese altar era yo.
-Precisamente. Estabas allí. Estabas allí, con convulsiones y gritando, llamándome y mirándome con esos ojos mientras te estaban matando. ¿Y sabes qué? Era culpa mía, todo culpa mía, y lo peor es que no podía hacer nada para salvarte porque, por mucha energía que tenga, por mucho poder, los Caídos siempre van a ser más fuertes que yo. ¿Sabes lo que es? ¿Lo entiendes? ¿Estar allí y saber que te iban a matar por mi estupidez?
-¿Qué? ¡Han sido ellos, no tú! Ellos son los que me estaban esperando y los que me han atacado. Tú no podías saber...
Los dedos de Chanyeol estaban cerrados con tal fuerza sobre su muñeca que estaban empezando a hacerle daño, y sus rostros estaban tan cerca que Chanyeol estaba hablando en un susurro roto, y aun sí Baekhyun podía escuchar cada palabra con una claridad absoluta, certera.
-No podía saberlo, pero se suponía que yo estaba a tu cargo. Sabemos que van a por ti. No tenía que haberte llevado conmigo al bosque viendo cómo es ese sitio. No tenía que haberte dejado solo allí ni cinco minutos, por mucho que sólo fuera para buscar el camino, por mucho que... Pero, claro, tú me lo pediste. Tenías que pedirlo y, por supuesto, yo soy tan idiota que no podía decir que no.
-Hazlo la próxima vez -Baekhyun estaba seguro de que había algo que le dolía, muy dentro, una corriente de calor en sus células que no tenía nada que ver con la falta de energía. Se estaba ahogando con el aire a su alrededor, y Chanyeol seguía pegado a él, ardiendo y furioso, pero con una vulnerabilidad tras los ojos que el chico se sentía capaz de ubicar-. Dime que no.
Chanyeol se rió, sin humor, derrotado.
-Cómo.
Al segundo siguiente se había inclinado hacia delante y lo estaba besando.
Durante el lapso de un segundo, el mundo se quedó inmóvil. Baekhyun podía sentirlo todo, el pulso del aire a su alrededor, denso y pesado, la electricidad en sus venas, los labios de Chanyeol sobre los suyos, cálidos e insistentes. Creyó que iba a marearse, que no podía respirar, pero algo en él despertó, y de repente todo volvía a moverse y él estaba prácticamente en el regazo de Chanyeol, con los dedos sobre sus hombros, las uñas clavadas en su piel y los labios abriéndose para él.
Habían besado a Baekhyun muchas veces a lo largo de su vida - en los pasillos del instituto, en clases vacías, en fiestas y en su propio dormitorio, con la puerta cerrada y las persianas cerradas - pero nunca así. No como Chanyeol lo estaba pegando contra él, no como lo estaba tocando, rozándole la mejilla con el pulgar y bajando, deslizándole las manos por los costados hasta sujetarlo por la cintura, murmurando su nombre contra sus labios como si se estuviera ahogando con él.
Baekhyun había estado a punto de morir, pero ahora se sentía vivo, y la electricidad estática a su alrededor se había convertido en chispas en el aire y fuego estático en sus venas, haciéndolo querer más, quererlo todo.
-Baekhyun -Chanyeol se separó de él el tiempo y la distancia suficientes como para tomar aire, le rozó el labio inferior con el pulgar. Había algo también, desprotegido, ardiendo en el fondo de sus ojos, y el Baekhyun creyó que lo besaría de nuevo, le hundió las uñas con más fuerza en el cuello.
No había esperado que Chanyeol parpadeara de pronto, que el brillo tras sus pupilas se convirtiera primero en sorpresa y luego en horror, que le arrancara los dedos de la piel y prácticamente lo empujara hacia atrás, hasta que Baekhyun quedó sentado en el suelo de culo, con los ojos abiertos como platos y una mano sobre los labios.
-¿Qué...? -comenzó a decir, y Chanyeol negó con la cabeza, poseído por una clase de desesperación muy distinta que la que había tomado el control momentos atrás. El aire volvía a estar cargado, pero las chispas habían desaparecido.
-Yo no... No -murmuró-. No debo... No puedo.
-Pero...
-Perdóname.
Antes de que Baekhyun pudiera pedir la explicación que creía que merecía, o siquiera pudiera decir algo más, Chanyeol se había levantado y había salido de la azotea a zancadas, sin mirarlo, dejándolo allí solo, confuso y con los labios todavía temblándole a causa de la sensación, del recuerdo.
La sudadera roja seguía sobre el suelo, sucia, y Baekhyun la recogió, sin saber muy bien si quería llevársela consigo o tirarla por la azotea del edificio para no tener que verla nunca más. Visto lo visto, cualquiera de las dos opciones parecía más que aceptable.
-Bueno -finalmente el chico habló, para sí, aunque fuera para convencerse de que seguía allí y estaba solo-. Al menos parece que se acuerda de cómo besar a alguien.
Aquella, definitivamente, iba a ser una noche muy larga.
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