Título: Frío, nieve y faunos asaltacunas
Pareja: Michael Fassbender, James McAvoy
Rating: PG-13
Número de palabras: 1679
Resumen: Plot, what plot? Frío, nieve y el título lo dice todo.
Nota de autora: para
aleenabite, que es su cumpleaños y me pidió este prompt en persona y era hora de que se lo escribiera. Es horriblemente absurdo y se nota que hace mil que no escribo fassavoy y muy mal, lloro. Feliz cumpleaños ♥. Sin betear.
Es tarde, muy tarde, porque han acabado de terminar de rodar una escena a las cuatro de la mañana y Michael se ha tomado tantos cafés que no puede pegar ni ojo. Está tirado en la cama de su caravana porque les ha tocado grabar en exteriores, el hotel más cercano está a cuarenta kilómetros y el mal tiempo les ha dejado ahí colgados.
Michael se lleva un brazo a la cara, tapándose los ojos mientras está tumbado tal cual se dejó caer hace una hora. Ni siquiera se ha cambiado de ropa porque lo único que quería al llegar ahí era estar por fin en posición horizontal después de tantas horas de pie y sentado. Da una vuelta y luego otra, probando a ver si con una posición diferente es capaz de conciliar el sueño aunque sabe que es imposible. Tiene la mente tan abierta que ni la cosa más soporífera del mundo le haría dormir. Al final opta por levantarse de nuevo, estirar el cuello para una lado y para otro, y prepararse algo caliente porque, aunque la caravana está a buena temperatura, todavía tiene la sensación de frío del exterior. Han tenido que rodar en nieve, así que están prácticamente rodeados de bosques de pinos y de la fría capa blanca.
Va a sacar la leche del frigorífico cuando oye como alguien llama a la puerta de la caravana. Se da media vuelta, intrigado y cerrando la puerta con la botella de leche en las manos. La deja encima de la pequeña encima y da un par de pasos hasta la salida, quitando el pestillo y abriéndola. Al otro lado se encuentra con la cara de James enfundada en la capucha de su abrigo polar y con una sonrisa en los labios mientras no para de dar pequeños saltos sobre la escalerilla de acceso.
-¿Me vas a dejar entrar o a dejarme morir de frío aquí fuera? -le suelta, sin esperar respuesta, empujando a Michael y cerrando la puerta.
Michael le mira con una sonrisa porque James siempre le hace reír con cualquier cosa y verle ahí delante de pie pareciendo un oso polar por culpa del abrigo, del pelo largo que se escapa hacia fuera y de la barba rala que le cubre el rostro es una estampa buena. Aunque viéndole andar por el estrecho pasillo hacia el fondo de la caravana le hace recordar más a un pingüino.
-¿A qué se debe tu grata presencia? -le pregunta desde la cocina, poniendo leche a calentar para dos y encendiendo el fogón.
-Mi caravana parece un maldito congelador.
-Y yo que pensaba que siendo escocés estarías acostumbrado a este tiempo.
-No cuando la estufa parece no funcionar y no hay un buen vaso de whisky a mano -le contestó, quitándose el abrigo y dejándolo a un lado de la cama-. Siempre me he preguntado por qué tu caravana es más grande que la mía.
-Porque soy más guapo -replica, sonriendo ampliamente con su característica sonrisa.
-Creído -le dice James, sentándose sobre la cama y mirándole desde su posición con una sonrisa de su parte-. Pero yo soy en que tiene el encanto de los dos. No lo olvides.
Como no hacerlo, James encandilaba a todo ser humano que se le pusiera por delante, él incluido. Tenía esa habilidad que era todo un peligro porque era consciente de ello y la explotaba cuando quería conseguir algo, sobre todo de él.
-Y por eso tienes locas a las de maquillaje. Deberías de dejar de coquetear con ellas, estás casado -le recuerda, sacando el azúcar de uno de los armarios superiores.
-Tú deberías de dejar de hacerlo con la de sonido -le dice, levantándose y acercándose hasta él.
-Pero estoy soltero -responde, alzando una ceja con gesto de confianza-. Soy libre para todas.
-Ella no.
-Menudencias -dice, apagando el fogón y sirviendo la leche en dos tazas. Le tiende a una a James, que se la lleva a los labios al momento.
-Si un día viene su marido cabreado me dedicaré a observar el espectáculo mientras me río -le advierte.
-¿Y no me ayudarás? -pone tono de ofendido, como si le dolieran las palabras-. No te creía tan desconsiderado, James.
El otro ríe antes de llevarse de nuevo la taza a los labios, bebiendo todo el contenido de una sentada y dejando la taza de nuevo sobre la encimera.
-Espero que tengas más mantas que esas -le dice, señalando a la cama con un dedo.
-¿Por? ¿Piensas usurpar mi cama? -pregunta con curiosidad, aunque tiene claro que James ha venido con la intención clara de no volver a su caravana. Le conoce demasiado bien.
-Podría hacerte dormir en el suelo, pero no soy tan cruel -le contesta con una sonrisa pícara, dándose la vuelta y regresando a la cama.
Michael lo sigue y lo ve subirse a ella, sentándose a los pies y sacando algo del interior de su abrigo. Le mira con curiosidad queriendo saber qué es y no puede evitar reír al averiguarlo.
-Tu obsesión por ese libro es preocupante.
-Es mi libro favorito, prohibido meterse con él -le advierte.
Michael se ríe y se acuesta en lo queda de cama.
-Que te guste un libro en que un fauno se dedica a secuestrar a una pobre niña perdida dice mucho de ti.
-¿Qué insinúas? Tumnus es un gran personaje -se defiende, abriendo el libro por la marca que tiene puesta.
Michael le mira levantando la cabeza de la cama, decidiendo apoyarse contra la almohada y la pared de la caravana.
-Asaltador de cunas -rectifica, divertido ante la conversación. Picar a James siempre es lo mejor.
-¡Eh! No te has leído el libro, así que no atrevas a opinar -se queja, mirándole mal.
-Pero he visto la película, eso cuenta.
-No, no cuenta. Tumnus es mil veces mejor en el libro aunque haya hecho yo de él.
-Deberías de haberte dejado los cuernos, te favorecían -se burla, mordiéndose el labio y recordando su indumentaria en la película. Cuernos, pelo rizado, nariz enorme y medio cuerpo de cabra. Recuerda que cuando la vio no pudo evitar reírse a mandíbula batiente al ver aparecer a James en la pantalla con esas pintas.
James murmura algo por lo bajo que Michael no consigue descifrar y no puede evitar reír de nuevo.
-Venga, léeme un trozo -le dice, dándole con un pie en el costado-. A lo mejor así consigo dormirme.
El otro le mira de manera sospechosa.
-En serio, léeme algo -le repite, sin poder evitar quitar la sonrisa de la cara. El rostro de James es demasiado gracioso en ese momento con su mirada, su peinado hippy y el libro en las manos.
James parece que le toma en serio y retrocede un par de páginas hasta que encuentra una parte que parece ver oportuna de leer. Se pone serio y empieza a hacerlo, cambiando el tono de voz y adecuándola a la de un narrador. Al principio sigue el hilo de lo que le está leyendo, algo sobre nieve, árboles y una farola en medio de todo, pero se pierde al poco rato cerrando los ojos y simplemente escucha esa voz irresistible.
-No me estás prestando atención -le dice de repente James y Michael sonríe.
-No puedo concentrarme con ese acento que tienes -se excusa, abriendo los ojos y encontrándose con la cara de ofendido de James-. No sé ni cómo te dejan doblar películas para niños.
-Espero que no me estés llamando asaltacunas a mi.
-No, James -se sienta y se acerca al otro todo sonrisa-. Sólo estoy diciendo que tienes un voz demasiado sexy.
James le escruta con la mirada, acentuándose la línea que se le ha formado con los años entre las cejas. Al final rompe a reír.
-Eres un idiota, Fassbender -le suelta, cerrando el libro-. Yo aquí leyéndote serio el libro y tú fantaseando con mi voz. No puede ser, muy mal -le sonríe de manera pícara y escapándosele más aún el acento escocés.
-¿Qué quieres que haga? No lo puedo evitar -dice, haciendo un movimiento de cabeza de una lado a otro mientras se muerde el labio inferior.
-Es entendible, nadie puede resistirse a un buen acento McAvoy -se gira hacia Michael sin borrar la sonrisa y acercándose a su rostro hasta el límite-, ¿verdad?
-Sobre todo yo -le responde, cortando la distancia entre ambos y besándole el labio superior que engancha levemente con los labios.
James se separa, ríe y Michael se queja. Pero entonces el otro lo tira hacia atrás y él se pone encima suya con las rodillas apoyadas en el colchón.
-No, no, aquí el que manda soy yo -murmura, ampliando más la sonrisa y con el pelo cayéndole hacia delante.
-¿Desde cuándo? -pregunta Michael siguiéndole el juego.
-Desde siempre, Fassbender, pensaba que ya lo sabías -le responde, mordiéndole en la mejilla.
-Suelo ser olvidadizo -se excusa el otro, girando el rostro para hacer que sus labios se encuentre pero el otro se aparta.
-Tendré que hacer que te acuerdes -le dice, con su acento más marcado y pícaro-. ¿Cómo podría hacerlo?
Michael no le permite pensar y le atrae la cara a la suya con la ayuda de una mano en la nuca, besándole de una vez y dejándose de tonterías.
-Piénsela mañana, señor McAvoy -le dice entre el beso-. Hoy tenemos cosas más importantes que hacer.
-¿Cómo qué? -le pregunta James, sonriendo contra sus labios y besándole de manera entrecortada.
-Como darnos calor el uno al otro -responde, tirando esta vez del labio inferior y de la camisa de James porque éste es escurridizo y capaz de separarse otra vez.
-Apruebo la idea -murmura, besando con ímpetu los labios de Michael.
Se deja caer encima de sus caderas en lo que va a ser otra noche de ellos dos y la estrecha cama de la caravana. Porque no es la primera, ni será la última, y esa cama es testigo de más cosas de lo que parece a simple vista pero que se contarán en otras historias.