El torneo (1/2)

Sep 18, 2011 00:41

Fandom: Merlin
Título: El torneo
Personajes: Merlin/Gwaine, Arthur, Elyan (menciones de Gwen y el resto de los caballeros)
Advertencias: post 3x13, sin spoilers de la cuarta temporada. 
Raiting: NC17 por acoso sexual y violencia
Summary: Mientras los nuevos caballeros deben probar que son dignos de defender el nombre de Camelot en un torneo organizado bajo la regencia de Arthur en el reino, un influyente caballero extranjero se encapricha con Merlin pero sospecha que Sir Gwaine no está dispuesto a compartirlo. Inspirado en este prompt del san_drabbletin de este año, solicitado por apocrypha73.
Notas: gracias a aglaiacallia por su apoyo en terminar el fic (sin ti no lo logro!) y a thefrozenyogurt por darle su bendición. Llevo desde febrero desarrollandolo. Espero que les guste. Advierto que el raiting es alto por la situación, pero mi narración es lo menos violenta que me fue posible.

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Arthur había sido tajante. Camelot tenía que demostrarle a los otros reinos que todo estaba bien, así que el tradicional torneo se llevaría acabo. Poco importaban los argumentos de que Uther todavía no estaba bien, ni el temor tácito que no desvanecía de que Morgouse y Morgana hubieran sobrevivido. Un nuevo ataque era el mayor temor en la corte.

Había que admitir que la idea del torneo tenía un efecto positivo en las personas. Todos parecían más animados, los comerciantes sonreían pensando en las ganancias de esos días y los caballeros parecían complacidos de tener que afilar habilidades para demostrar que Camelot seguía siendo una potencia, incluso ahora bajo la regencia del príncipe Arthur.

Al regente le habían resultado indiferentes los argumentos de Merlin y lo había despedido con una simple frase:

-Es sólo un torneo, Merlin. ¿Qué puede pasar en un torneo?

El joven sirviente podía recitar una lista de incidentes bastante peligrosos e importantes sucedidos en torneos anteriores, pero en lugar de escucharlo, Arthur lo envió a limpiar las caballerizas.

No tenía idea del tipo de trabajo que podía implicar para él un torneo.

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¿Cómo podían vivir los caballos en medio de aquella inmundicia? Siempre era lo mismo. Llevaba por lo menos dos horas tratando de limpiar aquel desastroso lugar cuando escuchó pasos acercarse. Se giró sobresaltado, pensando en un inicio que sería Arthur para supervisar su trabajo. No estaba de ánimo para volver a discutir el tema.

Se equivocaba. Con lo que se encontró en la puerta fue la sonrisa abierta y la mirada cálida de Gwaine.

-Hey - saludó el caballero, quien jugaba entre los dedos con una ramita seca que habría tomado por el camino, como tenía costumbre de hacer. - ¿Muy ocupado?

Merlin levantó las manos señalando su alrededor.

-Eso parece. - Tomó de nuevo el rudimentario rastrillo que utilizaba para desplazar los restos de heno del suelo. - ¿Qué tal el entrenamiento?

-Es lo bueno de los torneos - respondió el hombre mientras se adentraba en la caballeriza mirando a su alrededor. - Dan mucho que hacer.

Se detuvo al encontrar un segundo rastrillo y lo tomó. Merlin lo miró sorprendido.

-¿Qué haces?

-Ya sabes… lo mismo de siempre pero más. Espada, mazos, flexibilidad… - empezó a barrer la otra sección de la caballería mientras hablaba.

Merlin por su parte se detuvo.

-No, ¿qué haces con el rastrillo?

Gwaine se detuvo a su vez frunciendo ligeramente el ceño.

-Te ayudo.

El joven sirviente sonrió ligeramente incómodo.

-Eres un caballero. Si Arthur te viera…

El otro sacudió su cabello hacia atrás mientras le dirigía una mirada de suficiencia.

-Tú estabas en la mesa redonda, ¿no? - Merlin sonrió un poco más, y Gwaine se acercó con aire cómplice - Además, no hago esto de gratis. Yo hago algo por ti, y espero que hagas algo por mí después.

-¿Ah sí? - Merlin arqueó ambas cejas y cruzó las manos a su espalda, escondiendo el rastrillo - ¿Qué cosa?

Gwaine, al contrario, se apoyó en el palo de su rastrillo para inclinarse ligeramente sobre él.

-Te vienes conmigo a la taberna en la noche. - Ante la expresión indecisa del sirviente hizo un suave chasquido con la lengua. - ¿Va a necesitarte Arthur a esas horas? Necesitas aprender a divertirte.

Merlin sonrió y negó con la expresión de quien sabe que no vale la pena discutir porque acabará haciendo lo que le pide.

-¿Y tú eres quien me va a enseñar?

Gwaine le guiñó el ojo antes de seguir limpiando y replicar con suficiencia:

-¿Quién mejor?

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Después de terminar, se habían lavado entre bromas lanzándose pocos de agua a la cara y olvidando lo desagradable que podía resultar esa labor. Tras cambiarse la ropa se dirigieron hacia la taberna. De camino, Merlin lanzó una mirada culpable hacia la torre del castillo del príncipe regente, pero negó y volvió a fijar su atención en Gwaine. Era de noche y Arthur no le había requerido volver.

El ambiente en la taberna era acogedor. Merlin recordaba de las pocas veces que había estado allí una división clara aunque pacífica entre la mesa de los caballeros y las del pueblo, pero aquello parecía haber variado sutilmente. Probablemente la presencia entre los hombres con armadura de personas como Elyan, a quien habían visto crecer como el hijo del herrero, y de caballeros como Gwaine, que pasaban de armaduras y signos, tenía mucho que ver con eso.

Por eso no le resultó tan extraño que al llegar se sentaran en la misma mesa que Sir Leon, Lancelot, Elyan y Percival. Tenía que admitir que le costaba recordar anteponer el “Sir” a sus nombres. Aparte de Sir Leon, a todos los había conocido antes de su nombramiento. Cuando hizo el comentario, Gwaine le dijo que le concedía el honor de librarse de utilizar el tratamiento de “Sir” sólo por ser él.

La noche estaba resultando realmente muy divertida. Los caballeros habían decidido aparcar las preocupaciones que tenían sobre el torneo y le habían pedido que amenizara la noche con historias divertidas de palacio. Sabía que no debía, Sir Leon había puesto algún reparo, pero le había sido imposible poner resistencia a la insistencia de Gwaine y compañía. Ahora, con su narración de Gaius poseído por un goblin, tenía al auditorio en el bolsillo.

Justo cuando intentaban convencer a Sir Leon de contar su encuentro con el goblin, la puerta del bar se abrió de par en par, dejando entrar el viento frío. Se interrumpieron al escuchar los pasos pesados de alguien con armadura. Ordenó una jarra de aguaardiente con voz de trueno, y luego se giró hacia la mesa de los caballeros.

-¡Vaya, vaya… los caballeros de Camelot! ¡Entrenando duro para el torneo! - rió estruendosamente.

Sir Leon se levantó del asiento y lo saludó con una sonrisa.

-Sir Bowrlock, bienvenido otra vez a Camelot. - Le tendió la mano, la cual le estrechó con fuerza.

El hombre era más alto que Sir Leon. Tenía los cabellos de color castaño claro y ensortijados. Una barba gruesa poblaba sus mejillas, lo que no ocultaba un mentón cuadrado y fuerte. Una sonrisa burlona se formaba en sus labios, y sus ojos pequeños, de color marrón oscuro examinaron la mesa frente a él.

-Veo muchas caras nuevas, Sir Leon. Entiendo que la idea del torneo sea probar que Camelot sigue tan fuerte como siempre, pero veo que los caballeros han tenido que recurrir a… medidas algo desesperadas.

Sus ojos se posaron en Elyan particularmente al decir las últimas palabras. El joven le sostuvo la mirada, apretando los labios con rabia, pero se mantuvo en su lugar, sin caer en la provocación. Sir Bowrlock rió y puso una mano sobre el hombro de Sir Leon con familiaridad.

-Pero se entiende muchacho, se entiende… han pasado por trances terribles. Es bueno ver que vuelven a divertirse. - En esa ocasión, su mirada se posó con Merlin, quien se mantenía erguido y callado. Aquel caballero no le causaba buena espina. Tal vez por eso se había movido imperceptiblemente hacia Gwaine, quien le puso una mano en la rodilla, notando su inquietud.

El movimiento no pasó desapercibido para Bowrlock, cuya sonrisa de amplió como si viera confirmados sus pensamientos.

-Está bueno ver que el príncipe Arthur se preocupa por mantener satisfechos a sus caballeros. - Miró a su alrededor - Buena bebida, buena compañía, un torneo para alardear de ellos a pesar de que él por estar de regente no pueda participar… ¡aunque espero que el ganador esta vez no sea de la casa!

En ese momento un joven sirviente de aspecto lamentable entró al bar. No cabía duda de su profesión, pues se acercó diligente a Bowrlock y con voz temblorosa le indicó que su carruaje estaba listo. Merlin notó que el chico no era mucho mayor que él, cojeaba un poco y parecía mal alimentado. A veces olvidaba lo que Gaius solía decirle de que otros caballeros no trataban tan bien a sus sirvientes como Arthur, pero en ese momento lo recordó con claridad.

-¿Podría ayudarnos este joven a llevar las cosas? - preguntó Sir Bowrlock posando su mirada nuevamente en Merlin. - Creo que le sería de gran apoyo a Benedict, viene cansado.

Sin embargo, antes de que el chico respondiera Gwaine lo hizo por él.

-Lo siento, Merlin está ocupado esta noche. Seguro que alguien más estará encantado.

Sir Bowrlock se giró para replicar con desdén al hombre que se había atrevido a hablarle en ese tono, pero las palabras de Sir Leon lo detuvieron.

-Sir Gwaine, no creo que a Merlin le moleste hacerle ese favor.

En la cara del extranjero quedó claro que no había tomado a Gwaine por otro de los caballeros. Sin embargo ante las palabras de Sir Leon lo miró con atención antes de que su expresión se tiñera de desdén.

-No hay problema, Sir Leon. - Se giró hacia el resto de presentes en la taberna, quienes abierta o disimuladamente escuchaban la conversación. - ¿Alguien que quiera ganarse unas monedas?

No le faltaron mozos que se ofrecieran a ayudar, esperanzados con obtener una recompensa inesperada esa noche. Cuando se hubo marchado, Sir Leon retomó su lugar en la mesa y miró a Gwaine con severidad.

-No debiste hacer eso. No quieres a Sir Bowrlock de enemigo. Es un caballero fiero, fuera y dentro de la arena.

Sin embargo, el interpelado se encogió de hombros y pasó una mano por la espalda de Merlin.

-Da igual, tengo intenciones de que Merlin se quede con nosotros toda la noche. Ese tipo no me agrada.

Merlin tuvo que admitir que a él tampoco.

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Los caballeros continuaron llegando durante los siguientes días. Todo Camelot estaba convulsionado, no había tiempo de descanso para nadie. Desde Arthur que se encargaba en persona de organizar el torneo, hasta Merlin quien se ocupaba, además de sus labores regulares con el príncipe, de todo el trabajo extra que aparecía, lo cual no era poco.

Gwen también estaba muy ocupada. Arthur la había puesto a cargo de dirigir el servicio en el castillo, para asegurarse que la estadía de los caballeros fuera lo más cómoda y confortable posible. Los caballeros por su parte entrenaban sin tregua durante todo el día. Habían dividido los espacios para que los caballeros visitantes tuvieran su propio espacio, aparte de los de Camelot, quienes seguían practicando en grupo.

Cuando Merlin tenía oportunidad le gustaba ver las prácticas. Siempre era divertido ver a Gwaine y Lancelot concentrados en un duelo de espadas, o a Elyan vencer con su agilidad la fuerza de Percival. Sir Leon tenía más práctica y técnica, tras ver muchas prácticas de Arthur, el joven sirviente era capaz de distinguir esas cosas. Sin embargo, Gwaine tenía picardía y astucia para la batalla, Lancelot tenía disciplina e inteligencia para planear su estrategia, Percival tenía fuerza e ingenio, y Elyan parecía tener una habilidad innata, como si las hojas que de niño vio a su padre forjar, respondieran ahora a su tacto.

Merlin tenía la suerte de haber sido asignado los primeros días a ayudar a los caballeros de Camelot. Aunque fuera una tontería, no le hubiera gustado estar asignado a los otros. Se había cruzado varias veces más con Bowrlock desde su llegada, y seguía dándole la misma sensación desagradable del primer día. En más de una ocasión lo había encontrado con la mirada fija en él durante las cenas o almuerzos, mientras se encargaba de servir a Arthur.

Probablemente era una tontería, por eso no se lo había mencionado a nadie. En especial había tenido cuidado de no decir nada frente a Gwaine, quien seguía manifestando antipatía creciente por el caballero.

-Ese Bowrlock no me agrada - le comentó el tercer día mientras lo ayudaba a quitarse la cota de malla después del entrenamiento. Siempre le sorprendía que el cabello no le molestara lo más mínimo para pelear, y que tampoco se enredara en las anillas metálicas de la cota.

Merlin torció el gesto, no le apetecía hablar del tema.

-Bueno, oíste a Sir Leon, no es un hombre fácil.

El sirviente se aseguró de darle la espalda al responder, mientras recogía la cota para el otro día. Gwaine a su espalda se acomodó la camiseta que llevaba debajo y se masajeó las muñecas, como solía hacer al terminar el entrenamiento.

-Por tipos como ese no me gustan los nobles -declaró con desprecio.

Merlin esbozó una corta sonrisa burlona y se giró para mirarlo al tiempo que se apuntaba con precisión.

-Tú eres un noble ahora.

Gwaine logró a duras penas reprimir una sonrisa en respuesta a la del sirviente.

-No me lo recuerdes… -Le dirigió una mirada de mal simulado desinterés- ¿Tú no has tenido problema con él?

-¿Con Bowrlock? No. - Tal vez había contestado demasiado rápido, porque pudo ver la sombra de sospecha en sus ojos. Se apresuró a aclararse - No estoy trabajando de ese lado de palacio.

La mirada de sospecha no desapareció de los ojos del caballero, aunque se agachó para acomodarse las botas. Sin embargo, desde el suelo, volvió a levantar la vista hacia él. Su expresión seria lo sorprendió.

-Si tuvieras un problema me lo dirías, ¿verdad?

Merlin dudó un momento, ¿a qué venía tanta preocupación? Asintió mientras Gwaine se incorporaba.

Tratando de aligerar el humor de la conversación preguntó con cierto deje burlón.

-¿Crees que no sé defenderme?

Gwaine sonrió al tiempo que alzaba un brazo para tomarlo de los hombros y llevarlo hacia el castillo. También él optó por aligerar la conversación, aunque recordaba bien la primera vez que había estado en Camelot y cómo habían resultado las cosas con Merlin y unos caballeros visitantes.

-Temo que quieras dejarte toda la diversión para ti solo.

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-¿Cómo notas la preparación de los caballeros?

El nivel de estrés de Arthur era alarmante si le hacía semejante pregunta a él.

-¿Ahora estoy capacitado para opinar sobre la formación de los caballeros?

-Merlin. - Su tono no dejaba lugar a dudas, no estaba para juegos y lo estaba desesperando. - Has visto cientos de entrenamientos.

El joven sirviente suspiró.

-Están bien, los conoces.

-Es el primer torneo para casi todos ellos. - Lo conocía lo suficientemente bien para notar lo inquieto que estaba, no había tocado siquiera la comida. - Los otros caballeros lo saben.

Merlin recordó la mirada de desprecio que Bowrlock le había dirigido al grupo la primera noche en la taberna. Había sido asqueroso. Su expresión se volvió seria aunque el príncipe no lo notara.

-Les demostrarán lo que valen.

-Pues tendrán que hacerlo desde hoy, no sólo con la espada.

Oh, cierto, recordó el mago con fastidio. El baile de inauguración del torneo era ese día. Gwen le había pedido su ayuda, así que no sólo tendría que servir al príncipe durante la comida, sino a todos los caballeros a lo largo de la actividad.

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-¡Otra copa por acá!

Gwaine tenía una resistencia impresionante para el alcohol. Merlin podía notar la mirada reprobatoria de Arthur desde el otro lado del salón, pero el caballero no estaba haciendo nada inapropiado, a menos que intentar acaparar a uno de los sirvientes con su correspondiente botella de licor contara. Elyan estaba con él y reía, aunque no tomaba tanto.

Le sirvió otra copa, fallando estrepitosamente en el esfuerzo de no hacer contacto visual y mantener las distancias, como le habían pedido que hiciera. ¿Realmente se suponía que era posible evadir la intensa mirada de Gwaine fija en él? No pudo evitar sonreír, lo que tuvo respuesta inmediata en la expresión alegre del caballero.

Cuando se alejó de él todavía le costaba reprimir la sonrisa, sabía que las comisuras de sus labios lo delataban. Sin embargo, todo rastro se borró de su rostro cuando Bowrlock lo detuvo interponiéndose en su camino.

-Vaya, vaya… El sirviente privado de los caballeros de Camelot. ¿Es que el príncipe Arthur considera apropiado que no nos toque la misma servidumbre? - Lanzó una mirada despreciativa hacia el lugar donde estaban Elyan y Gwaine. - No me quejaría de no ser porque les están dejando una parte tan buena…

Merlin intentó retroceder, lo que le valió chocar con otro caballero que lo miró de mal modo. Su torpe intento también se correspondió con un agarre más fuerte de Bowrlock. Le iba a dejar los dedos marcados. No le gustaba nada la manera en que el caballero lo miraba, ni el aliento caliente que apestaba a alcohol. Su rostro se contrajo con disgusto y tuvo que obligarse a no hacer magia para hacerlo soltarle. Estaba demasiado cerca, habría notado el brillo en sus ojos.

-Hey, ¡otra copa!

Merlin soltó el aire que había estado conteniendo cuando sintió una mano conocida en el hombro. Aunque no sabía si había sido más bien la voz lo que lo había hecho reconocerlo. El hecho era que Gwaine acababa de acercarse e interponía entre Bowrlock y él la vacía copa que había rellenado ya demasiadas veces.

Sin embargo, en esta ocasión no sonreía. Miraba ceñudo al otro caballero, quien no cedió la presión en un inicio.

-Este sirviente está ocupado - le indicó Bowrlock. - ¿O es que es exclusivo suyo?

Merlin removió la mano con fuerza sin lograr soltarla. Nunca lo habían tratado de esa forma desde su llegada a Camelot.

-Es el sirviente del regente - indicó Elyan sumándose al grupo ceñudo, con los brazos cruzados.

Bowrlock le dirigió una mirada evaluativa y rió.

-Claro, el príncipe se deja lo mejor y ustedes pretenden compartirlo…

Antes de que ninguno replicara, a pesar de la rápida capacidad de reacción de ambos, Bowrlock lo soltó. Pronto se dieron cuenta de que había visto a Arthur acercarse por encima del hombro de Elyan.

-¿Qué pasa aquí? ¿Todo bien, Sir Bowrlock?

Merlin no sabía cómo se suponía que explicara lo sucedido, pero Arthur no parecía interesado en preguntarle. Sabía que no podía hacerlo frente a tanta gente.

Era sólo un sirviente.

-Sus caballeros son celosos de lo mejor de Camelot - declaró Bowrlock con voz melosa, endulzando el oído del príncipe regente. - Espero que sepan cuidar las fronteras tan bien como acaparar a los sirvientes.

Arthur arqueó ambas cejas pronunciadamente, mirando a sus dos caballeros y luego a su sirviente.

-Dudo que Merlin destaque particularmente para ser acaparado como sirviente.

Bowrlock sonrió con unos trazos de desdén sutiles en su rostro.

-Algo debe tener, ¡es la segunda noche que me impiden contar con sus servicios!

Aquello les valió a Gwaine y Elyan una severa mirada de Arthur que calló los intentos de explicarse, pero no los furibundos ojos del primero fulminando al invitado de palacio. Merlin abrió la boca para decir algo, pero la señal de silencio de Arthur fue suficiente para que la cerrara de nuevo.

-Eso es ridículo, seguro que es un mal entendido. Merlin lo servirá tan bien como a mí. - Se giró para mirarlo con dureza. - ¿Verdad, Merlin? El caballero me dirá si sucede lo contrario.

Bowrlock sonrió con anticipación.

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Sir Bowrlock tenía un espíritu vengativo que en principio funcionó bastante bien para Merlin. Si bien tenía que aguantar las sucias miradas que le lanzaba por encima de la copa cada vez que se la llenaba, se quedaron en el salón principal. El caballero quería que Gwaine viera cómo acaparaba él ahora al joven sirviente.

Gwaine mientras tanto los observaba fijamente desde el otro lado del salón. Merlin notó que no había bebido más desde el encontronazo con Arthur.

Por suerte para Merlin, Sir Bowrlock no tenía el mismo aguante para la bebida que Gwaine. Después de quedarse a su lado se aseguró de llenarle su copa sin parar, ayudando con un poco de magia disimulada para que el recipiente fuera más grande de lo que parecía a simple vista.

No había contado con que su plan de emborrachar al hombre hasta que fuera inofensivo terminaría con él mismo ayudando al enclenque sirviente del caballero a llevarlo a rastras a su habitación.

-Gracias - masculló el joven después de arrugar el rostro con dolor al dejar sobre la cama a un inconsciente Sir Bowrlock.

-No es nada - replicó Merlin encogiéndose de hombros, deseoso de salir de allí cuando antes. Sin embargo, la manera en que el chico lo miraba se lo impidió. - ¿Estás bien?

El chico asintió, a pesar de que evidentemente no era así. Se veía cansado y enfermo. Le sonrió débilmente.

-Pareces un buen chico. - Miró dudoso hacia la cama donde reposaba su señor y luego tomó del brazo a Merlin, arrastrándolo hacia la puerta, sin dejar de lanzar miradas nerviosas hacia atrás. - Tengo que prevenirte. No te le resistas.

Merlin frunció el ceño y lo miró sin entender. El joven parecía ansioso. Lo sacudió del brazo que lo continuaba sosteniendo y masculló en un susurro apremiante.

-No se va a detener. Tarde o temprano tendrás que ceder, y entre más lo retrases… - lo vio tragar grueso y desviar la mirada. - Será peor. Va a tenerte, lo quieras o no. Cuando quiera. Como quiera. Créeme. Lo sé.

Un incómodo silencio se instaló unos momentos entre ellos antes de que Merlin lograra liberarse de su mano, balbucear una despedida y salir de allí lo antes posible.

Al final del pasillo se permitió resoplar y recostar la espalda a la pared, mientras trataba de tranquilizarse, pero el tono apremiante del sirviente le rebotaba en su mente.

Era claro lo que Sir Bowrlock quería de él, pero no era lo mismo a que otra persona abordara el tema de esa forma. Otro chico que hablaba por experiencia.

-¿Estás bien?

Se hubiera sobresaltado de ser otra persona, pero por alguna razón, lo esperaba. Sabía que Gwaine llegaría allí por él. Asintió automáticamente, pero sabía que no lo había convencido.

El caballero lo tomó del hombro y lo acercó a él en un ademán protector mientras lo llevaba lejos de allí. Al sentir el contacto de su cuerpo en su costado Merlin suspiró. Gwaine no tendría poderes como él, pero mágicamente lo hacía sentir seguro.

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Se había escapado de Gwaine en cuanto había podido. Si bien estar con él le hacía sentir seguro, le daba miedo la dirección que estaban tomando los pensamientos de su compañero. Tenía casi tan claro como él lo que Sir Bowrlock quería, pero sus ideas de cómo manejarlo eran muy distintas.

Lo último que quería Merlin era que Gwaine terminara en un lío por enfrentarse a un caballero de otro reino antes de empezar el torneo.

“Entonces tienes que decírselo a Arthur” había insistido el caballero de Camelot cuando Merlin había intentado que prometiera no hacer nada contra Bowrlock. “Podemos hablar con él.”

-¿Cómo estuvo la fiesta?

La voz de Gaius lo sobresaltó. Había esperado encontrarlo durmiendo, pero parecía que lo estaba esperando.

-Bien - mintió de inmediato sonriendo ampliamente. Más de lo prudente.

Gaius frunció el ceño con preocupación, pero él siguió hacia su cuarto, ignorando al nuevo intento del anciano de hablarle. Cerró la puerta tras él y se recostó en ella.

No podía hablar con Arthur. Era la palabra de un sirviente contra la de un caballero. Tal vez Arthur le creería, ¿pero qué haría en ese caso? No podía confrontar a Sir Bowrlock. No cuando la idea del torneo era reafirmar la imagen de Camelot ante los otros reinos. Lo último que querría era un conflicto con un caballero de un reino vecino… por un sirviente.

Merlin lo tenía muy claro. No hablaría con Arthur ni haría problema con Sir Bowrlock. A fin de cuentas, él contaba con un medio de protegerse que los otros no se imaginaban.

Magia.

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Sir Leon no parecía ser el único caballero que le tenía particular respeto a la reputación de Sir Bowrlock. Los nuevos caballeros de Camelot eran los únicos primerizos en un torneo así, los demás se conocían y habían lidiado con los otros en ocasiones anteriores. Sin embargo, incluso entre aquellos Merlin escuchó comentarios sobre lo prudente que resultaba no tener problemas con aquel hombre.

O quizá, Merlin solo estaba más sensible a los comentarios en los que aparecía su nombre.

Al día siguiente de la fiesta, se había encontrado con que Gwen lo había pasado al grupo de sirvientes que les correspondía atender a los caballeros externos al reino. La chica le había dicho era petición expresa de Arthur: al parecer Merlin se estaba distrayendo con sus amigos entre los caballeros de Camelot y fallaba a sus obligaciones, por lo que el regente consideraba aquella medida necesaria.

Merlin evadió las preguntas de la chica al respecto.

Se las había ingeniado para mantenerse lejos de Bowrlock en un inicio, y el primer día, mientras el hombre se recuperaba todavía de la borrachera de la noche anterior, lo había logrado.

Los siguientes días no fue tan fácil. El torneo había comenzado ya. Se pasaba el día atendiendo a los caballeros, ayudándolos a prepararse para los combate, asistiendo durante estos y atendiéndolos después. Bowrlock había iniciado enfrentándose a caballeros de otros reinos, y Merlin apenas había tenido oportunidad de ver a Sir Percival derribar a su primer contrincante. Al resto de sus amigos no había podido verlos, pero supo pronto que todos habían derrotado a su primer contrincante.

Aunque no lo supo de la mejor manera posible.

-¿Estás diciendo que ese negro, el hijo de herrero, venció a Sir Gahel? - dijo Bowrlock con la voz cargada de desprecio e incredulidad cuando Benedict le informó de los resultados del día, como había pedido que hiciera. - ¡Imposible!

Se rió con burla y desprecio.

-¡Oh, Sir Gahel! ¿Con qué cara se va a presentar al siguiente torneo? - Bowrlock parecía muy satisfecho mientras Merlin se apresuraba a ponerle la cena con la intención de dejarlo lo antes posible. - Es una vergüenza que se deje ganar por un plebeyo de esas condiciones…

Rió de nuevo mientras tomaba el muslo del ave que Merlin acababa de servirle y empezaba a devorarlo de muy buen humor.

-¿Qué más chico? - preguntó, continuando su interrogatorio a Benedict. - ¿Qué dice la gente?

Benedict se removió inquieto. Merlin había notado que siempre parecía nervioso.

-Que los caballeros de Camelot están muy bien preparados.

Bowrlock lanzó un gruñido de disgusto antes de beber un poco de vino. Luego lanzó una exclamación vehementemente despreciativa:

-Tonterías. Esos ni siquiera son caballeros - Merlin tuvo que contener las ganas de hacerlo atragantarse con un hueso de ave. - ¿Ese Elyan? ¿Vencer a un caballero? No me extrañaría que el príncipe Arthur haya arreglado alguna cosa.

-Arthur no haría eso - espetó Merlin sin poder contenerse. Se arrepintió de inmediato cuando Bowrlock relegó la atención del muslo prácticamente devorado y la centró en él.

Sonrió ampliamente, se podía distinguir el brillo de la grasa del asado sobre sus labios.

-¡Oh, qué poca sensibilidad la nuestra! - Dijo con son de burla. - Hablar de esta forma delante de un sirviente de Camelot.

Merlin no esperaba el movimiento, así que cuando se dio cuenta el caballero había atrapado su brazo derecho, acariciando la piel bajo el borde de la manga de su camisa, dejando un pegajoso rastro de grasa.

-Seguro que estás orgulloso de los tuyos, ¿no es así, muchacho? - Sintió como lo jalaba con fuerza hacia él, rodeando la mesa. - Te gustaría estar allí afuera animando, lo sé… Pero tienes que estar conmigo. Después de todo, el príncipe Arthur es justo realmente. No iba a dejar que sólo ese egoísta caballero suyo te tuviera… Sabe compartir los bienes del reino con sus invitados.

El chico tragó grueso cuando vio a Benedict escabullirse fuera de la tienda. La sonrisa de Bowrlock se acentuó de manera lasciva.

-Déjame revelarte algo - dijo entonces con satisfacción. - Los hombres de Camelot pueden dar la lucha, pero al final, serán los verdaderos caballeros quienes prevaleceremos. Nosotros somos los que podemos hacerlo… por eso nos merecemos lo mejor.

Los ojos del caballero se concentraron en la mano de Merlin mientras deslizaba la propia por el delgado antebrazo hasta atrapar sus dedos. Luego apretó con fuerza estos, retorciéndolos, haciéndole daño. Merlin se removió para librarse, y Bowrlock rió, jalándolo con más fuerza.

-Y por eso los sirvientes no nos contradicen, ni nos interrumpen, ni hablan frente a nosotros si no lo hemos pedido. ¿Entendido?

Merlin había estado esperando el momento de hacer magia sin que pudiera ver el brillo en sus ojos, pero no había esperado la agresión dolorosa. Juraría que le había desmontado al menos un dedo. Lo miró con furia contenida y asintió.

Sir Bowrlock lo excusó por el resto de la tarde, pues sabía bien que en horas de la tarde noche el deber de Merlin estaba en las habitaciones del príncipe.

Pero tendría que volver para atenderlo en la noche.

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No pudo ir directamente donde Arthur. Si bien podía curarse la mano con magia, tendría que dar muchas explicaciones a Sir Bowrlock sobre por qué su mano estaba en perfecto estado si él se la había machacado horas antes. Tampoco quería hacerlo creer que debería utilizar más fuerza la próxima vez.

Sin embargo, Gaius no lo curaría sin hacer preguntas. Merlin no tenía ganas de seguir ocultándoselo.

-Fue Sir Bowrlock - confesó finalmente. Gaius se detuvo en el proceso de la cura para mirarlo a los ojos.

-¿Qué hiciste?

Merlin desvió la mirada.

-Lo contradije.

Gaius lo miró con reproche.

-Merlin.

-Estaba hablando mal sobre Elyan y Arthur.

Gaius respiró profundo y continuó aplicando una crema sobre los dedos del chico, aliviando el dolor.

-Estás acostumbrado al trato de los caballeros de Camelot, pero te lo he dicho: no todos son tan buenos con sus sirvientes como Arthur.

Merlin asintió. Benedict, el joven sirviente de Sir Bowrlock era la mejor prueba de ello. Recordaba la manera en que le había visto cojear el día de su llegada al reino. No quería pensar en qué le habría hecho sir Bowrlock entonces. Le comentó a Gaius sobre el chico, y pudo ver la desaprobación escrita en su rostro.

-Sir Bowrlock es un caballero de cuidado - señaló tras unos momentos. - A Uther no le agradaba particularmente, pero es muy influyente en su reino. También puede ser muy peligroso. No deberías buscar problemas con él.

-Eso intento - masculló Merlin tratando infructuosamente de esconder su inquietud.

No sabía era si lograría evitarlo hasta que terminara el dichoso torneo.

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Entre la curación y los consejos de Gaius se le había hecho tarde. Corrió hacia las habitaciones de Arthur con el tiempo justo, pero no había esperado encontrarse con Gwaine y Elyan al desembocar en el pasillo del segundo piso.

-¡Voy tarde a ver a Arthur! -exclamó para no detenerse.

Sin embargo, Gwaine alargó el brazo para detenerlo un momento. Al tomarlo de la mano, Merlin se detuvo con un gesto de dolor. La reacción en el caballero fue inmediata, soltando sus dedos vendados pero tomando con suavidad su muñeca, mirando el vendaje.

-¿Qué te pasó? - preguntó con apremio, frunciendo ligeramente el ceño.

Merlin recorrió una vez más a su sonrisa de disimulo.

-No es nada - contestó demasiado rápido.

Vio como Gwaine y Elyan intercambiaban una mirada. Parecía que aquello confirmaba algo que hubieran estado hablando antes. Eso no le gustaba nada.

-Fue Sir Bowrlock, ¿verdad? - preguntó Elyan. - Hemos visto a su criado.

Merlin apartó la mano de Gwaine y ladeó la cabeza como si no supiera de qué hablaban.

-Fue un accidente. Estoy tarde, Arthur va a matarme. De nuevo.

Se apresuró a alejarse de ellos, pero al dar la vuelta en la esquina volteó la cabeza y se dio cuenta de que ambos lo miraban y discutían.

No, aquello no le gustaba nada.

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-Llegas tarde.

No había terminado de cerrar la puerta cuando llegó a sus oídos el reproche del príncipe. Se giró y le enseñó la mano vendada con un ademán despreocupado, mientras se ponía a recoger de inmediato la mesa para poder servir su cena. Arthur frunció el ceño.

-¿Qué te hiciste?

Merlin se encogió de hombros. Si fingir con los demás no se le daba del todo mal, para hacerlo con el ahora regente era un experto. No lo miró a los ojos y se dedicó a seguir con su cometido.

-Un accidente. Gaius lo curó.

El príncipe de Camelot lo fulminó con la mirada.

-¿Cuando estabas con Sir Bowrlock?

Cuando asintió escuchó a Arthur chasquear la lengua, lo que le hizo levantar ligeramente la vista. Para su sorpresa, encontró una expresión de reproche en su rostro.

-¿Qué hiciste, Merlin? ¿Voy a tener quejas de Sir Bowrlock de nuevo?

Injusto. No era la primera vez que le pasaba hablando con Arthur, pero en esta ocasión estaba resultando particularmente chocante.

-No lo creo - replicó él frunciendo el ceño, tratando de mantenerse serio. Realmente no creía que el hombre le fuera a Arthur con la historia. Le había dado su lección allí mismo.

Arthur respiró profundamente y asintió. Estaba de pie y se dirigió a la ventana, desde donde podía ver la zona de entrenamiento de los caballeros ajenos al reino. Miró fijamente hacia afuera. Merlin detuvo un momento el acomodo de la mesa para observarlo.

Estaba muy tenso. Ansioso. Preocupado.

-Sir Bowrlock no es una persona fácil - dijo tras unos minutos de silencio. - Me gustaría que alguno de los nuestros lo sacara pronto del torneo, pero es poco probable.

Aquello mismo había escuchado Merlin ya. Era un caballero de habilidad excepcional, razón por la cual era tan valioso y respetada en su reino. Probablemente lo tendrían allí hasta el final.

-Es tu invitado - le recordó Merlin mientras habría la puerta para hacer una seña y que trajeran la comida del príncipe. Él mismo se encargó de acomodarla en la mesa, mientras Arthur se acercaba a tomar asiento.

El hombre lo miró con incredulidad.

-¿Acaso crees que se invita por simpatías? - ese tonito burlón que solía utilizar para indicarle que no sabía nada sobre el tema que estaba opinando estaba presente en su voz. Sin embargo, nunca le había sonado tan bien a Merlin. Un tono burlón mejoraba mucho cuando se comparaba contra una agresión. - Sir Bowrlock no siempre acude a los torneos, pero es una pieza importante en las relaciones con su rey. Espero que tengamos la menor cantidad de problemas posibles con él.

Había una nota de advertencia en su voz también. Merlin respiró profundo antes de asentir y forzar una sonrisa que diera a entender que había captado el mensaje.

Lo había captado, por supuesto, pero no le daba ningún deseo de sonreír. Tan solo le confirmaba que no tenía otra opción más que aguantar hasta el final del torneo.

-No entiendo por qué tenía que encapricharse con tenerte de criado - comentó Arthur con disgusto mirando a su alrededor. La habitación estaba en un estado de desorden precario. - A ver si te apuras un poco más mañana, que este lugar es un desastre.

Merlin no había deseado nunca tanto poder quedarse a trabajar a tiempo completo para el príncipe.

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Al día siguiente, Merlin se encontró con que su tiempo de trabajo para Sir Bowrlock se había reducido considerablemente. Gwen lo había asignado en otras labores durante la mañana, para disgusto del caballero, quien sin embargo se aguantó los comentarios cuando la mujer le dijo que Merlin tenía una mano lastimada y no le podría servir con la misma precisión que el chico que le había asignado para ese día. Al día siguiente estaría de nuevo a su servicio.

Así, Merlin se encontró limpiando la arena donde se realizaban los juegos. No fue hasta mediodía que pudo acercarse a Gwen, justo antes de la hora de almuerzo, para preguntarle cómo se había enterado de su mano lesionada antes de verlo.

Supo la respuesta desde que notó la pequeña flor amarilla que la chica llevaba en el pelo.

-¿Gwaine habló contigo? - le preguntó directamente, mirando la flor antes de fijar la mirada en sus ojos. - ¿Por eso me cambiaste hoy?

Gwen había sonreído al verlo llegar, pero su expresión se tornó seria. Se fijo a su alrededor para asegurarse de que estaban solos y su rostro se llenó de preocupación.

-¿Qué sucede, Merlin? Gwaine no quiso explicarme, pero dijo que tenías problemas con Sir Bowrlock.

El joven respiró profundo. Tenía que hablar con Gwaine.

-No es nada - replicó él. - ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué le hiciste caso? Digo, Arthur te pidió que me asignaras con él ¿no?

Ella lo tomó del brazo con suavidad.

-No sé exactamente lo que pasa, pero Gwaine estaba genuinamente preocupado. Sé que le importas mucho… Si vino a pedírmelo es por algo.

Merlin desvió la mirada.

-Gwaine tiene buena intención - le confirmó. - Pero Arthur no quiere problemas con Sir Bowrlock. ¿Mañana me pondrás de nuevo con él?

Miró de nuevo a su amiga, quien se mordió el labio inferior, indecisa.

-Quisiera saber exactamente qué pasa, Merlin. - Él le sostuvo la mirada, hasta que la chica cedió. - De acuerdo, pero prométeme que lo que sea que pasa, tendrás cuidado.

Eso podía darlo por descontado.

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Encontró a Gwaine practicando con Elyan la lucha con espadas. Estaban muy igualados en habilidad, pero aunque Gwaine tenía más técnica que su compañero, Elyan era rápido, fuerte y ágil, las espadas le respondían como una extensión de su cuerpo.

Merlin había terminado temprano las labores que le había dejado Gwen para el día, pero si se presentaba de una vez donde Arthur este se daría cuenta de que no había ejercido ese día de sirviente para Sir Bowrlock. No quería meter a Gwen en un lío. Además, cada vez tenía más claro que debía tener esa conversación.

Ambos caballeros lo vieron llegar, pero la distracción le valió a Gwaine ser finalmente desarmado. Elyan rió y recogió ambas armas, antes de indicarle a ambos que los vería luego. Ya había terminado su entrenamiento por ese día.

En breve, Gwaine y Merlin se quedaron solos.

-¿Cómo sigue tu mano? - Preguntó Gwaine tras unos momentos de silencio, mientras se quitaba los guantes que había usado durante la práctica.

Merlin la levantó, enseñándole el vendaje.

-Bien, no es nada.

Al igual que la noche anterior, pudo comprobar que Gwaine no le creía. Se acercó y tomó su muñeca. Merlin había intentado decir algo más, pero ante el contacto se quedó callado, observando cómo su amigo soltaba el vendaje lentamente. Finalmente, sus dedos mallugados y todavía enrojecidos quedaron al descubierto, al igual que la tablilla que había usado Gaius para mantenerlos rectos.

Gwaine acarició suavemente la piel enrojecida, donde se distinguían ese día ya las sombras de donde lo había sujetado el caballero antes de retorcerle los dedos. Luego lo miró a los ojos.

-Lo hizo Sir Bowrlock, ¿verdad?

Merlin no pudo negarlo de inmediato, y pudo ver la furia centellear en los ojos de Gwaine al tiempo que soltaba su mano y se giraba como si tuviera intenciones de dirigirse hacia el castillo. Tuvo que correr para rodearlo y detenerlo.

-¡Gwaine! ¿Qué crees que haces?

-Lo que debí hacer desde un inicio. - Se detuvo de repente, y lo tomó de un hombro, mirándolo profundamente a los ojos. - ¿Qué más te hizo?

El joven se estremeció ante lo que sugería el tono de Gwaine y negó de inmediato.

-Nada. - Ante la insistente y penetrante mirada del caballero repitió con más energía. - ¡Nada! ¡Sé cuidarme, Gwaine!

El hombre tomó su mano lastimada y lo miró con escepticismo.

-¿En serio?

Merlin apartó la mano de inmediato.

-No podemos tener problemas con él - insistió, notando que su voz estaba adquiriendo una nota suplicante. - Traería muchas dificultades a Arthur. Camelot…

Se interrumpió al observar como Gwaine retrocedía, quitando la mano de su hombro. Su mirada se había apartado de él y se dirigía al castillo, hacia la torre de las habitaciones de Arthur.

-Olvidaba que tienes aún más claro que los mismos caballeros que Camelot está por encima de todo.

Merlin no supo como tomarse sus palabras. Lo miró perplejo.

-Lo está - replicó, aunque con tono dubitativo, sin tener claro lo que había querido decir realmente su amigo.

El caballero lo miró de nuevo y sonrió de medio lado, con un deje de algo que no supo descifrar en un inicio. Más tarde, cuando iba hacia las habitaciones de Arthur después de hacerle prometer que no buscaría problemas con Sir Bowrlock ni hablaría con Arthur, se le ocurrió pensar que tal vez para Gwaine había algo más importante todavía que Camelot.

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