Título: The Winning Scenario
Autores:
virtualpersonal y
brimstonegoldTraducción:
aisisgalloArt:
Inanna_MaatPairing: Sam/Dean, AU (en un mundo futuro de fantasía & no hermanos)
Fandom: SPN (AU) / BSG (original)
Ratings/Warnings: NC 17, bondage suave, hurt/comfort, non-con.
Summary: Disfrazado como un comerciante durante una misión de recopilación de información en una estación de juego y placer, el capitán Dean gana el gran premio. Sorprendido de saber que su premio incluye una noche de placer con un esclavo, está dispuesto a rechazar los servicios de este, hasta que se entera de que el esclavo es humano. De ninguna manera dejará a uno de su especie atrás, nunca. El esclavo sexual, Sam, tiene sus propios secretos. La tortura Cylon y el condicionamiento para hacer de él un producto apto para el comercio de esclavos, le han arrebatado la mitad de sus recuerdos, y le provocan pesadillas y problemas psicológicos. Si hubiera sabido que Dean era un piloto colonial, jamás se habría ido con él, y jamás se habría acercado siquiera a donde estaba destinado, la estrella de combate Galactica.
Enlace al fic original:
http://virtualpersonal.livejournal.com/241801.html
Capítulo 1a,
Capítulo 1b,
Capítulo 2a,
Capítulo 2b,
Capítulo 3a,
Capítulo 3b,
Capítulo 4a,
Capítulo 4b,
Capítulo 5a,
Capítulo 5b,
Capítulo 6a,
Capítulo 6b,
Capítulo 7a,
Capítulo 7b,
Capítulo 8a,
Capítulo 8b,
Capítulo 9a,
Capítulo 9b,
Capítulo 10a,
Capítulo 10b,
Capítulo 11a,
Capítulo 11b,
Capítulo 12a,
Capítulo 12b,
Capítulo 13a,
Capítulo 13b,
Capítulo 14a,
Capítulo 14b,
Capítulo 15a,
Capítulo 15b,
Capítulo 16a,
Capítulo 16b,
Capítulo 17a,
Capítulo 17b,
Capítulo 18a,
Capítulo 18b,
Capítulo 19a,
Capítulo 19b,
Capítulo 20a,
Capítulo 20b, Capítulo 21,
CAPÍTULO 22
Finalmente, llegaron al pasillo que llevaba hasta su apartamento y Dean soltó el brazo de Sam, deslizando su mano hacia abajo para agarrar la suya. Apretándola ligeramente, pasó su pulgar por la parte trasera de la mano de su amante. - Mañana no tengo trabajo. Podemos ser todo lo creativos que queramos. - dijo.
- Puedo ser muy creativo. - respondió Sam, apretando también la mano de Dean, encantado de que pudieran pasar toda la noche haciéndose el amor el uno al otro. - Desde que Dean había vuelto de su captura, solían aferrarse el uno al otro durante la noche, y muchas veces, hacían el amor con una necesidad febril. Las pesadillas les acosaban a los dos, y cuando uno despertaba al otro, la necesidad de conectar, de separar la realidad del mundo de las pesadillas, era acuciante. Sus pesadillas finalmente habían empezado a disminuir, pero más para Sam que para Dean, probablemente porque Sam había recibido mucha más terapia, y estaba dispuesto a dejar que los médicos profundizaran en su psique. Dean, por otra parte, no era de hablar con extraños sobre sus sentimientos, así que sus médicos se centraron en principio en ayudarle a reaclimatarse a las luces brillantes, a los ruidos repentinos, a las superficies reflectantes. El hecho de que Dean hubiera hecho una excepción por Sam, y estuviera dispuesto a hablar de sus sentimientos, hacía sentir a Sam especial, y por eso, le resultaba más fácil hablar con Dean de sus propios problemas.
Dejó que Dean le empujara dentro del apartamento, y prácticamente antes de que se cerrara la puerta, se encontró entre sus brazos. Rompió el beso, incapaz de detener una carcajada cuando oyó a Shadow maullar y luego bufar una protesta. Bajó la mirada hacia el gatito, sentado cerca de ellos, mirándoles con el ceño fruncido.
- Jugaré contigo mañana. Ahora será mejor que te apartes de nuestro camino. Vete a dormir.
Shadow movió su rabo con gesto de fastidio y se dirigió a la habitación.
- Peor que los niños. - dijo Sam girándose otra vez hacia Dean. - ¿Por dónde íbamos?
- Me estabas provocando. Creo que íbamos por ahí. - dijo Dean, con una sonrisa formándose en su cara mientras se obligaba a sí mismo a soltar a Sam y retroceder hasta sentarse en la silla. - Baila para mí. - dijo con voz ronca, empezando a soltarse la chaqueta, con la mirada ardiente fija en su amante.
- ¿Que baile para ti? - respondió Sam, sorprendido por la petición, pero la mirada de Dean le confirmó que quería ver bailar a Sin. Cerró los ojos, pensando en el escenario en el que solía bailar mientras todo el mundo le miraba desnudarse, recordando cómo le había dedicado una especial atención a Dean aquel primer día. Un Lap-dance. Dean nunca había disfrutado de un Lap-dance de Sin. Abrió los ojos y miró a su amante. Lentamente, cruzó el salón, moviendo lentamente sus caderas. Llegó hasta Dean, y deslizó los dedos por su muslo, pasando de forma tentadora junto a su entrepierna, y luego subiendo por su pecho hasta llegar a su cuello. Sam se inclinó hacia delante y lamió la carótida de Dean, luego mordisqueó un poco antes de alejarse de él. Pudo ver la confusión en su mirada cuando el capitán volvió la cabeza hacia él, al menos hasta que se dio cuenta de que solamente iba a encender el aparato de música.
Se colocó de espaldas a Dean y empezó a girar sus caderas lentamente, mientras buscaba entre los dispositivos de música. Encontró un par de ellos que le gustaban y los introdujo en el aparato. Era buena música para bailar, una agradable mezcla de música lenta y rápida, con buen ritmo. Tan pronto como la música empezó, Sam se giro para encarar a Dean, que se había girado en la silla para observarle. Empezó a bailar sin dejar de mirarle fijamente a los ojos.
Mientras miraba fijamente a Sam, Dean podía sentir todavía su roce quemando su piel, y quería más. Nunca había pensado que un hombre bailando pudiera ser sexy, pero Sam… Sin… lo hacía pecaminosamente sexy. Dejó caer su chaqueta al suelo, y empezó a soltarse la camisa. Su pulso era menos firme, a medida que su cuerpo empezaba a reaccionar al espectáculo de Sam, que balanceaba sus caderas, moviéndose de una forma que decía a gritos sexo, sexo, sexo, sexo. Vio cómo las manos de Sam se desplazaban por su cuerpo, arriba y abajo, y no pudo evitar imaginar que eran sus propias manos, tocándole y sobándole, deteniéndose en sus partes preferidas de aquel cuerpo provocador de sueños húmedos.
- Acércate más. - jadeó Dean, humedeciéndose los labios.
Sam acortó la distancia, e hizo el pino, provocando a Dean una vez más antes de doblar sus brazos y rodar por el suelo hasta quedar de rodillas. Aún mantuvo la distancia fuera del alcance de Dean, después de ponerse en pie arqueando su cuerpo lo suficiente para dejar a la vista una franja de piel de su estómago. Volvió a girarse y se dobló hacia delante por la cintura, flexionando sus nalgas delante de Dean mientras desataba sus botas. Mantuvo la vista fija en Dean, no iba a dejar que le tocara, todavía no, no hasta que le hubiera provocado en condiciones.
Sam volvió a encarar a Dean, arqueándose hacia atrás, volviendo a hacer el pino lentamente, deshaciéndose de sus botas con el movimiento. Tan pronto como sus pies estuvieron descalzos, deslizó su cuerpo hasta el suelo e hizo un movimiento ondulante que le acercó más aún al capitán.
Aquello estaba matando a Dean. Tener que estar allí sentado, mirando, cuando Sam estaba haciendo el pino para él, le hacía recordar las veces que habían follado en esa posición. Intentó calmarse a sí mismo, pensando que Sam se iría acercando a él, que pronto estaría tocándole, y el siguiente movimiento de Sam le pilló por sorpresa, haciéndole hervir la sangre. Sam le miraba desde el suelo, donde su cuerpo subía y bajaba flexión tras flexión. - Muy desafiante, - consiguió decir a duras penas, mientras dejaba caer sus manos a cada lado de la silla, con los puños apretados.
Sam se elevó con un fuerte impulso hasta quedar de pie frente a Dean, y empezó a mover sus manos por debajo de su camisa, acariciando su pecho con un suave gemido. Lentamente, se desató la camisa con una mano, mientras deslizaba la otra dentro de sus pantalones y empezaba a tocarse a sí mismo. Cuando su camisa se deslizó de sus hombros, la cogió y la enroscó, sujetándola por ambos extremos y usándola para acariciar su cuerpo, pasando la tela por su pecho, entre sus piernas, por su espalda, flexionando todos los músculos que rozaba la tela. Giró y siguió moviéndose, acercándose cada vez más a Dean.
- Prohibido tocar. - le dijo a Dean mientras se colocaba a horcajadas sobre él.
Dean se recostó hacia atrás en la silla, e instintivamente arqueó su espalda en el instante en que las piernas de Sam tocaron sus muslos. Había estado distraído por los abdominales esculpidos de Sam y por la tela de su camisa recorriendo su cuerpo, que le hipnotizaron de tal forma que fue incapaz de imaginar las intenciones de Sam. Ahora, el único aroma que llegaba hasta él era el del calor del cuerpo de Sam, que prácticamente le ahogaba con la necesidad de tocar y saborear.
Las aletas de su nariz se extendieron, pero asintió aceptando la norma, tragando con fuerza mientras Sam descendía sobre él. La primera vez que el culo de Sam rozó ligeramente la erección dura de Dean aprisionada bajo sus pantalones, el capitán gimió suavemente. - Ojalá supieras lo que me haces sentir, - dijo. - Ojalá pudiera decírtelo o demostrártelo. - Pero no había palabras para describir la intensidad con la que cada célula de su cuerpo deseaba a Sam.
- Lo veo en tus ojos, la profundidad del amor, más profundo que la inmensidad del espacio, y el brillo de estrellas en esa mirada, el calor de cientos de soles que me hacen arder, - susurró Sam mientras acariciaba con su camisa el pecho de Dean. - Lo oigo cuando tu aliento se corta cada vez que te toco, cuando respiras mi aroma. - Puso la camisa entre sus labios y los de Dean y le besó con la barrera de tela evitando el contacto real. - Lo siento cuando tus manos me acarician con delicadeza o con desesperación, cuando me llenas y somos uno solo, cuando no hay nada más que nosotros en todo el universo. - Movió sus caderas adelante y atrás, rozando la entrepierna de Dean. - Lo huelo en tu aroma único y dulce, lleno de deseo. - Movió sus caderas hacia atrás, rozando ligeramente su entrepierna con la de Dean. - Lo saboreo en tus besos, en la sal y en el sudor de tu piel, en tu semen.
Sam presionó por un momento su pecho contra el de Dean, y prácticamente pudo sentir los latidos de su corazón golpeando. - No necesitas decírmelo. Lo sé. Porque yo siento lo mismo.
Dean le observaba a través de sus párpados pesados, mientras las palabras de Sam le envolvían. Eran tan sensuales como los movimientos de su amante, y tanto si fue de forma deliberada como si no, avivaron las llamas de su creciente necesidad. - Saboréalo ahora. - medio suplicó y medio exigió Dean, deseando deshacerse de la maldita camisa que Sam seguía usando para separar sus bocas. Sam seguía provocándole, alimentando la tensión que crecía dentro de Dean, probando sus límites. - Sabes cómo acabar conmigo, - dijo, levantando sus caderas hacia lo que Sam le había prohibido.
Sam siguió con su lap-dance, provocándole y tentándole, rozando ligeramente su propia polla dura contra la erección todavía encerrada en los pantalones de Dean. Pasó su camisa por detrás de la cabeza del capitán y le sujetó mientras repartía suaves besos por la cara de Dean, hasta que finalmente alcanzó sus labios. Luego miró aquellos ojos color jade que ardían brillantes, y se sentó firmemente sobre el regazo de Dean, mostrándole una suave sonrisa. - Ahora puedes tocarme. - dijo capturando con su boca la de Dean.
- Ssssiiiii - siseó Dean, levantando sus manos al instante hasta el cuerpo de Sam y pegándole a él todo lo posible, recorriendo con ellas la piel suave que cubría sus músculos increíblemente esculpidos. En el momento en que sus bocas se encontraron, Dean metió su lengua dentro, enredándola con la de Sam, saboreándole, deseando más. Sujetó la cabeza de Sam por detrás y pegó sus bocas con más fuerza, tomando el control del beso y follándole con la lengua con toda la fuerza de su lujuria. ”Mío”. Con cada célula, con cada fibra de su cuerpo, sabía que aquello era verdad, que Sam era suyo, solo suyo. Y que él pertenecía a Sam.
El peso del cuerpo de Sam, el roce de su culo contra la polla dura de Dean, le tenía tan excitado, tan necesitado, que era jodidamente doloroso. A medida que se rozaban, que frotaban sus cuerpos el uno contra el otro, besándose casi con desesperación, Dean empezó a ver destellos blancos tras sus párpados. Inmediatamente rompió el beso, y levantó a Sam de su regazo. Sin dejar de mirarle a los ojos, le soltó los pantalones y se los bajó, hasta deshacerse de ellos. Su mirada bajó hasta la polla dura de Sam, totalmente erecta. Tiró de Sam hacia él, hasta que sintió la erección pegada a su estómago y le empujó hacia arriba, deleitándose con la forma en la que Sam se frotaba contra su pecho.
Dean se deslizó un poco hacia abajo en la silla, y agarrando con fuerza a Sam por las caderas, empezó a lamerle y a besarle, sus duros y planos abdominales, la línea de sus caderas. Rozó la polla de Sam con su boca, pero pasó de largo, provocando a Sam con la misma precisión implacable que Sam había practicado con él. - Adoro tocarte, - susurró contra la carne de su amante, dejando escapar un gemido del fondo de su garganta al sentir temblar a Sam.
- Adoro que me toques, - murmuró Sam, gimiendo cuando la lengua de Dean le acarició ligeramente. - Joder, eres… unghh… un estudiante muy aventajado.
Aquella lengua provocadora, le habría hecho embestir con sus caderas si no fuera por el firme agarre de Dean. Estaba luchando por mantener la fuerza en sus rodillas mientras Dean trabajaba sobre su cuerpo, jugando con él con una precisión perfecta. Sam no pudo evitarlo, y finalmente pasó su mano por el pelo suave de Dean, y el aroma de su champú le recordó a la primera vez que lo olió en Thiros, un olor que no pudo reconocer en aquel momento. Sus manos viajaron más hacia abajo, las yemas de sus dedos acariciando la suave piel que cubría los sólidos músculos. Tan diferente a tocar a una mujer, y aún así, todavía le sorprendía hasta qué punto le encendía la sensación del cuerpo de Dean. Pero no era solo la sensación de su cuerpo. Era Dean. Nunca pensó que podría amar a alguien más que a Trishan, pero lo hacía. Nunca tenía suficiente de Dean. De sus caricias, de sus besos, de su voz susurrándole al oído, o de sus gemidos de placer. En cuerpo y alma, necesitaba a Dean, necesitaba poseerle y ser poseído por él.
Deseaba más que nada en el mundo, suplicarle a Dean que se la chupara, pero igual que Dean le había dejado provocarle, quería darle el mismo regalo a él.
Tan receptivo. Su Sam era tan receptivo, que Dean podría correrse solo viendo sus reacciones si se dejara llevar. Pero esa noche no. Esa noche, tenían una cita con el sexo cabeza abajo, una que no iba a desperdiciar. Apartó su boca y extendió sus dedos sobre el estómago de Sam, deslizándolos arriba y abajo, recorriendo su cuerpo mientras le sentía arquearse hacia atrás, ofreciéndole una vista de su cuerpo que le encogió las entrañas de deseo.
Su mirada subió por el cuerpo de Sam hasta llegar a sus ojos. - Tan hermoso. Tan jodidamente hermoso, - jadeó, tocando aquel cuerpo como si nunca fuera a tener bastante. Cuando los ojos color avellana de Sam se desenfocaron, se lamió los labios, al tiempo que una sensación de poder atravesaba su cuerpo por haber conseguido la total y absoluta atención por parte de Sam. Agarró con fuerza las caderas de Sam otra vez, y acercándole a su cara, empezó a lamerle la polla. Una larga caricia de su lengua por toda su extensión húmeda y resbaladiza en su boca. Cerró una mano alrededor de la base, y empezó de nuevo, esta vez enredando y presionando su lengua con fuerza contra el borde de su glande y cerrando sus labios alrededor de él. - No puedo esperar a chupártela entera, - susurró, casi como una amenaza antes de empezar a chupar de nuevo.
Cuando la lengua de Dean, finalmente llegó a donde Sam quería que estuviera, este dejó caer su cabeza hacia atrás. Todo su cuerpo se convulsionó ligeramente, y dejó escapar un gemido al sentir el músculo húmedo recorrer su polla, acariciándola, enviando cada vez más sangre hasta ella.
Dean abrió su boca y cumplió con su promesa, metiendo la polla de Sam en su boca. Se detuvo un momento, dejando que Sam se regodeara en la presión que mantuvo durante todo el tiempo que fue capaz. Le encantó la forma en la que Sam se retorció, los sonidos que escaparon de su boca. Le encantó que Sam no escondiera ninguna de sus reacciones, que lo compartiera todo, todo su ser. Era algo por lo que Dean estaba dispuesto a luchar.
Sujetando la base de la polla de Sam, Dean empezó a mover su cabeza adelante y atrás. Marcó el ritmo, lo controló, y mantuvo una presión constante alrededor de la polla de Sam, mientras seguía chupándola. Con la yema de su pulgar, presionó y acarició sus pelotas, dando a su amante un segundo foco de placer. Saboreando el líquido preseminal de Sam, empezó a gemir, dejándole claro cuánto le gustaba aquello, su sabor, la forma en la que vibraba en su boca, y lo duro que estaba mientras se deslizaba dentro y fuera de su boca.
Cuando Sam presionó un poco hacia delante, Dean supo instintivamente lo que necesitaba. Se deslizó un poco más abajo en la silla, abrió bien su boca, y empujó a Sam hacia delante, dejándole hundir su polla por completo en su boca y su garganta. Soltó sus caderas y empezó a acariciar el culo de Sam con las dos manos, moviéndolas después por cada centímetro de piel que estaba a su alcance.
Sin perder tiempo, en cuanto Dean se tragó su larga polla, Sam empezó a follarle la boca. Se obligó a sí mismo a empezar despacio, con los ojos cerrados, sintiendo la presión de la lengua de Dean contra su erección. Sintió el fondo de la garganta de Dean, y la vibración de sus gemidos en la punta de su polla, que enviaban oleadas de placer a todo su cuerpo. La seda suave y húmeda del interior de las mejillas de Dean tocando su carne, y la textura más rugosa de su paladar.
Sintiendo todas esas cosas, Sam empezó a aumentar el ritmo, dejando que los sonidos de placer escaparan de él a medida que las sensaciones le recorrían una y otra vez. Salió de él solo un instante, deseando que aquello durara más, pero pronto sus gemidos aumentaron de volumen, y su ritmo se aceleró más y más. El calor le envolvía y prácticamente le quemaba las entrañas, y finalmente, Sam agarró a Dean por los hombros y se hundió en él tan profundo como el capitán era capaz de recibirle.
- Dioses… ¡Dean! - gritó, al tiempo que su cuerpo se tensaba, sus testículos se encogían y el semen salía con fuerza derramándose en la garganta de Dean. Embistió dos veces más entregándose al orgasmo, hundiendo sus uñas en los hombros de Dean, gimiendo desde lo más profundo de su garganta mientras Dean terminaba de vaciarle, hasta que su polla quedó fláccida. Sam salió de la boca de Dean con un jadeo. - Eres increíble. - susurró.
Los dedos de Dean se hundieron en la parte trasera de los muslos de Sam, mientras el capitán tensaba todo su cuerpo, luchando con todas sus fuerzas por no correrse con Sam, a pesar de que ni siquiera le estaba tocando. Hasta ese punto le afectaba Sam. Se aseguró de chupar hasta la última gota de su amante, y sonrió. - Sí, lo sé. Ven aquí. - Tiró con fuerza de él haciéndole sentarse sobre su regazo, y tanteó los labios de Sam con los suyos, deslizándose sobre ellos, ladeando su boca primero a un lado, luego al otro, riendo cuando Sam por fin se volvió más agresivo y sus lenguas se enredaron en una sincronización perfecta.
La forma en la que Dean le besaba le estaba volviendo loco, y finalmente, cuando el capitán se rió, Sam tomo el control del beso. Podía notar su sabor en la boca de Dean, y eso le volvió aún más loco, llenándole de lujuria y necesidad. No importaba que se acabara de correr, necesitaba más, mucho más del capitán del escuadrón rojo. Con una sonrisa que sabía que Dean podía sentir, Sam tomó el control total del beso, usando sus mejores dotes para enredar sus lenguas, acariciando la de Dean, follándole la boca, tocando y saboreando cada rincón. Sujeto la cabeza de su amante con una mano, mientras con la otra recorría su cuerpo, empezando a desnudarle de forma discreta. Su intención era distraerle, para que no se diera cuenta de lo que estaba pasando hasta que ya hubiera pasado.
La polla de Dean estaba tan dura contra su culo, que Sam se frotó contra ella de forma tentadora, dudando de que su amante pudiera aguantar mucho más que aquello. Le quitó la camisa y le soltó los pantalones con facilidad, mientras seguía besándole como si la vida le fuera en ello. Luego se puso en pie, levantando también a Dean, y finalmente, rompió el beso. - Dime lo que quieres. - susurró al oído de Dean.
Su boca quemaba, y se le cortó el aliento al oír las palabras susurradas de Sam. Dean hundió su cara en la curva del cuello de Sam mientras intentaba superar su inmediata necesidad de estar dentro de él. Luchando por tomar el control de su propio cuerpo, Dean se mantuvo en silencio hasta que se sintió capaz de contenerse para no tumbar a Sam sobre la mesa o follárselo contra la pared en aquel mismo instante. Levantó la cabeza y miró la barra de flexiones que seguía sujeta sobre el marco de la puerta que llevaba hasta la habitación. Se había burlado de él durante mucho tiempo, y aunque no había otro sitio donde colocarla, tenía la sensación de que Sam la había puesto allí a propósito.
Se humedeció los labios, mientras su mente intentaba decidir qué era lo que le podía dar más placer. - La barra, - dijo, asintiendo con la cabeza. - Un rato, luego el pino…. Ya decidiremos. - Cuando sus ojos se encontraron con los de Sam, supo que él pensaba que podrían follar con más fuerza si él no estaba colgado de la barra, y eso era lo que Dean necesitaba.
Sam se rió, orgulloso de que Dean fuera capaz de pensar a pesar de la lujuria, y decidir qué era lo que realmente deseaba. Sam caminó lentamente hacia atrás, acercándose a la barra. - Entonces, la barra. Esa barra tentadora. ¿Y qué te gustaría que hiciera en la barra? - Colocó su mano sobre el pecho de Dean, haciéndole detenerse, luego siguió retrocediendo. Bajó la barra lo suficiente para poder pasar sus piernas entre ella y el marco superior de la puerta, luego la agarró y levantó las piernas, deslizándolas hasta que la parte trasera de sus rodillas quedó sobre ella. Cabeza abajo. Sam lanzó a Dean una mirada tímida.
Ni una sola palabra salió de la boca de Dean.
- Puedes follarme la boca mientras yo me follo la tuya, o podrías simplemente follarme la boca. O…, - dijo Sam levantándose hasta que sus manos agarraron la barra y su culo quedó señalando hacia el suelo. - … o podrías simplemente follarme si quisieras. - Ladeó la cabeza para poder mirar a Dean a los ojos, con un brillo de travesura en los suyos. - A no ser que tengas alguna idea propia que quieras compartir.
Dean consiguió soltar un débil “estás intentando matarme, ¿verdad?”. Llevó su mano hacia abajo, y solo entonces se dio cuenta de que sus pantalones ya estaban sueltos, y que ya no tenía puesta la camisa. Se bajó los pantalones y liberó sus piernas de la tela, con la mirada fija en la de Sam. - Colgado cabeza abajo, por favor, - añadió avanzando hacia él. Sus ojos recorrieron cada centímetro del poderoso cuerpo de su amante, expuesto solo para él. Se formó un silencio, los sonidos en su mente se acallaron, era la calma que precedía a la tormenta.
Sus fosas nasales se dilataron cuando una nueva oleada de calor recorrió sus venas. Dando un paso hacia delante, rodeo con sus brazos el cuerpo de Sam, acercándolo a él. Abrió sus piernas ligeramente, y adelantó sus caderas, frotando su polla dura como una piedra contra el fuerte pecho de Sam, follando contra él mientras movía sus manos por todo su cuerpo. Repartió besos por los muslos de Sam, gimiendo contra su piel a medida que su necesidad de embestir crecía y crecía. - La boca, - decidió, finalmente, sintiendo la necesidad de estar dentro de la suave profundidad de la boca de Sam.
- Mmmm, la boca, - respondió Sam. - Me gusta. - Cogió la polla húmeda de Dean en su mano, acariciándola, usando el líquido preseminal para lubricarla un poco al mismo tiempo que se la llevaba hacia sus labios. Lamió la nueva gota de líquido que apareció en la punta, dejando escapar un gemido de placer. Llevó su otra mano hasta el muslo de Dean, y usándolo como punto de apoyo, empezó a balancearse adelante y atrás. Con la mano con la que estaba agarrando la polla gruesa de Dean, la guió hasta su boca cada vez que se balanceaba hacia delante. Se metió la punta en la boca y chupó, alejándose luego otra vez. La siguiente vez que se balanceó hacia delante, recorrió con su lengua la parte inferior de la polla de Dean, acariciando ligeramente con la punta sus testículos antes de volver a recorrer toda su extensión a medida que se alejaba. Cada vez que se mecía, hacía algo nuevo. Recorrió sus labios por la erección, lamió sus testículos, se tragó la polla por completo, y cada vez, muy ligeramente, enredaba su lengua alrededor de la punta, jugando con la pequeña abertura, manteniendo a Dean expectante.
- Nnggh… - Palabras incoherentes y sonidos sin sentido escapaban de los labios de Dean mientras Sam usaba la riqueza de su experiencia y su entrenamiento para hacerle el amor solo como Sin habría sido capaz. Entre las acrobacias, los toques húmedos de su lengua sobre su piel necesitada, y los momentos exasperantemente cortos de alivio que conseguía cuando Sam le chupaba con fuerza, Dean cayó en un estado de frenética necesidad y deseo. Sus gemidos y súplicas se hicieron más fuertes, acallados solo por la polla de Sam cuando presionó su boca contra esta y contra su estómago. Y cuando por fin llegó más allá del límite, hundió sus dedos en los muslos de Sam. - Por el amor de… por favor, Sam.
Decidiendo que ya había torturado bastante a su amante, Sam siguió meciéndose, moviendo la polla de Dean dentro y fuera de su boca. Finalmente, soltó la erección y colocó sus manos a cada lado de la puerta, sujetándose con firmeza y abriendo la boca en una clara invitación.
En el instante en que Sam apartó sus labios de Dean, negándole la presión que necesitaba, este dejó escapar un gemido profundo y agonizante. Miró hacia abajo, dispuesto a protestar, pero su corazón casi se detuvo al ver a Sam en aquella posición. Un segundo gemido, esta vez más parecido a un gruñido agresivo, salió de su garganta a la vez que se acercaba y guiaba su polla hacia la boca de Sam, hundiéndose en ella hasta el fondo. Espasmos de intenso placer, casi más fuertes de lo que podía soportar, arrollaron su cuerpo, haciéndole embestir casi inmediatamente, follándose la boca de Sam y su garganta.
Sam adoraba llevar a Dean hasta aquel estado de necesidad, porque cuando finalmente cedía y le daba lo que quería, Dean se volvía tan posesivo, tan receptivo a todo lo que hacía… Y no era que en otros momentos no fuera también así, pero aquel era el verdadero Dean, sin ningún tipo de mascara, y pertenecía cien por cien a Sam. Nadie más iba a tener nunca aquella parte del capitán.
Los músculos de Sam se contrajeron, endureciendo su estómago, sus brazos y sus piernas, para mantenerse tan firme como era posible mientras Dean le follaba la boca. Lo malo de aquella posición, era que no podía deslizar fácilmente su lengua por la zona sensible bajo la polla de Dean. Tenía que enredar su lengua en la polla y usar su labio superior para dar a su amante aquel estímulo extra. Dejó que Dean marcara el ritmo que quisiera, dándole todo lo que tenía para estimularle y provocarle placer, gimiendo y disfrutando de cada momento. En cierta manera, también era una tortura para él, porque no podía tocar a Dean. Si movía sus manos para acariciar a su amante, ya no sería capaz de mantenerse estable para que Dean se lo follara de la forma en la que lo estaba haciendo. Se moría por tocar la piel cubierta de sudor de Dean, pero eso tendría que esperar.
Entrando en una espiral que le llevaba a perder más y más el control, Dean embistió en la boca de Sam, follándole más fuerte y más rápido, ya solamente buscando alivio. Un destello de calor atravesó su cuerpo cuando llegó al límite. - ¡Joder! - Bajó sus manos y agarró con ellas la cabeza de Sam, y doblando ligeramente las rodillas, le folló desenfrenadamente hasta que se corrió entre espasmos de calor. - Saaam, - gimió Dean, envuelto en una dulce agonía, mientras cabalgaba en las oleadas de su orgasmo, todavía consumido por la necesidad de estar dentro de Sam.
- Increíble, - jadeó cuando Sam abrió su boca, dejando que su polla se deslizara fuera. - Jodidamente increíble. - Era una obviedad, una muy grande. - ¿Puedes…? ¿Puedes mantenerte ahí un par de centons más? - preguntó. La mirada interrogante de Sam le hizo sonreír. - Hay algo que tenía pensado hacer mientras me la chupabas, pero… maldita sea, haces que me olvide de todo. - dijo a modo de explicación.
Sam se rió suavemente. - Si estás pensando en algo más que en nuestro placer, es que algo no estoy haciendo bien, - bromeó.
Dean se incorporó e hizo que Sam separara sus muslos, hasta que sus rodillas se sujetaban cada una en un extremo de la barra de la que estaba colgado. Inclinó su cabeza, y lamió a Sam lentamente, desde el nacimiento de sus testículos hasta su entrada apretada. Jugó con su lengua alrededor de la carne arrugada, y luego presionó contra el agujero una y otra vez, pero sin llegar a penetrarle.
Sam esperaba que Dean tomara su polla en su boca, y no estaba preparado para la sensación del músculo húmedo del capitán deslizándose por su raja hasta su entrada. - Unnggg… ¡joder! - exclamó, mientras se arqueaba y se agarraba con más fuerza al marco de la puerta. Dean se estaba tomando su venganza, porque no había forma, en aquella posición, de que Sam pudiera empujar contra aquella lengua. - Malvado. - jadeó, con todos los músculos de su cuerpo en tensión.
- Nah, - solo estoy siguiendo con tu vena creativa. - Agarró las nalgas de Sam, las separó ligeramente, y sopló todo el recorrido que había seguido con su lengua húmeda. - Ya sabes, para asegurarme de que nadie te aparte de mí. - Dean se humedeció los labios y presionó su boca abierta sobre la entrada de Sam, succionando ligeramente, y luego pasando su lengua por la piel sensible, hasta que finalmente abrió su agujero un poco más e introdujo su lengua dentro.
- Como ya había dicho antes, aprendes muy rápido. - dijo Sam, gimiendo al sentir el aire frío sobre su culo. Dean siguió sorprendiéndole, lamiendo alrededor de su entrada, centrándose en su agujero. Sam gimió de placer mientras la lengua del capitán le seguía excitando, y cuando finalmente la lengua empujó hasta introducirse en él, no pudo evitar tensar los músculos de sus brazos para empujar hacia arriba.
- No hay peligro de que nadie me aparte de ti, - confirmó Sam, antes de empezar a lamer y a mordisquear el muslo de Dean mientras este trabajaba en su culo. Tenía que hacer algo o iba a volverse loco.
Sacando su lengua, Dean miró hacia abajo. - Solo quiero asegurarme de mantenerte contento. ¿Estás contento? - dijo mordiéndose la mejilla para no reírse.
Sam mordió con fuerza su muslo y luego le gruñó. - Juro que tuviste que ser una mujer en una vida pasada. Fóllame con la lengua y deja de hablar.
- ¡Ouch! - Dean le dio a Sam un mordisco de castigo en el culo y siguió con su trabajo. Lamió alrededor de la entrada de Sam, dibujando una espiral que se acercaba cada vez más a su agujero, hasta que sintió su cuerpo estremecerse. Entonces se apiadó de él e introdujo su lengua en el cálido agujero, pasando el anillo apretado de músculos y empezando a follarle con la lengua, buscando su próstata. Por la manera en que Sam tensó sus músculos en torno a él, supo que lo había encontrado, y empezó a moverse, asegurándose de tocar aquel punto con cada empuje de su lengua. Cada vez que la introducía en él, cada vez que sentía la reacción de Sam, el calor recorría su propio cuerpo, como si fuera la polla lo que tenía dentro de Sam.
Sam sonrió al sentir el mordisco de Dean, al menos hasta que aquella maravillosa lengua empezó a jugar alrededor de su agujero otra vez, haciéndole tensarse y cerrar los ojos de puro placer. Durante su esclavitud, había tenido algunos clientes que habían querido darle el mayor placer que podían, pero siempre habían seguido siendo ellos el foco de atención. Lo que Dean le estaba haciendo, centrándose solo en él, era un regalo que Sam no creía que era capaz de expresar con palabras.
Empujando su cara hacia abajo, Dean hundió su lengua más profundamente, sondeando, explorando, marcando un ritmo más rápido. Consciente de la polla completamente dura de Sam, pegada a su pecho y a su garganta, Dean se aseguró de rozarse contra ella con cada movimiento. Apenas se estaban moviendo, Sam porque no podía, y Dean porque lo único que estaba utilizando con Sam era su lengua. Quizá eso lo hacía aún más intenso, porque lo único que sabía Dean, era que se sentía borracho de deseo, borracho de necesidad de llevar a Sam hasta el límite, hasta hacerle gritar su nombre.
Dean levantó ligeramente su cabeza, se chupó el dedo corazón y lo introdujo dentro del agujero húmedo de Sam. Fascinado, observó su dedo desaparecer entre sus nalgas, asegurándose de doblarlo ligeramente. La manera en la que las nalgas de Sam se contrajeron durante un momento, le hicieron imaginar que era su polla lo que Sam estaba apretando, que era su polla la que arrancaba aquellos sonidos de su boca. - ¿Quieres otro dedo? ¿Quieres que te llene? - dijo en tono áspero.
- Sí, más. - gimió Sam, deseando desesperadamente poder moverse contra aquel dedo.
Abriendo más a Sam, Dean introdujo también su dedo anular y le dejó acostumbrarse al grosor de los dos antes de añadir un tercero. Penetrándole tan profundamente como podía, empezó a lamer sus pelotas, a veces chupando la base justo junto a su polla, jugando con él mientras le follaba con fuerza con los dedos.
La sensación de Dean pegado a su polla, rozándola una y otra vez, y follándole con los dedos al mismo tiempo, le hizo empezar a gemir de placer. Cuando la lengua del capitán empezó a jugar con su polla y sus pelotas, se convulsionó, perdiendo su agarre de la puerta durante un momento, y empezó a soltar maldiciones entre sus obscenos gemidos. Quería rodear a Dean con sus brazos, pero sabía que le haría perder el equilibrio. Pero la polla del capitán estaba allí, justo delante de él, y estaba empezando a llenarse otra vez. Metió la punta en su boca y luego volvió a sujetarse a la puerta y empezó a jugar con su glande. Cada vez que Dean hacía algo especialmente placentero, Sam respondía chupándole más fuerte dentro de su boca, dejándole saber que le había gustado.
- Malvado, - susurró Dean, metiéndose en la boca las pelotas de Sam y conteniendo un gemido de placer cuando su polla se vio envuelta en la suave humedad de la boca de Sam. Era una pura tortura para los dos, ninguno de ellos era capaz de embestir o conseguir demasiado alivio. Solo el puro deseo de devolverle a Sam lo que le había dado, le contuvo de empezar a embestir contra su boca otra vez, olvidándose de todo lo demás. Tenía que pensar que para Sam era lo mismo. Había aprendido qué era exactamente lo que Sam quería, cómo quería recibir placer. Era increíble, escucharle o sentir sus reacciones y luego ser recompensando de una manera que volvía a hacer arder su sangre. Rápidamente, se vio con la necesidad de conseguir alivio otra vez. Mientras follaba suavemente la boca de Sam, agarró su polla con su mano libre e introdujo la punta de su lengua en la abertura del glande.
Sam se había preguntado muchas veces si se podía morir de placer, aunque en sus yahrens en Thiros, solo se habían dado un par de casos de corazones que no habían podido resistir, y por suerte, nunca con él. Él siempre había estado orgulloso de tener un corazón fuerte, pero en ese momento, latía fuera de control, mientras los dedos de Dean se deslizaban dentro y fuera de él, rozando su punto de placer y haciéndole estremecerse. Podía ver que él también estaba consiguiendo excitar a Dean, y cuando sintió que este empezaba a follarle suavemente, supo que le tenía atrapado.
Entonces, Dean, fue y le sorprendió otra vez. Se tragó la polla de Dean por completo, chupando con fuerza mientras la carne ahogaba sus gemidos de placer, provocados por la lengua de Dean en la punta de su polla, sus dedos follándole el culo y su polla follándole la boca. Todo su cuerpo explotó de necesidad y sintió cómo su polla goteaba, o al menos lo habría hecho si la boca de Dean no hubiera estado allí para chupar el líquido preseminal.
Sam apartó la polla de Dean. - Te necesito… dentro, - jadeó, sintiendo su sangre arder de deseo.
- Qué… - cuando consiguió procesar las palabras de Sam, Dean dejó escapar todo el aire de los pulmones - Vale, - dijo con los dientes apretados, intentando contenerse mientras se movía hacia un lado y ayudaba a Sam a bajarse de la barra.
Los dos se quedaron de pie junto a la puerta, mirándose el uno al otro con una ansiedad que no podía ser posible después de todo el sexo que habían tenido. Dean se dio cuenta de que Sam tenía que recuperar el equilibrio, o eso se dijo a sí mismo, levantando un dedo para detener a su amante cuando este empezó a acercarse a él. - Dame un momento, - dijo, primero dando un paso hacia atrás y luego pensando en la cara de su profesor de quinto grado. Eso no ayudó, pero imaginarse a su padre llamando a la puerta, sí que lo hizo. - Genial… ahora es una ayuda de pareja, - murmuró Dean, sintiéndose medio miserable, medio orgulloso de haber conseguido recuperar el control de su cuerpo.
La retirada repentina de sangre en la cabeza de Sam, le hizo tambalearse un momento. Podía recuperar el aliento y luego darle a Dean todo lo que le había prometido durante las últimas semanas. Se sorprendió cuando Dean le hizo detenerse, pero sabía que Dean estaba luchando contra sí mismo, por Sam. No estaba seguro qué era lo que el capitán estaba murmurando, y realmente no le importaba. Agarró la mano de Dean y le guió hacia el dormitorio, parándole a un par de metros de la cama. Empezó a besar a Dean, lentamente, colocándole en la posición en la que le necesitaba, y poco después, rompió el beso, le sonrió con pura maldad y lujuria, y dando un paso hacia atrás, se alzó sobre sus manos, haciendo el pino, quedando de cara a Dean.
- Como he dicho, malvado. - Dean dio un paso adelante y separó las piernas de Sam, rodeo con cada uno de sus brazos uno de sus muslos, y lentamente caminó hacia atrás hasta que Sam estuvo en un ángulo en el que su culo quedaba alineado con las caderas de Dean. Agarró las caderas de Sam para sujetarle, y este dobló sus rodillas, de forma que la parte interna de sus muslos abrazaba los costados del capitán, y si quería, podía cruzar sus piernas sujetándolas detrás de él.
La polla húmeda de Dean presionó contra la raja de Sam, contra su entrada cálida. - Toc-Toc. - La broma murió en cuanto Sam apretó sus nalgas alrededor de la polla de Dean, haciéndole estremecerse por la necesidad de estar dentro. No estaba seguro de cuál de los dos estaba más desesperado, pero con un solo movimiento de sus caderas, empujó a través del anillo de músculos y se deslizó dentro. - Joder… Creo que me voy a volver loco y ni siquiera hemos empezado. - dijo, saliendo un poco de Sam y volviendo a embestir otra vez. Tan apretado, su amante estaba tan apretado a su alrededor.
Sam dejó escapar un grito tembloroso de “¡Dean!” cuando su amante entró en él. Era lo que necesitaba, sentir a Dean dentro de él. Se tensó alrededor de Dean, apretando su erección entre sus músculos, dándole la resistencia que necesitaba para conseguir la mayor satisfacción. Dean no perdió el tiempo y empezó a follarle, golpeando su próstata perfectamente, y enviado oleadas de placer por todo el sistema nervioso de Sam. - Dulce, tan dulce y delicioso.
- No hemos hecho más que empezar, amor. Pero ya estás en terapia, así que está bien, - bromeó Sam, y luego empezó a empujar hacia atrás, contra Dean, con cada una de sus embestidas.
- ¿Esta es mi terapia? - preguntó Dean, con la voz tensa por el esfuerzo de mantener un ritmo lento, a pesar de que cada célula de su cuerpo le pedía a gritos que empujara sin contemplaciones y tomara a Sam, volviendo al punto en el que habían estado solo unos centons antes, cuando su polla estaba hundida en la boca de Sam. - Resérveme todas las horas del día, doctor, necesito ayuda. - Embistió una vez con fuerza, siseando de placer y saliendo después lentamente. - Mucha, mucha ayuda. - Reforzó sus palabras embistiendo otra vez, pegando sus caderas al culo de Sam, prácticamente perdiendo la visión cuando su amante volvió a tensarse a su alrededor.
- Lo sé… unnggh… necesitas… ayuda, - dijo Sam mientras su interior se tragaba a Dean y por un instante sus cuerpos quedaron unidos. La pérdida parecía abrumarle cuando Dean salía de él, pero el placer cuando volvía, era fresco y nuevo cada vez. Sabía lo mucho que Dean había deseado aquello, y podía decir por su comportamiento, que estaba logrando todo lo que había soñado. El simple hecho de saber eso, hacía el placer de Sam mucho mayor.
- Quizá… debiera enseñarte… a hacer el pino, - dijo Sam. - Mmmm, más fuerte, amor, tómame más fuerte.
Más fuerte. Más fuerte. Las palabras se repetían y retumbaban en la cabeza de Dean, llevando su lujuria a niveles insospechados. Pegando sus caderas con más fuerza contra el culo de Sam, Dean empezó a embestir, más fuerte con cada golpe. Rodeado por el calor de Sam, apretado a su alrededor, dándole toda la fricción que podía desear, Dean dejó escapar un gemido agónico. La presión crecía en su interior, haciéndose más tensa, haciéndole más agresivo mientras agarraba la cadera de su amante y lo pegaba más a él, casi haciéndole perder el equilibrio.
No importaba lo fuerte que embistiera o lo profundo que entrara, no era suficiente, no para Dean. Casi de forma impaciente, cerró los dos brazos alrededor de la cintura de Sam. - Muévete. - dijo, forzando a Sam a andar sobre sus manos hacia la cama. En el instante en que Dean salió del cuerpo de su amante, soltó una maldición por la sensación de pérdida. Maldiciendo, rodeó a Sam hasta colocarse entre él y la cama, ayudándole a mantener el equilibrio sobre sus manos.
- Las rodillas, en la cama. - ordenó, aguantando parte del peso de Sam, y gracias a dios, no tuvo que decir más mientras se echaba un poco más hacia atrás. Sam, lentamente bajó sus piernas hasta apoyarlas en la cama, cada una a un lado del cuerpo de Dean, quedando en una posición más de puente que haciendo el pino.
La vista del agujero de Sam, ahora ligeramente brillante por el lubricante y su líquido preseminal, le hizo soltar un gemido. Sujetando los poderosos muslos de su amante, entró en él de un solo empujón, mordiéndose el labio inferior cuando un placer agónico atravesó su cuerpo. Quería más, quería estar más dentro, quería que Sam sintiera cada embestida no solo ahora, si no al día siguiente. Apoyando una rodilla en la cama, Dean usó el apoyo para levantarse un poco más en cada embestida, descendiendo un poco cada vez que salía de Sam, y dejando que la gravedad le ayudara a hundirse tan profundamente como era posible dentro de su amante. - Así… oh dioses… esto es lo que quieres, ¿esto es lo que quieres? - preguntó entre jadeos, sabiendo que con aquel ángulo estaba golpeando dentro de Sam tan fuerte como era posible.
¿De verdad Dean esperaba que hablara en aquel momento? Sam usó sus brazos para empujar hacia arriba y hacia atrás, haciendo que Dean se hundiera aún más fuerte. - Joder, - consiguió jadear finalmente. - Sí.
Las profundas embestidas eran casi brutales, pero era exactamente lo que Sam quería. Tenía tanta experiencia, estaba tan bien entrenado y tan acostumbrado, que para él, quedar algo dolorido después del sexo, era casi imposible. Sin embargo, aquello sabía que iba a poder sentirlo, y quería sentirlo. Quería saber que después de estar acurrucado con Dean, y cuando se despertara al día siguiente, iba a seguir sintiendo que Dean había estado dentro de él. Una parte de él anhelaba aquella confirmación post sexual de que él pertenecía a Dean, y que el contacto de todos aquellos que le habían usado en Thiros, iba a quedar borrado por su nuevo y permanente amante. Todo su entrenamiento como esclavo, todavía ensombrecía sus pensamientos, y necesitaba ser reclamado y poseído de aquella manera.
Gruñidos provocados por el esfuerzo y el placer escapaban de su boca con cada embestida. - Más rápido, - le dijo a Dean, tensando, apretando sus músculos, haciendo el trabajo de Dean mucho más duro.
- Por los dioses de Kobol, - gruñó Dean, entrando en su culo tan fuerte como le era posible. Mientras embestía, sus manos se movían sobre la piel sudorosa de Sam, sobre sus muslos, sus costados, siempre volviendo a sujetar sus caderas cuando empujaba dentro de su amante. Sus músculos se tensaban y se flexionaban a medida que se movía más y más rápido, y el sudor resbalaba desde su frente. Deslizó una mano hacia el estómago de Sam, encontró su polla y cerró sus dedos a su alrededor, gimiendo al sentir lo fuerte que Sam embistió contra su mano, como si hubiera estado esperando aquello. - Muy bueno, Sam… tan jodidamente… bueno. - dijo prácticamente sin aliento, jadeando entre palabras, al mismo tiempo que convertía sus embestidas en menos profundas pero más rápidas. - Sam…
La sensación de las manos de Dean recorriendo su cuerpo y de las constantes embestidas contra su culo, le hicieron gemir con fuerza, y cuando Dean aumentó el ritmo tal y como le había pedido, sus ojos se quedaron en blanco por los temblores de éxtasis que le atravesaron.
- Sí… sí… sí. - repetía, en respuesta a las palabras de Dean y a las sensaciones que desbordaban sus sentidos. Cuando sintió la palma sudorosa de Dean rodear su miembro duro, los brazos de Sam casi cedieron ante el latigazo de placer que le atravesó. Las palabras dejaron de salir de su boca, y su mundo se redujo a la mano de Dean contra la que embestía, y a su polla entrando y saliendo de él. Aumentó la velocidad, a pesar de que su respiración estaba a punto de hacerle hiperventilar. No podía contenerse por más tiempo.
- ¡Ahhh, Dean! - gritó cuando sus pelotas se tensaron, su cuerpo convulsionó y embistió con fuerza contra la mano de Dean. El semen salió de él como una explosión, en gruesos chorros blancos.
- ¡Sí! - Dean acompañó el grito de Sam cuando su orgasmo le golpeó, arrebatándole todo el aire de los pulmones. Se corrió, fuerte y espeso, dentro de Sam, todavía apretando su polla ligeramente, y siguió embistiendo dentro de él hasta que los dos se vaciaron por completo.
- Oh, dioses… - dijo dejando escapar un suspiro tembloroso. Cerrando los brazos alrededor de la cintura de Sam, se sentó en la cama, arrastrando con él a su amante hasta que se derrumbó a su lado. - Eres muy pesado conmigo dentro de ti. - dijo con aire de suficiencia mientras movía sus caderas para salir de Sam. - Es una suerte que sea un oficial, o iba a ser un calvario para los otros pilotos dormir en los barracones.
Sam dejó escapar una débil risa mientras todavía intentaba recuperar la respiración. - No me harías esto en los barracones. Por miedo a que alguien intentara robarme después. - Girando su cabeza, Sam capturó la boca de Dean con la suya, enredando sus lenguas lentamente. Cuando finalmente liberó su lengua de la de Dean, añadió, - Creo que debes ser parte Tanis. Eran los únicos que podían agotarme de esta manera.
El cuerpo de Sam estaba empapado en sudor, y podía sentir que el de Dean estaba igual. Su pecho todavía se sentía pesado, y estaba seguro de que sus brazos iban a estar doloridos al día siguiente. Y más importante, todavía podía sentir a Dean, incluso después de que Dean hubiera salido de él. Eso le hizo sonreír, y con los ojos ya medio cerrados, murmuró, - solo avísame cuando estés listo para otra ronda.
- Mejor que cualquier Tanis. Solo dame un momento… - respondió Dean, intentando hacerlo sonar como una amenaza, a pesar de ya estaba quedándose dormido.
Mes y medio después
Aunque las naves Cylon no habían sido vistas durante semanas, y parecía que habían conseguido despistarles, las patrullas de vigilancia continuaban. El mando no estaba dispuesto a bajar la guardia, no cuando los últimos vestigios de la humanidad eran su responsabilidad. Dean había vuelto al servicio normal, aunque habría mentido si hubiera dicho que nunca tenía flashbacks, o que no se sobresaltaba cuando veía una luz brillante, pero estaba mejorando. Le iba a llevar algún tiempo, pero iba a conseguirlo.
- Capitán, es hora de volver a casa. La patrulla Silver se acerca. Dean, ¿estás violando las normas?
Dean podía oír la sonrisa en la voz de Mike. Estiró su mano y pulsó una secuencia de comandos, pero no apagó la música que iba contra las normas. - Bien, chicos, es hora de irse, - le dijo a su equipo.
Numerosos vipers rojos desaparecieron de la vista a medida que el relevo se iba acercando.
Viendo que uno de los Silver se acercaba a él, y suponiendo que era su padre, Dean no aceleró.
El piloto del viper que seguía a Dean, activo su turbo para alcanzar al capitán del escuadrón rojo. Colocando su nave junto a la del capitán, hizo descender su ala para que Dean pudiera tener una vista clara de él.
- ¿No solo te quedas atrás, si no que pones música mientras vuelas? - dijo Sam.
Con los ojos como platos, Dean volvió a mirar a la nave. No, aquello no era una simulación. Y sí, aquel era Sam. Con un uniforme. En un viper de verdad. - Tú… jodido… ¡esto es lo que has estado haciendo en tu tiempo libre! - dijo finalmente, con una enorme sonrisa dibujada en su cara.
Bajando la música, se empapó de la imagen con la que tanto había soñado desde el día que descubrió que Sin era Sam Wesson. - Bien venido de vuelta al asiento de piloto, capitán, - dijo levantando un pulgar.
- No podía quedarme sentado todo el día mientras tú trabajabas. Te dije que estaba tomando algunas clases para aprender nuevos trucos. Ha habido muchos cambios en las pautas de vuelo desde mis tiempos en un viper. Además, mencionaste algo sobre un… - Sam se detuvo un momento, porque estaban en un canal abierto. No quería decir “morbo”, o aquello les iba a perseguir toda su vida. - …algo sobre un “deseo”, - dijo finalmente, decidiendo que era lo más seguro. - Pero ya no soy capitán. Creo que es completamente injusto, he sido degradado a teniente. Han usado como excusa que no hay puestos de capitán disponibles o algo así. - Sam se detuvo un momento, y luego añadió. - Es bueno estar de vuelta. Gracias. Por todo. - Sonrió a Dean, hizo un último movimiento con su ala y luego siguió a su escuadrón para la patrulla.
FIN