Harry Potter [Fanfic] - Spiral (parte tres)

Jan 11, 2012 14:11


TERCERA PARTE
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Draco y Harry se encontraban de pie sobre las ramas de unos árboles cercanos a la mansión Thicknesse, escondidos entre las sombras. El moreno frunció el ceño y después alzó uno de sus brazos para observar como el traje que estaba usando se ajustaba perfectamente a él, como una segunda piel.

―Te dije que era cómodo ―dijo el rubio con una sonrisa triunfal.

―Supongo. Pero no me agrada del todo… ―murmuró el auror. Sus ojos verdes se deslizaron por toda la extensión del cuerpo del Slytherin, provocándole un ligero rubor al recordar lo que había sucedido entre ellos hacía poco menos de veinticuatro horas ―. ¿Estás seguro que es buena idea entrar en este momento? Ya pasa de la media noche y Zabini no ha hecho ningún sólo movimiento para llamar la atención de los guardias.

―Blaise es bastante cuidadoso en cuanto a este tipo de cosas se refiere. Cuando menos te lo esperes, te darás cuenta de que todo se ha puesto en marcha.

―Sí, ¿pero cómo se supone que sabremos cuál es la señal? ―preguntó.

―Lo sabrás en su momento ―dijo el otro con tranquilidad, después sacó su varita y esperó.

No pasaron más de unos cuantos minutos cuando un resplandor verde se visualizó a lo lejos, seguido por un enorme cráneo que se alzó en el cielo, de cuya boca emergió una enorme serpiente del mismo color.

―¿Es… es enserio? ―preguntó Harry sin creer lo que veía.

―No hay mejor forma para llamar a un mortífago, créelo ―murmuró Malfoy ―. Ahora es el turno de Greg.

El rubio apenas tuvo tiempo de terminar esa frase cuando el evento se repitió una vez más, aunque del lado contrario.

―Transfórmate, Potter. Seguimos nosotros ―murmuró el rubio al ver cómo el movimiento dentro de la casa se intensificaba notablemente.

―¿Qué piensas hacer? ―preguntó el auror.

―Debemos sacar la mayor cantidad de guardias que nos sea posible. Transfórmate y empieza a correr hacia la barrera. Yo te seguiré.

Harry observó la expresión decidida en el rostro del otro hombre ―nunca pensó que aquellos ojos grises fueran capaces de transmitir tanto con sólo una mirada―, y enseguida tomó su forma de animal, dirigiéndose a toda velocidad hacia el lugar acordado.

―¡Morsmordre!

El perro giró el rostro al escuchar el maléfico conjuro y pudo observar cómo el otro animago rompía su varita en dos, prendiéndole fuego casi al instante, después el cuerpo de éste se iluminó por unos segundos, transformándose en aquel hermoso zorro blanco, mismo que corrió rápidamente hacia él en cuanto tocó el suelo.

Los dos cánidos corrieron por varios minutos, evitando acercarse lo más posible a los magos que se encontraban en el bosque en ese momento, hasta que llegaron a escasos metros de donde sabían que comenzaban las protecciones. Para ese momento, Goyle y Zabini ya debían estar posicionados en los lugares por donde ellos se infiltrarían a la mansión. Ambos animales se miraron por unos instantes y regresaron a su forma humana al mismo tiempo.

―Parece ser que el plan tuvo éxito. No hay nadie por aquí ―murmuró Harry mientras sacaba su varita.

Draco dibujó un círculo en el suelo con uno de sus dedos y después lo acercó hasta dejarlo a la misma altura de su rostro.

―Una red negra que forma un círculo y vuela a lo lejos ―dijo el rubio con voz suave. En seguida, el polvo que había quedado impregnado en su índice comenzó a flotar sobre la figura hasta tomar la forma de lo que parecía ser un ave ―. Vamos a comenzar, Blaise. Ya saben lo que tienen que hacer.

―Entendido ―contestó el animal con la voz de Zabini ―. Greg ya me ha confirmado su posición. Contamos contigo, Potter .

Harry miró al otro hombre y después suspiró.

―No quiero saber dónde has aprendido ese hechizo, Malfoy. Sólo espero que estés consciente de que es de uso exclusivo para aurores.

El rubio le dirigió una mirada divertida.

―Eso es lo que tú piensas.

El moreno frunció el ceño ante esas palabras pero no dijo nada más. Alzó la varita hacia la barrera y murmuró el encantamiento para desactivarla; unos instantes más tarde, cuando se disponía a entrar a la propiedad, fue detenido por el rubio.

―Sólo un par de segundos ―Malfoy le sonrió.

―¿De qué estás hablando? Pensé que tenías prisa.

―La tengo, pero ya sabes lo que dicen: divide y vencerás.

Casi de inmediato, el sonido de dos enormes explosiones llamó su atención.

―¡Circe! ¿Esos dos actuarán como carnadas? ―preguntó Harry al ver el fuego y humo provenientes de los lugares en donde estaban posicionados Goyle y Zabini.

―Cuando lo pones así, se escucha muy feo ―murmuró el otro mientras comenzaba a correr hacia la casa.

―Ya habían utilizado dos distracciones, Malfoy. ¿Por qué arriesgarse a ser detectados así? ―insistió.

―Estás tratando con Slytherins esta vez, Potter ―Draco abrió la puerta con un rápido movimiento de varita―. Odio admitirlo, pero Thicknesse es bastante listo; debemos asegurarnos de que la gran mayoría de sus hombres estén fuera de la propiedad para cuando lleguen los aurores.

―¿Aurores? ¡Espera un momento! ¡¿No dijiste que no querías que el ministerio se viera inmiscuido en esto?! ―exclamó mientras comenzaban a subir por las escaleras del recibidor.

―No seas tonto. Si yo, o cualquiera de mis amigos, se hubiera aparecido por ahí para denunciar a ese cretino, estaríamos encerrados en este momento y él podría seguir con sus planes como si nada ―el rubio giró el rostro hacia él ―. Lo que necesitamos es que vengan y que lo atrapen en este momento, cuando no se lo espera. Esa es otra de las razones por las que utilizamos Morsmordre como método de distracción. Sabemos que el ministerio se moverá en seguida ante la aparición de la marca y eso no le permitirá utilizar sus contactos para impedir que revisen su propiedad.

―¡Tal vez no lo creas, pero hay buenas personas trabajando ahí!

―En ningún momento he dicho lo contrario ―Malfoy giró el rostro hacia el frente una vez más ―. Sólo estoy haciendo lo que es mejor para nosotros.

El moreno puso los ojos en blanco.

―¿Cómo sabes hacia dónde tenemos que ir? ¿Ya has estado antes en este lugar? ―preguntó un poco molesto.

―Una vez, cuando tenía seis años, pero eso no importa en este momento―contestó el otro, dando la vuelta hacia uno de los oscuros corredores ―. Estoy tras de su olor.

Harry frunció el ceño. Siempre había sabido que Draco Malfoy era hábil y astuto, pero ahora estaba a un nivel completamente diferente. Ambos lo estaban, no habían pasado tantos años por nada. Ahora eran personas totalmente diferentes.

Los dos continuaron corriendo por unos instantes más, hasta que llegó a sus oídos el sonido de varias personas que se dirigían hacia ellos.

―¡Ahí vienen! ―exclamó en voz baja, preparando su varita en caso de que fuera necesario.

―Lo sé ―dijo el rubio con una sonrisa, después lanzó un hechizo hacia el pasillo ―¡Protego! ―Harry se sorprendió ante el acto, pero eso no duró mucho tiempo, pues casi al instante, un gran número de magos aparecieron justo delante de ellos lanzándoles maldiciones, mismas que rebotaron gracias a la magia del rubio ―. Date prisa, petrifícalos antes de que vengan los demás.

―¿Cómo supiste que estaban tan cerca? ―preguntó el auror mientras se inclinaba sobre ellos.

―Mis oídos están un poco más desarrollados que los tuyos ya que he entrenado con la transformación durante algún tiempo. Además no debes olvidar de que soy un Slytherin ex-mortífago, es normal que sepa cómo actúa esta clase de enemigo.

―Me molesta la tranquilidad con la que dices ese tipo de cosas…

Malfoy sonrió de verdad, no cínica o burlonamente, y Harry no pudo evitar el sonrojo que cubrió sus mejillas en ese momento.

Los jóvenes avanzaron de la misma manera durante varios minutos, paralizando o dejando inconscientes a los magos que encontraban en el camino, hasta que finalmente llegaron a una enorme puerta al final del corredor principal, misma que era custodiada por tan sólo dos personas.

―No parecen ser demasiado temibles… ―murmuró Draco, observando los movimientos de los guardias con ayuda de un pequeño espejo.

―No debes confiarte, Malfoy.

―¿Estás preocupado por mí? ¡Me halagas! ―dijo el rubio con una risita e ignorando el rostro ofendido de Harry, apuntó con su varita hacia los guardias ―. ¡Lumos Solem!

Los hombres gritaron al mismo tiempo, sorprendidos por el fuerte destello de luz que los cegó en tan sólo un instante y Harry aprovechó el momento para petrificarlos con un solo movimiento.

―Hay que darnos prisa, no sabemos en qué momento regresarán los otros guardias.

―De acuerdo, sólo dame un segundo. ― Draco se inclinó sobre los magos y les sonrió ― Necesito pedirles un favor a ustedes dos. Verán, hay dos de mis amigos que se encuentran dentro de la mansión y pronto estarán por aquí, les pido amablemente que les den la información que necesitan, de lo contrario, las cosas se podrían poner un poco feas, ¿me entienden?

Los dos hombres entraron finalmente a la habitación, ésta se encontraba iluminada sólo por unos cuantos candelabros y, al parecer, estaba completamente vacía. No había señales de que hubiera alguien más en ese lugar excepto ellos.

―¿Estás seguro de que es aquí? ―preguntó Harry en voz baja.

―Sí. El olor de Thicknesse es mucho más fuerte en este lado de la casa. Probablemente se está escondiendo.

Ambos avanzaron cuidadosamente.

―Me parece que te has equivocado, Malfoy. Aquí no hay nadie.

―Guarda silencio, Potter. Es aquí, estoy cien por ciento seguro ―murmuró el rubio.

―Si tú insistes...

Draco se detuvo de repente y giró el rostro hacia atrás.

―¿Escuchaste eso? ―preguntó.

―No, ¿de qué estás hablando?

―Escuché una tercera respiración, Potter. Definitivamente estamos en el lugar indicado.

El rubio alzó su varita, pero todo lo que salió de su boca fue un grito desgarrador.

―¡Malfoy! ¡¿Qué te sucede?! ¡Malfoy! ―exclamó Harry con nerviosismo, intentando acercarse al rubio lo más posible.

―¡No vengas! ¡No te acerques!

―¡¿Qué sucede?! ¡¿Por qué estás así?!

Las luces se encendieron en aquel preciso momento y Harry pudo darse cuenta de que estaban en un enorme salón, y justo del lado opuesto al de ellos, se encontraba Pius Thicknesse acompañado de otros dos magos, mismos que apuntaban con sus varitas hacia el rubio.

―Infrasonidos. ¿No te parecen maravillosos, pequeño Draco? ―preguntó el Thicknesse con una sonrisa retorcida.

―¿Qué es lo que sucede? ¡¿Qué le has hecho a Malfoy?! ―exclamó el auror mientras alzaba su varita, ante esto, uno de los hombres desvió la suya hacia él.

Esta vez fue Harry el siguiente en gritar. Un fuerte sonido taladró sus oídos y el dolor que éste le provocó fue tan fuerte que lo hizo colapsar de rodillas en el suelo. Retorciéndose.

―Vaya, vaya, ¿a quién tenemos aquí? ―la sonrisa en el rostro de Pius no hizo más que intensificarse ―. Pero si es nada más y nada menos que Harry Potter, ¿a qué debo tan grande honor?

―T-Thick…

―Guarda silencio Draco Malfoy, ¿es que Lucius no te enseñó que es de mala educación interrumpir a los demás?

―D-Dónde…

―Qué niño tan malo ―Thicknesse caminó lentamente hacia Draco, después se arrodilló frente a él y lo tomó por los cabellos, obligándolo a alzar el rostro ―. Veo que Rodolphus tenía razón, lograste transformarte en animago ―comentó al ver sus blancas orejas.

El rubio abrió los ojos y apretó los dientes con fuerza, a pesar del dolor que estaba sintiendo no desvió la mirada una sola vez.

―M-Malfoy… ―Harry intentó arrastrarse hacia ellos.

―¡¿Es que los chicos de ahora no tienen respeto por sus mayores?!

El auror gritó una vez más.

―Verás, Draco, tus tíos me dieron cierta información sobre ti y el resto de tus amiguitos… aparentemente, ahora estás del lado contrario, ¿me equivocó? ―el hombre suspiró dramáticamente al no recibir respuesta y después negó con la cabeza ―. Mira que trabajar para los muggles y los gobiernos mágicos amantes de los sangre sucia, de verdad que no puedo creerlo. ―Potter, en medio de sus gemidos de dolor, logró abrir los ojos. ¿Qué había dicho? ¿Escuchó correctamente?―. Teníamos tantas esperanzas puestas en ti, en todos ustedes, y al final resultaste igual de inútil y rastrero que tu padre.

―¡No te atrevas a…!

―¡¿En qué momento te di permiso de hablar, basura?! ―Draco fue silenciado con un fuerte golpe en el rostro, mismo que le partió el labio y le arrancó varias gotas de sangre ― Al final no sólo nos diste la espalda a nosotros, sino a todos aquellos que hemos luchado incansablemente por salvar nuestra amada comunidad. No eres nada más que un traidor, pero no se podía esperar nada más de ti, pupilo de Severus Snape e hijo del imbécil de Lucius Malfoy. ―el hombre sonrió una vez más al ver la furia en los ojos grises del rubio― ¿Qué? ¿Te molesta que hable de tu papi? ¿Quieres que te recuerde la forma miserable en que murió? ¿Quieres que te cuente la forma en que su cuerpo se pudrió en aquella fría celda de Azkaban? ―Thicknesse giró el rostro hacia los magos detrás de él ― Sabía que ibas a venir tarde o temprano y por eso preparé esta sorpresita para ti, lo que no me esperaba era que trajeras al mismísimo Harry Potter contigo.

Pius apretó su agarre contra los cabellos de Draco y, de un solo movimiento, estrelló su rostro en el suelo.

―¡Malfoy! ―exclamó Harry, horrorizado.

―¡¿Creíste que ibas a poder contra mí?! ¡¿Creíste que tú o cualquiera de tus sucios amigos podría detenerme de lograr mi objetivo?! ―el hombre soltó una carcajada, repitiendo sus acciones varias veces hasta que un charco de sangre comenzó a formarse alrededor del rostro del rubio ― ¡Te equivocaste! ¡Sé perfectamente que hay otros contigo dentro de mi propiedad, mis hombres los detendrán en cualquier momento! ¡Tus pequeños trucos no funcionarán conmigo! ―el mago se puso de pie y finalmente giró el rostro hacia Harry ― Desde hace tiempo que sabemos sobre su transformación como animagos, pero que tú estés aquí sólo hace las cosas mucho mejores para nosotros. ¿Sabes lo que son los infrasonidos? ―preguntó con una sonrisa cruel ―. Verás, los infrasonidos son ondas sonoras de muy baja frecuencia que son inaudibles para seres humanos y únicamente detectables para los animales. O en este caso, animagos. Lo que estás escuchando en este momento, ese horrible sonido que parece derretirte el cerebro, es una modificación mágica hecha especialmente por mí, pensada única y exclusivamente para el día en que Draco Malfoy y su pequeño grupo de rebeldes cayera en mis manos.

―¿Q-Qué vas a hacer? ―preguntó Harry entre gemidos y jadeos.

―¡Me impresiona, señor Potter! ¡No cualquiera puede aguantar semejante tortura y lograr formular una frase completa! ―el hombre se encogió de hombros ―. El castigo para estos niñatos que intentaron detenerme y para usted, que ha metido sus narices donde no lo llamaban, será doloroso pero a la vez rápido, así que no veo motivos para no decirle mis planes ―Thicknesse tronó los dedos y enseguida dos hombres entraron por una puerta oculta en una de las paredes, seguidos por una pequeña niña que lloraba desconsolada ―. ¿Sabe usted quién es ella? Esta es ni más ni menos que Karyna Carignano, hija del primer ministro de la República Italiana. Muggle, por supuesto.

―¿Muggle?

Harry era consciente de que Malfoy le había dicho que Pius y el resto de sus hombres planeaban atacar una ciudad muggle, pero esto era algo que definitivamente no esperaba.

―¿Sabe usted lo que pasaría si un mago rompiera el juramento de secretismo y directamente secuestrara a la hija del líder de un gobierno muggle? ¿Tiene usted una idea de lo que podría ocurrir? Como ha de suponer, eso causaría una gran conmoción en el mundo de los muggles y éstos, como es natural, lucharían para alejarnos de sus comunidades y, de ser posible, eliminarnos de la faz de la tierra ―la sonrisa de Thicknesse se amplió todavía más ―. Si los muggles llegaran a atacarnos, eso reavivaría el odio de los magos para con ellos y, por consiguiente, ganaríamos muchos más seguidores, ¿no le parece una gran idea? ―el hombre soltó una carcajada más y después negó con la cabeza ―. Por ahora, el ministerio mágico italiano está haciendo todo lo posible por ganar tiempo y evitar que el gobierno muggle se entere de la verdadera situación. Es eso lo que nos lleva al otro punto interesante de la historia ―Pius tomó una vez más a Draco por los cabellos y lo sacudió, arrancándole un gemido de dolor ―. Este chico fue contratado para rescatar a la pequeña Karyna. Él y su grupo han estado detrás de nosotros por varias semanas, ¡incluso mandaron a una mujer para localizar el lugar en donde nos encontrábamos! Aunque por supuesto, estábamos preparados para recibirlos y la muy perra cayó casi de inmediato en nuestras manos.

―I-Infeliz… ―logró murmurar el rubio.

―Es por eso que has venido, ¿no es cierto? No sólo quieres rescatar a esta muggle, también quieres liberar a tu amiga.

―Te… ―Draco jadeó―. Te vamos a detener.

―¿Cómo? ¿Cómo vas a hacerlo? ¡Se te olvida que yo tengo todas las cartas para triunfar! ― dijo el otro mientras sonreía sádicamente ―. ¡Estás acabado!

―¡No lo creo!

Thicknesse giró el rostro al escuchar aquella voz femenina detrás de él.

Pansy Parkinson se encontraba de pie con el rostro sucio y sudoroso, su traje negro ―muy parecido al de Draco― se encontraba roto, mostrando algunas partes de su cuerpo, y su mirada estaba clavada en el rostro sorprendido del otro mago.

―¡¿Cómo lograste salir de tu celda?! ―exclamó el hombre enfurecido.

―No fue fácil, pero tampoco es como si lo hubiera hecho sola ―detrás de ella se encontraban Seamus Finnigan y Michael Corner, quienes habían logrado petrificar a los seguidores del otro mago y ahora se encontraban protegiendo a la pequeña Karyna ―. Si sabes lo que te conviene, te alejarás de Draco en este preciso instante.

A pesar de encontrarse rodeado, Thicknesse no se amedrentó.

―¿Qué piensas hacer? Recuerda que rompí tu varita hace un tiempo.

―Se te olvida que yo también soy un animago. Puede que mi apariencia no sea muy amenazadora, pero mis garras pueden ser muy afiladas cuando así me hace falta ―Pansy sonrió ― Me pregunto si debo desfigurarte el rostro para que creas en lo que te digo.

―No te atreverías. Además, es seguro que el resto de tus compañeros estén en manos de mis hombres en estos momentos y…

―Sobre eso no estaría tan seguro ―murmuró Draco.

Goyle y Zabini entraron al lugar en ese instante, luciendo igual de cansados y heridos que los demás.

―¡Hola, Pans! ¡Qué mal te ves el día de hoy! ―exclamó Blaise con una sonrisa.

―Cierra la boca. Es tu culpa que Draco esté herido en este momento… nunca voy a perdonarte ―murmuró ella mientras se cruzaba de brazos.

―Pero… ¿cómo…? ―Pius no podía articular palabra, pues detrás de los dos Slytherins se encontraba un escuadrón entero de aurores.

Estaba completamente acorralado. Acabado.

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Harry y Draco se encontraban en San Mungo, siendo atendidos de sus heridas. El resto se encontraban esperando por ellos dentro de la habitación.

―No fue fácil llevar a esos aurores, ¿sabes? Primero debíamos convencer a estos dos ―Blaise señaló hacia Seamus y Michael con la cabeza ―para que nos ayudaran a rescatar a Pansy y después fuimos al bosque para llamar al resto.

―Dijeron que te tenían secuestrado y que pensaban utilizarte para revivir a Voldemort, Harry. ―comentó Finnigan con el ceño fruncido.

―No nos quedó más alternativa que seguirlos ―Corner se encogió de hombros.

―¿Por qué terminaron tan heridos entonces? Parecía como si les hubiera pasado un hipogrifo por encima ―preguntó la morena.

―Esos fueron los aurores del bosque. No creyeron en nuestra palabra, así que nos vimos en la necesidad de atacarlos un poco para que nos siguieran hasta la mansión…

―¿Un poco? ¿Qué tan poco? ―les cuestionó Harry con voz un tanto adolorida.

―Unas cuantas Bombardas y Diffindos. Nada fuera de lo normal ―contestó Blaise.

Draco sonrió y negó con la cabeza.

―Así no iba el plan, Blaise. ―el rubio intercambió una rápida mirada con Harry ― Te dije que, en caso de que las cosas fueran muy mal, te pusieras en contacto con Granger o Weasley. Ellos habrían encontrado la manera de ayudarles.

―Veo que tenías todo muy bien planeado ―murmuró el auror, sonriendo también.

―No todo. Pero afortunadamente logramos rescatar a Karyna y a Pans. Eso es lo que realmente importa.

―La memoria de la niña está siendo modificada por Hermione en este momento, compañero, después de eso ella misma la llevará de regreso a su hogar. Tú ¿qué tal te encuentras? ―dijo Ron mientras cerraba la puerta.

―Ya no me duele tanto la cabeza, gracias a Merlín ―contestó Harry.

―¡Vaya! ¡Lo veo y aún no puedo creerlo! ¡Eres todo un sanador ahora, comadreja! ―exclamó Draco con una traviesa sonrisa.

―Hurón, ¿quién iba a decir que te ibas a convertir en un héroe internacional? La vida sí que da muchas vueltas―el pelirrojo puso los ojos en blanco y tomó los expedientes de ambos hombres, después salió de la habitación sin decir nada más.

Blaise y Pansy asintieron entre ellos.

―Iremos a ver qué tal le va a Theo y al profesor Snape con el ministro. Te esperamos afuera ―dijo Zabini antes de cerrar la puerta.

Seamus y Michael se despidieron con un movimiento de mano e hicieron lo mismo, argumentando que debían entregar sus reportes cuanto antes.

Harry pasó una mano por su cabello, tratando de calmar su nerviosismo.

―Lamento no haber sido de mucha ayuda ―murmuró un tanto avergonzado.

Draco le dirigió una mirada curiosa.

―¿De qué estás hablando? Me ayudaste mucho en aquel lugar, Potter.

―Sí, bueno… la verdad es que yo no lo siento así ―contestó ruborizado ―. Me alegro de que todo haya salido bien.

―Sí, yo también ―el rubio alzó los brazos para estirarse y luego se bajó de la camilla para avanzar directo hacia el auror.

―¿Q-Qué estás haciendo? ―preguntó Harry, nervioso al tener el rostro del rubio tan cerca.

―Voy a retirar tu transformación.

―¿Ahora? ¿Por qué tan pronto?

―No me queda mucho tiempo aquí. Temo que si no lo hago ahora, me sea imposible hacerlo después.

―¿Te vas a ir? ―el moreno no entendió por qué se sentía tan decepcionado en ese momento.

―Sí.

―¿Cuándo? ―preguntó rápidamente, rodeando el cuerpo del Slytherin por la cintura, acercándolo aún más a él.

―Aún no lo sé. Quizás mañana.

―Es demasiado pronto…

―Ese es el estilo de vida que llevo ahora… ―Draco tomó el rostro del auror entre sus manos ―. Ahora, cierra los ojos.

Harry obedeció a pesar de no querer hacerlo y a los pocos segundos sintió cómo un intenso calor comenzaba a recorrerle las entrañas.

―Se siente… ―jadeó― raro.

―Lo sé. Trata de aguantar.

―De acuerdo.

No pasaron más de un par de minutos y la sensación no hacía más que intensificarse por momentos para después volver a disminuir, hasta que finalmente desapareció, dejándolo en un estado casi letárgico.

―Ya puedes abrir los ojos ―dijo Malfoy contra su oído.

Harry así lo hizo y aunque al principio le costó un poco de trabajo poder enfocar adecuadamente, pronto estuvo en perfectas condiciones.

―Vaya, no me había dado cuenta de la diferencia hasta este momento… ―murmuró para sí mismo mientras miraba sus manos.

―Tus sentidos regresaron a la normalidad, así que ahora percibes las cosas con mucho menos fuerza que antes.

―Eso supongo… ―Harry llevó una mano hasta su boca y después le dirigió una mirada de soslayo al Slytherin ― ¿Qué hay de ti? ¿No retirarás tu transformación?

―Lo haré en su momento. Por ahora es mejor para mí permanecer en este estado, además, estoy acostumbrado así que no me causa demasiadas dificultades.

El auror recorrió el cuerpo del rubio con sus ojos verdes y se sorprendió al no sentir aquella punzada de lujuria incontrolable. Claro, Draco Malfoy seguía siendo muy atractivo ante sus ojos, pero ahora era capaz de mantenerse bajo control.

―Me gustan mucho tus piernas…

¡Mierda! Aparentemente estaba equivocado.

Draco le dirigió una mirada sorprendida y después soltó una pequeña carcajada.

―Qué amable ―dijo sin dejar de sonreír.

―Sí, bueno… ―Harry se sonrojó ― Tus orejas también son muy bonitas y yo… ―no pudo continuar, pues el tacto de unos suaves labios sobre los suyos lo silenciaron de inmediato.

―Gracias por todo ―murmuró el rubio mientras comenzaba a alejarse una vez más de él, después comenzó a caminar hacia la puerta.

―¡Quiero volver a verte! ―exclamó antes de que el otro pudiera salir de la habitación ― Quiero volver a verte ―repitió ―. Sigo deseándote igual que antes. Nada ha cambiado.

Draco suspiró y después alzó su mirada hacia el techo.

―Tendrás que esperar un poco ya que hay algunos asuntos que debo resolver primero.

―No me importa―dijo el auror con voz firme.

―¿Estás seguro de lo que dices? ―preguntó Draco.

―Lo estoy ―esta vez fue Harry el que se puso de pie y caminó hacia el otro, rodeándolo rápidamente con sus brazos hasta dejarlo atrapado en medio de su cuerpo y la puerta ―. Esta vez no podrás detenerme, voy a hacerte mío a cualquier costo ―dijo muy cerca de los labios del Slytherin.

―Tampoco es como si me estuviera quejando, ¿sabes? ―dijo el rubio con una pequeña sonrisa.

―Bien, porque de todas maneras yo no te lo hubiera permitido.

Entonces se besaron una vez más y Harry deseó, por primera vez, que el tiempo pudiera detenerse en ese instante para siempre.

Había caído en una espiral de deseo de la cual no quería escapar jamás.

FIN

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[1] Los zorros negros son una especie que habita exclusivamente en países latinoamericanos, principalmente en: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Paraguay.
[2] Hijo de puta.

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MUCHAS GRACIAS POR LEER :D



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