El sol de Miami
Título: El Sol de Miami
Fandom: Criminal Minds
Advertencias/Spoilers: técnicamente del 3x17, pero aparte del sitio donde están y discurso del gay love, nada más.
Personajes/Parejas: Hotch/Rossi
Resumen: El calor de Miami hace mella en Aaron Hotch. O eso dice él.
Notas: Carajo, he vuelto. Y con Hotch. Y Rossi *fangirl*. Dedicado a rhea_carlysse porque se lo debía <333
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Dicen que cuando conoces lo suficiente a una persona, todo, absolutamente todo se siente natural, que encaja en el lugar donde debería. Bueno, eso es lo que Hotch ha escuchado muchas veces a lo largo de su vida pero no es que hubiera tenido muchas oportunidades para comprobarlo.
Hasta hoy, claro.
Porque para él eso de “acostarse con un compañero de trabajo” era algo así como una premisa de la dimensión desconocida. Algo que a él no le pasaría ni en un millón de años. El ‘problema’ -todavía está demasiado atontado para buscar otro sustantivo que le quede mejor- es que David Rossi no era un compañero del trabajo. Era Dave.
El punto es -ni siquiera sus pensamientos son coherentes en este momento, vaya- que no se sintió extraño. Ni raro. De hecho, cuando su lengua le raspó el paladar la primera vez, no se le ocurrió pensar algo tan dramático como “¿Qué demonios estamos haciendo?” No. Más bien fue una sensación de desazón por haberse perdido algo tan bueno durante mucho tiempo. También aquella súbita revelación que todo estaba en su lugar, piezas de un viejo rompecabezas encajando por fin.
Eso o el sexo le alteró las neuronas.
Se queda con la primera opción, mientras echa un bostezo y reclina la espalda sobre el colchón, desperezando el cuerpo. El sitio de junto está vacío y las sábanas frías, pero gracias al sonido de la ducha no tiene que pensar demasiado dónde está Dave.
Cuando la puerta del baño se abre, Hotch ya está sentado en una esquina de la cama, colocándose los zapatos. Dave tiene el cuello de la camisa sin abotonar, la corbata colgándole al hombro izquierdo.
-Pareces todo un chulo.
La frase sale de sus labios antes que pueda darse cuenta que es un mal chiste. Eso o tenía que comentar algo para obviar la tensión de las ganas que tiene de arrancarle la ropa. De nuevo. Y eso sonó como colegiala, pero extrañamente, no le molesta. Puede que aquel discurso de Dave hace unas horas atrás haya tenido algo que ver. Eso, o debe ser el sol de Miami.
Sí. Tiene que ser eso.
Se da cuenta tarde que Dave ojea su reloj de muñeca, con una media sonrisa. Hotch conoce el gesto, la mitad de los labios apuntando al cielo, mueca convertida en enigma. Con algo tan simple comenzó todo hace escasas horas. La media sonrisa y luego el brillo en los ojos.
Cree escuchar un susurro que se asemeja a “todavía tenemos tiempo” antes que la lengua le roce una vez más el paladar, pierda el equilibrio y caiga sobre la cama.