Title: Utrecht
Rating: PG
Pairing/Characters: España, Francia e Inglaterra. España/Romano fuertemente implícito.
Advertencias: Conquistador!España, Romano y su vocabulario.
Sumario: España vivió muchas cosas en la primera mitad del siglo XVIII. La mayoría de ellas relacionadas con su alianza con Francia y las guerras con Gran Bretaña.
Notas: Estaba estudiando para mis exámenes y llegó un punto en el que me saturé tanto que pensé que hacer un pequeño fic con la materia me ayudaría. Pequeñas notas al final xDDDD
Utrecht
España no sabía que era peor: el Imperio desmoronándose ante sus ojos, la sonrisa de Inglaterra mientras el rey de Francia firmaba el tratado de paz o su orgullo. Nunca había sido de perder una pelea silenciosamente, la muerte era mejor. Y Romano. Había fallado a la hora de proteger a Romano. Ita-chan, por supuesto, estaba más que feliz. Su hermano mayor iba a irse a casa con Austria.
Nunca antes había odiado España la risa de Italia.
-Todavía me tienes a mí, Antonio.
España miró directamente a los ojos azules de Francia con toda la intensidad y la pasión por la que era famoso. Francia debería saber que tenerlo a él casi ni siquiera era algo bueno.
-No te comportes como si hoy fuese el fin del mundo, España- rió Prussia sentado al otro lado de España.- Por fin me has convertido en un Reino.
-No puedes entenderlo Francis.- dijo Inglaterra desde su asiento.
Al instante, España quiso que se acercase a ellos. Quería la sonrisa petulante de Inglaterra más cerca porque si estaba más cerca España podía luchar con él allí y ahora. Enseñarle a toda Europa cuán débil era el bastardo cuando no podía esconderse tras más hombres y estrategias cobardes. Quizá sus intenciones fueron visibles en su rostro porque la mano de Francia agarró su brazo y escuchó ese pequeño sonido que hacía Romano cuando alguien -generalmente el propio España- lo incordiaba.
-¿Eres tan amable de ilustrarnos acerca de lo que entiendo y lo que dejo de entender?- inquirió Francia con esa voz forzada que había usado con Inglaterra desde el día en el que el niño había crecido para convertirse en la pesadilla de Francia. O eso era lo que Francis siempre decía.
-Querido Francis, tú nunca entenderás lo que se siente teniendo el mundo a tus pies como España tenía, y yo tengo ahora.
España nunca había deseado, ni siquiera segundos antes, destrozar a alguien con tanta vehemencia. Por mucho que las uñas de Francia se clavasen en su piel, no podían ser la causa del dolor que España estaba sintiendo y se preguntó, durante un segundo, cuanto podía doler un orgullo destrozado.
-No tientes tu suerte, Arthur.- intervino Austria con absoluta indiferencia.
Inglaterra no respondió. España sintió todavía más odio. Eran todos como cuervos, tomando lo que fuese que pudiesen de su Imperio. Incluso Austria, que siempre había sido familia. Por supuerto, para alguien tan virtuoso, intachable e inteligente, la familia no era tan importante como era para él
En ese momento, con Francia todavía tocándolo, España decidió que iba a devolverles la jugada. A todos ellos.
Juró que iba a ser la pesadilla de Inglaterra.
Paris
-¿Qué quieres?
-Antonio, cher, no seas rencoroso. No te pega.
-No quiero hablar contigo Francia.
-España, ¿qué esperabas?- preguntó Francia con la suficiente seriedad para borrar la mitad del mal humor de Antonio.- No puedes firmar un tratado con Austria sin contármelo. No puedes hacer que tu príncipe se case con su princesa y única heredera. ¿Recuerdas ese Balance de Poder del que hablamos en Utrecht? ¿No recuerdas Utrecht?
-Esperaba dos cosas Francia: Romano y Gibraltar de regreso. Eso era lo que esperaba.
-Y las dos rompen lo firmado. No podemos dejarte ser tan poderoso como fuiste.
-No podéis dejarme ser tan poderoso como fui.- empezó España, todos los músculos de su cuerpo tensos con furia e indignación.- ¡Dejáis ese poder para el bastardo de Inglaterra!
-¡Si crees que a mí me complace estás muy equivocado! ¡Pero aún así, tú no puedes acudir a Roderich!
-¡No me digas lo que puedo o no puedo hacer Francis!
España se puso en pie bruscamente, sus ojos fieros y sus manos un puño listo para ser descargado.
-Mon dieu!- exclamó Francia súbitamente extenuado. Después de todo, España parecía con todo detalle ese cruel conquistador que había aniquilado naciones en el Nuevo Mundo. Se sintió débil en las rodillas y se apresuró a sentarse.- ¿Qué nos ha pasado Antonio? Éramos tan felices cuando Roma estaba aquí... Somos los mayores. Deberíamos saber mejor que esto.
-No lo sé Francis.- España suspiró y se dejó caer en su asiento de nuevo, su beligerancia esfumandose totalmente.- No recuerdo un tiempo sin una guerra que luchar. Antes de que Roma se fuese, yo ya estaba en guerra. No he parado. No sé si puedo parar. Pero Romano... Romano es especial, Francis. Lo cuidaba. Es mi protegido. No puedo dejarlo ir. Es familia. Y Gibraltar es parte de casa. Es territorio español.
-Nosotros somos familia ahora, Antonio. Siempre hemos sido una especie de familia.
-Excepto cuando estamos en guerra.- sonrió España con dulzura. Recordaba sus guerras contra Francia con cariño. Francia siempre era un ganador misericordioso y un perdedor elegante. Inglaterra debería aprender.- Todavía no puedo creer que ayudases a Inglaterra en Porto Bello. Solamente trabajáis juntos para enfrentaros a mí.- España se rió y Francia no pudo decidir si parecía divertido o petulante.- Supongo que soy así de grande.
-Bien, bien... ¿vas a aceptar el tratado?
-Tengo que aceptarlo. Firmaré la paz con Inglaterra. Pero voy a recuperar a Romano.
-No te preocupes por él. Lo tendrás en casa antes de lo que imaginas. Pero ahora no es el momento. Podemos engañar a Arthur para que te ayude. Y no me mires con esa expresión traicionada, cher, ¿de verdad crees que voy a ayudar a Inglaterra? Primero Romano. Después Arthur. Ahora, ve y dile a tu Rey que firme los papeles.
Empezaron a caminar hacia las habitaciones del rey de España pero, a mitad de camino, España se detuvo y miró a Francia sonriendo y frunciendo el ceño al mismo tiempo.
-Eres una zorra manipuladora, Francis.
-Ah... pero aujourd'hui soy total y exclusivamente tu zorra, mon amour.- Francia echó un brazo por encima de los hombros de España y dejó un tenue beso sobre los labios de Antonio.
Cartagena de Indias
-No luces lo preocupado que supuse que estarías.
-Oh, Francis. ¿Qué haces aquí?
-Estaba visitando mon Matthew y escuché noticias acerca de Porto Bello. Esta vez no pudiste conservarlo, amigo mío.
-No estaba allí, y en realidad no estaba bien protegido para nada.
-He escuchado los cotilleos más interesantes acerca de la victoria británica.
-Iba a comer, así que si quieres, acompáñame. Me he traido mi propia selección de vino.
Dejaron el balcón con la impresionante vista de la ciudad y el Atlántico y procedieron a la habitación presidida con una gran mesa llena de comida. España se sentó y comenzó a tararear contento mientras se servía.
-¿Por qué estás tan contento?
-La vida va bien, Francis.
-Antonio, acabas de perder un importante puerto aquí.
-A veces, ganar y perder es relativo.- el moreno suspiró con placer cuando el vino tocó sus labios. Francia abrió los ojos con incredulidad preguntándose dónde estaba el España furioso e intenso de hacía una década.- Dijiste que querías contarme un cotilleo interesante ¿estoy en lo cierto?
-Mais oui,- Francia probó el vino y lo aprobó en silencio; algo que nunca admitiría en voz alta, evidentemente.- Vernon, el hombre que conquistó Porto Bello es un ardiente partidario de la guerra en tu contra. Inglaterra lo está aclamando como un héroe y por lo que sé, cuando fue a cenar en presencia del rey, aplaudió efusivamente a esa nueva canción de Arthur... God save the King (ya me dirás lo desagradable y de mal gusto que es eso) y nuestro querido Arthur está tan feliz con sus planes que, así me dijeron, es nauseabundo. Cuando sepa que estás aquí, intentará capturarte y dejará La Habana para después.
-Lo sé. Inglaterra es demasiado joven.- respondió España todavía con una gran sonrisa.
-Va a hacer un movimiento impresionante sobre ti, Antonio. ¿No estás preocupado?
-¿No lo estás tú? Ha querido Nueva Francia desde siempre. Y le has dado Acadia. ¿No recuerdas Utrecht?
España, todavía sonriendo, volvió su atención a la comida. Francia pensó que este sonriente y feliz España hablaba sobre guerras y gente muriéndose con la misma expresión que usaba para el vino. No estaba seguro de que el cambio le gustase. No cuando se dio cuenta de que España le estaba tirando a la cara sus palabras después de lo del sitio de Gibraltar. No cuando lo que estaba en riesgo era el pequeño Matthew.
-España tú...
-Únicamente me llamas España cuando estás enfadado conmigo.- lo interrumpió soltando una risotada.- ¿Qué he hecho ahora, Francia?
-Dieu! ¡Manifestement tú no eres TÚ ahora mismo!
-Puedes llamarlo destino. Experiencia si quieres. La vida es demasiado hermosa para pasarla enfadado con el mundo. No estoy diciendo que vaya a poneros todos mis territorios en una bandeja de plata pero ¿sabes? Parma y Utrecht me hicieron despertar. Y todos vosotros tenéis niños.
-¿Qué estás implicando España? Romano está de nuevo en tu casa, como te prometí. Y si es por Gibraltar lo recuperaremos en breve.
-Entenderás lo que quiero decir por ti mismo, amigo. Ahora, no voy a ir ayudar a Gilbert hasta que Inglaterra venga aquí por lo que que puedes quedarte o irte a tu antojo. Cómo bien sabes, mi casa es tú casa en estos días.
Francia era alguien demasiado ocupado para quedarse allí esperando a que Inglaterra apareciese, así que decidió que estaba mejor en Europa ayudando a Gilbert. Además, no le gustaba lo que ese España sonriente decía sobre niños.
-Iré a decirle a Matthew que me voy a ir durante una temporada.
España empezó a reirse y lo despachó deseándole un viaje seguro a casa.
Velletri
-¿Qué coño te ha llevado tanto tiempo?
-¡Oh, Lovino!- España corrió hacia dónde Lovino había estado esperando por él. Estaba lleno de sangre, sus ropas un desastre y una cara de felicidad que Romano nunca había visto en batalla. En batalla, las cosas eran demasiado serias hasta para España.- ¿Me has echado de menos?
-¿Qué? ¡NO! Puedes irte si quieres. Por aquí las cosas van bien.
-¡¡Te he echado taaaantoooo de menos!!
-Ni de broma vas a tocarme hasta que te hayas lavado. ¡No te atrevas ni a intentarlo!
España se detuvo y miró con orgullo a Romano. El joven se sonrojó.
-¿Qué diablos estás mirando imbécil? ¿No has pasado los últimos años con tu ejército de críos americanos?
-En realidad no. La mayor parte del tiempo he estado luchando con Inglaterra.
-¡Ni sueñes con elogios sobre lo que ocurrió en la Guerra de la Oreja de Jenkins! Yo podría haberlo hecho mejor que tú.
-Nada más llegar aquí he escuchado que los ingleses no pueden hablar de la batalla de Cartagena ni registrarla en documentos. No esperaba que Arthur tuviese tan mal perder. Pero bueno, no todos los días le patean el culo.
-¡Joder! ¡Eres increíble!- se quejó a gritos Romano aunque ambos sabían lo mucho que el joven lo admiraba en ese preciso instante- ¡Estás hablando de la muerte de dieciocho mil británicos y cincuenta barcos de guerra perdidos en una sola batalla con una puta sonrisa!
-Francis me ha contado que Arthur estaba celebrando la victoria mientras nosotros nos retirábamos al fortín. Al parecer, causó semejante sensación en Europa, que el rey inglés empezó a acuñar medallas y todo.
-Y tú lo tenías todo planeado y los aniquilaste ¿con qué? ¿Unos dos mil hombres?
-Por supuesto. Pero ahora, Inglaterra quiere venganza más que nunca y no se da cuenta de que está demasiado ocupado aquí para mirar por su propia familia.
-¿Qué narices estás diciendo?
-Nada, Lovi, nada. Nada más que pequeñas impresiones que sentí cuando estuve en Florida y Georgia. Puede que esté equivocado. Si no lo estoy, ambos, Arthur y Francis, van a entender en su propia carne lo que yo sentí en Utrecht.- su cara se deshizo en una sonrisa de oreja a oreja y miró hacia el cielo azul.- Cuando esta guerra termine, voy a hacer una paella enorme para celebrarlo. Y quizá algo de pasta. ¿Te gustaría?
La boca de Romano se hizo agua con la imagen mental y sus mejillas se ruborizaron un poco más, saboreando ya el festín.
-No me llames Lovi, bastardo.
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*Utrecht es el nombre más común de la
serie de tratados que se firman entre 1712 y 1714 para poner fin a la Guerra de Sucesión Española.
*En se firma en Paris la paz que pone fin a la
guerra anglo-española de 1726-1729, que será ratificada en Sevilla y Madrid en posteriores años.
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La Guerra de la Oreja de Jenkins comienza en 1739 y tiene lugar en el Atlántico hasta que en 1742 se mezcla con los conflictos asociados a la Guerra de Sucesión Austríaca.
*Velletri es el lugar en el que las fuerzas de Nápoles y las de España se reúnen y derrotan al ejército austríaco durante la
Guerra de Sucesión Austríaca Gracias por leer ^_^