Noche peligrosa

Jan 09, 2012 10:00

Fandom: Sherlock BBC
Título: Noche peligrosa
Personajes: Lestrade, Sherlock (menciones de John y Mycroft)
Advertencias: spoilers 2x01, vagamente del 2x02
Summary: Lestrade sabe exactamente lo que significa una noche peligrosa para Sherlock Holmes. No está dispuesto a correr el riesgo de nuevo. Ubicado en durante una noche específica del 2x01.
Notas: Lestrade y Sherlock son una de mis parejas favoritas del universo Sherlock BBC. Sin embargo, este fic es más gen, friendship? o algo así. Ya me dirán que les parece. Va sin beteo aunque esciam me estuvo viendo la primera parte, gracias!! Alterna presente y pasado.

--------------------

Aquella era la fiesta de Navidad más extraña a la que Lestrade había ido nunca. Después de la violenta llegada de Molly, Sherlock había desaparecido. Después había regresado y había anunciado que se marchaba a la morgue. Molly se había ofrecido a llevarlo porque de cualquier forma nadie más estaba de turno como para mostrarle un cuerpo.

Molly Hooper era un caso perdido. Una lástima, la muchacha era muy guapa, pero estaba totalmente obsesionada con Sherlock.

Antes de que Watson decidiera si debía irse con su amigo y dejar plantada a su cita, Sherlock le informó que no quería que lo acompañara, resolviendo el problema y dejando al doctor evidentemente más preocupado.

El silencio en el salón tras la marcha de Sherlock fue interrumpido por el teléfono de Watson.

-¿Mycroft? ¿Qué? ¡¿Muerta?! - La expresión de Watson se tornó sombría y salió de la habitación. - ¿Qué quieres decir con una noche peligrosa para Sherlock? ¡Siempre está en peligro!

La sangre de Lestrade se heló al escuchar eso. Él sabía exactamente lo que era una noche peligrosa para Sherlock, y no se trataba de algo que involucrara armas.

El mayor peligro para Sherlock era él mismo.

Cuando Watson volvió minutos después parecía haberlo entendido. Dirigió una mirada de disculpa a Jeanette y luego se dirigió a su casera, quien esperaba inquieta.

-Creo que deberíamos terminar la fiesta. Tenemos que revisar el apartamento.

En ese momento dirigió una mirada entre cómplice y culpable hacia Lestrade. El inspector sabía exactamente en qué estaba pensando.

------------------

-Doctor Watson.

Había citado al nuevo compañero de Sherlock a un café cerca de su casa. No había querido verle cerca de Scotland Yard. Lo último que necesitaba era que alguien como Donovan o Anderson escucharan aquella conversación.

El doctor había llegado puntual. Ya no renqueaba como la primera vez que lo había visto. De hecho parecía revigorizado. La convivencia con Sherlock tenía eso. Recordaba cuando lo había conocido. Nunca se había sentido tan activo en la vida.

-¿Quería hablarme? - Preguntó el hombre sentándose algo a la defensiva. - Ya su colega me previno sobre Sherlock, así que si es eso…

Lestrade miró a su alrededor y negó. Sally, una vez más previniendo a la gente sobre Sherlock. Nunca le había agradado. Debía admitir que probablemente había sido culpa suya como su supervisor, pues siempre dio prioridad a las ideas de Sherlock que a las de la chica.

Normal, ya que el detective consultor solía estar en lo cierto.

-No es ese tipo de prevención la que quiero hacerle - explicó en tono grave. Quería que el hombre captara la importancia del asunto que quería tratar con él. - Pero si va a estar en la vida de Sherlock, hay algo que debe saber y por lo que pude ver, todavía no conoce. No me extraña que él no le hablara de ello.

Watson lo miró con preocupación. Sabía a lo que se refería.

-¿Drogas?

Lestrade asintió.

----------------

Ya desde aquella vez le había explicado a Watson los lugares apropiados para revisar y por lo visto no los había olvidado. Sherlock no había vuelto a guardar sus provisiones en el mismo lugar una vez que había sido descubierto, pero valía la pena probar y buscar similares.

Jeanette no entendía nada de lo que sucedía y nadie parecía tener intención de explicárselo. Lestrade tomó a Watson por el hombro y lo llevó aparte.

-¿Iba a la morgue, cierto? ¿Sólo allí?

-Eso creo - contestó Watson frunciendo ligeramente el ceño.

Lestrade miró su reloj. No se había ido hacía tanto.

-De acuerdo. ¿Tienes esto cubierto? - Watson asintió. - Bien, me iré entonces.

El doctor lo miró confundido.

-¿Dónde?

Lestrade ya se estaba poniendo su abrigo cuando contestó.

-Da igual si no hay nada acá si trae sus propias provisiones de fuera. - Se detuvo un momento antes de despedirse de manera general. Se le trabó en la garganta el “feliz navidad” que le hubiera gustado decir. - Buenas noches.

--------------------

-¡¿Qué crees que estás haciendo?!

Dos policías habían tenido que sostener a Sherlock en la puerta cuando entró al apartamento y encontró a la policía haciéndolo pedazos. Lestrade había dado orden de destrozar los muebles y paredes. Probablemente el casero iba a usar el dinero del depósito del chico para arreglar aquel lugar y lo echaría de su edificio. Una pena, pero eso no iba a detener al inspector.

-Eres el descubrimiento más valioso que he hecho en mi carrera - Contestó Lestrade acercándose con un paquete en la mano que Sherlock sabía perfectamente lo que era. - No voy a dejar que te pierdas.

----------------------

Llegar al edificio del hospital había sido muy rápido. Tan solo había hecho una parada antes, creía que podría ser necesario. No iba a entrar a la morgue. Se quedaría fuera a esperar. Watson había dicho que Sherlock estaría con su hermano, lo que no terminaba de decidir si era inquietante o tranquilizador.

Su experiencia con Mycroft Holmes no se lo dejaba claro. Era un hecho que se preocupaba por su hermano pero no se llevaban bien. Sherlock podía tomarse su compañía como una provocación más que un apoyo… Todo dependía.

¿Qué habría sucedido? Mientras esperaba había hecho un par de llamadas. Le habían confirmado el reporte del descubrimiento del cuerpo de una mujer con la cara desfigurada. Era el único cuerpo que había sido llevado a esa morgue durante la velada de Noche Buena.

¿Quién sería esa mujer? ¿Por qué el interés de Sherlock en ella?

¿Por qué el peligro?

---------------

-Mujeres… No, no son mi área de interés.

Estaban en un viejo café. Sherlock se veía algo pálido, pero había recuperado peso desde la última vez que lo había visto. Creyó que se negaría a verlo después de lo sucedido, pero allí estaba. El tema había salido mientras Lestrade trataba de convencerlo de que su vida debía ir más allá del trabajo. El chico lo había desechado casi de inmediato. No quería hablar de relaciones ni nada mundano: quería el caso por el cual lo había citado allí.

-Necesitas ampliar tus intereses - le recomendó Lestrade - Vivir un poco. No puedes depender de estimulantes artificiales para…

-¿Tienes un caso o no? - Lo interrumpió Sherlock bruscamente. - Mi mente se rebela al ocio, necesito problemas, necesito algo para hacerla trabajar. Dame algo o me iré a buscar otra cosa.

Lestrade lo miró fijamente, tratando de descifrarlo.

-Eres demasiado listo para tu propio bien - comentó, al tiempo que le acercaba el fólder con información que le había llevado.

Sherlock lo abrió de inmediato para verlo. Su expresión de concentración no se vio turbada a pesar del tono adusto que utilizó después.

-¿Cuándo planeabas decirme que mi hermano estaba en contacto contigo? Me cansé de esperar - comentó sin levantar la vista de los papeles. Lestrade se sobresaltó, no le había mencionado nada al respecto, pero había estado pensando cómo sacar el tema. - No me extraña. Sé que tu sueldo de inspector no alcanza para mucho.

Lestrade dejó el café que iba a tomar sobre la mesa. La boca se le secó y tuvo que obligarse a tragar antes de hablar.

-No me está pagando por ayudarte, si es lo que crees - aclaró de inmediato. - Pero sí va a pagar tu tratamiento. Lo siento, debí decirte. Fue… persuasivo. Yo quería ayudarte, pero él tiene los medios. No es como que lo haga sólo por él. ¿Entiendes?

Los ojos de Sherlock dejaron entonces los papeles y le sostuvieron la mirada unos momentos. Luego, el detective se levantó y dejó el fólder sobre la mesa.

-Fue el cocinero - declaró antes de salir a la calle.

Lestrade miró un momento el fólder antes de tomarlo y seguir de inmediato a Sherlock. No pensaba dejarlo irse solo. Además, para hacer un arresto tenía que poder explicar cómo había concluido eso.

------------------

Sherlock había salido solo del edificio. Lestrade soltó una maldición al ver que soplaba un hilillo de humo. Llevaba un cigarrillo en la mano.

Maldición.

Lo siguió a una distancia prudente. Avanzaba alarmantemente despacio, con la misma tranquilidad fría con la que se terminó el cigarrillo. Lo vio detenerse frente a un local y dudar en entrar.

-Vamos, vamos, sigue… - murmuró Lestrade. Ahí no podría comprar nada más que tabaco, pero incluso aquello lo consideraría una pequeña derrota.

Suspiró aliviado cuando Sherlock siguió su camino hasta llegar al 221B. Una vez que entró al apartamento dio un margen de tiempo adecuado antes de llamar a Watson.

-No, no encontramos nada. Vino y se encerró en la habitación. Sabe que estuvimos buscando.

Lestrade suspiró aliviado. Daba igual si Sherlock se enojaba.

-Bien, vigílalo de todas formas. Yo me quedaré aquí abajo.

-¿Por qué?

-Es Sherlock. No me fío que no pueda salir de la casa sin ser visto.

Watson no replicó nada. Lestrade estaba seguro que le daba la razón.

-----------------------

-Esta vez no tenemos tiempo hasta que entiendas que tienes que consultarme.

Con esas palabras lo había saludado Sherlock abriéndose paso hacia el salón de su casa. Lestrade no tenía idea de cómo había averiguado su dirección, pero antes de darse cuenta lo tenía caminando de arriba abajo entre los sillones color crema que había comprado su esposa.

-¿Qué? Sherlock, son las siete de la mañana… ¿Por qué no me buscaste en la oficina?

-No hay tiempo - respondió el hombre de inmediato. - Tienes que poner a salvo a la cuñada de la víctima.

Lestrade iba preguntarle a qué se refería, dado que en el único caso que llevaba la víctima era hija única. Sin embargo, se vio interrumpido por su esposa, la cual entró al salón con el ceño profundamente fruncido y el enfado escrito en la cara.

-¿Qué es este alboroto a estas horas de la mañana? - Encontrarse con un alterado chico caminando de un lado a otro de la sala con los pies llenos de barro no mejoró su humor. - ¿Quién es este?

Lestrade respiró profundo.

-Este es Sherlock Holmes. Sherlock, esta es mi esposa.

El nombre hizo que la expresión de la mujer se tornara en desprecio absoluto, mientras el detective consultor le dio un vistazo y continuó revisando unos papeles que llevaba, ignorándola.

-¿Este es? ¿El joven por el que estás metiéndote en líos? - La mujer lanzó una mirada reprobatoria a ambos y luego dejó una caja en la mesita de la sala, ignorando a Sherlock y concentrándose en su marido, hablando con tono de regaño. - Aquí tienes tus parches. Me voy, recuerda que tengo una reunión en el trabajo en la noche. No me esperes para cenar, si es que vienes a tiempo.

La mujer se marchó sin despedirse, mientras Sherlock sacaba un cigarrillo de su bolsillo. Lestrade lo vio a tiempo, antes de que lo encendiera.

-No - dijo de inmediato. - Nada de cigarrillos en mi casa.

-¿Por qué? - Preguntó el detective en tono retador, sosteniendo el encendedor en la mano derecha.

-Porque estoy dejando de fumar - le dijo en tono de reproche mientras se arremangaba la camisa y se acercaba a la caja que le había dejado su esposa. Parches de nicotina. - Tú deberías dejarlo también.

Sherlock torció el gesto con disgusto.

-Me ayuda a pensar - respondió prendiendo el encendedor.

-Sherlock - dijo Lestrade en tono de advertencia. El detective lo miró fijamente, con expresión de pretender hacerlo de cualquier manera. - Está bien, fuma si quieres. Me darás la satisfacción de ser mejor que tú en alguna cosa al menos. Ya casi lo dejo.

Se puso un parche en el brazo con más fuerza de la cuenta. Odiaba ver como el chico se empeñaba en seguir consumiendo sustancias, incluso una tan socialmente aceptada como el tabaco.

Para su sorpresa sin embargo, Sherlock se acercó y tomó un parche de la caja. Se arremangó y lo miró a los ojos.

-Ya veremos - declaró mientras se lo ponía. - Ahora, vamos. Tenemos mucho que hacer.

Sin embargo, antes de llegar a la puerta se devolvió y cogió otro parche. Se lo guardó en el bolsillo y ante la mirada interrogante de Lestrade se limitó a responder:

-Puede ser un problema para el que necesite más de uno. ¿Sabes que tu esposa no tiene ninguna reunión, verdad? - La cara de sorpresa e incredulidad de Lestrade pareció sorprenderlo. - Vaya, debe tener algo bueno no enterarse de todo. Te está engañando. Con su jefe. Nada original.

----------------------

-Creía que marchabas con tu esposa esta mañana.

Lestrade brincó al escuchar la voz de Sherlock. ¿Qué demonios? No había visto salir a nadie del edificio de apartamentos de Baker Street. Sin embargo, allí estaba, al lado de su auto, con expresión de suficiencia.

-Cambio de planes - masculló abriendo más el vidrio. - ¿Qué haces ahí? Está haciendo mucho frío. Sube.

Abrió los seguros del auto. Sherlock pareció pensárselo.

-¿Mi hermano te cambió los planes?

Lestrade frunció el ceño.

-El profesor de educación física. Puede pasar navidad con él si quiere.

Sherlock sonrió con sarcasmo mientras le daba la vuelta al auto para subir al asiento del pasajero.

-No puede - declaró. - Él también es casado.

El inspector maldijo por lo bajo mientras movía los dedos de las manos, tratando de desentumirse, había pasado toda la noche ahí.

-Les vendrá bien a los dos entonces - declaró Lestrade resoplando. No quería pensar en eso. Se giró para ver a Sherlock, pero el detective miraba a través del parabrisas, evitando su mirada. - Y tu hermano no me mandó. Yo estaba preocupado.

-Sí, claro - declaró Sherlock con una sonrisa falsa y tirante. Su tono denotaba molestia. - Puso a trabajar a todas mis niñeras. No necesito niñeras.

Lestrade inclinó ligeramente la cabeza hacia la derecha, con una expresión de duda en el rostro. Sabía que Sherlock lo miraría por el reflejo. De inmediato se giró para verlo a los ojos.

-¿Tuviste miedo de que entrara a comprar esos cigarros anoche? - Preguntó mirándolo con fijeza.

Rayos. Lo sabía. La sorpresa debió verse en su rostro, pues Sherlock torció le gesto con disgusto.

-Claro que sabía que me seguías.

¿Cómo había podido dudarlo? Con frustración buscó la bolsa con el paquete que había comprado la noche anterior en la farmacia. Se lo pasó sin mayores ceremonias. Sherlock lo tomó frunciendo ligeramente el ceño.

-Parches de nicotina - declaró antes de abrirla.

Lestrade asintió.

-Feliz Navidad - exclamó con tono amargo. - Me parece que podrás necesitarlos de nuevo.

Sherlock pareció pensar un momento en no aceptarlos, pero luego los guardó en la bolsa de su abrigo. Lestrade se permitió examinarlo mientras lo hacía. No parecía haber dormido nada. No era algo extraño en él, pero había algo diferente ese día.

-¿Llegaste a alguna conclusión? - Preguntó Sherlock tras un momento. - En tu examen, es obvio que creías poder leer algo en mí.

El inspector suspiró, recostándose en el asiento del conductor.

-Nada, te ves mal, eso es todo.

Sherlock torció el gesto.

-¿Mal?

-Sí, como… - Lestrade lo estudió de nuevo, esta vez sin intentar disimular. - Como si hubieras tenido un buen misterio y te lo hubieran quitado.

Sherlock desechó la idea con un gesto de disgusto.

-Nunca dejaría que me quiten un misterio.

-Por supuesto - confirmó Lestrade.

Sin embargo, Sherlock sacó de la bolsa del abrigo uno de los parches de nicotina. Sacó uno de los brazos del abrigo, se arremangó y se pegó el parche sobre la vena, tal como la primera vez que había usado uno.

Lo vio cerrar los ojos y suspirar con deleite, echando la cabeza hacia atrás y relajándose contra el asiento.

Decidió darle unos momentos de tranquilidad antes de hablar de nuevo. Tenía una pregunta y tal vez era el momento de hacerla.

-¿Cómo sabías que ella me estaba engañando de nuevo?

Sherlock tardó unos momentos en abrir los ojos, como si hubiera estado procesando la pregunta. Lo miró de reojo.

-No lo sabía, lo deduje.

Lestrade frunció el ceño.

-¿En mí?

-En parte. Parte en ella - declaró después, inspirando profundo e incorporándose. Buscó otro parche para poner un segundo junto al primero. - A veces la veo.

Lestrade alzó ambas cejas, sorprendido.

-Entonces, ¿le sigues la pista a mi esposa?

Sherlock se encogió de hombros.

-Ocasionalmente. ¿Prefieres que no lo haga?

Lo miró seriamente, como si fuera a tomar en serio su respuesta. Lestrade lo pensó un momento. No le gustaba que se metieran en su vida privada. Sin embargo, tras un momento, negó con la cabeza.

-No, está bien - replicó. Sonrió con ironía - Es casi como si te importara.

Sherlock lo miró sin entender. Bueno, no iba a explicárselo. Pero era agradable pensar que le interesaba aunque fuera mínimamente lo que pasaba con él en lugar de verlo únicamente como su proveedor de estímulos mentales cuyo interés en ayudarlo estaba asociado con su hermano Mycroft.

-Vete a casa, Lestrade - ordenó Sherlock volviendo a ponerse bien el abrigo. - Mi niñera principal debe haberse despertado ya.

El detective asintió. No tenía mucho sentido quedarse allí. Sospechaba que los parches no serían suficiente para Sherlock en el estado que se encontraba, pero había hecho lo posible porque no pasara de nuevo a algo más que la nicotina. Watson se encargaría ahora que la noche de peligro había pasado. Era una suerte que contara con él.

-Nos veremos, no iré a ningún lado por las fiestas - declaró el hombre asintiendo. Sin embargo, cuando Sherlock ya había abierto la puerta para bajar decidió hacer la pregunta que lo había tenido intrigado toda la noche. Lo más que podía pasar era que no le diera una respuesta. - Sherlock. La mujer en la morgue, ¿quién era?

El rostro de Sherlock se volvió hermético y pudo verlo buscar el tercer parche en su bolsa. Respiró profundo y miró hacia fuera del auto, como si estuviera calibrando su respuesta. Pareció encontrarla justo en la conversación que acababan de tener. Sonrió con ironía.

-Creo que tú la llamarías “el misterio” - se bajó del auto y se agachó para mirarlo antes de cerrar la puerta. - Feliz Navidad, inspector.

Mientras Lestrade lo veía alejarse hacia la casa, jugueteando con el contenido del bolsillo de su abrigo, resopló una vez más con disgusto.

Sospechaba que no serían unas navidades muy felices. Tres parches no serían suficientes. Había conocido al Sherlock agitado que necesitaba algo mucho más fuerte que nicotina, sabía lo que veía. Estaba inquieto y con desasosiego. ¿Qué estaba pasando?

Maldición, pensó Lestrade encendiendo el auto para irse. Él mismo empezaba a necesitar un cigarrillo.

personaje: sherlock holmes, fandom: sherlock holmes bbc, personaje: lestrade

Previous post Next post
Up