Resumen: Pocas veces tenemos la oportunidad de comprobar el efecto que tienen nuestras acciones en las vidas de la gente que nos rodea.
Bueno... os va un capítulo cortito... Sí, es sólo para ver si así os tengo un poco más enganchados... pronto publicaré otro más, no os preocupéis, ni os enfadéis conmigo
PULAKAUMAKA (Obsesión)
Se dijo a sí mismo que debía centrarse, no dejar que aquello le superase. Ya había perdido a demasiada gente, no podía fallar esta vez. Estar ahí sentado, ahogándose en sus propios sentimientos de impotencia y culpa, no iba a servir de nada a su amigo. Al contrario, aquello estaba impidiéndole dar con él. No conocía la gravedad del estado de Danny, pero había bastante sangre allí. Si el rubio había continuado sangrando de esa forma…
Sintiendo que le faltaba el aire de nuevo, Steve enterró la cabeza entre sus manos…el rubio llevaba dos horas desaparecido, y sólo le quedaba rezar para que no estuviese completamente desangrado a esas alturas. Dejó escapar un gemido, tenía que apartar esos pensamientos de su mente lo antes posible o acabarían con el poco autocontrol que le quedaba.
Unos suaves golpes le hicieron levantar la vista.
-Te he traído un trozo de pizza. Seguiremos la búsqueda mientras comemos.
-No tengo hambre…- contestó el SEAL siguiendo con la mirada a Chin, quien hacía caso omiso a sus palabras y le ponía la comida delante.
-Ahí la tienes, para cuando quieras comer.- dijo dirigiéndole una mirada compasiva. No hacían falta palabras, todos sabían que el vínculo entre el policía de Jersey y el Marine era muy fuerte, pero los demás también se preocupaban por su haole.
Por fin el SEAL reaccionó, no podía permitir que la desesperación lo venciese. Se levantó y cogió la pizza.
-Hay que encontrar a Danny- dijo saliendo de la oficina. Chin sonrió contento de que Mcgarrett hubiese regresado por fin- ¿Qué tenemos hasta ahora?
-Poco- informó el teniente-, Kono ha recogido las cintas de las cámaras de seguridad situadas en el callejón y las estábamos revisando.
Steve asintió agradeciendo que esa gente formase parte de su equipo.
-En una de las cámaras se os veía entrar en el almacén sobre las 11:30, teniendo en cuenta que nosotros llegamos a las 12, hemos tenido que revisar un corto período de tiempo, lo cual ha facilitado bastante las cosas- informó Kono.
-¿Ha habido suerte?
La morena sacudió la cabeza.
-¿Y del recién llegado? ¿Tenemos alguna imagen?
Chin envió una serie de imágenes a las pantallas desde la mesa multimedia. Lo único que se podía ver era la espalda de un hombre de complexión normal, ni muy alto, ni muy bajo. Ni muy gordo, ni muy delgado.
Llevaba una sudadera azul y la capucha cubría su cabeza. Era imposible saber si era rubio o moreno y en ninguna de las imágenes se podía distinguir un solo rasgo facial.
-¡Maldita sea!- gruñó el Capitán de Fragata entre dientes.
-Nuestro hombre parecía conocer bien la disposición de las cámaras. Es meticuloso y se ha ocultado de todas sin cometer ningún error- continuó el teniente.
-¿Se le ve salir?
Kono negó con la cabeza
-Tiene que haber otra salida que no hemos visto, es imposible que se llevase a Danny sin que éste armase jaleo, a fin de cuentas, hablamos de Danny- añadió con una sonrisa-, y, si estaba inconsciente, no es fácil pasar desapercibido si vas cargando con otra persona…
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Volvió a despertarse en la cama, con una angustiosa sensación de dejà-vu. Por si fuese poco, notaba cómo su costado dolía cada vez más y estaba seguro de que la herida se había hinchado por la tirantez que notaba a su alrededor. Seguramente acabaría infectándose… lo que le faltaba. Soltó un suspiro y, de pronto, sintió que alguien se sentaba a su lado en la cama y le levantaba la cabeza con delicadeza. Una toalla apareció ante sus ojos. Alguien le pasó la toalla por los labios, estaba húmeda.
-No puedo darte de beber, tienes que estar tranquilo. Has perdido mucha sangre- la voz era suave.
Danny no se volvió hacia la persona que le sujetaba, estaba demasiado mareado y confuso como para hacer nada, así que obedeció.
-¿Dónde estoy…?- preguntó haciendo un gran esfuerzo cuando la toalla desapareció.
-Shhh… todo a su tiempo. Estás a salvo, nadie te hará daño ya.
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-No puedo entender por qué no hay más rastros de sangre- decía Howard Nomoa, miembro del Departamento de Policía de Honolulu.
-Posiblemente cubrieron la herida- le contestó Lori.
-Ya, pero debería haber alguna gota dispersa- Howard acababa de salir de la academia y se abstuvo de añadir que, en CSI, siempre había gotas de proyección y cosas de esas que hacían más fácil el trabajo de la policía… A lo mejor aquel secuestrador también veía CSI, y por eso tomaba precauciones extra.
-Las demás salidas del almacén están demasiado lejos de la zona en la que desapareció Danny- Chin se detuvo junto a Steve y ambos contemplaban el charco de sangre, buscando en él algún tipo de respuesta. El Capitán asintió de forma apenas perceptible.
-Tiene que haber algo por aquí cerca- dijo.