Autor:
vejibra (Lady Padme Naberrie)
Fandom: Naruto
Claim: Sasuke/Sakura
Tabla:
Vicios Tema: #13 - Hablar
Título: 8.- "Inseguridad"
Resumen: "Y al hablar descubrieron que su único lenguaje expresable era el de la soledad". Continuación de "
Autonomía"
Advertencias: Ninguna.
Disclaimer: Derechos Reservados de Naruto a su creador Masashi Kishimoto.
13. Hablar
“Es fácil hablar claro cuando no va a decirse toda la verdad.”
- Rabindranath Tagore
“Inseguridad”
Cuando era una niña Sakura había aprendido a guardar gran parte de sus emociones, porque generalmente los otros niños se mofaban de ella o las demás personas parecían no darle importancia a sus sentimientos. Y durante años, la joven kunoichi consideró que aunque sus sentimientos podían ser nobles, no servían para nada.
Pero conocer a Ino le había enseñado a expresarse, el problema con ello fue la dualidad de su personalidad adoptó. Siempre estaba aquella “vocecilla” que permanecía en su cabeza gritando lo que realmente sentía y aquella que se guardaba todo, la que mostraba en el exterior, excepto tal vez cuando se trataba de Sasuke Uchiha.
Sin embargo de mala manera, y tristemente, había aprendido una vez más a guardar muchas de sus emociones, porque al joven shinobi, poco o nada le había dado importancia a sus sentimientos por él, y ahora estaba molesto, o al menos eso pensaba ella, porque desde la discusión solo unos horas antes entre los dos -en medio del bosque-.
El muchacho parecía solo hablar con señales mudas provenientes de sus ojos, ni siquiera sus típicos “Hm” o “Ah” se hacían presentes. La kunoichi de cabellos rosas estaba comenzando a perder la paciencia, porque no era tan tonta para soportar una actitud tan infantil como esa.
Lo peculiar de la situación, era… que estaba molesta. Días antes había intentado que él la ignorará, que le prestará menos atención de tal manera que al primer momento de vaciló ella podría escapar; y ahora que finalmente lo había conseguido, no podía dejar de sentirse… herida por la situación.
La extraña familiaridad que había estado presente entre los dos ex-compañeros de equipo había desaparecido, como los pedazos rotos de un espejo fragmentado, estaban ahí, uno junto al otro pero la conexión estaba destrozada.
Aún así, indirectamente parecía que ambos, de alguna forma se pertenecían… no exactamente pertenecían a un mismo sitio, tanto como Kakashi o Naruto lo hacían en sus vidas.
-Naruto… -susurró el nombre del muchacho rubio sin darse cuenta suspirando delicadamente al pronunciarlo, y los ojos oscuros de Sasuke la observaron atentamente con un brillo indescriptible-. Como te extraño… -la zozobra llenaba su interior, al recordar la sonrisa siempre placentera llena de aliento que el shinobi bullicioso le ofrecía en momentos solitarios como ese.
Cerró sus ojos reprimiendo unas pequeñas lágrimas, realmente no quería imaginar que estaría haciendo el rubio de vuelta en Konoha, después de todo ahora debería estar empeñado -desesperado- en buscar a sus dos compañeros de equipo en lugar de uno.
-Mmmm.
-Ya veo, al parecer ya me diriges la palabra Sasuke… -Sakura sonrió levemente sin darse cuenta de la indirecta que el joven había proferido. La miró, extrañado, por unos segundos antes de sonreí mínimamente mostrando una ligera curva en sus labios delgados y fríos.
-Parece que olvidaste el “kun” -su tono de su voz -irónico y presuntuoso- tomo una delicada sombra familiar para la muchacha. En ese momento, al darse cuenta de su propio error, sus mejillas adquirieron un tono rosa pálido, como nunca antes lo habían hecho.
-Fu… fue solo un desliz de lengua -musitó en su defensa, arrugando la frente incomoda. Sus ojos verdes brillaban intensamente con la débil luz que profería el fuego de la fogata sobre su rostro.
Tomando con cuidado uno de los palillos que sostenían su alimento -un pescado asado- dio una rápida mordida sin encarar al shinobi de cabellos oscuros, olvidando por un instante sus buenos modales o el hecho de que sin darse cuenta había bajado la guardia.
-Tsk… eres una molestia, como siempre -Sasuke sostuvo el pescado cerca de sus labios y comió con delicadeza, ciertamente demasiada finura, pero provenía de una familia noble, así que era de esperarse.
Las mejillas de la kunoichi se sonrojaron ante tal acción.
-De todos modos que importa si soy una molestia, no te has cansado de repetirlo varias veces en las últimas semanas… ¿Por qué no me dejas ir, Uchiha? -susurró la muchacha fastidiada mientras apretaba la mano en un puño.
-Si realmente quisieras irte, ya lo habrías hecho -la mirada seria del shinobi acalló los pensamientos de la joven. Estaba sorprendida de lo que él estaba insinuando, encogió el ceño unos segundos.
-Naruto, vendrá por mí.
-¿Acaso estás esperando que el “dobe” venga en tu rescate…? -Inquirió el muchacho sardónicamente, sus ojos oscuros comenzaron a brillar con un tono extraño-. Siempre deseas que te rescaten… eres una molestia, demasiado débil… demasiado frágil… demasia…-sus palabras secas fueron quebradas en la nada, cuando la mano de la muchacha hizo contacto en su mejilla mediante la bofetada que le propinó.
Está ocasión, sin medir su propia fuerza, empujó a la muchacha contra el suelo, colocando su cuerpo a horcajas sobre ella -algo que no era nada nuevo- sosteniendo con cada una de sus manos las muñecas de la kunoichi.
Furioso y humillado observó a la muchacha en la tenue luz de la fogata y las brillantes lágrimas que recorrían un suave camino por la piel cremosa. Por un momento se paralizó ante tal imagen, profiriendo una maldición de sus labios, la soltó, alejándose mientras estrechaba la mirada y su rostro adquiría una expresión helada.
Sakura, permaneció en su lugar, tirada sobre la tierra mientras miraba las estrellas en el cielo nocturno, las lágrimas no dejaban de brotar de sus mejillas. Estaba cansada y se sentía humillada, quería pelear, quería demostrarle que era más que la debilucha del equipo siete, porque siempre, había estaba en medio de ellos pero no estaba con ellos.
Era solo la “niña”, la molestia, la princesa… no era nada más que un vacío perfecto en la dualidad de su equipo. En ese momento la impotencia de noches y noches de dolor guardados de pronto se hicieron claves en su mente y cerrando los ojos dio media vuelta sobre su lugar a la vez que gruesas lágrimas se propagaban por sus pálidas mejillas. Y permaneció ahí, con el corazón en blanco observada por un inmovilizado Uchiha.
En el silencio del momento, hubo un eco tibio por el llanto incontrolado de la joven, mientras el muchacho de cabello azabache no encontraba formas para reaccionar, sin embargo, un dolor similar a la soledad se vio reflejado en sus ojos oscuros, porque en esos momentos de aislamiento, el único lenguaje que ambos hablaban, con sus diferentes maneras y gamas, era ese.
Sin darse cuenta, el shinobi y la kunoichi dejaron de ser ex-miembros de equipo para convertirse en dos seres humanos -rotos- hablando un solo lenguaje, el de la soledad.
“Hablar”
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