Palabra: Liberal
Fandom: Hetalia
Personaje/Pareja/Grupo: Francis/Arthur con Antonio y Gilbert como secundarios de lujo.
Rating: NR-13
Notas: He llegado a la conclusión de que me resulta imposible escribir una escena con alguno de estos tres sin mencionar a los otros. Arthur es un plus añadido (que podrían ser un cuarteto y yo tan feliz). La culpa es de los grandisimos fanarts que hay por ahí de ellos. Y de
aleganott por pedir FR/UK xD
El pequeño bar está lleno a rebosar de gente. Grupos de amigos, parejas, y hasta un cincuentón solitario, llenan las mesas y la gente recién llegada se está viendo obligada a quedarse de pie. Con una pinta de cerveza en la mano, todo se llevaba mejor, así que nadie se queja de que quizá esté un poco demasiado abarrotado.
La mujer pelirroja encuentra su objetivo rápidamente. Es rubio e incluso bajo la luz del local el pelo recogido en una coleta parece sedoso. De esos que uno quiere tocar para averiguar cuán suave es. Su acompañante, un hombre moreno de centelleantes ojos verdes, tampoco es desagradable a la vista. Una pena que ella sólo elija rubios. Con una sonrisa y una meta clara, se vuelve hacia sus amigas, que hablan con el camarero.
-¿Francis? ¿Me estás escuchando?
-Claro, claro. ¿Qué decías de Lovino?
Francis, en realidad, no lo escucha. Piensa en si vendrá o no Arthur. Con él, nunca puede estar seguro de nada. ¿Cuántos siglos han pasado queriendo acercarse, enfadándose por alguno motivo y luego peleando? Generalmente es Arthur el que se enfada, pero aún así. En esos momentos, le importa poco lo que Antonio le está contando, aunque con él, asumir que habla de Lovino suele tener un noventa por cierto de posibilidades de acierto.
-No hablaba de Lovino, viejo amigo.- ríe Antonio terminando su pinta de cerveza de un trago. Francis piensa que eso es lo que la vida de “siesta” y “fiesta” te proporciona: gran resistencia al alcohol.- O sí. Depende de si consideras que echarme de casa por culpa de Júnior es hablar de Lovino.
-¿Júnior?
-¡Mi preciosidad de tortuga!
-Dieu!
Cuando Antonio recuenta las aventuras de su tortuga, Francis vuelve a dejar de escucharlo. El resto del mundo se ofendería si fuese tan obvio que está concentrado en su cerveza y en ver sin ver a la gente que charla en el resto del local, pero no Antonio. Cree que ha escuchado a alguien hablar en italiano y no le extraña. Después de todo, Londres se ha convertido en un lugar en el que todo el mundo tiene un sitio. El orgullo de Arthur y su nueva actitud liberal frente al mundo.
-¿Todavía hablando de la dichosa tortuga?- pregunta una nueva voz. Gilbert se sienta frente a Francis y los mira con su habitual expresión de estar tramando algo.
-¡Ya ves! ¡Júnior es taan mono!
-Francis, con tu permiso, voy a arrastrarlo fuera y darle una paliza por gilipollas.
Gilbert agarra del brazo a Antonio, que se ríe al mismo tiempo que se queja, y Francis los deja ir, demasiado poco interesado en ellos. Una mujer pelirroja aprovecha para sentarse en el lugar que Antonio deja vacío.
-¿Estás solo?- le pregunta. Aunque Francis quisiese, no sabría cómo reaccionar sin seducirla, por lo que sonríe y la mira con los ojos ligeramente entrecerrados mientras da un trago de su bebida. Ella traga saliva con fuerza, sus ojos verdes un poco más brillantes y esperanzados.
-Parece ser que mis amigos me han abandonado.
-¿Abandonarte a ti? No digas tonterías. Esos dos no te dejarán solos ni el día del fin del mundo.- interrumpe una voz malhumorada. Arthur, cerveza en mano, se sienta en la mesa y mira a la mujer con semejante cantidad de desprecio que Francis casi se siente en la obligación de decirle que sea un poco más caballeroso.- ¿Y tú quien diablos eres?
La mujer evalúa al recién llegado y siente que la situación ha cambiado. Decide que no está mal (al menos es rubio) y tiene unos ojos bonitos, a pesar de las horrendas cejas.
-La señorita estaba interesándose por mi compañía.
-Ya veo.- Arthur calla y se termina la cerveza de un golpe.- ¿Estás tú interesado en su compañía?- inquiere con un tono que pretende ser indiferente y sin mirarlo a los ojos.
-Lo siento querida.- dice Francis girándose hacia ella.- Mi buen amigo está un poco de mal humor, y sería una pena que terminases exponiéndote a la virulencia de sus palabras. Si nos disculpas...
Francis se levanta y Arthur lo sigue. En el exterior, Antonio ya está rodeado de un ejército de chicas a las que sonríe y Gilbert llama de todo menos guapas.
-Podríamos haber conseguido un trío.- susurra Francis en el oído de Arthur. Arthur tiembla. Le echará la culpa al fresco de la noche y no admitirá cuál es la causa real del estremecimiento. Los dos lo saben.
-No me vengas con tonterías. Y quítate de encima, que pareces una lapa.- Francis se acerca más, y deja que una de sus manos acaricie disimuladamente la baja espalda de Arthur.- Si quieres un trío, estoy seguro de que Antonio puede organizar uno enseguida.
Francis se aparta y se echa a reír. El deje de celos en la voz de Arthur le parece encantador. No está cien por cien seguro de que los celos sean por él y no por la sorprendente habilidad de Antonio de atraer mujeres, pero tampoco le importa.
-¿No eres tú el que presume de ser el más cosmopolita de todos?- bromea Francis mirando como Gilbert consigue arrastrar a Antonio hasta el siguiente pub y ahuyenta por fin a las mujeres.- No me digas que un trío es demasiado para Arthur El Liberal.
-Para tu información, del liberalismo al libertinaje hay un límite. No es que un maldito pervertido como tú vaya a entenderlo.
Francis vuelve a reír y empieza a caminar hacia el bar en el que Gilbert y Antonio seguramente ya están pidiendo.
-Nosotros tres somos los pervertidos...- bromea a gritos en medio de una calle de Londres.- ¿Eso en que te convierte a ti, que adoras salir con nosotros?
Arthur se sonroja y nota las miradas de la mitad de la calle sobre él.
-Soy una persona tolerante.
Se calla el ”porque estoy enamorado de ti, imbécil” que tiene en la punta de la lengua y los sigue el resto de la noche; insultándolos hasta que está lo suficientemente borracho como para dejar que Francis lo toque y lo bese y lo empuje contra la pared de la discoteca en la que están y le susurre lo que se le ha ocurrido para esa noche al oído. Su voz es tan sexy, sus labios tan suaves y sus manos tan calientes que sabe que está al límite y es él quién lo arrastra fuera, hasta su casa, para que haga realidad todo aquello que promete.
Gracias por leer xDDDD