La cita

May 22, 2007 14:24

No debíamos contar más de doce años. El que era mi mejor amigo y yo paseábamos por la feria del pueblo, algo más tarde de lo que correspondía a los niños que éramos. Los demás amigos habían ido a acostarse ya pero nosotros, embriagados del recién descubierto placer de trasnochar, tratábamos de alargar un poco más nuestras primeras noches de juerga.

Como suele pasar en estos casos, hablamos de lo divino y lo humano, de nuestras penas y alegrías, y nos sinceramos de esa forma tan absoluta que, por desgracia, se va olvidando con los años. Llegada la hora de ir a acostarse, mi amigo comentó "estaría bien que volviésemos aquí el año que viene, este mismo día y a esta misma hora, para tener otra conversación como esta". Cuando uno es tan joven, cree que lo único que se necesita para cualquier cosa es el momento y el lugar adecuados.

Durante algunos años el rito se repitió. No importa qué estuviésemos haciendo esa noche concreta, cuando llegaba la hora (que siempre tenía que recordarme él, porque yo soy un desastre y la olvidaba de año en año) nos separábamos del grupo, acudíamos a aquel lugar apartado y desnudábamos un poco el alma ante el otro.

Pero bien es sabido que el destino es un poco bastardo, y quiso que mi amigo y yo nos fuésemos distanciando. Ese año ya no salíamos juntos de fiesta y yo, borracho, olvidé acudir a la cita. Desde entonces hasta hoy, nunca he vuelto a recordar la hora exacta a la que teníamos que vernos. También hace bastantes años que apenas sé nada del que fuese mi mejor amigo.

Aún después de tanto tiempo a veces lo imagino, solo, esperándome como un idiota en ese lugar apartado al que yo olvidaría acudir. Y me sigue doliendo como aquella misma noche.

personal, relatos

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