¤ Comunidad:
devil_fruit,
fandom_insano y
quinesob.
¤ Título: ¿Cómo la gente acepta eso tan facilmente?
¤ Fandom: One Piece.
¤ Claim: Iceburg (leves toques no tan leves Iceburg/Franky).
¤ Tablas:
Children |
Helados.
¤ Prompt|Helado: Dulces | 29. Bombones Rellenos.
¤ Palabras: 787.
¤ Advertencia: Spoiler de Water Seven, shonen ai y OoC *gota*.
¤ Notas: Tenía una idea totalmente distinta, pero a la bruja se le antojo escribir esto y yo no puedo ganarle ni una.
¤ Resumen:
El que aquella situación, que le era totalmente desconocida para él, le produjera un sentimiento agradable no significaba que estuviera de acuerdo con eso.
Iceburg no se consideraba a si mismo como alguien popular. De hecho, podría decirse que las únicas “personas” con las que se relacionaban eran Tom-san, Kokoro-san, Yokozuna y con Bakanky, aunque su relación con éste último no era porque él lo hubiera querido, pero resultaba un poco difícil ignorarlo cuando vivían en la misma casa.
Iceburg se pasaba la mayor parte del tiempo en la isla de desechos, recogiendo materiales, ayudando a Tom-san con sus barcos, intentando que Franky destruyera eso que se atrevía a llamar barcos. Iceburg conocía todo Water Seven, lo había recorrido varias veces, pero innegablemente su lugar favorito era ahí, con los Tom’s Workers. Tal vez por esa razón se encontraba tan confundido en aquellos momentos. Según recordaba, no se había relacionado con nadie de la ciudad, entonces ¿por qué aquella chica le había regalado una bolsa llena de bombones?
Fue algo inesperado. Ese día le había tocado comprar los víveres de la semana a él y cuando venía de regreso, aquella chica, un poco más joven que él, había aparecido de la nada casi obligándolo a aceptar ese regalo.
―¡Por favor, acepta esto! ―Fue lo único que le dijo, antes de salir corriendo en dirección contraria, sin darle tiempo de decir nada.
Iceburg suspiró y se rascó la cabeza. Se encontraba sentado en el patio, solo. Kokoro-san preparaba la cena de esa noche, mientras que Tom-san le mostraba su nuevo proyecto a Yokozuna y posiblemente también a Franky. Él quería estar unos momentos solo, en el aire frío, intentando averiguar como debía de sentirse en esos momentos. ¿Feliz, no? Una chica mostraba interés en él, aunque no lo conociera. Posiblemente eso era lo que le molestaba. ¿Cómo le declaras tu amor a alguien que no conoces?
Aquella situación era demasiada para el chico.
―¿Qué haces acá solo, Bakaburg?
La voz de Franky lo sorprendió, más al ver que se encontraba parado frente a él, con su típica camisa colorida desabrochada y con nada más que su tanga. Iceburg no pudo evitar sonrojarse levemente al notar que el rostro de Franky estaba demasiado cerca del suyo, ¿tan distraído estaba que no se había dado cuenta de eso?
―Nada que te interese, Bakanky ―gruñó, poniendo su mano sobre la cara del menor y aventándolo suavemente, a lo que Franky sólo dio unos tres pasos hacía atrás antes de enderezarse, para después soltar un bufido.
―¡No tenías que hacer eso!
―Era el único modo de quitarte de encima ―masculló de tal modo que fuera claramente escuchado por el otro. Franky frunció el ceño, colocando sus manos sobre su cadera.
―Si hubiera sabido que ibas a actuar de ese modo entonces ni me hubiera preocupado.
―¿Preocupado? ―preguntó Iceburg, alzando la ceja curioso, mirando al chico semi-desnudo, el cual al darse cuenta de sus palabras le dio la espalda, cruzándose de brazos, en un vago intento de que no se notara lo vergüenza que lo dominó―. ¿Estabas preocupado por mi?
―¡Son imaginaciones tuyas! Kokoro-san es la preocupada, dice que estás actuando extraño desde que llegaste de las compras. Yo le dije que eras un tonto y que de seguro nada te pasó...
Iceburg no lo estaba escuchando, se encontraba algo divertido observándolo. Franky temblaba un poco y estaba seguro que no era por el frío. Se puso de pie y, silenciosamente, se fue acercando a su compañero y amigo a fuerzas-como solían decir ambos- por la espalda.
―... y Kokoro-san hizo que Tom-san se preocupara, así que me mandaron a ver que te pasaba. ¡Eso! Ellos fueron los que me enviaron ―Franky seguía con su parloteo nervioso, pero al no recibir respuesta del otro comenzó a voltearse para verlo―. Oye, ¿me estás escuchando Baka...? ―No pudo terminar su pregunta porque Iceburg había metido algo dulce en su boca, tomándolo por sorpresa.
El chico de la pañoleta en la cabeza sonrió ante la reacción del de cabello celeste.
―¿Qué es esto? ―preguntó Franky, degustando lo que fuera que el idiota le hubiera metido―. ¿Un bombón?
―Bombones rellenos ―confirmó Iceburg.
―¿Y tú por qué fregados tienes bombones rellenos? ¿No que no te gustaban?
La sonrisa de Iceburg creció un poco más, metiéndo otro bombón a la boca de Franky por sorpresa, quien mascullaba cosas ininteligibles. Cuando terminaba con uno, Iceburg inmediatamente le metía otro, incluso llegó a tomar de la barbilla a Franky para que no se le escapara.
La próxima vez que viera a esa chica -si es que sucedía-, le daría las gracias por los bombones, pero rechazaría sus sentimientos. Era imposible que alguien pudiera enamorarse de una persona que no conocía para nada. Indirectamente Franky se lo confirmó esa noche.
―¡Deja de meterme bombones en la boca!
Como era obvio, Iceburg no le hizo caso alguno.