Título: Fresas con nata
Prompt: #061 Hábil (esta vez he usado el prompt en el texto, en lugar de basarme en él)
TablaRating: NR-17
Notas: Aunque yo las llamo fresas, me refiero a los fresones, que son más grandes. Y sip, estoy un pelín obsesionada con las fresas, es lo que tiene que me dedique a comerlas cada día, mi madre me malcría y soy una pervertida, pero eso no lo sabe
Situado en la temporada que queráis, sin spoilers. Están en el loft, eso sí.
Da un mordisco y el jugo resbala por su barbilla, manchándolo de rojo, aunque no le importe demasiado. Gime al saborear la fruta, lamiéndose los dedos para limpiarse la crema que ha quedado. Hunde de nuevo la mano en el cuenco, cogiendo otra de las fresas y untándola en nata, blanco con rojo, y por un instante se queda mirando, fascinado por la vivacidad de los colores.
Por supuesto, sabe que ha conseguido que cierta persona se fije en él, hace unos minutos que no se oye el sonido del teclado, y Brian está de cara a él, humedeciéndose los labios con la lengua.
- Justin.
Le ignora, concentrándose en las fresas con nata. Cogiendo una de las más grandes, a rebosar de nata, y metiéndosela entre los labios sin morderla, chupando toda la crema de la superficie, lamiendo hasta que vuelve a sacarla y sólo queda rojo.
Algo parecido a un gemido desde la mesa de Brian, y sólo sonríe, mordiendo la pieza de fruta. Cerrando los ojos para intensificar las sensaciones, y no se sobresalta cuando Brian se inclina sobre él, limpiándole los labios y la barbilla con la lengua, hasta que introduce la lengua en su boca y saborean juntos la fresa.
- Mmmm.
- Justin, estaba intentando trabajar.
- ¿Qué puedo decir? Soy de lo más hábil con la lengua.
Sonríe sin pizca de vergüenza, y Brian pone los ojos en blanco, metiendo los dedos en el bol, pintando los labios de Justin de blanco para acercarse a limpiarlos con su lengua. Gimen el uno en la boca del otro, y Justin le coge la muñeca, metiéndose sus dedos en la boca, succionándolos como piensa hacer luego con otra parte de su cuerpo, y Brian se felicita por haber comprado las fresas en el mercado.
- Desnúdate, Brian. - No piensa llevarle la contraria, y se tumba en la chaise longue, aquí han tenido más de una buena sesión de sexo y helado, así que ya está más que empalmado y listo para empezar.
- ¿Quieres una? - De pie a su lado, Justin prepara una de las fresas, gotea nata sobre su pecho, y la acerca a su boca, paseándola por sus labios hasta que Brian los separa y chupa, está dulce, y muerde, dando un respingo cuando Justin deja caer más crema en su pecho.
- Ups.
Ha dejado un camino blanco hasta su entrepierna, y como si fuera una de sus obras, pinta con la nata sobre él, poniendo pegotes en sus pezones, en su vientre, y en su pubis.
- Justin… -- Lo jadea cuando el aludido se inclina sobre él, con otra fresa entre los dedos, paseándola por su cuerpo y dejando ahora un rastro rojo, comiendo de su pecho. Mordiendo fresa y nata a la vez, lamiendo hasta que juega con su pezón, cogiéndolo entre los dientes, chupando y excitando a Brian, que arquea su cuerpo buscando más.
Lo coge por el pelo, abriendo los ojos para poder verle, concentrado en limpiarle a base de lametones, con el aliento atascado en la garganta. Gritando de placer cuando llega a su pene, lamiéndolo como a un helado, gimiendo por el sabor conjunto de la nata y su piel, más sexy de lo que ha estado jamás. Hace una pausa para mirarle y sonreír, Brian parece a punto de estallar, y levanta sus caderas para instarle a que siga.
Chupa la punta de su pene, metiéndoselo en la boca para succionar con más profundidad, ahora los dedos de Brian se aferran a su pelo con desesperación, y sabe que no aguantará mucho más. Lo sostiene por los muslos, y una de las manos de Brian coge sus dedos, los entrelazan, y siente cómo los espasmos recorren el cuerpo de Brian, que murmura incoherencias y se corre dentro de su boca, gritando su nombre.
Aún vestido, sube por el cuerpo de su compañero, sin importarle si se está pringando de saliva y sudor, besándole con languidez, dejándole saborearse a sí mismo y los restos de dulce, sonriendo uno en los labios del otro.
- Tenías razón, Sunshine. - Arquea las cejas por la sorpresa, no sabe de qué está hablando. Así que susurra en su oído, haciéndole estremecer. - Eres muy hábil con la lengua.
Ríen juntos, saciados por el momento, aunque la tarde acabe de empezar, y les quedan más fresas en la cocina.