A pesar de ciertos temas que no quiero ni volver a mencionar (más que nada porque así no se van a solucionar y ya estoy haciendo todo cuanto está en mi mano para solucionarlos) me pongo seria con los drabbles. Me quedan ocho días y veinte drabbles. Voy a terminarlos el 29, así que van a ir todos los que faltan en una semana. Hoy dejo dos. El primero es ya el cuarto del arco argumental Fuji+Pillar Pair. Y ahora, toca el reencuentro. El segundo tercero del arco argumental Tezuka/Fuji. Advertir que hay un salto temporal de 10 años del anterior a este.
Y me callo que soy una pesada.
Fandom: Prince of Tennis
Personaje: Fuji (+ Pillar Pair)
Advertencias: PG
Tema: #12- Mentir.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Takeshi Konomi. Ni son míos, ni saco beneficios haciendo esto.
Mentir.
La mentira era un arte.
Eso pensaba Fuji mientras estaba sentado observando el partido de Shiraishi contra Sanada. A su lado se sentaban un Tachibana eliminado y un Inui que no había perdido la costumbre de anotar a saber qué en su cuaderno verde.
Desde luego, su atención no estaba en el partido. No estaba allí para nada. En realidad, no dejaba de observar los rostros de los presentes y sentirse fascinado. Si había algún maestro de mentiras, ese era sin lugar a dudas Niou. Lo había fascinado entonces y lo fascinaba ahora. Y Yagyuu, que no parecía lo que era le recordaba un poco a sí mismo. Pero Yukimura también era fascinante. Sin mencionar a Shiraishi y a Oshitari. Incluso Inui.
Sabía que tras sus fachadas, todos estaban envueltos en mentiras. Mentiras que les impedían ser como eran por dentro. Y él reconocía que ostentaba también el puesto de maestro en ese arte. Siempre lo había hecho. Nadie, ni cuando tenía catorce años, podía averiguar hasta dónde podía llegar o en qué pensaba. El único que a veces se acercaba era Tezuka, igual que él era el único capaz de leer en el rostro de su capitán.
A veces, cuando pensaba en eso, le entraba la risa. Esa risa amarga que dejaba escapar en la soledad de su habitación. Unas veces para evitar las lágrimas y otras para evitar hacerle daño a alguien. Mientras sufriese él el dolor sería más real. Le decía que estaba vivo. Podía seguir levantándose día a día y seguir sintiendo. Durante años había tenido mucho miedo a que si dejaba de dolerle no habría nada. Seguía creyéndolo en gran medida.
Por eso le parecía tan irónicamente divertido que él hubiese sido el único capaz de leer a Tezuka. Y el capitán a él. Una falsa ilusión. Otra mentira más.
Shiraishi anotó el punto que le hizo ganar el partido 6-4. Al caminar hacia el banquillo en dónde había dejado su bolsa con un botellín de agua y una toalla, Fuji sintió sus ojos clavados en los suyos. Intensamente. Y le devolvió la mirada con una sonrisa entendiendo perfectamente lo que quería decir. Esa mirada de Shiraishi no podía mentirle a Fuji. El rubio estaba esperando un rival digno. Alguien capaz de levantarse desde el fondo el pozo y volar tan alto como él. Alguien que repitiese el partido que habían jugado tantos años atrás. Los dos sabían que el único capaz de hacer eso era Fuji.
Yukimura se puso en pie y ocupó el banquillo de Sanada sin su habitual sonrisa. No hubo gestos de consuelo por la derrota que su compañero acababa de sufrir. Fuji lo entendía. Para empezar, a Yukimura nunca le habían sentado bien las derrotas. Sanada las odiaba todavía más.
-¿Has disfrutado del partido?- preguntó Shiraishi sentándose a su lado y echando agua sobre su rostro para refrescarse. Algo dentro de Fuji latió con deseo contenido al ver el rostro y el cuerpo frente a él. Maldijo sus heridas. De no tenerlas, habría arrastrado al otro hacia el baño para un polvo rápido.
-Siempre es un placer ver un buen partido de tenis.- respondió sin decir que sí y sin decir que no. La sutileza era la variante más creativa del mentir. Shiraishi le devolvió la media sonrisa diciéndole que entendía su juego perfectamente, pero que no le importaba consentírselo.
-¡¡Tezuka!!
La voz de Inui borró de golpe toda posibilidad de deseo y diversión en Fuji. Se quedó inmóvil, observando a Kite y a Yukimura estirar, mientras todos los demás (excepto Sanada y Niou) miraban hacia su espalda, sus ojos fijos en las dos figuras que estaba seguro que se aproximaban a ellos. Los ojos del capitán del Shitenhouji volaron de su rostro al de los recién llegados y de nuevo a él entendiendo tras las mentiras de la sonrisa de Fuji.
-Inui.
Apretó los puños. La voz estaba junto a él, a su espalda. Cercana y más profunda de lo que era antes, pero aún así reconocible perfectamente.
-Inui-sempai.
Quiso irse. De pronto sintió como si su cuerpo perdiese fuerzas y el brazo le doliese más que nunca. No tanto como su amiga la vieja herida, pero sí mucho más que segundos antes. Tragó saliva y se aseguró de que los músculos de su cara estuviesen estirados en una sonrisa cálida y amable. El pinchazo molesto en las mejillas lo tranquilizó y le provocó la misma sensación de seguridad que en su adolescencia. Le dolía. Estaba vivo.
-Fuji.- Tezuka estaba frente a él. Alto y guapo. Como siempre. Quizá más imperturbable que antes. A su lado, Echizen, que seguramente era ya más alto que el propio Fuji, conservaba la sonrisilla arrogante de los viejos tiempos.- Nos hemos enterado ayer de tu accidente. Lo lamento mucho.
‘¿De verdad? ¿Lo lamentas? Pero sí no ha sido nada, Tezuka. Nada en comparación con lo tuyo. Además, si de verdad te doy lástima, es que he caído más bajo que nunca. Eso sí, la próxima vez que le digas algo así a alguien procura que se os vea un poco compungidos. Quizá se sienten ofendidos si mantenéis la misma expresión de siempre. No todos son como yo, que van a ignorar la evidente falsedad de vuestros comentarios, esa que vuestros rostros no son capaces de disimular.’
Y, como siempre, no dijo lo que pensaba en voz alta. Mentir era más cómodo.
-Gracias. Ya estoy mejor.
-Bajaste la guardia.
-Mada mada dane, Fuji-sempai.
Abrió los ojos sin poder evitarlo. Su sonrisa no decayó, pero su mirada tenía demasiados sentimientos peligrosos. Podía soportar un comentario falso. Podía soportar verlos juntos. Pero se equivocaban si pensaban que iba a tolerar que le hablasen así.
-Estaréis cansados del largo vuelo ¿no?- intervino Shiraishi. Una de sus manos fue a reposar sobre la rodilla de Fuji, conteniéndolo. Los ojos de Tezuka se entrecerraron ligeramente ante el contacto tan familiar. Syusuke quiso reír. La familiaridad de Shiraishi no era más que otra mentira.
-Uno nunca termina de acostumbrarse de todo a los vuelos transcontinentales.- Tezuka estaba tenso. Se lo notaba en el tono de voz. Llevaban años sin verse y Fuji podía leer igual de bien en él.
-Una pena que me haya lesionado de forma tan estúpida.- musitó Fuji con los ojos ligeramente abiertos y una sonrisa peligrosa en los labios. Por el enderezamiento que los cuerpos de los otros dos sufrieron supo que recordaban esa sonrisa. Shiraishi intercambió una mirada con él mientras alzaba una ceja. Nunca había sido testigo de los juegos verbales de Fuji.- Al fin y al cabo, todavía tenemos que terminar ese partido Ryoma-kun. Cuando lo dejamos iba ganando yo.- no volvió la vista hacia Shiraishi pero percibió su sonrisa al mismo tiempo que los ojos de Echizen relampagueaban. Y ahora, Fuji iba a dejarle claro a Tezuka que ya no podía hablarle así.- Siempre podéis pedirle a Niou que me imite. La última vez que jugué contra él su imitación tuya era casi perfecta.- comentó mirando a Tezuka intensamente trayendo de nuevo a la mente ese 6-0 de su primer año y la derrota de los nacionales. Cuando notó como los ojos del de gafas se oscurecían tras los cristales cerró los suyos y sonrió con inocencia.- Si me disculpáis, tengo que ir al servicio.
-Te acompaño.
Se levantó con Shiraishi siguiéndolo a su izquierda. No le molestó la proximidad del rubio. Tezuka y Ryoma los miraban, y aunque no era una venganza, mentir siempre le había resultado divertido. Sobre todo a ellos.
Fandom: Prince of Tennis
Personaje: Tezu/Fuji
Universo: Quod scripsi, scripsi
Advertencias: PG en general. AU y personajes originales.
Tema: #8- Calor.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Takeshi Konomi. Ni son míos, ni saco beneficios haciendo esto.
Calor
El verano estaba permitiendo disfrutar de los últimos ramalazos de sol y calor a pesar de ser septiembre. Suspiró mientras guardaba la cámara en su funda. Había sacado fotos bastante buenas en ese parque lleno de niños y madres jóvenes. A veces él también deseaba poder ser niño de nuevo. No se permitía desear cosas inalcanzables desde hacía tiempo, así que no era el momento. A sus treinta años era más que consciente de que la vida era injusta y pocas veces uno tenía lo que quería.
El móvil lo sacó de sus cavilaciones y al ver el número en la pantalla sonrió.
-Hola, Yuu-chan.
-¡Tío Syusuke! ¿Vienes a cenar? Mamá prometió hacer tarta.
-Claro. Acabo de terminar de trabajar y voy hasta ahí. ¿Te apetece pasar la tarde conmigo en la playa?
-¡Sí! ¡Por favor!
-Vamos a recogerte dentro de media hora.
-¿Vamos?- escuchó el ligero matiz de fastidio en la voz del niño con claridad.- ¿Vas a traer a Kakumi contigo?
-Sí, Yuusuke.
-Pero no quiero que te haga cosas raras delante de la gente.- musitó el niño como protesta. Hubo unos segundos de silencio hasta que pareció terminar de pensárselo.- Voy, pero prométeme que Kakumi se portará bien.
-Prometido.
-Bien. ¡Hasta después!
Fuji colgó sin molestarse en esconder su sonrisa ladeada al pensar en su sobrino. Marcó el número de Kakumi para avisarlo de los nuevos planes.
-¿Has comido?
-No, acabamos de terminar el diseño para la nueva exposición y todavía tengo que pasarme por la oficina. ¿A ti que tal te ha ido?
-Bien. He hablado con Yuusuke ahora y he quedado en llevarlo a la playa por la tarde, ¿te apetece?
-¿Ir a la playa contigo?- escuchó la risa grave y profunda a través del aparato.- Siempre.
-Me ha hecho prometer que no haríamos cosas raras.- Fuji supo que la otra persona tenía la misma sonrisa ladeada que él en la otra punta de la ciudad.- Así que si vienes tienes que comportarte como es debido, Kaku-chan.
-Me fascina como te las arreglas para echarme a mí la culpa de los comportamientos indecentes, Syu-chan. ¿Me recoges, comemos juntos y luego nos vamos a la playa?
-Hecho.
Sonriendo, Fuji se dirigió a su coche. Guardó con delicadeza la cámara en el maletero y encendió música mientras se preparaba para disfrutar de uno de los últimos días de calor del verano con su sobrino y su mejor amigo. Una pena que Yuuta tuviese que acompañar a Mizuki en su paseo por Francia.
-¿Yuu-chan, Nee-san?- gritó al entrar en casa de su hermana. Su sobrino salió corriendo y se lanzó a su sus brazos.
Fuji quería con locura al chico. Había nacido cuando él lo estaba pasando realmente mal y poco a poco, el pequeño bebé lo había ido absorbiendo en su vitalidad hasta que había sentido que volvía a tener una ppropia dentro de él. Además, los genes Fuji habían demostrado ser fuertes y el chico se parecía mucho a Syusuke. Tenía el mismo color de pelo y los mismos ojos, aunque los suyos estaban plagados de inocencia que había heredado de Yuuta.
-Syusuke.- levantó la vista hacia su hermana y su marido, que los miraban indulgentes. Les sonrió con cariño.- Que no se meta en el agua hasta dentro de dos horas. Y ni se te ocurra permitir que vuelva con algún tipo de quemadura.- le tendió una mochila.- Aquí van sus cosas y su merienda.
-¿Vais a salir?- preguntó poniéndose de pie y cogiendo las cosas.
-Hemos pensado en aprovechar la tarde para nosotros.- comentó sonriente su cuñado.
-Si queréis ir a pasar el fin de semana a algún lugar no me importa llevarme a Yuusuke a casa.
-¿Lo harías?- preguntó su hermana ilusionada.
-Claro.- miró al niño que se moría de impaciencia por salir.- ¿Quieres venir a casa, Yuu-chan?
-¡Sí! ¡Tío Syusuke eres genial! Pero ahora vámonos a la playa.
-Lo traeré el lunes por la tarde. Buen fin de semana.
Se alejó con el niño revoloteando a su alrededor y le tendió la bolsa a Kakumi, que los esperaba apoyado en el coche. Fuji sabía que su mejor amigo y su sobrino se llevaban bien pero Kakumi se divertía demasiado abrazándolo y tocándolo para molestar a Yuu-chan. Eran los dos como niños.
Horas después, Fuji disfrutaba de la tranquilidad tumbado sobre su toalla, con las gafas de sol ocultándole los ojos y un agradable calor en todo su cuerpo. Escuchó a su sobrino regresar y sentarse en su toalla, sin decir nada. Abrió un ojo para observar y determinar la causa de tan extraño comportamiento. Se asustó ante la cara de conmoción del niño, que tenía la boca abierta y no reaccionaba.
-¿Ha pasado algo, Yuu-chan?- Fuji maldijo a Kakumi. Seguramente se había ido a perseguir chicos guapos y, aunque estaba seguro de que no se había alejado lo suficiente como para perder de vista al niño, no le había prestado toda la atención que debería.
-Tío Syusuke...- los inocentes ojos del niño se clavaron en los suyos. Tenían un brillo muy particular.- Me he enamorado.
Tuvo que luchar contra las ganas de reírse. El rostro del niño era solemne y parecía completamente seguro y convencido de lo que acababa de decir. No iba a ser el quién le desmitificase el amor. Se puso serio sin poder evitarlo. El amor quemaba y destrozaba. El amor era una quimera en la que los seres humanos sienten la necesidad de creer. Él no tenía malos recuerdos, pero sí la sensación de haberse abrasado, como las mariposas que van al fuego y sienten como sus alas se queman. Eso le había provocado a él estar enamorado.
-¿Quién ha sido la afortunada?- preguntó guardando su pasado bajo sus mil sonrisas.
-Era un chico.- musitó ruborizándose. Fuji alzó las dos cejas en señal de sorpresa.- ¡Tienes que venir conmigo a verlo! Es... es... es muy guapo, y tiene esos ojos tan bonitos... y nada muy bien... y es muy alto...
-¿Qué os pasa a vosotros dos?- inquirió Kakumi tirándose al lado de Fuji en la toalla. El fotógrafo sonrió y lo miró con los ojos en blanco.
-Mientras tú estabas por ahí de caza, nuestro Yuu-chan se ha enamorado.- el niño se sonrojó un poco más y miró al suelo.
-Tío Syusuke, ¡tienes que venir a verlo! ¡Y puedo hablarle y nos sacarás fotos juntos! ¡Por favor tío Syusuke!
-Vamos, vamos.
Los dos adultos se pusieron de pie divertidos, siguiendo los pasos del niño hasta donde dos niños jugaban a las palas. De un solo vistazo supo que esos niños jugaban al tenis. Tenían una técnica demasiado buena, y sus movimientos eran demasiado buenos. Probablemente serían talentos naturales. Pudo ver el rostro de uno de ellos. Era un niño muy guapo. Tenía el pelo muy oscuro y unos bonitos ojos ocultos tras unas gafas.
Yuu-chan se escapó de allí y fue corriendo hacia dónde estaba el mayor, aprovechando que el otro niño acababa de fallar. Fuji se sintió feliz al ver la ilusión en los ojos de su sobrino.
-Ojalá tú brillaras así también. Serías igual de guapo.- musitó en un suspiró Kakumi echándole un brazo por los hombros y dándole un beso amistoso en el hombro desnudo.
Fuji le prestaba atención a los dos niños. El pelo del amor de Yuusuke se le hacía familiar pero no acertó el parecido hasta que el niño se giró y siguió a Yuu-chan hacia ellos.
Durante unos segundos se quedó sin aire. Ese niño era igual que...
Tenso como un violín empezó a buscar por los alrededores a la persona que sabía que estaría allí. Y la vio. Frente a ellos. Los ojos clavados en su cuerpo. Sintió una vez más ese calor que lo había quemado ardiendo en su pecho.
-¡Tío Syusuke!- le gritó Yuu-chan.- ¡Sácanos la foto!
Su sobrino cerró los ojos en una sonrisa y el otro niño ocultó la suya y se puso serio. Fuji sintió que se mareaba mientras trataba de mantener el objetivo estable. Nada más apretar el botón empezaron a temblarle las manos. No podía creer que ese fuese el niño del que Yuu-chan se había enamorado. No podía ocurrir lo mismo. No a su sobrino.
-Fuji, ¿estás bien?- le preguntó en un susurro su amigo al notar el estado físico en el que se había sumido. Apretó su abrazo sobre él.
-Fuji.
Kakumi levantó la vista al escuchar la voz profunda. La versión adulta del amor de Yuusuke estaba frente a ellos, con el otro niño a su lado. No pudo evitar envidiar al hombre por el cuerpo que tenía ni a la mujer que podía disfrutar de él todas las noches. Miró de reojo a Fuji y lo vio tranquilo repentinamente y con los ojos cerrados. No había cosa que Kakumi odiase más que esa máscara sonriente.
-Tezuka.
Y Kakumi supo quién era. Fuji no le había hablado de él, pero durante el tiempo que compartieron piso en Londres se había acostumbrado a escucharle pronunciar el nombre en sueños.
-¿Los conoces, papá?- preguntó el niño que, al lado de Yuu-chan, los miraba con curiosidad.
-A Fuji.- clavó su mirada en Kakumi y el artista pudo sentir como sus brazos habrían desaparecido de estar en el poder de ese hombre.
-Este es Saitou Kakumi.- presentó Fuji con su sonrisa sin desaparecer ni un solo momento.
-Tío Syusuke, me prometiste que tú y Kakumi no haríais cosas raras.- se quejó el niño mirándolos con desagrado. Un brillo asesino relució en los ojos de Tezuka, pero Fuji estaba demasiado ocupado tratando de fingir que no ocurría nada como para que le importase. Kakumi dejó de abrazarlo y se quedó a su lado.
-Me intriga saber que le enseñas a tu sobrino.- preguntó Tezuka taladrándolo con la mirada.
-Vosotros debéis ser los hijos de Tezuka.- Fuji lo ignoró y se inclinó para hablar con los chicos. Primero le sonrió al de pelo oscuro.- Hola, yo soy Syusuke.
-Yo soy Keigo.- susurró el chico con una sonrisa tímida. Fuji le acarició la cabeza.
-Encantado Keigo.- se volvió hacia el niño del que se había enamorado su sobrino.- ¿Y tú?
-Kunikata.- seco y directo. Se parecía más que en lo físico a su padre.
-Tienes dos chicos muy guapos, Tezuka.- comentó enderezándose y sin perder la sonrisa, sobre todo, sin abrir los ojos.
-Gracias.
-Será mejor que nosotros nos vayamos. Hemos dejado las cosas solas.
-¿Pueden venir a tomar helado con nosotros, tío Syusuke?
-Si su padre les deja estaré encantado de invitarlos.
-Vamos.
Fuji lideró el camino hacia el puesto de helados. A pesar del calor, sentía un frío terrible. La mirada de Tezuka fija sobre su espalda le ponía la piel de gallina.
Muchísimas gracias por leer ^_^
EDIT:
The Dante's Inferno Test has banished you to the Seventh Level of Hell!
Here is how you matched up against all the levels:
LevelScore
Purgatory (Repenting Believers)Very Low
Level 1 - Limbo (Virtuous Non-Believers)Low
Level 2 (Lustful)Very High
Level 3 (Gluttonous)High
Level 4 (Prodigal and Avaricious)Moderate
Level 5 (Wrathful and Gloomy)Moderate
Level 6 - The City of Dis (Heretics)Extreme
Level 7 (Violent)Extreme
Level 8- the Malebolge (Fraudulent, Malicious, Panderers)High
Level 9 - Cocytus (Treacherous)Moderate
Take the
Dante's Inferno Test