EXO; Chanyeol/Baekhyun [VtM!AU, Sweet Dreams (are made of this) (5/9) {Interludio, Parte 1}]

Nov 01, 2015 22:09

Título: Sweet Dreams (are made of this)
AU: Vampire: the Masquerade!AU
Fandom: EXO
Pairing: Chanyeol/Baekhyun
Rating: NC-17
Palabras: 9.331
Summary: La historia de un sueño que empezó con sangre y terminó con fuego. El cuento de un niño humano y un vampiro; de cómo todos, en el fondo, deseamos algo, y es ese mismo deseo el que puede conducirnos a nuestra propia perdición: Trasfondo de Chanyeol (humano) y Baekhyun (vampiro).
Notas: AU basado en Vampire: the Masquerade. Puede haber errores porque hace años que no juego.
Advertencias: Sangre, heridas, vampiros, etc. Gente muerta que no son los protagonistas.
Comentarios: ¡FELIZ HALLOWEEN CON RETRASO! Dije que iba a actualizar este AU próximamente y aquí lo tenéis... Esto, en concreto, es un interludio entre los cuatro capítulos de la primera parte (que son los que ya habéis leído) y los cuatro que formarán la segunda. Para todos los efectos, el capítulo 5 de 9 + epílogo. Un poquito de paz antes de la tormenta. ¡Espero que os guste!
Notas: Está sin revisar. Editaré al llegar a casa. Si veis alguna cosa rara, avisadme :D


Interludio

Capítulo V

Baekhyun había regresado la noche siguiente.

Al abrir los ojos aquella mañana, con la luz del día cosquilleándole sobre los párpados cerrados, a Chanyeol le había costado ubicarse. Se había sentido débil, desorientado, con el cuerpo dolorido y recuerdos fragmentados tratando de abrirse paso hasta su mente consciente. La noche, el ataque de las dos mujeres vampiro. Baekhyun, viniendo a defenderlo. Baekhyun, vestido de seda negra y recortado contra la luz de la luna en aquella misma habitación, mirándolo con unos ojos sobrenaturalmente azules y susurrándole que era suyo.

Al principio, Chanyeol había pensado que, como otras veces, aquello sólo había podido ser un sueño. Luego había sentido los restos de dolor pulsante en el cuello, había visto la sangre en las sábanas y había captado los retazos de un perfume intenso, floral, en la habitación, y había sabido que Baekhyun había estado allí.

La herida en su cuello ya no sangraba, y era más pequeña de lo que él la recordaba, pero seguía estando allí. El chico había deslizado dos dedos sobre los bordes ásperos del corte, recordando cómo se había hecho aquello con la mente prácticamente en blanco.

No sabía muy bien cómo había pasado, pero al parecer la noche anterior se había acostado con un vampiro. Y no sólo eso, sino que había acabado abriéndose el cuello con un cuchillo para darle de beber su sangre porque había querido escucharlo gemir.

-Oh, dios.

Chanyeol no tenía tanto conocimiento en asuntos de la iglesia como Minseok o el padre Philip, pero estaba casi seguro de que aquella clase de comportamiento estaría penado con el infierno en por lo menos veinte religiones.

No es que a aquellas alturas pudiera hacer nada para redimirse, así que el chico se había vestido y había acudido al convento de la Sociedad a trabajar. Había sacado del fondo de su armario su camisa de los domingos - una prenda de corte anticuado, que le había regalado su Maestro para ir a misa, y la única de todo su vestuario con un cuello alto y almidonado que cubría a la perfección las heridas a medio cicatrizar sobre su piel - y había acudido a copiar documentos con la espalda muy recta, tratando de ignorar la pérdida de sangre y su debilidad en general.

Los Inquisidores, todos ellos, conocían a Chanyeol desde hacía más de doce años, y ninguno de ellos acostumbraba a mirarlo dos veces a no ser que fuera estrictamente necesario, pero el chico sentía el miedo y la excitación en las venas, el peso de su secreto sobre los hombros.

Minseok no había hecho ningún comentario, pero había arqueado una ceja ante su elección de vestuario al verlo sentarse frente a él. El padre Philip, sin embargo, lo había observado durante un par de segundos eternos al entrar a saludarlos como todas las mañanas, y Chanyeol había tenido que hacer un esfuerzo consciente para seguir copiando el libro de música coral que había en el escritorio ante él con lo que él esperaba que fuera una expresión absolutamente inocente.

-Chanyeol -había dicho el padre finalmente-. Pareces algo cansado.

-Estoy bien -había respondido él-. No he dormido muy bien esta noche.

Aquello, técnicamente, no era mentir, y su Maestro había apretado los labios, pero había asentido y se había marchado.

-¿Tienes insomnio? -le había preguntado Minseok con aire distraído cuando habían vuelto a quedarse solos. Chanyeol había sentido el cosquilleo de la pluma de ganso que estaba utilizando para copiar cuando se había rozado la mejilla con ella, buscando una respuesta creíble.

-Algo así -había terminado murmurando-. Pero tengo sueños interesantes, a veces.

El estupor inicial, no obstante, había ido desvaneciéndose paulatinamente mientras pasaban las horas, y el trabajo mecánico y manual lo había ayudado a pensar. Y había recordado a Baekhyun envuelto en seda, con la piel blanca y el pelo negro azabache, y casi había podido sentirlo otra vez bajo sus dedos, suave y perfecto, intenso, bonito y letal.

No había sido hasta la misa de media mañana, cuando los coros de monjes estaban cantando himnos a dios y uno de los padres estaba quieto tras el altar, cuando se había dado cuenta de que Baekhyun había acudido a su casa a darle alguna clase de lección y había empezado la noche provocándolo, dominante y burlón, sólo para acabarla convertido en un desastre bajo su propio cuerpo, con la espalda arqueada sobre el colchón, los ojos cerrados y los labios pegados contra su cuello.

Era lo más cerca que Chanyeol había estado de verlo arruinado, y el chico había tenido que ahogar una carcajada en mitad de la misa, ganándose una mirada de reproche del Padre Philip. De haber sabido que todo lo que necesitaba para volver a Baekhyun tan dócil era un poco de sangre, habría utilizado el cuchillo mucho antes.

-Tú te lo has buscado, Baekhyun -murmuró, sin hacer esfuerzo alguno por ocultar la sonrisita petulante que estaba empezando a dibujársele en los labios-. Vaya si te lo has buscado.

El resto del día había pasado casi sin que Chanyeol se diera cuenta. Su único miedo, un sentimiento incómodo, al fondo de su cabeza, había sido que, después de aquello, Baekhyun hubiera decidido no volver a verlo más, pero en cuanto había entrado a su casa, el chico había podido sentir al vampiro allí, observándolo desde la penumbra.

-Estás pálido -dijo una voz divertida, cerca de la ventana. Chanyeol suspiró, se dejó caer sobre su incómodo sillón como un peso muerto.

-Tú, en cambio, pareces muy bien alimentado.

Baekhyun estaba apoyado contra la puerta de acceso a su pequeño balcón, con el rostro ladeado y los brazos cruzados sobre el pecho. Aquella noche iba vestido de blanco y gris, en chaleco y mangas de camisa, y sin bastón o sombrero de copa. Recortado contra la luz de luna, parecía más pequeño de lo que era, delicado como un pájaro, con las facciones iluminadas como las de un niño a punto de cometer una travesura.

Cada fragmento y cada fibra de Chanyeol había estado doliendo por volver a verlo. Baekhyun le sonrió.

-Qué puedo decir. Ya he cenado hoy. Y cené ayer.

-¿Y has venido a dar las gracias por la comida?

-He venido a ver si seguías vivo.

Las suelas de las botas de cuero de Baekhyun resonaron contra las tablas desvencijadas del suelo cuando se acercó, deliberadamente despacio. Chanyeol habría podido esperarse de él casi cualquier cosa, pero el que prácticamente se le sentara sobre el regazo no había sido una de ellas. Por debajo del perfume de flores, Baekhyun no olía absolutamente a nada, pero la fragancia de lirios seguía estando allí, tenue, incluso ahora, mientras Baekhyun se inclinaba hacia delante y comenzaba a desabrocharle la camisa con expresión pensativa.

Chanyeol, aturdido por su cercanía, se preguntó vagamente si pretendería morderlo otra vez, pero todo lo que el otro hombre hizo fue desnudar la herida en su cuello, acariciar el corte que ya empezaba a cicatrizar con dedos largos, finos y fríos.

-Tiene mejor aspecto de lo que esperaba -murmuró, como si hablara para sí, y Chanyeol decidió que ya estaba lo suficientemente capacitado como para poder plantarle las manos en la cintura sin tener que pedirle permiso.

-Ya veo. ¿Estabas preocupado por mí?

-Estaba preocupado por ti yendo a ejercer de novicio en el convento de la Inquisición y cayendo muerto delante de un montón de curas con ganas de clavarme una estaca entre las costillas. Me alegra ver que has vuelto de una pieza.

-¿De verdad?

-Habrían venido a por mí si llega a pasarte algo, ¿no? -el tono de Baekhyun era claramente juguetón, pero sus dedos fueron precisos y metódicos al comprobar el estado de los cortes en su piel. Las heridas ya no sangraban, pero seguían allí: piel desgarrada, cubierta por una costra parda y dura-. ¿Alguien en tu convento ha visto esto?

-No. Todos han dado por hecho que estaba enfermo, o cansado. El único que ha preguntado ha sido mi Maestro, pero creo que ha sido más por pura costumbre que por otra cosa. Ese hombre siempre sabe cuándo me meto en problemas. Es como si pudiera olerlos.

-¿Problemas? ¿Problemas como cuáles? -Baekhyun tenía ahora las manos alrededor de su cuello, estaba inclinado sobre él de modo que sus labios casi le rozaban la garganta al hablar-. ¿El lío en el que te has metido al engatusar a un vampiro y meterlo en tu cama, por ejemplo? ¿Es eso lo que puede oler, el viejo Padre? ¿El sexo, en tu piel?

-Espero, por mi bien, que no -Chanyeol ahogó un escalofrío, recordando, sólo por un momento, que muy posiblemente todos y cada uno de los Inquisidores del convento en el que se había criado pensasen que lo que estaba haciendo era un billete sin retorno hacia el infierno. Baekhyun, sin embargo, estaba frío pero suave al tacto, y le dirigió una sonrisita divertida cuando le apoyó las manos en los hombros y se incorporó, todavía sobre su regazo, para poder mirarlo directamente a los ojos.

-¿Y qué iba a hacer, si lo supiera? ¿Enfadarse contigo porque ya no eres casto y puro? -le preguntó en voz baja, con un destello de burla tras las pupilas. Su piel seguía estando fría al tacto, pero los ojos le brillaban y el pelo negro le caía, revuelto sobre la frente. Era la misma criatura de siempre, hermosa e irreal, pero, en la semioscuridad, parecía casi humano.

-No creo que eso lo preocupase tanto. Yo trabajo en la Sede de la Inquisición, vivo con ellos por temporadas, pero no es como si yo tuviera que guardar un voto de castidad como lo hacen ellos.

-Me lo suponía -Chanyeol llevaba preguntándose un buen rato si a partir de aquel momento también tenía permitido besar a Baekhyun, pero fue el Vástago quien resolvió sus dudas, posando su boca entreabierta sobre la suya con los restos de una sonrisa socarrona todavía sobre los labios-. Es una pena -murmuró, sin separarse de él más que lo suficiente como para poder hablar-. Me hubiera gustado ver lo que habrías hecho, de tener unos votos que mantener. ¿Habrías podido llegar a romperlos por mí?

-A veces eres terrible.

-Soy terrible como norma general pero, ¿qué puedo decir? Está en mi naturaleza.

Chanyeol había resoplado, conteniendo las ganas de echarse a reír - porque sí, Baekhyun era, por definición, terrible - y en lugar de eso había vuelto a besarlo. Había sentido al vampiro relajarse contra él, más dócil de lo que lo había visto nunca, y había suspirado contra sus labios al notar la frialdad de sus dedos cuando le aferraron el pelo corto de la nuca. La sensación, en sí, no era desagradable, pero Chanyeol sabía que Baekhyun también podía estar cálido, lo recordaba observándolo con ojos oscuros y vulnerables y arqueando la espalda sobre su viejo colchón.

-¿Para qué has venido, en realidad? -murmuró, recorriéndole con los labios la línea de la mandíbula para poder hablarle al oído-. Pensaba que lo tenías todo muy claro, y que ahora que no me necesitas no ibas a volver más. ¿Qué ha sido de eso?

-Cambio de planes. Parece que has encontrado nuevas maneras de entretenerme, niño. Y, además, he descubierto que me gusta tu sangre.

-Ya, claro, mi sangre.

Chanyeol estaba más que dispuesto a besarlo otra vez, pero Baekhyun volvió a apartarse y le posó un dedo en los labios. Parecía un niño travieso, con el rostro semioculto por las sombras y los ojos muy brillantes. Tenía los labios de un color rosa pálido, la piel pálida, perfecta y sin marcar.

-Impertinente -le dijo, pero no había fuerza en su voz. Se levantó, sin dejarle tiempo a replicar y, ahora sí, soltó una carcajada al ver que Chanyeol hacía el amago de seguirlo, inclinando todo el cuerpo hacia delante en el sofá, pero sin llegar a levantarse-. Vas a caerte al suelo. ¿Qué estás haciendo?

-¿Por qué te levantas? -Chanyeol había sonado más quejumbroso de lo que había pretendido, y su interlocutor le dedicó una sonrisa brillante. Baekhyun era, por pura definición, un depredador social, por lo que prácticamente nunca estaba serio. Sus labios siempre estaban curvados hacia arriba en medias sonrisas seductoras, o de suficiencia, en muecas burlonas, o en el gesto cruel del asesino antes de lanzarse a matar. Nunca en expresiones como aquellas, tan relajadas. Tan… abiertas-. ¿Baekhyun?

-Te veo venir. Se te ve más que dispuesto a darte con el suelo de bruces con tal de seguir con lo que estabas haciendo y acabar repitiendo el numerito de ayer, pero, ¿sabes qué? No va a pasar. No vas a volver a tocarme esta noche -Chanyeol estaba más que dispuesto a empezar a protestar, porque hasta hacía cinco segundos el otro chico no había parecido tener ninguna pega al respecto, pero Baekhyun retrocedió hasta el centro de la habitación y frunció los labios en algo sospechosamente parecido a un mohín-. Te lo he dicho antes: mi principal objetivo al venir aquí hoy era ver si estabas vivo. Y lo estás pero, no te ofendas, físicamente hablando has tenido días mejores. No voy a darte a beber de mi sangre, y no creo que estés en condiciones para que yo vuelva a beber de ti, ni en tu cama ni fuera de ella. ¿Has comido algo hoy?

Ahora le llegó a Chanyeol el turno de reírse.

-¿Qué te pasa? ¿Estás preocupado por mí?

-Mientras tengas marcas de dientes en la piel, todos los Vástagos de la ciudad sabrán que eres mío -Baekhyun se encogió de hombros, estudiándolo, mientras Chanyeol se llevaba una mano a los cortes del cuello, sintiéndolos palpitar bajo los dedos. Habría querido decir que él no era de nadie, pero había una parte oscura, dentro de él, que quería pertenecer a Baekhyun, si es que aquello le garantizaba el permiso para tocarlo otra vez-. Tengo una reputación que mantener. No puedo dejar que los humanos de mi propiedad se paseen por ahí desnutridos y con ojeras, ¿no crees?

Su expresión volvía a ser la de un niño malo, y Chanyeol se encontró levantándose y devolviéndole la sonrisa. Definitivamente, iba a ir al infierno.

-No deberías preocuparte. Mi trabajo con la Inquisición incluye dos comidas al día.

-Al menos algo hacen bien, esos curas.

Baekhyun se había quedado con él aquella noche, riéndose y jugando a provocarlo bajo la luz de la luna. Chanyeol había estado demasiado cansado para aguantar despierto mucho más y había acabado cediendo cuando el vampiro lo había llevado de la mano a la cama y lo había hecho tumbarse, observándolo luego con los ojos entornados desde el borde del lecho.

-Esto es nuevo -había susurrado Chanyeol, preguntándose qué hora era y sintiendo los párpados demasiado pesados como para mantener los ojos abiertos-. ¿Vas a dedicarte a cuidarme ahora, después de haber intentado matarme?

El chico habría jurado que había dedos fríos sobre su piel, apartándole el flequillo oscuro de la frente.

-Cállate y duerme -había murmurado una voz y, antes de sumirse en la inconsciencia del sueño, Chanyeol no había podido evitar sonreír.

“Dirás lo que quieras, Byun Baekhyun, pero tú me quieres. Aunque sea un poco.”

--

Las visitas de Baekhyun habían vuelto a convertirse en rutina después de aquello.

El vampiro seguía acudiendo al Elíseo los lunes y, en ocasiones, tenía eventos sociales otros días, pero la mayoría de noches seguía sacando tiempo para colarse en la pequeña buhardilla y dedicarle tiempo a Chanyeol, a veces solamente unos minutos, en otras ocasiones la noche entera.

Baekhyun cambiaba, dependiendo del día. Al volver de cantar solía hacerlo oliendo a flores y envuelto en terciopelo y seda, con los ojos maquillados y los colmillos destellándole en la oscuridad. Chanyeol no sabía lo que ocurría en aquellas reuniones, salvo lo que el propio vampiro le contaba, pero los Elíseos excitaban a Baekhyun, y al regresar de ellos el chico estaba más alerta, más cerrado y más agresivo, como un animal de presa atrapado en una jaula demasiado pequeña.

-¿Sobre qué les has cantado hoy? -solía preguntarle Chanyeol, y Baekhyun siempre le sonreía. Había toda clase de libros en el convento donde se había criado, entre ellos tomos ilustrados sobre animales del mundo, con grabados a página completa de grandes felinos de piel negra, elegantes, ligeros y letales. Baekhyun, con los ojos delineados en oscuro y el pelo negro sobre la frente, le recordaba a uno de ellos.

-Ah, sobre lo mismo de siempre -le respondía, arrastrando las palabras como si el asunto le aburriera, pero con un deje de sarcasmo vibrándole en la garganta-. Ya sabes, el amor, la vida, la humanidad… Grandes tragedias. Nos gusta fantasear sobre lo que hemos perdido para siempre, aunque ya ni siquiera recordemos cómo se supone que debía ser.

-Puedes dedicarme las canciones de amor a mí -replicaba siempre Chanyeol, medio en broma y medio en serio, y Baekhyun destinaba un momento a poner los ojos en blanco antes de pegarse contra él, con los colmillos retráctiles completamente extendidos, blancos como el marfil sobre su labio inferior.

-¿No estás débil? ¿Estás bien? -musitaba, con la boca húmeda contra su cuello, y Chanyeol asentía con la cabeza.

Los lunes en los que volvía frustrado o triunfante del Elíseo, era cuando Baekhyun más se parecía a lo que había sido durante la primera noche que habían pasado juntos. Al transcurrir las semanas, los cortes en la piel de Chanyeol habían acabado cerrándose del todo, y a partir de ese momento el vampiro había estado tratando de controlar la cantidad de marcas que dejaba, haciendo las heridas más pequeñas - algunas veces poco más que puntos, lo suficientemente grandes como para quedar visibles - pero parecía más que claro que a Baekhyun le gustaba tanto beber su sangre como señalar su presencia en su piel, y lograba hacer de ello casi un arte, desgarrando sólo lo justo y bebiendo únicamente la cantidad suficiente mientras estudiaba su reacción con cuidado.

Los vampiros llamaban El Beso al acto de beber sangre del cuerpo de un mortal. Cuando cerraba los ojos, mordiéndose el labio al sentir cómo los colmillos afilados de aquella criatura se hundían con dolorosa lentitud sobre su pulso, el chico podía entender por qué.

Chanyeol había aprendido más desde que había metido a Baekhyun en su cama que durante todos los meses anteriores juntos. Los vampiros no olían a nada porque los instintos del ser humano no se disparaban contra lo que no podían captar. Su saliva producía un efecto afrodisíaco en sus víctimas al alimentarse, y poseía cualidades cicatrizantes si se lamía la herida después. Era para borrar su rastro, decía Baekhyun, para borrar todo rastro de la presencia del cazador de la piel de su presa.

-No podemos dejar que sepáis que existamos, ¿uh? -le había susurrado Baekhyun una vez-. Todo es mucho más divertido cuando no podéis vernos y os pavoneáis por vuestras ciudades creyendo ser intocables. Los hijos favoritos de vuestro dios.

Al principio, Chanyeol había creído que, después de beber de él, Baekhyun utilizaría su saliva para cerrarle las heridas, pero el vampiro sólo cerraba los cortes de la parte superior de su cuello y de sus muñecas, y únicamente porque quedaban claramente a la vista al vestirse. Las marcas del resto de puntos de los que Baekhyun había bebido - en especial en la parte inferior del cuello - quedaban sobre su piel durante días.

-Es cuestión de señalar -murmuraba Baekhyun, cuando Chanyeol estaba exhausto y casi dormido sobre su cama y él jugaba a trazar patrones incomprensibles con un dedo sobre su pecho desnudo-. De que a la gente como Lucy no se le ocurra volver a tocarte.

-Y a ti te encanta.

Baekhyun siempre fruncía los labios en un mohín, como si necesitase pensarlo. La inocencia en su rostro era deliberada, cautelosa - la naturalidad forzada de un actor consumado inclinándose ante su público.

-¿El qué? ¿Marcar? -acababa diciendo. Chanyeol solía tener frío, después, los días que Baekhyun lo dejaba tocarlo y se alimentaba de él, y las manos del vampiro siempre estaban inusitadamente cálidas-. ¿No estoy en mi derecho?

-No lo sé. ¿Es lo que hacéis todos con vuestros humanos, para que nadie más los robe?

-Es lo que hace la mayoría, sí. Señalar a sus juguetes humanos. Llenarles el cuello de marcas, donde todos puedan verlas. Darles de beber su sangre, incluso. Para atarlos a ellos.

-¿Y tú? -murmuraba Chanyeol, con los ojos cerrados, y tan bajo que, de haber sido humano, Baekhyun muy probablemente no habría podido oírlo.

La mayoría de las noches en las que surgía aquella conversación, el vampiro no se dignaba a responderle. Otras, no obstante, el dedo con el que había estado dibujándole en el pecho temblaba un instante sobre sus costillas.

-Puede que me guste señalar a mis amantes -musitaba-. Me gusta cómo queda, mi marca en tu piel.

En definitiva, era después de socializar con los suyos cuando Baekhyun parecía más sobrenatural que humano. Si, durante el día, Chanyeol cerraba los ojos, casi podía verlo - encima de él, sobre la cama, manteniéndole las muñecas sujetas contra el viejo colchón; pálido y completamente desnudo salvo por la sangre roja en sus labios y el maquillaje oscuro que siempre llevaba en torno a los ojos cuando acudía al Elíseo a cantar. Aquella era la faceta de Baekhyun que más había visto durante los primeros meses, su máscara más común, pero el chico no había tardado en aprender que había muchos otros matices.

-¿Qué es lo que estás haciendo aquí? -preguntó Chanyeol una noche, al alzar los ojos de la página del libro que estaba leyendo, sentado en el suelo, con los codos apoyados sobre la superficie de madera de su mesa baja e iluminado por su único quinqué, y encontrarse a Baekhyun en el umbral de la puerta de su balcón-. Pensaba que hoy no ibas a venir.

-No pensaba venir -Baekhyun caminó hasta el centro de la habitación con el paso levemente airado del actor de teatro que va a declamar una línea especialmente dramática-. Tenía cosas importantes que hacer, pero he sido ultrajado. ¡Ultrajado!

-¿Qué ha ocurrido?

-Su Alteza Real, el Príncipe, ha tenido a bien robarme a mi sastre. Tenía una cita con él hoy a medianoche, para la primera prueba de los últimos trajes que le encargué y me ha cancelado el pedido. Al parecer, mi Príncipe le ha ofrecido un contrato de exclusividad y mucho, mucho dinero.

-¿Eso es lo que te pasa? -Chanyeol alzó el libro que aún sostenía con ambas manos para tratar de ocultar el modo en el que las comisuras de los labios se le estaban curvando hacia arriba, pero Baekhyun lo vio y arqueó las cejas de todas formas-. ¿Y por qué no ofreces más dinero tú? Considerando el tipo de vida que llevas, no creo que te falte.

-¡Por supuesto que no voy a intentar hacer algo así! Es lo que el Príncipe quiere. Está buscando que monte un escándalo, ¿entiendes? Quiere que acuda a él en mitad de un Elíseo y lo acuse de estar robándome el sastre. Es su manera de mostrarme delante de toda la corte como al niño enrabietado que opina que soy y eso, Park Chanyeol, no va a ocurrir.

-Estás enrabietado ahora, Baekhyun -murmuró el chico, desistiendo en sus intentos de ocultarse bajo el libro y dejándolo, en su lugar, sobre la mesa. El vampiro suspiró, quitándose la chaqueta gris que llevaba puesta y lanzándola sobre el sillón con una floritura. Chanyeol hizo amago de girar el cuerpo hacia él, pero, antes de poder siquiera moverse, Baekhyun ya estaba allí: sobre el suelo, a su lado, con los ojos cerrados y la cabeza apoyada contra su hombro.

-Es tedioso -susurró, y Baekhyun casi podía escuchar el mohín en sus palabras-. Es a lo que la Alta Sociedad vampírica se dedica, en el fondo: a lanzarnos pullas los unos a los otros y ver quién pierde los papeles primero por una tontería. Y no te confundas: es un juego, un juego estúpido, pero siempre se me ha dado bien ganar. Estoy hecho para esto, pero… Hay veces en las que estar alerta todo el tiempo resulta agotador.

La mano de Chanyeol encontró su camino hacia la cintura del otro chico. Como de costumbre, su piel estaba helada bajo el algodón de su camisa, pero ya se había acostumbrado a no encontrarla cálida a no ser que Baekhyun lo quisiera así.

-Tienes que tener cuidado -le dijo en su mejor tono serio al oído, ajustando su postura para poder hablarle al oído-. Si bajas la guardia, aunque sólo sea un momento, podrías morir. O eso o quedarte sin ningún traje nuevo que ponerte para vuestras fiestas vampíricas este otoño. Estoy seguro de que eso sería terrible. Alguien de tu estatus, repitiendo pantalones.

Baekhyun permaneció quieto, con la cabeza contra su hombro, durante un segundo más. Al momento siguiente, le había golpeado el antebrazo con la palma de la mano abierta y estaba de rodillas, a su lado, mirándolo con los ojos azules entornados.

-¡Eh, tú!

-¿Qué pasa? ¿He dicho algo malo? -Chanyeol estaba tratando de sonreír como si nunca, en su vida, hubiera roto un plato, pero se sentía cualquier cosa menos inocente, y debía de haber algo en su expresión traicionándolo, porque Baekhyun lo miró de arriba a abajo y resopló.

-Cuando nos conocimos me tenías más respeto -protestó con un atisbo de sonrisa en la comisura de la boca que no tardó en extendérsele a los labios, y de allí a los ojos-. Pero, de todas formas, ¿cómo ibas a entenderlo? Se supone que soy bonito. El más bonito, incluso entre los míos, y eso implica cuidar mi apariencia. ¿Qué vas a decirme tú, si llevas sin cambiarte de camisa una semana?

-Han sido sólo cuatro días. Y te recuerdo que, al contrario que tú, mi total en camisas asciende a cuatro.

Baekhyun suspiró y volvió a apoyar su peso sobre él, aferrándose a su muñeca con una mano. Tenía la camisa por fuera de los pantalones, el maquillaje oscuro de los ojos más suave que cuando salía a cantar, y Chanyeol lo sintió sonreír contra su piel cuando volvió a hundirle el rostro en el hombro, muy posiblemente manchándole la manga de kohl.

-En realidad tienes tres. Te recuerdo que hubo una la semana pasada que sufrió un accidente.

-Más bien, me debes una nueva.

-Puede que te la deba, sí -Baekhyun se apartó de él, con un borrón de maquillaje sobre el pómulo y el ceño fruncido en una expresión pensativa. Permaneció relajado, casi dócil, cuando Chanyeol le posó el pulgar en la mejilla para limpiarle la mancha oscura-. Tal vez debería llevarte conmigo para que te tomen medidas cuando consiga contratar a un nuevo sastre. Que te hagan uno o dos trajes. Un abrigo, ahora que volvemos a tener el otoño encima. De paño y de terciopelo, como el señorito que se supone que eres.

Era cierto que Chanyeol había sido el hijo de un comerciante y que se había criado en un ambiente considerablemente lujoso, con su propia niñera y tutores, jugando con juguetes importados y cenando todos los días en la mesa de caoba de su comedor, con comida abundante y caliente, copas de cristal y cubertería de plata. Había sido el hijo del señor de la casa entonces, pero todos aquellos recuerdos formaban parte ya de una existencia pasada, tan lejana de lo que él era ahora que eran casi irreales.

-Creo que la última vez que llevé terciopelo tenía seis o siete años -comentó con una carcajada, quitándole importancia a la situación. No le gustaba recordar su pasado, porque aquello siempre lo llevaba de vuelta a la noche en la que aquella vida idílica se había acabado-. No voy a decir que no me hagan falta más camisas pero, ¿abrigos de lujo y trajes? ¿A dónde iba a ir así vestido? ¿A uno de tus Elíseos?

Ahora le llegó el turno a Baekhyun de reírse, frunciendo la nariz y volviendo a hundirle el rostro en el hombro. Había burla en sus ojos cuando alzó el rostro para mirarlo, pero Chanyeol tuvo la corazonada de que no iba dirigida a él.

-¿Te imaginas? Estoy seguro de que a más de uno eso le encantaría la idea.

-¿No es algo que se haga? ¿Llevar a humanos a vuestras fiestas?

La respuesta de Baekhyun tardó un instante en llegar.

-Supongo -acabó admitiendo-. Es una fuente de diversión, y a nosotros nos gusta divertirnos. Pero no es algo que yo quiera hacer, contigo. No te gustaría estar allí.

Chanyeol asintió con la cabeza, pasando a fijar la vista en la mano que todavía tenía sobre la mesa. Baekhyun tenía una vida social agitadísima en lo que respectaba a los vampiros - se movía de una fiesta a otra, y de una recepción a la siguiente, noche tras noche tras noche - pero las horas que pasaba con él siempre transcurrían dentro de su casa. El chico no podía estar seguro, pero había decidido creer hace tiempo que aquello, en parte, Baekhyun lo hacía por él, y en parte era, también, por sí mismo.

-Bueno, teniendo en cuenta que esta noche el Príncipe te ha dejado sin planes, ¿qué es lo que quieres hacer? -preguntó. Definitivamente, Baekhyun no era humano, y no funcionaba exactamente como él. Era más rápido y más resistente, pero había veces en las que también parecía cansado.

-¿Qué estabas leyendo? -quiso saber el otro chico, todavía sin moverse.

-Ah, cuentos clásicos. Parecidos a las leyendas que tuve que copiar para ti cuando nos conocimos, pero, ya sabes; folklore humano en lugar de vampírico. Fábulas e historias antiguas.

-¿Cuentos? -Chanyeol pudo sentir la vibración del cuerpo de Baekhyun cuando éste se rió, tan bajo que apenas se lo oyó-. Eres un niño. Pero podías leerme uno.

-Sí, señor.

Baekhyun lo había escuchado narrar viejas historias durante el resto de la noche, tan quieto que Chanyeol habría podido pensar que estaba dormido de no saber a ciencia cierta que le estaba prestando atención. Al despedirse, antes del alba, poniéndose de puntillas para darle el beso de buenas noches que Chanyeol siempre le pedía, había tenido el pelo revuelto y la expresión suave.

Y el chico se sentía irremediablemente atraído por la criatura sobrenatural que le sonreía como si fuera a comérselo después de cada Elíseo, pero los escasos momentos en los que Baekhyun bajaba la guardia así siempre eran sus favoritos.
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[Capítulo IV] [Capítulo V, Parte 2]

!multi-chaptered, fic: short fics/drabbles, au: vampire the masquerade, fandom: exo, rating: nc-17, pairing: chanyeol/baekhyun

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