Vicios Fuji IX con algo de Lord Seigaku y compañía

Feb 12, 2008 17:58


No sé para que pienso que cada vez que estoy aquí son vacaciones, porque siempre tengo menos tiempo y descanso menos. Por no mencionar el estrés mental que conlleva aguantar a la gente de aquí. Tengo que echar cuentas con los drabbles de Fuji para ver como tengo que publicar para acabar el 29. Y ponerme las pilas y escribir mucho más de todo. Además de responder los comentarios cuando mi hermano termine con el ordenador ¬¬

Hoy dejo crossover con One Piece.

Fandom: Prince of Tennis/One Piece
Personaje: Sanji/Fuji
Advertencias: yaoi, AU, Crossover ¿NC-13?
Tema: #25- Labios.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Takeshi Konomi. Ni son míos, ni saco beneficios haciendo esto.

Labios.

“Competición de comida en el Restaurante Red FIRE. Los cocineros tienen que presentar como inscripción cinco Berís. El premio es un juego de cuchillos para carne del maestro Ojii y el dinero recaudado en efectivo.”

Sanji frunció el ceño. Su querida, hermosa y diligente Nami-san lo había enviado al pueblo a buscar las provisiones. Pero no podía comprarlas hasta el día siguiente, por lo que se tenía que quedar a pasar la noche en la ciudad. Pero claro, su vida nunca podía ser tan fácil...

-Maldito Marimo... - masculló con fastidio tirando su pitillo al suelo y sacando otro inmediatamente.

Había tenido que traer al friki de las espadas con él. Y aunque protestase, no le harían caso. Así que tenía que quedarse toda la noche vigilando que el imbécil ese no se metiese en líos, se perdiese o terminase demasiado borracho como para recordar que su cabeza costaba 120 millones.

Suspiró y miró la calle que se abría frente a él. Tenía que estar en alguno de esos tugurios de mala muerte. Probablemente el que peor pinta tuviese. No estaba preparado para que una figura más pequeña que él apareciese por la esquina y chocaron el uno contra el otro. Durante un segundo pensó que estaba delante de una muchacha casi tan hermosa como sus chicas. Sin embargo, cuando sus ojos bajaron al lugar en dónde deberían estar sus pechos, no encontró nada. Volvió a mirarlo a la cara sorprendido. Era incluso más femenino que él y tenía que reconocer que eso no era nada habitual en esos mares. Pero estaban en el Nuevo Mundo, y por la espada en su cintura intuyó que fuerte tenía que ser para seguir vivo. Ah sí, y tenía unos ojos azules preciosos.

-Lo siento.- se disculpó poniéndose en pie y tendiéndole una mano. El chico del cabello castaño aceptó con una sonrisa que ocultó sus ojos. A Sanji le gustó el detalle. Él sólo dejaba que le viesen uno.

-La culpa es mía. Debería mirar por dónde camino.

-No te preocupes.- Sanji sintió como algo tironeaba de él en su interior. No quiso negarse al impulso de relacionarse más con el encantador muchacho.- Iba a cenar ¿te apetece venir?

-Por supuesto. Así aprovecho y continuó buscando a mi compañero.

-¿También estás buscando a tu compañero? Que casualidad.- esbozó su mejor sonrisa. Esa seria que nunca le mostraba a las damas y sí a los hombres que se la merecían.- El mío seguramente está en alguno de estos tugurios de mala muerte bebiendo sake que yo tendré que pagar después.

A Sanji le gustó el sonido de la risa del joven. Definitivamente merecía la pena invertir algo de dinero en invitarlo a comer. Podría recuperarlo en el concurso de cocina del día siguiente. Así, su hermosa Nami-san no se enteraría.

-Por lo menos Tezuka nunca termina tan borracho como para olvidar que tiene que pagar la cuenta.- comentó sonriente. Sin embargo, algo en su tono de voz le dijo que no le agradaba ese rasgo del carácter de su compañero. Sanji lo entendía, a él le ocurría lo mismo. Y, si, encima, sentía una sombra de lo que él sentía por el estúpido Marimo... compadecía al muchacho.

-¿Él es un espadachín?- preguntó jugueteando con el cigarrillo.

-Y de los buenos.

-Están cortados todos por el mismo patrón.- replicó encogiéndose de hombros y empezando a caminar.- ¿Una cena, entonces?

**

Fuji se encontró casi incapaz de responder. Su atención se había quedado prendada en los labios del rubio. Su forma de mantener el pitillo en la boca era pornográfica. Como mínimo. Y ese, el lenguaje de los gestos aparentemente inocentes cargados de pornografía era un juego al que él sabía jugar. Y muy bien.

Sonrió un poco más al rubio y lo siguió calle arriba. Disfrutaron de un apacible silencio entre ellos mientras avanzaban hacia un lugar en el que comer.

-Aquí.- musitó el rubio señalando un tugurio de mala muerte. Fuji frunció un poco el ceño.- Hay buena comida. Confía en mí, sé de lo que hablo.

-Eres cocinero, supongo.- comentó mientras entraba en el lugar. Sabía que en el rostro del otro bailaba una sonrisa.

-De los buenos.

-Y pirata.

-De los buenos también.- respondió mientras se acercaban a la barra para pedir una mesa. Fuji reconoció la mirada cauta de su único ojo visible. Para él estaba bien. Entendía esa precaución. Sabía que le estaba diciendo eres guapo niño, pero yo no soy tonto, así que ten cuidado si pretendes jugar conmigo.- Marimo estúpido...

Giró la vista en la misma dirección que el rubio y descubrió sus ojos clavados en un espadachín de ojos verdes. Y tres espadas. Las tres espadas... ¿quién tenía tres espadas? No conseguía recordarlo y no siguió presionando a su memoria porque compartiendo mesa con el joven del pelo verde estaba Tezuka. Suspiró. Y siguió a un furioso cocinero hacia ellos.

-¡Tú! ¡¿Qué coño haces aquí?! ¿Quién te crees que va a pagar esto?- le gritaba el rubio a su amigo.

-Saa... Tezuka.- musitó Fuji provocando que su compañero dejase de fijarse en la pelea y le prestase atención.- No deberías escaparte así de mí.

-¡Piérdete Cocinero Pervertido!- gritaba el espadachín del pelo verde alga.- ¿No tienes gente a la que acosar?

-¡Marimo de los cojones! ¡Voy a contarle a Nami-san en que has gastado el dinero!- Fuji dejó escapar una risita al ver como la cara del compañero del rubio se ponía un poco a juego con su pelo.

-¡Maldita bruja usurera!- masculló el otro.

-Fuji... ¿no tienes nada que hacer?

La voz de Tezuka los distrajo a todos. Por un instante, Fuji se sintió rechazado. Muy rechazado.

-Y esa es otra...- dijo entre dientes Sanji.- ¿Qué coño haces con este?- le preguntó señalando a Tezuka con el índice.

-¿Y a ti que coño te importa, Cejas Raras? Alguien como tú no lo entendería. Pero si estás celoso puedo entenderlo.

-Vete a la mierda cabeza de alga.

Se giró hacia Fuji, que continuaba con la vista fija en Tezuka.

-Será mejor que nos busquemos otro lugar para cenar.- dijo sacando un cigarrillo del paquete y deslizándolo entre los labios. Como antes, Syusuke se sintió capturado por el erotismo del gesto.

-¡Aquí no se puede fumar!- le gritó el hombre que estaba en la barra.

-¡Qué te den gilipollas!- gritó el rubio caminando hacia el exterior todavía muy enfadado. Fuji escuchó como tomaba aire con profundidad un par de veces antes de girarse para preguntarle si seguía teniendo ganas de cenar. Al parecer, él las había perdido todas.- Lo siento.

-No hay problema. No es como si yo tuviese hambre. De comida, al menos.

-Tu amigo se llamaba Tezuka ¿no?- preguntó el rubio mirando hacia el cielo. La mirada de Fuji volvió a perderse en sus labios y la forma tan delicadamente provocativa que tenían de sujetar el tabaco entre ellos.

-No sé si él se consideraría amigo mío, pero sí, Tezuka.

-No me has dicho tu nombre. Yo soy Sanji, un placer.

-Fuji, y espero que todavía sea mejor.- abrió los ojos ligeramente y capturó la mirada del otro como si fuese un hipnotizador. Sus ojos solían tener ese efecto en la gente.

-¿A qué te dedicas Fuji?

-Un poco de esto y un poco de aquello, ya sabes.- respondió sin decir nada en realidad. Los labios se estiraron en media sonrisa traviesa.

-¿Pirata?

-Se podría decir que sí.

-Y en el Nuevo Mundo. ¿Buscando el One Piece?

-¿No es lo que hacemos todos?- su sonrisa se ladeó más al tiempo que entrecerraba los ojos. Sanji correspondió a su sonrisa traviesa. Sanji. Le gustaba el nombre. Le gustaba como sonaba en su cabeza. Probablemente en voz alta sería todavía mejor. Y, entonces, recordó al chico del pelo verde y su mente conectó información.- Sois de la banda de Sombrero de Paja.- afirmó mirándolo con inusitado nuevo respeto.

-Veo que nuestra reputación ha llegado incluso a estos mares. Lógico. Poca gente es capaz de alcanzar los niveles de estupidez de Luffy.

-Una pena que mi capitán vaya a ser el futuro Rey de los Piratas.- replicó el chico del cabello castaño sin perder la sonrisa.

-Bueno, eso ya se verá ¿no? Luffy tiene verdadera determinación en lograrlo. Y creo en él, así que tu capitán tendrá que disculparme.

-Bueno, Ryoma no se va a enfadar por algo así.

-Tú amigo tiene pinta de ser de los que me harían creer vuestra versión a golpes.- musitó mirando hacia la puerta de la taberna.

-Menos que el tuyo, a pesar de todo.

-El Marimo imbécil ese no tiene neuronas para resolver el asunto de otra forma.

-Entonces...- Fuji fue incapaz de reprimir su sonrisa más peligrosa.- ¿cocinero pervertido?

Cuando toda la intensidad del ojo no oculto tras la cortina de pelo dorado recorrió su cuerpo de arriba abajo sintió un escalofrío recorriéndole la piel. El otro lo notó perfectamente y tiró el cigarro al suelo. Sus labios en una sonrisa ladeada. Casi podía sentirse intoxicado por esos labios. Ni finos ni gruesos. Perfectos. Seguramente sabrían a tabaco y especias. Era cocinero al fin y al cabo.

Fue Fuji el que agarró la mano del rubio y lo arrastró hacia el otro lado de la calle. Allí, no llegaba casi la luz y no los molestaría un exceso de miradas sobre ellos. Las tendrían, pero como Syusuke decía siempre, las cosas con moderación simplemente aportan emociones y experiencias positivas.

Casi temblaba de expectación cuando por fin esos labios rozaron los suyos. Muy lentamente. Cerró los ojos y lo abrazó con más intensidad, atrayéndolo hacia él un poco más.

Había estado en lo cierto al pensar que sabría a tabaco. Y, tras el tabaco, había curry. A Fuji le gustaba el curry. No tanto como el wasabi, pero le gustaba mucho también. La lengua de Sanji hizo un par de caricias tentativas antes de que Syusuke abriese la boca para él y empezase una pequeña lucha por dominar. No era que quisiese hacerlo realmente. Y él otro, era de los suyos. Seguramente si le preguntaba en voz alta le diría que lo importante era el combate y no la victoria. Eso era lo que él había tratado de inculcarle a su joven capitán, aunque la influencia de Tezuka, siempre dominante, no ayudaba a transmitirle ese mensaje al pequeño Ryoma.

Las manos grandes y esbeltas recorrieron su espalda. Una de ellas se posó sobre su trasero mientras que la otra empezó a juguetear con su nuca. Gimió dentro del beso. Gimió al mismo tiempo que el rubio cuando en un movimiento repentino Sanji acercó sus caderas, el principio de erección de ambos rozándose y chocando en el proceso.

-¡¡Fuji!!

-¡Cocinero Pervertido!

Abrieron los ojos al mismo tiempo. Se miraron el uno al otro y sonrieron sin dejar de besarse. Parecía que ninguno de los espadachines estaba tan borracho como para ignorarlos. Bien. Podían seguir jugando un poco más ¿no?

-¡¡Fuji!!

La voz era más tensa y apremiante. Estaba cediendo el abrazo cuando sintió que alguien arrancaba, literalmente, al rubio de sus brazos. Cuando la mortífera mirada del joven de pelo verde se posó en él clavó una sonrisa traviesa y unos ojos firmes en él. No lo amedrentaba la fuerza bruta. Dos segundos después, Tezuka estaba a su lado, agarrándolo de la muñeca.

-¡Suéltame Marimo!- se quejó Sanji revolviéndose lo justo para que su compañero dejase de agarrarlo por el cuello de la camisa.

-Creo que tenemos que marcharnos.- le dijo Fuji sonriendo.

-Una pena no poder disfrutar más de un placer semejante.- las miradas asesinas de Tezuka y el espadachín del pelo verde se clavaron en la sonrisa indolente del rubio.

-Ya nos veremos en algún lugar del Nuevo Mundo. Todavía me debes una cena.

Fuji se alejó de allí sonriendo. Conocer al rubio había sido genial. Sobre todo, porque ni dos minutos después, Tezuka lo había empujado contra una pared y lo estaba besando hasta hacerlo enloquecer. Seguramente Sanji estaba siendo tratado igual por su amigo el Marimo.

Y para desconectar un poco, dejo lo últmo que escribí del AU medieval

Fandom: Prince of Tennis
Grupo: Rikkai
Advertencias: Yaoi, AU medieval, y en general NC-13
Tema: #Ley 16.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Takeshi Konomi. Ni son míos, ni saco beneficios haciendo esto.

No hay nada más respetable que una maldad antigua

-¡Oi, tú, muchacho!- el joven de cabello castaño y uniforme de paje se giró hacia el mayordomo de palacio. El joven hombre le tendió una bandeja.- Llévale esto a Sir Momoshiro.

El joven criado aceptó el encargo con un cabeceo humilde y emprendió el camino hacia los aposentos del noble. Lo que en el castillo se consideraba habitual lo sorprendía. Era inhumana la cantidad de comida que ingería ese hombre, hasta en comparación con Marui. Niou suspiró.

Todo iba según sus planes, más o menos. Una vez llegado allí había invertido dos días en observar a su presa. Al tercero la había matado y ocupado su lugar. Desde entonces llevaba dos semanas haciendo recados en la corte y reuniendo toda posible información. Elegir a los criados siempre era lo mejor. Sabían todos y cada uno de los rumores y, encima, nadie les prestaba la suficiente cantidad de atención.

A pesar de todo, estaba decepcionado. Ya había confirmado que había un Fuji al lado de Lord Seigaku. En general, la gente era bastante interesante por allí. Había tenido la oportunidad perfecta para observar a varios de los nobles. Empezando por Tezuka, cuya aura era diametralmente diferente a la de Yukimura pero igual de poderosa e inapelable. Además, había sido compañero y amigo de Sanada cuando los dos eran niños en la corte de Sakaki. También tenía una relación de ese tipo con Atobe de Hyotei y lo intrigaba que tipo de actividades habían llevado esos tres a cabo durante su adolescencia. Pero no se podía permitir el lujo de mezclar Hyotei y un pensamiento mínimamente relacionado con el sexo porque entonces recordaba que Hiro estaba allí, a merced de esos elitistas, en el centro del nido de serpientes. Y no le gustaba luchar contra la tentación de precipitarse en su trabajo para correr al lado de su amante. Además, confiaba en él. No tendría problemas, aunque Niou tenía derecho a sentirse celoso.

Kirihara tenía interés en Echizen. Niou sabía que se habían encontrado en una ocasión y el sobrino de Lord Rikkai quería volver a enfrentarse a él con todas sus fuerzas. Y destrozarlo. Lo cierto era que Echizen lo había sorprendido, pero, aún así, le parecía un tipo interesante. Lord Oishi y Sir Kikumaru eran una versión aburrida y exagerada de Jackal y Marui. Momoshiro y Kaidoh se pasaban el día peleándose e interrumpiendo los entrenamientos de las partes del ejército que comandaban para enfrentarse el uno al otro. Por quién sí sentía curiosidad era por Lord Inui. Yanagi había dicho que era bueno y Niou lo confirmaba. Además, se pasaba horas en su laboratorio creando nuevos venenos. El asesino de Rikkai tenía una ligera idea del lugar del que podía provenir parte de la causa del estado en el que habían quedado los asesinos de Hyotei y Higa.

Había escuchado que faltaban dos de los consejeros habituales. El primero, Lord Kawamura, estaba de viaje en el confín norte de la región como representante de Tezuka. Fuji, ese que capturaba la atención real de Niou, había ido a la casa familiar de los Fuji en Rokkaku con motivo del nacimiento de su primogénito. Y por eso, no lo conocía.

Llamó a la puerta de la habitación de Momoshiro y encontró a Fuji Yuuta con él, ambos charlando tranquilamente. el ejecutor de Lord Mizuki no estaba al nivel de Niou a pesar de pertenecer a la ilustre familia. Tenía demasiado mal carácter para ser realmente peligroso.

-Aniki dice que Seisuke se ha quedado al cuidado de Madre y que regresará aquí esta tarde.

Niou dejó la bandeja sobre la mesa y se retiró a un rincón de la sala obligándose a contener la emoción en su pecho. Por fin el mayor de los varones Fuji iba a estar presente.

-Se nos acabó la paz...- se lamentó Momoshiro ofreciéndole al otro hombre fruta de la que acababan de dejarle allí. Yuuta negó secamente.- ¿Te marcharás entonces a ver a tu sobrino?

-Aprovecharé para arrastrar por allí a Mizuki de camino que le llevamos a Sae-san las instrucciones que Tezuka-san nos ofrezca para él.

-Sigo sin entender como te acostumbras a Lord St Rudolph, pero es mejor que no le des tiempo a Fuji para estar en presencia de Mizuki.

-Desde luego. Aniki sigue sin apreciarlo.

-¡Chico!- Niou levantó humildemente el rostro. Acababan de ofrecerle muy buena información.- Llévale ese pergamino a Echizen.

Salió de la sala y casi se pondría a dar salto de la emoción. Su corazón latía acelerado ante la posibilidad de conocer por fin al Fuji. Dejó que su imaginación vagase libremente. Si ya tenía un hijo, seguramente era más mayor que ellos. Y del tipo de Sanada. Alto y fuerte, para que todos pronunciasen su nombre con semejante cantidad de respeto y temor. Iba a ser un enemigo formidable.

Frente a las puertas de Lord Echizen escuchó sonidos poco convencionales. Esbozó una sonrisa perversa y abrió ligeramente la puerta para entrar en la sala que había antes del dormitorio del heredero de Lord Seigaku. Dejó el documento sobre la mesa y en pasos sigilosos se acercó a las puertas de la habitación. Empujó un poco el portón, sin hacer ruido, y su sonrisa creció más al tener una vista de primera sobre lo que ocurría sobre la cama.

Lord Tezuka estaba de espaldas a la puerta, completamente desnudo, inclinándose sobre el cuerpo de Echizen, que estaba de rodillas sobre la cama. Si Sanada no se había acostado con Tezuka Niou lo condenaría a muerte. Sin toda la capa de sobria magnificencia el hombre era fuego puro. Y tenía un culo perfecto.

Se mordió un labio mientras observaba la escena, lamentándose por su incapacidad para no excitarse al ver como el cuerpo atlético incrementaba la velocidad proporcionalmente a los decibelios de los gemidos de Echizen.

Cuando los dos cuerpos quedaron tendidos sobre la cama, Niou consideró oportuno salir de allí. Para su fortuna, la voz de Echizen clavó sus pies en el suelo.

-Hoy regresa Fuji-sempai.- comentó con la respiración ligeramente alterada. Tezuka respondió con un gruñido de afirmación muy parecido a los que Sanada solía utilizar.- Momo-sempai me ha contado que su hijo se llama Seisuke.

-Lo sé.

-¿Vas a seguir enfadado con él?- el más joven se inclinó sobre un codo y miró al otro con intensidad.- Lleváis así un año.

-No es asunto tuyo.- Lord Seigaku trató de levantarse pero Echizen lo sostuvo firmemente por una de sus muñecas.

-Mitsu, déjalo ya. Parecéis niños de tres años. ¿Tan difícil es que volvamos a divertirnos los tres juntos?

-No voy a cambiar nada. Fuji tiene un hijo y una esposa de los que cuidar. Ni siquiera pienso volver a concederle los privilegios anteriores.

-Reconozco que quizá se le fue la mano con Akutagawa y Hirakoba.- admitió el más joven. El corazón de Niou tembló de la expectación.- Pero sabes cómo es. No puedes tenerle algo así en cuenta.

-No voy a seguir discutiendo este tema.

Tezuka se puso en pie y empezó a vestirse. Niou se escondió en la ante sala. Si salía fuera corría el riesgo de ser visto. Minutos después, el hombre alto de gafas salía con expresión enfadada.

-¡Estoy harto de que por vuestra culpa sólo tengamos calentones!

El día no estaba haciendo nada más que ponerse mejor y mejor para Niou.

***

-¿Qué os trae por mis aposentos, Lord Yagyuu?

El hombre de cabello claro esbozó una sonrisa dirigida a Lord Oshitari.

-He pensado que seríais la compañía más adecuada para una visita a la sala de entrenamiento. Tantos días como invitado me dan la impresión de que mi cuerpo está perdiendo forma.

-Será un placer.- Oshitari se giró hacia uno de los pajes que se encontraban en la sala.- Terminaré esto luego. Informad a Atobe del cambio de hora de la reunión.

Yagyuu dejó que el hombre de pelo azul lo precediese. Ya había recibido respuesta de Lord Rikkai. Le informaba que esperase indicaciones. No podían contactar con Niou y la fecha límite para que asesinase a Tezuka se acercaba. Si las noticias llegaban a Hyotei antes de que estos partieran podían no hacerlo o elegir un objetivo diferente, lo que los dejaría a ellos en una situación de peligro que Yanagi no iba a consentir.

-¿Os divertisteis ayer en la Fiesta del Cava?

-Por supuesto. Una celebración magnífica. Como era de esperar de Lord Hyotei, sin lugar a dudas.

-Se rumorea que vosotros también tenéis un par de ellas de lo más interesantes.- lo miró con un brillo de astucia en los ojos.- Quizá debería ir yo a visitar a Lord Rikkai y maravillarme con el esplendor de su corte.

Yagyuu maldijo. Su expresión no varió, pero por dentro estaba maldiciendo al otro hombre. Lo acababa de poner en una encrucijada crucial. Si le decía que Yukimura recibiría su visita con gusto se arriesgaba a que fuese y la logística de sus planes tuviese que cambiar drásticamente. Si le decía que no estaba seguro de que su cabeza duraría poco tiempo más sobre sus hombros. Y tenía que seguir allí hasta resolver lo de Seigaku.

-Una visita tan excelsa como la suya sería un honor para nosotros. Aún así, la temporada de festividades es en primavera. A estas alturas del año no hay mucho que ver. Solemos sufrir otoños lluviosos y fríos.

-Me lo pensaré entonces.

Yagyuu asintió ligeramente y rezó para que Masa terminase su parte cuanto antes. No se sentía cómodo allí y cada día que pasaba sentía como si la serpiente que lo rodeaba cercase más su espacio vital. Oshitari, con su lengua bífida y su forma de hablar, correspondía a los colmillos de la bestia.

Las cosas iban a ponerse feas.

***

-Espero que ahora que estamos reunidos en privado, sea tan amable de hablar claro, Lord Yanagi.

Renji levantó la cabeza hacia Lord Shitenhouji dándose cuenta de que con ese hombre tendría que exponer sus intenciones lo más franca y directamente posible.

-Sabéis mejor que nadie que el Este es un peligro para todos. Lord Higa no se detendrá hasta que consiga el trono. Que lo apoye Lord Nagoya con su ejercito no beneficia a nadie. Y vendrían hacia vosotros.

Shiraishi lo observó detenidamente, como si tan sólo con posar sus ojos sobre él fuese a conseguir más información de la que el resto del mundo conseguía. Renji sabía no estaba funcionando. Que no podía funcionar porque el nunca traicionaba sus intenciones. Pero la persona frente a él era lo suficientemente habil como para hacerlo dudar hasta de sí mismo.

-Todos entendemos la amenaza, de eso no me cabe duda. ¿Qué propone Rikkai?

-Lord Rikkai,- de no tener una inflexión constante e inexpresiva en la voz entrenada durante años, se habría notado cierta puntualización molesta en el “Lord”.- propone una alianza de no agresión y apoyo frente a los otros Grandes Nobles.

-Me alegra que vayáis directo al punto, Yanagi, pero comprenderéis que debo meditar el asunto. Nosotros no tenemos enemigos inmediatos.

Renji inclinó la cabeza y salió de la sala. Shiraishi se giró hacia su derecha nada más estar seguro de que no había nadie más presente.

-¿Qué opinas Senri?

-Las alianzas siempre son positivas.- el hombre alto salió de las sombras y ocupó el asiento a la derecha del Lord.- Pero Seigaku y Rikkai terminarán enfrentándose y no creo que nos convenga estar en medio. No podemos aliarnos con Rikkai al mismo tiempo que con Kippei a menos que exijamos que Kippei cierre sus relaciones con Seigaku, y sinceramente, es poco probable que vaya a escucharme.

-Tenemos que elegir, a fin de cuentas, entre Seigaku y Rikkai ¿no?- musitó Lord Shitenhouji mirando a la nada.- No nos vamos a quedar con ninguno de los dos. Vamos a firmar un pacto de no agresión con los dos. Cuando se maten entre ellos ganaremos nosotros.

***

Jackal no estaba seguro de que todo fuese tan bien como debería. Avanzaban a buen paso hacia la posición de Lord Nagoya, con Akaya a la cabeza de su pequeña tropa de soldados cuidadosamente elegidos para ser su guardia. Marui iba por la mitad del grueso y, como siempre, a él y a su gente le tocaba la retaguardia.

Tenía sus ventajas. Podía observar las posiciones de todos y controlar que ninguno de los otros dos se metiese en peligro. Era el guerrero más experimentado de los tres, y, desde luego, la sensación que estaba sintiendo no le gustaba nada. Se planteó durante un momento enviar un mensaje a Sanada, empezando a redactar la posible misiva en su cabeza. Las dos primeras versiones no le gustaron y al punto de comenzar la tercera notó algo extraño a su alrededor.

Un brillo metálico.

Giró la cabeza de un lado a otro para asegurarse y los destellos se sucedieron por todos lados. Acababa de entender por qué se había sentido así.

-¡Esto es una trampa! ¡Estamos rodeados!

Su grito fue la señal para que las tropas con los uniformes de Nagoya y Higa se avalanzasen sobre ellos. En la vanguardia, la hoja roja de Akaya fue la primera en brillar bajo el sol.

***

-¿Qué haces, Geniichiro?

Sanada dejó de prestarle atención a la vista desde su balcón y se concentró en Yukimura. Su pelo azul brillaba de una forma especial al atardecer, y su rostro seguía siendo demasiado hermoso para sus ojos. Su señor se acercó y detuvo su avance a su lado, posando con languidez una mano sobre la barandilla.

-Estás preocupado,- observó Lord Rikkai, ladeando la cabeza ligeramente en un gesto innecesario para transmitir la idea de leer en el interior de Sanada.- ¿Por qué estás preocupado, Geniichiro? Somos los más fuertes.

-No los conoces.

-No me gusta que guardes tantos recuerdos de Atobe y Tezuka, Geniichiro.- musitó Yukimura cambiando la dulzura de su mirada a algo que a Sanada le pareció más duro que el adamantio. Siempre era así con él. Mientras las cosas iban como quería, Yukimura se convertía en la personificación de la bondad y la dulzura. Cuando algo se salía de sus planes era la persona más implacable y terrible que él conocía.

-No puedo desprenderme de mi pasado.

-Lo único que importa es el presente, Sanada. Y tu presente está aquí.- se acercó un poco más a él. Con su mano, atenazó el biceps de Sanada. Esa mano que antes había sentido como demasiado etérea para ser real ahora era una garra.- Conmigo. En mis tierras.

-Deberías estar más preocupado por sus movimientos. Deberías estar más preocupado porque Atobe tenga la intención de eliminar a Tezuka. No podemos hacerles frente si estamos tan dispersos.

-Niou acabará con Tezuka antes de que suponga un problema. Tú y yo somos más que suficientes para cortar un avance de Atobe desde el sur.

-No confío demasiado en lo de Niou.

-¿Te preocupan lo del Fuji que destrozó a Akutagawa?- Yukimura lo miraba con curiosidad. Sería la primera vez que Sanada se dejaría influir por un asesino. Solía despreciarlos.

-Tezuka lo tiene con él. Ha de ser algo más. Tezuka es como yo, Seiichi.- lo miró a los ojos y lo atrajo hacia él con una mano.- Odia a los asesinos y los desprecia. Si deja que uno se ocupe de esos asuntos es porque ese alguien es importante.

-Ya sabes lo que dicen de los Fuji, Geniichiro. No hay nada más respetable que una maldad antigua. Es su lema familiar. Eso es lo que son. Maldad refinada. Pero nuestro Niou es el diablo en sí mismo. Y, si no, yo mismo iré y destrozaré con mis propias manos a todo el linaje.

-No puedes arriesgarte a algo así.

-Victoria, Geniichiro, victoria. Es lo que importa y es lo que nosotros conseguimos.- lo abrazó y reposó su cabeza en el pecho musculoso del más alto.- No hay nadie más fuerte que nosotros dos si hacemos equipo.

En las murallas, Takeo, uno de los guardias del castillo, decidió que era mucho mejor la vista que ofrecía el balcón que lo que el horizonte deparaba. Unas nubes grises y pesadas amenazaban con descargar tormenta sobre ellos.

Definitivamente, mucho mejor ver como los últimos rayos de sol iluminaban a Lord Rikkai y Lord Sanada mientras se besaban.

Muchas gracias por leer ^^
 

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