Reto#: 8.
Título: Corruptor de Almas inocentes.
Autor:
therouxg .
Temática: Gen.
Rated: PG.
Personajes: Hermione G.
CORRUPTOR DE ALMAS INOCENTES
No lo entendía, y realmente no lo entendía porque no le cabía en su cabeza -que algunos insistían que era de sabelotodo insufrible- lo que le sucedía a las personas, o más concretamente, a los alumnos de Hogwarts. Desde que había ingresado a la escuela de Magia y Hechicería nunca, y repite, NUNCA había visto una buena acción de Draco Malfoy, después de todo: Era la persona más repugnante, arrogante, indecible, malvada y odiosa que existía en todo Hogwarts. ¡Y eso que tenía dieciséis años! Nunca creía que iba a conocer a la persona más despreciable de su vida en su estadía en el colegio.
¡Por Dios, no tenía ni un cuarto de siglo!
Pero aquel día nadie le iba a ganar, ella quería saber qué demonios tenía Draco Malfoy para que siempre se saliese con la suya.
Aquella mañana no esperó a nadie, aunque Harry bien sabía lo que iba a hacer por la sonrisa arrogante que le mandó a la hora del desayuno, enserio, ella no sabía cómo lo hacía Harry para enterarse de cosas que ni siquiera había hablado, lo cual sólo comprobaba que pese a creer que era despistado la mayoría de tiempo, sólo estaba siendo astuto. Pero eso ya era otra cosa.
Después de estar al pendiente de la entrada al gran comedor por diez minutos, Malfoy apareció perfectamente arreglado con su cabello acomodado como respondía y el temple digno de un aristócrata. Lo vio sentarse al costado de Nott, mirar abstraído el desayuno antes de escoger el cuenco de la fruta, echarla a su plato para posteriormente aderezarla con algo de miel y un jugo natural.
Bueno, por lo menos comía sano, no como Ron que prefería patatas fritas, veinte trozos de pollo y mucho pan.
Cuando iba recién en la mitad del plato -quizás después de cuánto tiempo- entabló una conversación bastante animada, según ella, con el Slytherin sobre quizás qué cosas y la campana sonó anunciando el inicio de clases. Hermione no había visto el bolso de Malfoy hasta que se dio cuenta que lo llevaba encogido en su bolsillo -una buena táctica, aún mejor que aligerar su peso con un hechizo-, por lo cual se encaminó siempre altivo hacia su clase, la cual si no se equivocaba era Runas, junto con todas las otras casas.
Hermione realmente no sabía por qué otros preferían Adivinación su Runas era la mejor materia que impartía Hogwarts.
Se despidió normalmente de sus amigos -aunque Harry seguía mirándola raro- y se encaminó muy pasiva tras el rubio enigma mientras sus amigos se empujaban como si nada hubiese ocurrido.
No se sorprendió cuando Malfoy chocó con una niña de tercero -Hufflepuff, para su mala suerte- y pronto le comentó lo interesante que sería verla saltar de la torre astronómica verde, con una poción de ampollas en su cuerpo, y un montón de particulares amenazas que presumiblemente serían cumplidas si no desaparecía en un segundo. Hermione nunca vio correr a una persona tan rápido.
Por el camino, Malfoy amenazó a más personas de las que pudo aceptar y así mismo, maldijo a otras tantas dejándolas con vergonzosos problemas que harían reír a cualquier persona que pasara cerca -como el extravagante calzón chino que le hizo a un Ravenclaw por atreverse a contestarle a un Malfoy, o las horrorosas espinillas que le dejó a un Gryffindor de cuarto año-, el Slytherin realmente no se medía.
No fue hasta que ingresó a clases cuando todo se volvió un mar de bromas sin preocupaciones, pasividad y nada fuera de común: Dibujos sobre ella leyendo libros a un ritmo que le hacía explotar la cabeza, bolitas de papel interrumpiendo más de una escritura, comentarios sobre la personalidad de algunos chicos... Absolutamente nada que llamara la atención de alguien, claro, hasta que nuevamente se vio en la hora del receso y Draco Malfoy comenzó a actuar de lo más extraño.
Lo había visto hablando suavemente con Blaise hechizando una hoja de papel, para posteriormente hechizar la carta que la cuidaba.
Cuando salió, Hermione lo persiguió lo más cautelosamente posible hasta que vio cómo ayudaba a una niña Hufflepuff de quinto año cuando se le cayeron los libros. Realmente no sabía si había capturado la magnitud del momento, pero Draco Malfoy ayudo a una Hufflepuff de quinto año.
Se acercó lo más que podía al extravagante hecho hasta que la suave voz -que no sabía que poseía el rubio- le llegó a la cabeza.
-¿Te encuentras bien? ¿Estás segura que no te golpeaste? Si quieres puedo acompañarte a la enfermería -las palabras dichas con lo que parecía ser un tono amable sorprendió a la pobre chica quien lo miraba como si fuera una especie de alucinación post-traumática.
-Oh... G-gracias, Malfoy. No te preocupes estoy... bien. Creo -murmuró cohibida mientras aferraba sus libros completamente a su cuerpo.
-¡Genial! Ten más cuidado cuando dobles en las esquinas, no querrás caerte nuevamente -le sonrío extrañamente, porque Hermione no diría que sonrió sensualmente, antes de seguir caminando con Blaise. Hermione pensó que aquello sería todo, hasta que la chica de Hufflepuff volvió sobre sus talones y le dijo fuertemente a Malfoy que muchas gracias, y si quieres, puedo hacerte un favor.
Hermione realmente no daba crédito.
-¿Enserio? -indagó curioso el rubio -, muchas gracias. Sabes, ahora que lo pienso sí me puedes ayudar. Tengo que entregarle esta carta a Grossvore... No sé si lo conoces, pero va en Ravenclaw en tu mismo año, es realmente urgente que lo hagas. ¿Me podrías hacer el favor? Agradecería que no leyeras la carta, es algo muy personal.
Puffskein encerrado. Malfoy nunca hablaba con nadie que no creía digno.
A penas la pobre muchacha se fue feliz, Malfoy río maquiavélicamente con Blaise y ella no esperó tiempo en perseguir a la pobre chica. Quien le entregó la carta a Grossvore, quien la leyó y salió corriendo dándosela a Marietta, quien al leerla corrió a dejársela a Pucey, quien al leerla se apresuró a dejarla con Stancey, quien también al leerla se la pasó a un chiquillo de tercero de Gryffindor llamado Miller, quien corrió desbocado dándosela a Seamus, quien corrió y se la dio a Patil, quien sin miramientos se la entregó a Bones y la lista aumentaba, y aumentaba...
Cuando la carta llegó a sus manos -después de dos días y una extraña epidemia-, Hermione Granger realmente no quería creer lo que sucedía en Hogwarts:
A quien corresponda:
Si no pasas esta maldita nota a alguien que te guste te dará Escrofungulus, si no quieres sentirte como la mierda literalmente, harás lo que digo. Si no, ya puedes ir viendo cómo quedó Goldstein.
Con cariño, Malfoy.
P.D: No tiene contrahechizo, idiota.
P.D2: Espero que te guste el regalito.
P.D3: Atrévete a mostrar esto a un profesor, y te las verás conmigo soplón.
Definitivamente, Draco Malfoy, sea lo que sea que fuese, no era una buena persona. Y Hermione, obedientemente, fue a buscar a Ron.