El ABC de nuestros días - #15 Incondicional
Título: El ABC de nuestros días
Título del Capítulo: Incondicional
Género: Familia
Clasificación: G / K
Advertencias: -
Prompt: #15 "Ñoño"
Palabras: 200
Link a la tabla
Él simplemente la amaba y era capaz de hacer cualquier cosa, lo que sea, por ella. Le importaba un comino lo que los demás pensasen, aunque debiese hasta caer bajo y perder toda clase de dignidad. Pero si eso la hacía feliz, le daba completamente lo mismo.
Por ello también Vash no dejaba que casi nadie se acercase a su hermosa hermanita menor, dado que no quería que ninguno de esos insanos países le hiciera perder su pureza tan única. Liechtenstein debía ser por siempre Liechtenstein. Y aquél que osase ponerle un dedo encima, iba a pagarla caro.
Ignorando los comentarios poco inteligentes de Gilbert, la risa que Elizaveta luchaba por contener y la mirada vergonzosa que Ludwig y Roderich desviaban cada vez que se cruzaba con la suya, mantuvo su cabeza en alto una vez que su puso un traje hecho por la niña, cuyos bordes tenían una puntilla muy femenina. Pero Vash no dijo nada y se lo puso en el mismo momento en el que ella se lo regaló.
Porque el suizo sentía que si no lo hacía, iba a traicionar a Liechtenstein y a su inocencia.
Y su amor era demasiado incondicional como para hacer eso.
Título del Capítulo: Incondicional
Género: Familia
Clasificación: G / K
Advertencias: -
Prompt: #15 "Ñoño"
Palabras: 200
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Él simplemente la amaba y era capaz de hacer cualquier cosa, lo que sea, por ella. Le importaba un comino lo que los demás pensasen, aunque debiese hasta caer bajo y perder toda clase de dignidad. Pero si eso la hacía feliz, le daba completamente lo mismo.
Por ello también Vash no dejaba que casi nadie se acercase a su hermosa hermanita menor, dado que no quería que ninguno de esos insanos países le hiciera perder su pureza tan única. Liechtenstein debía ser por siempre Liechtenstein. Y aquél que osase ponerle un dedo encima, iba a pagarla caro.
Ignorando los comentarios poco inteligentes de Gilbert, la risa que Elizaveta luchaba por contener y la mirada vergonzosa que Ludwig y Roderich desviaban cada vez que se cruzaba con la suya, mantuvo su cabeza en alto una vez que su puso un traje hecho por la niña, cuyos bordes tenían una puntilla muy femenina. Pero Vash no dijo nada y se lo puso en el mismo momento en el que ella se lo regaló.
Porque el suizo sentía que si no lo hacía, iba a traicionar a Liechtenstein y a su inocencia.
Y su amor era demasiado incondicional como para hacer eso.