TÍTULO: Cosas que dijimos hoy
FANDOM: Heroes
PAREJA: Nathan/Mohinder (implícito aunque no demasiado subtextual, Petrellicest y Peter/Mohinder)
SPOILERS: 2x01
RATING: R
NOTAS: ... es demasiada guapura junta, ¿vale?
El móvil vibra en silencio y Nathan parece moverse a su lado. Estrechar el brazo en su cintura y apretar los párpados con demasiada fuerza, como si intentase que los sueños desaparecieran. Respira de forma irregular, contra su espalda, y, por un momento, uno solo, Mohinder cree que va a murmurar palabras que apestan a alcohol contra su cuello, a apartarle la mano antes de que llegue al teléfono.
No lo hace, y Mohinder se revuelve entre las sábanas de Peter, e intenta escapar del brazos de Nathan con el mayor sigilo posible.
Así funciona ahora. Los viajes interminables, las llamadas a medianoche. Una casa que ya ni siquiera puede considerar como suya, y una cama que no pertenece a ninguno de los dos -quizá a Nathan, por derecho genético-, pero que siempre comparten.
***
"¿No te echan de menos en casa?"
Le quema la piel en el punto en que la barba de Nathan roza su cuello. Respira despacio contra su piel, y habla como si estuviera a punto de quebrarse, perdiendo volumen a cada sílaba.
Mohinder hunde el rostro en la almohada. La almohada de Peter. La cama de Peter. La habitación de Peter. Todo el lugar exuda a Peter por los cuatro costados, y aún no sabe si debe sentirse aliviado, porque aún puede sentirlo, o enfermo, porque quiere hacerlo.
Nathan recorre su columna ausentemente con el pulgar, roces que no llegan a ser caricias y como si quisiera delinear sus vértebras. Se encoge de hombros. "Saben que los viajes se alargan", y también sabe que Matt lo sabe, cuando le mira, esa especie de mirada comprensiva en sus ojos. Compasión, probablemente. Ni la quiere, ni la necesita, pero siempre está ahí. Es un consuelo, saber que hay alguna constante.
***
Cuando follan -y eso es lo que hacen, Mohinder no trata de buscarle otro nombre. No tiene tiempo, ni fuerzas-, es casi una batalla. Uñas en su espalda, dientes, fricción seca, y demasiada saliva en los besos. Pura testarudez, porque ninguno quiere dejarse vencer, tratando de encajar sus cuerpos a empujones. Mordiscos que dejan marca en su mandíbula, manos enredándose en el pelo de Nathan cuando caen sobre la cama, y nota unas manos sobre la cremallera de sus pantalones. Urgentes y familiares y precisas. Y Nathan parece ansioso, pero nunca duda. Con expresión impasible y mirada nublada, llena de algo que hace que a Mohinder le burbujee el estómago de anticipación.
Cuando follan, Mohinder trata de no pensar en lo triangular del asunto. En cómo recorren cada centímetro, buscando algo que no van a encontrar. Que no deberían estar buscando en primer lugar.
***
Lo peor del asunto, cree... Lo peor no es salir de ese apartamento, poner una sonrisa, y abrazar a Molly, como si acabase de llegar del aeropuerto. Lo peor no es pensar que un paso en falso podría joderlo todo, que si no tiene cuidado, alguien llegará y le pegará un tiro, y luego se llevará a Molly. Lo peor no es darse cuenta de que tiene una familia, por primera vez en mucho tiempo, y sentirse como si les estuviera fallando en todos y cada uno de los sentidos.
Lo peor es que, cada vez que sale de ese apartamento, hay una parte en su mente, algo sádico y oscuro, que necesita volver. Que no se habría ido en primer lugar.
Y quizá es Nathan - roto y disuelto. Jodido en más aspectos de los que imaginaba, y abriéndole los ojos a sus propias fracturas -. Y quizá es un intento de arreglarlo todo, lo que hizo mal con Peter. Quizá es un intento de enmendar los errores, de la única forma que encuentra. Quizá sólo quiere mirar las fotos, fingir que nota el aroma de Peter en las sábanas. Quizá es todo eso, y, con toda seguridad, mucho más.
***
Ése día está en Nápoles, o eso es lo que dice por teléfono. El avión se retrasará, pero estará en casa para cenar al día siguiente, y Nathan recorre su columna con la lengua. Mohinder se estremece contra el colchón, húmedo y febril. Se siente quebrar, pedazo por pedazo, cuando Nathan le muerde en ese hueco, en el cuello, rozando la mandíbula. Pecho contra su espalda, y parece dudar unos segundos, respirando sobre su yugular.
"Me follaba a mi hermano," susurra, y parece arrastrar la voz desde el fondo del infierno, "¿me convierte eso en un desviado?" Y Mohinder tiembla, contra su lengua.
- Creo que es una de las muchas cosas que lo hacen - logra articular. Ojos cerrados, pecho sobre el colchón, y un peso que le impide levantarse.
Nathan tiene una risa seca, y es como si rasgase el aire. "Me asombras, Suresh, ¿no vas a sentirte asqueado?" dice, antes de morderle el hombro.
Y Mohinder quiere meditar sobre ello, autoconvencerse de que no lo imaginaba, de que Nathan ni siquiera ha hablado. "No es asunto mío," termina, y suena casi convencido. Arquea la espalda, y luego se deshace contra Nathan.
***
Nathan habla. Con voz incendiaria y el rostro hermético, pero esa sonrisa sádica siempre al borde de los labios. A susurros y gruñidos y verdades que le rasgan como una cuchilla, y le hacen sangrar más de lo que ha sangrado nunca, pero no consigue separarse.
Así que sí, Nathan habla. A todas horas, y especialmente en las que no debería, y es como una droga de la que Mohinder no puede o no quiere desengancharse.
"¿Lo hicisteis, Mohinder?," habla entre mordiscos, mientras Mohinder se pelea con su camisa. La sonrisa le quema en los labios. "Dime, ¿dejaste que Peter te follase?" y a Mohinder se le atasca la respiración en los pulmones, y hace saltar los botones de la camisa.
Nathan se hunde en el colchón, y las piernas de Mohinder se afianzan a ambos costados. Se ríe cuando Mohinder le ignora, respiración pesada, y lengua trazando figuras en su pecho. Las manos de Nathan están heladas contra su espalda, debajo de la camisa. Busca fricción a base de golpes de cadera, tratando de callar a Nathan, tratando de aliviar la quemazón. Y Nathan le busca también, le agarra por los hombros y le muerde los labios, le lame heridas que no son físicas, hasta que Mohinder gime contra su boca. "¿Sabes lo que le gusta?" y esto es contra el contorno de sus labios, sólo para que Mohinder vuelva a perder la respiración. "Puedo contártelo," suena como pecado. "Puedo hacértelo," y hay algo que se disuelve, dentro de su mente, dentro de su pecho, mientras le hierve la sangre.
Llega a balbucear, y Nathan les gira, hasta que la presión es demasiado, hasta que se rozan completamente, piel y ropa, y Nathan le besa - le besa, sólo los labios, y sin mordiscos, y es como una ráfaga de aire en medio de una tormenta de arena -, hasta que Mohinder puede saborear algo más que no sea alcohol en su aliento. "¿Te gustaría?" finalmente, y Mohinder tiene la voz ronca, un sonido tenso que se rompe contra el aire, que hace que Nathan le muerda la barbilla. Nathan se ríe como si supiera, como si encontrara.
"Eres un pervertido, Suresh," le susurra al oído, y hay algo catártico, en sentirse arder como se siente en ese momento. Algo liberador, en la manera en la que Nathan se incorpora, sólo lo suficiente como para dejarle respirar, para sujetarle las muñecas por encima de la cabeza. "Cuando le encontremos," Vamos a encontrarle, "voy a follarte tan fuerte que no te vas a poder mover en una semana," Está vivo, está bien. Vamos a encontrarle.
Mohinder se ríe. Porque es catártico, hilarante. Porque se quema, pero no importa; ya van derechos al infierno, de todas maneras.
Nathan habla, y a Mohinder no le importa escuchar.
Semi-secuela, pieza que acompaña al fic o como se diga:
Alguien con quien estás