TÍTULO: de límites difusos (un ensayo)
FANDOM: Mentes Criminales
PAREJA: JJ/Prentiss
SPOILERS: hasta 3x09 - Penélope
Lo que nos limita, lo llamamos Destino
- Ralph Waldo Emerson-
Hay ciertos límites, cuando tratamos el tema de amistad. Normalmente diferentes, estereotipados, a la hora de hablar de hombres y mujeres.
Emily nunca había pensado en ello. Nunca se había parado a meditar sobre la falta de espacio personal que parece ser inherente a la amistad. Nunca había encontrado nada raro en coger a una amiga de la mano (excepto que no suele hacerlo, porque siempre parece demasiado artificial, demasiado forzado, y está segura de que ellas lo notan). En pegarse cuando están en la barra, hombro con hombro y reírse casi rostro contra rostro. Nunca es incómodo, porque se conocen, porque confían la una en la otra. Porque nadie piensa nada extraño de ello. Las mujeres se tocan, es normal, es casi exigido. Las mujeres se abrazan y se besan y flirtean entre ellas de forma exagerada, porque es divertido, porque son amigas.
Y con ella es diferente.
Está seguro de que todos lo notan, de que a veces se ve a la legua. (Aunque Emily siempre ha sido algo paranoica, y las situaciones relativamente novedosas no hacen sino acrecentar ese estado.)
De que están sentados en la mesa, y Emily se sienta demasiado cerca (o es JJ la que se mueve, la que pega el muslo contra el suyo y cuando se inclina hace que su pelo roce su hombro). De que hablan como si fuera un idioma distinto, y a veces se olvidan de que hay más personas en la conversación. De que a veces se queda mirando, casi de forma inconsciente, y pensando en lo estúpido e inalcanzable del asunto.
De nuevo, es normal.
La falta de límites en el contacto. Que Emily se las apañe para estar siempre a su lado cuando el ascensor está abarrotado, y JJ sonríe como si tuviera un secreto y se atusa un par de mechones descolocados.
En esos momentos Emily quiere que el ascensor se vacíe y empujarla contra la pared, lamerle cada centímetro al que llegue con ropa y arrancar los trozos de tela que hagan falta para lamer el resto.
Y quizá eso sí se encuentra en los límites de la amistad. De hecho, probablemente se pasa. De lejos.
Pero no es como si fueran amigas (como si Emily tuviera algún lazo de confianza formado, en el equipo), para empezar.
Excepto que el tiempo pasa, y los lazos se forman, y es cuando empieza a ser preocupante. Porque Emily esperaba que desapareciera. Confiaba en que desaparecería. Porque ya es lo suficientemente malo tener sentimientos (no, no sentimientos. ¿Atracción? Pura física, porque eso lo hace todo más fácil de argumentar) de ese calibre hacia un miembro de tu equipo, pero atracción a largo plazo, eso puede resultar fatal.
Puede.
Resulta.
Emily aún espera los resultados, porque no se va. Está allí agazapado, se convierte en una bola de nervios cuando Penélope está en el hospital, y JJ parece demacrada, parece a punto de romperse. Cogerle la mano es instintivo, y cuando JJ le aprieta los dedos y le mira como desde abajo, con una sonrisa débil, la bola de nervios le hace tener ganas de vomitar. (Pero no se sueltan, y Emily reflexiona sobre eso, después.)
A veces Emily piensa que podría ser posible. Porque están en el jet, y los demás están dormidos o camino de ello. A veces Emily piensa que las miradas de JJ podrían decir algo, y ella es simplemente demasiado estúpida como para no entenderlo. Que a veces le sonríe y le coge el brazo y parece que quieren (necesitan) lo mismo.
(Emily se siente culpable luego, de noche. Entre las sábanas y con los dedos bajo la ropa interior, convocando imágenes de pelo rubio y ojos azules, imaginando que gimen y se mueven al mismo ritmo. Se siente culpable cuando se corre, mordiéndose la lengua para que no salga su nombre, y tener que enfrentarla al día siguiente, como si fuera normal.)
No se siente demasiado culpable, cuando JJ aparece en la puerta de su habitación y el aspecto de no haber dormido en días. Emily quiere invitarla a tomar algo, pero se queda en silencio, y ambas miran al suelo como si hubiera algo denso (algo frustrante y estúpido) entre ellas, y ninguna supiera cómo actuar.
No se siente demasiado culpable (aunque tampoco lo espera, pese a todo el tiempo que pasa pensando, fantaseando, como una cría que escribe en los márgenes de su cuaderno) cuando JJ se muerde el labio inferior y la mira de esa manera. Ésa que parece decir "por favor, no me odies por esto" y le agarra el rostro con las manos para acercarla lo suficiente, para besarla despacio y como si hubiera decidido algo importante.
Emily se siente de todo, menos culpable. Pero no está pensando demasiado, para ser sinceros.
(Aunque sí piensa. En pura logística. En cómo encajan sobre las sábanas arrugadas, y cómo se desprenden de la ropa a tirones. En cómo JJ gruñe y se arquea cuando Emily le besa la garganta, y le suelta el sujetador al tercer intento. En cómo el aire parece sólido y se respiran sobre los labios, para robarse después el aliento a besos. En eso sí que piensa, porque quiere guardar la imagen de JJ corriéndose, contrayéndose y respirando entrecortado, con sus dedos dentro y arqueando la espalda. Esa imagen pretende guardarla bajo llave, para que nadie se la quite.)
Por la mañana actuarán como siempre. Saltándose los límites de la amistad. Mirándose como siempre se han mirado, aunque sólo ahora Emily comience a notar los matices, a apreciar las diferencias. Juntándose demasiado al hablar y conversando en clave. Por la mañana Emily se quedará mirando fijamente, sin darse cuenta, y no pensará en lo estúpido e irrealizable del asunto, sino en la suerte que ha tenido, porque estas cosas no pasan. Porque estas cosas son fantasías que se tienen con quince años. Conocer a alguien, y que sea exactamente lo que estabas buscando, incluso lo que no sabías que buscabas. Conocer a alguien que encaje, y que parezca que piense lo mismo de ti.
Esas cosas no pasan, y Emily preferirá seguir pensando eso, para ahorrarse la caída cuando se acabe, pero a veces JJ lo hace prácticamente imposible.