Autor: Zheneik
Título: Cuerdas rasgadas
Pareja: Kris x Chanyeol (KrisYeol)
Género: Sobrenatural, angst
Clasificación: PG
Resumen: Kris nunca lo deseó, probablemente Chanyeol, tampoco.
No. De Palabras: 4658
Comentario:
Escrito para la sexta gala de
exo_12eyes donde el rey es Kris . Le agradezco mucho a
Nimsshi ya que sin ella esto no habría sido posible <3 también a Keizahk, por ser mi beta reader, y a las personas que estuvieron interesadas en leerlo aún antes que lo publicara.
No hubo presentaciones, ni siquiera un aviso o un correo electrónico;
cuando llego, él ya estaba allí.
Hubiera sido otro día perfecto en la vida de Kris si no fuese por el invasor que encontró al abrir las puertas de su departamento; estaba allí con las piernas encogidas, un gran tazón de dulces frente a él, viendo la televisión a todo volumen - un chico de cabello negro sentado en su sillón.
-¿ Y tú quién eres?- preguntó secamente al invasor, éste sólo levantó la mirada y sonrió, su boca llena de bocadillos.
-Te hice una pregunta, ¿quién eres?- insistió.
-Chanyeol - respondió el pelinegro mientras un par de dulces caían de su boca, Kris lo encontró…desagradable.
-Y se puede saber, ¿qué haces en MI departamento?-
-Vivo aquí - una simple respuesta, cosa que sacó a Kris de sus casillas.
Se dirigió a la entrada dispuesto a buscar a Suho, el casero, para que le explicara la situación. Sin embargo, el departamento de Suho estaba vacío -seguramente se había ido a uno de sus largos viajes- esto dejaba a Kris con un nuevo inquilino en su departamento, sin advertencia alguna.
Arrastró de mala gana los pies de regreso a su piso, ¿por qué su tranquila vida se tenía que ver arruinada con esto?
Chanyeol estaba ahí, en la misma posición en que lo había encontrado; reía estúpidamente mientras veía unas caricaturas, su cara se deformaba y su gruesa voz resonaba por las paredes. Kris aclaró la garganta para llamar su atención, cosa que funcionó en esa ocasión, el chico lo miró curioso -con ojos abiertos- antes de echarse a reír de nuevo.
-Tienes una pésima cara, deberías reír más, Kris - un escalofrío recorrió su cuerpo en cuanto escuchó su nombre salir de los gruesos labios del más joven.
-¿Cómo sabes mi nombre?-
-Estaba escrito afuera - respondió el chico sonriendo de oreja a oreja.
Kris calmó sus nervios y se sentó frente al chico -apagando el televisor de paso- recibiendo una queja de su parte.
-Si vas a vivir aquí tendremos que aclarar un par de reglas - dijo en el tono más serio que encontró; Chanyeol lo miraba intrigado, esperando a que hablara.
-Primera regla, no toques mis cosas, segunda, no hagas demasiado ruido y tercera, limpia tu desorden - Chanyeol asintió a cada una de las “reglas” antes de hablar.
-No creo que la segunda la pueda cumplir muy bien - Kris ladeó la cabeza, como esperando una explicación - Me gusta tocar la guitarra y componer -
Genial, justo lo que Kris NO deseaba: un músico. Un guitarrista en su propio departamento que se la viviría tocando ese instrumento del mal. Suspiró, rindiéndose ante la situación, ¿qué iba a hacer?, ¿echarlo?. No era así de insensible, no tanto.
-Hazlo mientras yo no esté - el chico abrió más sus grandes ojos y abrazó instintivamente a Kris, quien intentó con todas sus fuerzas zafárselo de encima.
-¡Cuarta regla! ¡no me toques!- Gritó antes de salir a grandes zancadas hacia su habitación, deteniéndose unos segundos en la puerta de lo que ahora sería el cuarto de Chanyeol: la puerta sin llave - de la que Suho había asegurado que no había copia, por lo que había permanecido cerrada hasta ese día- maldito Suho, tenía todo planeado.
Si había algo que Kris odiaba era la música, el retumbar de las bocinas en los conciertos -a los que LuHan y Xiumin lo obligaban a ir- los coros de niños en las iglesias o en los parques, y el estruendo de aquellas bandas independientes que tocaban los viernes por la tarde. Sencillamente no eran de su agrado, prefería el silencio y el penetrante olor a café de su departamento.
Y ahora tenía un nuevo inquilino que amaba todo lo que él odiaba.
Éste pasaba las tardes en su habitación probando los acordes de su guitarra y escribiendo canciones, cosa que siempre le ganaba un regaño de parte de Kris, lo que lo hacía saltar, soltar sus instrumentos y correr a la sala de estar para terminar con la mirada clavada en algún programa tonto de la televisión. Y no sólo era ruidoso, también era torpe: tropezar más de 5 veces con el mismo escalón y haber roto 2 platos era prueba suficiente.
Chanyeol estaba ahí para cuando Kris regresaba de trabajar, quien se preguntaba si realmente iba a la escuela, pero cada vez que tocaba el tema el chico bajaba la mirada y respondía -con un tono bajo y desanimado- “Terminé temprano”, distrayéndose luego en su cuaderno de notas.
Kris se repetía a si mismo que no le agradaba Chanyeol, que tan sólo se había acostumbrado a su presencia: a llegar y verlo sentado en el sillón comiendo golosinas, se había acostumbrado al Chanyeol que le llevaba un té en las noches que se desvelaba, o al estridente sonido de las cuerdas que resonaba por las paredes hasta su habitación. Era una pequeña rutina no acordada, sólo eso; definitivamente, a Kris no le agradaba Chanyeol.
-Te ves más animado -
-Definitivamente - Comentó LuHan, seguido por Xiumin; ese era otro de los tantos días monótonos en la universidad.
-Están alucinando - respondió Kris, la mirada fija en una pesada lectura, una ligera sonrisa colándose en sus labios: claro, esto de forma inconsciente.
-¡En verdad! Mira, ¡hasta estás sonriendo!- Xiumin comenzó a reír ante el comentario de su amigo, Kris simplemente los ignoró.
-¿Ha pasado algo?- preguntaron al unísono con curiosidad.
-Nada extraordinario, sólo que ahora un mocoso vive en el mismo departamento que yo y se la pasa todo el día tocando su tonta guitarra- más que irritado, Kris hablaba en un tono divertido, esto hizo que los dos chicos se voltearan a ver, sonriendo pícaramente.
-¿Qué?-
-Con que un chico nuevo, parece que te está haciendo bien -
-¡No!- Respondió sobresaltado -En verdad son muy molestos-
Luhan y Xiumin rieron mientras veían como Kris tomaba sus cosas, los fulminaba con la mirada y se alejaba un segundo después.
Kris no pudo sacarse esas palabras de la cabeza: simplemente NO era posible que ese chico de cabello negro, molesto y ruidoso, le estuviera haciendo algún bien a su tranquila vida, ¿o sí?
Ese mismo día, Kris entró al departamento esperando encontrar a un Chanyeol sentado en el sillón componiendo alguna nueva canción “inédita”, como él mismo las denominaba, no a un Chanyeol acostado en el sofá, con la cara roja y lágrimas recorriendo sus suaves mejillas; eso definitivamente alarmó a Kris, aunque no lo quisiese admitir.
-Chanyeol, Chanyeol, ¿estás bien?- se acercó al chico y sobó su espalda, preocupado.
El pelinegro volteó para ver al otro, que se mantenía a la defensiva sin saber exactamente qué hacer.
-Yo.. Kris, lo siento - sollozaba incoherencias entre lágrimas, no decía nada en concreto y, sin pensarlo, se abalanzó sobre el otro, hundiendo el rostro en su pecho: sorprendentemente, Kris lo dejó.
Después de 15 minutos de sollozos y lágrimas, Kris obligó al otro a tomar una taza de té, ayudándolo a llegar a su habitación, donde se quedó profundamente dormido. Dio un par de vueltas por la habitación antes de salir, sólo para asegurarse de que Chanyeol estaba bien, estaba en ello cuando detuvo su mirada en la guitarra del chico: era vieja y gastada -pero bien cuidada- reposaba en una esquina, como vigilando a su dueño.
Allí fue cuando Kris tuvo que aceptar que le preocupaba Chanyeol, el haberlo visto llorar había grabado una grieta en la fría pared de su corazón y la ausencia del resonar de las cuerdas por el departamento le causaba un vacío que no podía ponerse en palabras.
Desde aquél incidente había estado distante, como ensimismado; ya no era recibido por la curiosa sonrisa de Chanyeol preguntando si había traído caramelos, la casa estaba muy silenciosa y eso incomodaba a ambos, aunque no dijeran nada. Ése fue el momento en que Kris tomó la decisión más tonta -o quizá acertada- de su vida:
Entró sin permiso a la habitación de Chanyeol, tomó su guitarra y se la puso en frente, el chico lo miró confundido.
-¿Qué…?-
-Toca - lo interrumpió Kris.
-Pero no te gusta que haga ruido cuando estás aquí - replicó el menor-
-Pero a ti te gusta tocar. Andas muy desanimado últimamente, vamos, toca algo -
Chanyeol sonrió, tomó la guitarra entre sus manos y se acomodó para poder tocar. Kris se sentó a su lado observando cómo el otro acariciaba la guitarra con delicadeza, soplando el polvo acumulado entre las cuerdas.
-¿Qué quieres que toque?-
-No sé. Escribes demasiadas cosas, toca alguna de ellas -
-No - dijo firme - Tengo una mejor idea -
La melodía resonó en la habitación. La música se fundió con el olor a café, creando un ambiente de sensaciones que Kris jamás había experimentado; cada nota y cada acorde le provocaba una sensación distinta y única.
Nunca hubiera imaginado que el chico tocase tan bien pero, por primera vez en su vida, estaba disfrutando de alguien tocando un instrumento.
Comenzó a cantar. Su voz no era la mejor -era grave y torpe- pero cantaba con el alma, era como una nana para sus oídos: triste y profunda, contando algo que Kris no pudo descifrar.
Llegó el silencio de nuevo.
- Wow… - Fue lo único que Kris alcanzó a decir.
-¿Qué tal?- preguntó nervioso el otro
-Encantador - ¿encantador? Sí, según él.
Chanyeol sonrió y soltó una carcajada ante esa respuesta, Kris desvió la mirada, ofendido.
-Lo siento, es la primera vez que alguien dice eso - dijo, aún riendo.
-Entonces deberías tomarlo como un halago -
-Un gran halago, debo decir - sonrió y Kris tragó saliva, en ese momento sentía cosas que no sabía cómo explicar; la sonrisa del chico era una de ellas.
-¿Sabes? Siempre quise ser músico - dijo de pronto, soltando la guitarra y mirándolo a los ojos.
-Y, ¿por qué no estudias música?-
-No puedo, mis padres no me dejarían. Se desviven discutiendo, dicen que es una pérdida de tiempo -
-Nada es una pérdida de tiempo; si es lo que te hace feliz, hazlo. Puedes hacerlo aquí -
Las palabras de Kris iluminaron a Chanyeol, que lo tomó el cuello y lo abrazó, murmurando una serie de “Gracias, hyung”. Aquellas palabras rompieron toda barrera entre ambos.
Los días de Kris se volvieron más alegres. Eso era lo que siempre decían Luhan y Xiumin, que, de cierta manera, estaban agradecidos con el misterioso inquilino de Kris por hacer de su gruñón amigo alguien más sensible.
Las quejas sobre las tocadas nocturnas disminuyeron, hasta cambiaron por un par de comentarios suyos diciendo, “Chanyeol toca mejor la guitarra que cualquiera de ellos”.
Sin darse cuenta, ya lo mencionaba más de lo debido.
Kris había decidido algo que podría ayudarlo no sólo a él, también al chico con el que vivía: las tardes se volverían un momento especial. Cuando no tenían muchas cosas que hacer, se sentaban juntos a mirar un programa de televisión que Chanyeol amaba, después que preparaban un par de tazas de té y Chanyeol tocaba para él. A veces era una de sus composiciones propias -bastante curiosas, por cierto- otras, alguna canción anticuada, de esas que pasaban en la radio, en versión acústica, patrocinada por el pelinegro. Incluso había ocasiones en que le pedía que le explicase un poco sobre cómo tocarla, lo que terminaba en Kris frustrado y gritando, el otro carcajeando.
Le agradaba Chanyeol, ya no había forma de negarlo. Es por eso que el día que tuvo que quedarse solo en casa porque el chico había salido, diciendo que visitaría a sus padres, Kris se aburrió notablemente. Llamó a LuHan y Xiumin para salir, pero ninguno de los dos contestó; ni siquiera su vecino estaba disponible: un joven, Jongin, que solía invitarlo a sus presentaciones de baile. Todo era aburrido y solitario, ni su libro favorito y 3 tazas de café pudieron entretenerlo, pero cayó ante el sueño después de un buen rato de no hacer nada.
Una llamada desconocida lo despertó.
-¿Diga?- contestó con inseguridad.
-Hyung, voy de regreso a casa - era Chanyeol, escuchaba su voz quebrándose.
-¿Estás bien?- No recibió respuesta, sólo un “mmm”.
La línea quedó muerta.
Cuando el chico llego a casa, se abalanzó a los hombros de Kris. Se encontraban en una situación incómoda -de nuevo- él tenía que consolar a quien normalmente era el culpable de hacer sus días un poco más felices.
Logró sentarlo en el sillón, abrazándolo; el otro continuaba sumido en suaves sollozos y murmuros.
-Mis padres me pegaron - dijo de pronto entre lágrimas.
-¿Te pegaron? ¿Por qué?- Kris estaba alarmado. No podía creer que alguien pudiera poner una mano encima de esa cara sonriente; igual sería porque no había marcas, moretones o algo que indicara aquél maltrato.
-Dicen que soy un inútil, que ni siquiera puedo tener buenas notas -
-No lo eres - respondió con cariño.
-Lo soy. Dicen que sólo sirvo para tocar la guitarra y que eso no sirve de nada -
-No es cierto - Kris acarició la cabeza del chico.
Chanyeol continuaba desahogándose y él sentía como -lentamente- se le oprimía el corazón, la garganta se le secaba, había un nudo en ella. Todo esto era algo que jamás había sentido por alguien.
-No sirvo de nada, soy un inútil - repetía con los ojos cerrados: las imágenes de su madre levantando la mano, su padre alzando la voz y gritándole cosas que ninguna persona debería oír... todo retumbaba en su cabeza.
-No, Chanyeol, no lo eres - lo abrazó con todas sus fuerzas y en ese momento, a pesar de su voz temblorosa, tanto él como Chanyeol se sentían seguros -No lo eres, no lo eres-
-Hyung, ¿me quieres?- Preguntó el pelinegro mientras comían, unos días después de aquél incidente.
-¿Qué? Sí, te quiero - Dijo Kris sin prestarle mucha atención a sus palabras; quería al chico, no podía negarlo, al fin y al cabo era Chanyeol, su Chanyeol.
-¿En verdad?- Sonaba curioso y entusiasmado.
-Claro, Chanyeol - respondió mientras sacudiendo el cabello del otro, y raramente, Kris estaba sonriendo.
-Gracias, hyung-
Desde ese incidente, Chanyeol había estado demasiado cariñoso -y preguntón- recibía a Kris como si fuera un perro esperando a su dueño: lo abrazaba y terminaba tirando de su mano hasta el sillón, donde lo obligaba a comer algún dulce para “alegrarle el día”, aunque para Kris ya era suficiente alegría un recibimiento así. En las tardes libres le preguntaba mil y un cosas, como si le había gustado su nueva composición o si le gustaba el espagueti con catsup; y demás cosas absurdas, preguntaba si lo quería y que le gustaba de él, a lo que Kris siempre respondía “todo”, pues a decir verdad, ¿qué no le gustaba de Chanyeol? ¿Cómo no gustarle su sonrisa o su forma de tocar la guitarra? Había llegado a compartir cosas con él que ni siquiera Xiumin o Luhan conocían.
Incluso llegó a disfrutar la música gracias a Chanyeol, pero claro, sólo la que él tocaba: se negaba a seguir yendo a esas absurdas tocadas nocturnas donde la música hacía que su pecho fuera una enorme caja de sonido, prefería la tranquila música que tocaba el chico con su guitarra y su voz grave que hacía el intento de cantar. A Kris le había llegado a encantar todo lo relacionado a él.
Chanyeol también era feliz. Le alegraba el simple hecho de que Kris lo quisiera -de una forma u otra- que lo dejara abrazarlo las noches en las que tenía miedo, o el que le dejara escabullirse en su cama, terminando ambos en posiciones comprometedoras. Amaba poder compartir su música con alguien -aunque al principio Kris la odiara y lo regañara- ya era algo que, inevitablemente, hacían juntos. Chanyeol ya no escribía para si, escribía para Kris: para que sus notas y letras fueran de su agrado, para verlo sonreír y recibir algún comentario extraño de el otro -como “encantador” o “fascinante”. Siempre le repetía al mayor que “La música cambia el mundo y a las personas”, pero en realidad lo que cambiaba todo -en su opinión- eran las sinceras sonrisas que solían compartir en ese lugar. Y en ese momento él pudo sentir dos cosas irrevocables: amor y felicidad.
Fueron esos sentimientos y ese mismo apego lo que hicieron que se fuera; Kris jamás lo deseo, y posiblemente, Chanyeol tampoco.
Kris regresaba ese día del trabajo cuando vio a Suho, con un par de maletas, en la entrada de su apartamento. Se acercó a él de 3 zancadas.
-¡Suho!- Gritó, el más bajo saltó del susto y soltó las llaves.
-Kris, no me asustes así, ¿qué tal?- Contestó cortésmente el chico, sonriendo suavemente.
-¿Por qué te fuiste de repente? Te vas y llega un inquilino a mi apartamento, lo tenías todo planeado, ¿verdad? Al principio me molestó pero…
-¿De qué hablas, Kris?- lo interrumpió, confundido -No hay nuevos inquilinos -
-No te hagas el tonto, ¡el de mi apartamento!- Estaba molestó ante la respuesta cínica del otro.
-¡Es verdad! No renté ningún cuarto, mucho menos el tuyo, me dijiste que pagarías el total de los dos cuartos con tal de que no tuvieras que compartirlo - explicó.
-Oh, ¿y entonces? - Dijo Kris con ironía -Mejor arreglemos esto con Chanyeol -
Y sin más arrastró al casero hasta su apartamento.
-Chanyeol - Llamó una vez adentro -¿Chanyeol? ¡Chanyeol!- Nada, no hubo respuesta alguna; de hecho, el departamento estaba demasiado silencioso, no había trastes sucios ni llenos de dulces, no olía a café y tampoco había ruido de cuerdas. Kris se acercó a la puerta de la habitación de Chanyeol y notó que ésta estaba cerrada. Él nunca hacía eso.
-¿Dónde estará? Hasta su habitación está cerrada - Dijo más para sí que para quien lo acompañaba, pero el otro lo miró extrañado.
-Es imposible que alguien esté ahí, te había dicho que no tengo la llave de ese cuarto -
-¿Entonces como consiguió Chanyeol la llave de la puerta?- Preguntó Kris, intentando abrirla.
-Kris, ¿seguro que su nombre era Chanyeol? - Suho sentía más y más curiosidad con cada palabra que decía.
-Sí, ¿por qué?-
-El anterior inquilino de este departamento se llamaba Chanyeol, Park Chanyeol, pero él murió hace más de un año -
- ¡¿Qué?! No, no es posible - Estaba atónito.
Forzó la cerradura de la puerta con desesperación hasta que la rompió.
Ambos entraron al cuarto y una nube de polvo nubló sus miradas, cuando dejaron de toser visualizaron bien la habitación, que era tal y como Kris la recordaba: la cama, los muebles, incluso la guitarra estaba en su lugar. Aunque había una gran diferencia: todo estaba lleno de polvo. Había papeles y notas regadas por todo el piso; en el escritorio, la lámpara tenía el foco roto; la guitarra de Chanyeol -que siempre lucía tan brillante y cuidada por más vieja que fuera- reposaba en una esquina, parecía que mirase la cama, luciendo maltratada, con la madera desgastada y las cuerdas rotas.
Kris tragó saliva y dio varios pasos hacia atrás, murmurando “no es posible”, se detuvo cuando chocó con el escritorio y vio una nota. La tomó entre sus manos, leyéndola con lentitud.
“Perdónenme si les hago daño; ya no puedo más.”
-Kris - susurró Suho al ver a su inquilino con cara de asustado y la hoja de papel entre las manos -Lo siento, el chico que vivió aquí murió, no sé si…
-¿Puedes dejarme solo? Perdona la molestia - Pidió con la voz temblorosa, el otro asintió y se retiró del departamento en silencio, preocupado.
En cuanto se quedo a solas, Kris se derrumbó: todo la felicidad que pensó haber construido se rompía en mil pedazos. Apretó la nota contra su pecho y por primera vez en quién sabe cuántos años, lloró; lloró con todo su corazón, eran lágrimas derramadas por una persona que quería, por alguien que le hacía feliz.
Terminó recogiendo y leyendo cada nota que había dejado Chanyeol. Algunas contenían canciones y melodías que había tocado alguna vez para él, lo que hacía que sus ojos se humedecieran involuntariamente.
En medio de ello fue que notó que en muchas notas mencionaba a cierto chico.
“Hoy Baekhyun y yo salimos a comer, dijo que había mejorado mi última canción, la tocaré la próxima vez.”
“Baekhyun se cambió de escuela. Dijo que me llamaría pronto pero no lo ha hecho, me dejó su número, aún lo recuerdo bien , 456-8843. Pronto lo llamaré.”
Kris sintió curiosidad.
Dudaba sobre llamar a o no al número que estaba en las cartas, pero el deseo de saber, de entender qué era todo eso que había vivido, terminó por moverle a hacerlo. Tenía que saber si todo había sido real o, simplemente, un engaño.
Tomó el teléfono y marcó, inseguro; esperó en la línea hasta que una fina voz le contestó,
-¿Hola?-
-¿Hola? ¿Hablo con Baekhyun?- Preguntó Kris, intentando controlar el tono de su voz, no quería sonar enojado.
-¿Sí? ¿Quién habla?- preguntó el otro, asustado.
-Mi nombre es Kris, no te asustes, encontré tu número en una carta, ¿puedo preguntarte algo?-
-Se..seguro -
-¿Conoces a un Chanyeol?- Lo soltó de golpe y pudo oír un grito ahogado del joven.
-Co-conocí - respondió Baekhyun como pasmado
-¿Es cierto que murió?- Kris estaba siendo demasiado directo, sólo oía cómo Baekhyun tragaba saliva tras la línea - Perdona si te pregunto esto, pero estoy seguro que vi a Chanyeol, que estuve viviendo con él y ahora todo me parece tan confuso…
-Entonces también lo viste - respondió - Hablar de esto por aquí no es algo apropiado, ¿qué te parece si quedamos y resuelvo todas tus dudas? -
-Está bien -
Kris se sorprendió al conocerlo. Baekhyun era bajito y muy fino, mientras que él era alto y de mala cara: no hacían buena combinación. Habían quedado en un café al otro lado de la ciudad, así que llegando ordenaron algo para cada quien; revolvían torpemente sus tazas, ni siquiera se miraban a los ojos, estaban nerviosos y no sabían cómo empezar.
-Chanyeol era mi mejor amigo -Baekhyun rompió el silencio, el otro lo miró atento, esperando a que continuara.
-Siempre sonreía. Hacíamos muchas bromas juntos, le gustaba tocar la guitarra y comer golosinas - Se le curvaban los labios al hablar de su amigo.
-Lo sé - se le escapa un suspiro.
-Pero él no era feliz - Kris tragó saliva y el más joven le contó la historia de lo que había sido la vida de
Chanyeol.
No pudo evitar derramar un par de lágrimas al escuchar la verdad. Chanyeol, el chico que siempre sonreía y parecía dar energía a los demás, tenía una vida triste: siendo maltratado por sus propios padres -que lo consideraban un inútil- que lo golpeaban e insultaban día a día; le presionaban, en especial con sus estudios, obligándolo a estudiar algo que no deseaba cuando su verdadero deseo era la música; enterarse de cómo tocaba en secreto en los patios traseros de la escuela, con una guitarra que había encontrado en la calle, siempre temeroso de que alguien le dijera a sus padres.
También supo de su amistad con Baekhyun, que al parecer era lo único que lo mantenía . El chico nunca dejó de animarlo cuando llegaba llorando o con un nuevo moretón. Supo que algunas circunstancias hicieron que Baekhyun tuviera que cambiarse de escuela, dejando solo a Chanyeol. Esto, toda la presión y la falta de comprensión de sus padres, llevaron al chico al límite, terminando éste con su vida. Baekhyun aseguraba -respaldándose de los reportes de las noticias- que había muerto con una sonrisa en el rostro.
-Se mudo a un apartamento un año antes de que…ya sabes - Kris tomó un gran sorbo de café para calmar sus nervios -Yo no podía ir a visitarlo porque vivía muy lejos, tampoco podía llamarlo porque él no tenía teléfono, así que le enviaba cartas -
-Sí, las vi, pero, ¿cómo explicas que lo haya visto, que haya hablado con él? ¿Qué hasta lo haya abrazado?- estaba muy nervioso ante la expectativa de esa respuesta.
-Quizá lo deseaste inconscientemente- respondió seguro -A mí me pasó lo mismo cuando me enteré de su muerte: lloré mucho, deseando poder verlo una vez más para decirle cuánto me encantaba su música - Baekhyun lloraba pero mantenía sus labios curvados, quizá era por Chanyeol, al fin y al cabo él nunca dejó de sonreír.
- Un día, en la universidad lo vi, estaba en los patios tocando la guitarra, yo podía oírla claramente. Pero cada vez que me acercaba, me sonreía y desaparecía. Al principio me asusté, luego comprendí que estaba ahí porque ahora él era feliz, y porque yo había pedido verlo más. Esto siguió pasando hasta que ya no lo extrañé de manera tan desesperada. Probablemente te pasó lo mismo, deseaste de algún modo a Chanyeol y él llegó a ti-
-Pero yo no lo conocía - Kris estaba aún más confundido - Cuando llegó me molesté, primero porque yo no quería compartir mi apartamento, y segundo porque tocaba la guitarra. Yo solía odiar la música y…-
-Probablemente fue por eso - le interrumpió amablemente -Chanyeol solía decir que la música podía cambiar al mundo. Tú la odiabas y vives en el apartamento que alguna vez fue de un músico.. posiblemente Chanyeol llegó a ti para demostrarte lo que él siempre repetía -
-Tiene sentido, Chanyeol cambió mucho en mi vida -
Kris no solía ser del tipo de personas supersticiosas, o que creía en los fantasmas, pero la situación le hacía creer lo contrario. Había vivido con Chanyeol, había escuchado su música y le había dicho que lo quería.
-Quería a Chanyeol - Sus ojos se notaban tristes, su mirada estaba enfocada en su café -Ambos éramos felices, ¿por qué se fue?-
-Porque lo querías - el alto miró sospechosamente a Baekhyun, sin saber a qué se refería -Chanyeol siempre dijo que quería encontrar a alguien que lo quisiera por ser él. Yo lo quería, obviamente, pero era mi mejor amigo, nada más. Tú lo quisiste de otra manera y eso hizo feliz a su espíritu.
-¿Estás diciendo que…?
-Sí, tú le diste el amor que no pudo tener mientras vivía, escuchaste su música y estuviste con él. Kris, lo que viviste con Chanyeol no fue mentira, fue real, él llegó a ti, tú lo diste lo que siempre deseó, y por eso se ha ido, ya puede descansar en paz -
Lloró, aunque esta vez fue de felicidad. Quizá su Chanyeol había desaparecido, pero era feliz: logró hacer feliz a una persona que lo llenaba de felicidad a él. No importaba que ya no estuviera a su lado. Así como un amante que se va, él que parecía ser tan sólo su inquilino, se había convertido en su persona más preciada.
Su departamento jamás volvería a sentirse vacío si recordaba su risa o si prendía aquellas caricaturas que tanto amaba, tampoco si se acostaba en su cama y sentía un calor familiar a su lado. Estaba feliz, podía sonreír cuando despertaba y gritaba con voz grave, “Buenos días a ti también, Chanyeol” .
Kris compró el apartamento en su totalidad, no quería que nadie más ocupara ese espacio, mucho menos la recámara de Chanyeol. Se aseguraba de que siempre estuviese limpia y en orden. Terminó limpiando también la guitarra, mandándole a poner cuerdas nuevas y grabándole el nombre de Chanyeol, así como la frase que siempre repetía “La música puede cambiar al mundo”. Esa puerta nunca estaba cerrada pues a Chanyeol nunca le había gustado que lo estuviese.
Y así, cada 5 de Marzo, Kris entraba a la habitación de Chanyeol a prender una vela, rezando por él. Estaba convencido de que el aire que se colaba por las ventanas cerradas de la habitación- moviendo amablemente la llama- le susurraba al oído, con una voz grave y tranquila:
“Gracias, hyung.”