kmiya
in
witch_kiss
Reto Rompamos el Canon
¤ Fandom: 666 Satan.
¤ Claim: Cross/Ponzu - Ball/Cross.
¤ Palabras: 697.
¤ Advertencia: Mención de shonen ai, spoiler de después de Rock-Bird.
¤ Notas: Quedó muuuy raro, pero bueno. Participa en la dekasem y es respuesta a un reto de crack_and_roll.
Ponzu estaba que brillaba de la felicidad que le invadía. Por fin, después de mucho tiempo, Cross había aceptado lo que sentía, al parecer correspondiéndolo de igual forma, pudo sentirlo, en ese momento, cuando estaba desnuda en su habitación. Tal vez lo que había hecho era muy atrevido, pero con ese chico las indirectas -y directas- no servían mucho, por eso actúo de esa forma. Pero eso ya no importaba, le quería y era querida, con eso le bastaba para ser feliz.
Por eso estaba poniéndole tanto empeño a arreglarse, porque aquella noche sería especial. Estaba segura que Cross finalmente se le declararía, así que debía tener todo listo. El chico no era muy romántico que digamos, por lo que ella era quien se encargaría de adecuar todo para el momento.
¡¡Que feliz estaba!!
-
Cross miraba la ventana con aire ausente, recordando una y otra vez lo que había sucedido en Rock-Bird. Se sentía mal, vacío, puesto que aquel al que había estado buscando no resultó ser precisamente como se lo imaginaba y su “venganza” ya no tenía sentido. De hecho, al descubrir quien era en realidad, su manera de pensar cambió casi de manera radical. Ahora debía de encontrar otro motivo, otra razón para seguir adelante. Aunque, tal vez, ya existía algo que pudiera ayudarle en eso.
Recordó las palabras que ese chico, Ball, le había dicho antes de marcharse.
―Ven conmigo, ayúdame a ser más fuerte, a buscar a Jio y rescatar a Ruby. No puedo hacerlo sin ti.
Inconscientemente se había sonrojado. Sabía que esas palabras no tenían ningún significado en especial (al menos no en ese sentido), y, aún así, cada vez que recordaba el rostro del moreno algo dentro de él se estremecía.
Pero, si aquello era lo que deseaba, entonces ¿por qué aún no se marchaba?
Cuando Cross escuchó la risa de Ponzu en la otra habitación lo supo. No se quedaba por él mismo, sino por ella, no quería hacerle sufrir.
Un ruido lo sacó de sus pensamientos. Al mirar fuera de la ventana, se sorprendió al ver quién estaba ahí. Abrió la misma, asomando medio cuerpo fuera.
―¿Ball? ―El moreno le sonreía, estando sobre lo que parecía una O-Part―. ¿Qué haces aquí?
―Vine por tu respuesta ―contestó con simpleza.
Cross sonrió por inercia, como si la sonrisa del otro fuera contagiosa. Al final ya no lo pensó, sólo suspiró, dejando que sus verdaderos deseos por primera vez, en mucho tiempo, tuvieran vida propia y actuaran por si solos. Estiró su mano hacia el chico de las rastras, quien se le quedó viendo un tanto sorprendido.
―¿Estás seguro? ―preguntó, a lo que Cross frunció el ceño.
―¿Sino lo estaría crees que haría esto? ―bufó, subiéndose al marco de la ventana y saltando hacia Ball, quien lo atrapó rápidamente.
―¡Idiota! No me asustes así.
―Eres demasiado lento ―dijo el albino, con una sonrisa en su rostro.
Ball se rascó la cabeza, un poco confundido.
―¿Qué? ―Cross le preguntó, notando como se alejaban lentamente de aquel lugar que había sido su hogar.
―Nada, sólo creí que me iba a costar mucho convencerte, si hubiera sabido que iba a ser tan fácil hubiera venido antes.
―Tonto ―Cross miró hacia otro lado, levemente sonrojado―. En ese caso me hiciste perder el tiempo en estúpidos pensamientos ―dijo esto último casi en un susurro.
―¿Disculpa?
―Nada, olvídalo y mejor vámonos.
El aprendiz de Kirin sonrió grandemente, direccionando la O-Part a su destino. Extrañamente, Cross se sintió liberado, sabiendo que había hecho lo correcto.
-
Ponzu salió de su habitación con las mejores ropas que tenía, asegurándose de estar no solamente linda, sino con su clásico toque coqueto. Se dirigió a donde se vería con Cross, con su alegría a flor de piel.
―¿Cross? ¿Estás listo?
Entró y no vio a nadie, extrañándose, puesto que el chico solía ser muy puntual. Regresó sus pasos hasta la habitación del albino. Tocó suavemente la puerta.
―¿Cross? ¿Estás ahí?
Abrió la puerta, encontrando la estancia vacía y la ventaba abierta. Se acercó a esta última, teniendo una sensación extraña, como si algo faltara dentro de ella.
En ese momento supo que Cross se había ido y que posiblemente no regresaría.
―¡Cross!
¤ Claim: Cross/Ponzu - Ball/Cross.
¤ Palabras: 697.
¤ Advertencia: Mención de shonen ai, spoiler de después de Rock-Bird.
¤ Notas: Quedó muuuy raro, pero bueno. Participa en la dekasem y es respuesta a un reto de crack_and_roll.
Ponzu estaba que brillaba de la felicidad que le invadía. Por fin, después de mucho tiempo, Cross había aceptado lo que sentía, al parecer correspondiéndolo de igual forma, pudo sentirlo, en ese momento, cuando estaba desnuda en su habitación. Tal vez lo que había hecho era muy atrevido, pero con ese chico las indirectas -y directas- no servían mucho, por eso actúo de esa forma. Pero eso ya no importaba, le quería y era querida, con eso le bastaba para ser feliz.
Por eso estaba poniéndole tanto empeño a arreglarse, porque aquella noche sería especial. Estaba segura que Cross finalmente se le declararía, así que debía tener todo listo. El chico no era muy romántico que digamos, por lo que ella era quien se encargaría de adecuar todo para el momento.
¡¡Que feliz estaba!!
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Cross miraba la ventana con aire ausente, recordando una y otra vez lo que había sucedido en Rock-Bird. Se sentía mal, vacío, puesto que aquel al que había estado buscando no resultó ser precisamente como se lo imaginaba y su “venganza” ya no tenía sentido. De hecho, al descubrir quien era en realidad, su manera de pensar cambió casi de manera radical. Ahora debía de encontrar otro motivo, otra razón para seguir adelante. Aunque, tal vez, ya existía algo que pudiera ayudarle en eso.
Recordó las palabras que ese chico, Ball, le había dicho antes de marcharse.
―Ven conmigo, ayúdame a ser más fuerte, a buscar a Jio y rescatar a Ruby. No puedo hacerlo sin ti.
Inconscientemente se había sonrojado. Sabía que esas palabras no tenían ningún significado en especial (al menos no en ese sentido), y, aún así, cada vez que recordaba el rostro del moreno algo dentro de él se estremecía.
Pero, si aquello era lo que deseaba, entonces ¿por qué aún no se marchaba?
Cuando Cross escuchó la risa de Ponzu en la otra habitación lo supo. No se quedaba por él mismo, sino por ella, no quería hacerle sufrir.
Un ruido lo sacó de sus pensamientos. Al mirar fuera de la ventana, se sorprendió al ver quién estaba ahí. Abrió la misma, asomando medio cuerpo fuera.
―¿Ball? ―El moreno le sonreía, estando sobre lo que parecía una O-Part―. ¿Qué haces aquí?
―Vine por tu respuesta ―contestó con simpleza.
Cross sonrió por inercia, como si la sonrisa del otro fuera contagiosa. Al final ya no lo pensó, sólo suspiró, dejando que sus verdaderos deseos por primera vez, en mucho tiempo, tuvieran vida propia y actuaran por si solos. Estiró su mano hacia el chico de las rastras, quien se le quedó viendo un tanto sorprendido.
―¿Estás seguro? ―preguntó, a lo que Cross frunció el ceño.
―¿Sino lo estaría crees que haría esto? ―bufó, subiéndose al marco de la ventana y saltando hacia Ball, quien lo atrapó rápidamente.
―¡Idiota! No me asustes así.
―Eres demasiado lento ―dijo el albino, con una sonrisa en su rostro.
Ball se rascó la cabeza, un poco confundido.
―¿Qué? ―Cross le preguntó, notando como se alejaban lentamente de aquel lugar que había sido su hogar.
―Nada, sólo creí que me iba a costar mucho convencerte, si hubiera sabido que iba a ser tan fácil hubiera venido antes.
―Tonto ―Cross miró hacia otro lado, levemente sonrojado―. En ese caso me hiciste perder el tiempo en estúpidos pensamientos ―dijo esto último casi en un susurro.
―¿Disculpa?
―Nada, olvídalo y mejor vámonos.
El aprendiz de Kirin sonrió grandemente, direccionando la O-Part a su destino. Extrañamente, Cross se sintió liberado, sabiendo que había hecho lo correcto.
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Ponzu salió de su habitación con las mejores ropas que tenía, asegurándose de estar no solamente linda, sino con su clásico toque coqueto. Se dirigió a donde se vería con Cross, con su alegría a flor de piel.
―¿Cross? ¿Estás listo?
Entró y no vio a nadie, extrañándose, puesto que el chico solía ser muy puntual. Regresó sus pasos hasta la habitación del albino. Tocó suavemente la puerta.
―¿Cross? ¿Estás ahí?
Abrió la puerta, encontrando la estancia vacía y la ventaba abierta. Se acercó a esta última, teniendo una sensación extraña, como si algo faltara dentro de ella.
En ese momento supo que Cross se había ido y que posiblemente no regresaría.
―¡Cross!