Generalmente me despierto muy temprano (costumbres familiares) pero odio, odio odio, despertarme con esa máquina infernal que es el despertador. Así que cuando tienes suerte y te despiertas cinco minutos antes de que suena esa máquina del infierno y puedes poner una canción bonita en el iPod... el día empieza de una forma maravillosa.
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