Terminé la gestión consular a las 11 y media de la mañana. Disponía del resto de la jornada para visitar Roma.
Un tópico a desmentir, al menos en parte, y para mí el primero: la idea, un poco pesimista y exigente en exceso, de que un día en Roma casi no da para nada. Evidentemente, no vi ni una cuarta parte de las cosas que pueden verse en Roma;
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