Fandom: Harry Potter
Pairing: Ginny/Luna
Rating: PG
Notas: Totalmente fluff. No, en serio. Muchísimo. En plan MUCHO. De verdad. Bueno, si os da una hiperglucemia y de repente empezáis a tener sed, visión borrosa, náuseas y otras maravillosas consecuencias de la lectura de este fic, no me hago en absoluto responsable. Una vez avisado, ahí va, justo el que hace que pase de la mitad de la tabla de
30vicios. (600 palabras justas, me parece lo más).
Te quiero por la mañana cuando el sol entra por la ventana y te da en el pelo y es dorado y brilla casi más que el mío. Te quiero un poco después, cuando te despiertas y abres los ojos con pereza y me ves a tu lado y sonríes un poco, de medio lado y aún adormilada, susurrando un “Buenos días” que se pierde contra el sueño.
Luego te diriges a la ducha en silencio, y a veces, si el día es bueno y El Profeta del día anterior no trae demasiadas páginas de necrológicas, cantas bajo el agua. Tarareas entre dientes, quizás pensando que no te oigo, que el sonido se ahoga en el ruido de la ducha; pero te oigo murmurar frases sin sentido, mezclando canciones infantiles con viejos éxitos muggles y el último hit de las Weird Sisters. Me gusta escucharte.
Te quiero al mediodía, cuando vuelves cansada de clase, con la mirada un poco perdida y ese halo de tristeza que siempre flota a tu alrededor. A veces me dan ganas de abrazarte muy fuerte y encerrarte en una habitación para que nada pueda hacerte daño, quedarme a tu lado y decir estupideces hasta que el halo se borre. Pero entonces no serías tú, Luna.
Me gusta que te sientes a mi lado y comas casi picoteando, como si nunca tuvieras hambre y tuvieras todo el tiempo del mundo, con la mirada fija a lo lejos y la cabeza apoyada en la mano, escuchando mi día y frunciendo el ceño cuando hablo demasiado rápido.
Cuando vamos después al lago o a la biblioteca, me gusta escuchar tu silencio, tratar de adivinar en lo que no dices cómo ha ido tu día. A veces, si la sonrisa es demasiado triste o arrastras demasiado los pies me gusta besarte y sentir como sonríes contra mis labios, me gusta pensar que en ese momento tu día mejora un poco.
Te quiero por las tardes, cuando te apoyas contra mi hombro junto al lago o lees con el ceño fruncido en la biblioteca, hablando sobre criaturas que sólo tú conoces y de vez en cuando, si tengo suerte, explicando algún recuerdo infantil. Me gusta pensar que son anécdotas que sólo compartes conmigo.
Me gusta cuando te escabulles en la Sala Común, siendo centro de todas las miradas de los demás Gryffindor y fingiendo no darte cuenta; quizás no lo haces, estás acostumbrada a atraer la atención.
Pero sobre todo, te quiero por las noches, cuando el miedo se mete en el cuerpo y parece que no va a salir nunca de allí, y te acurrucas contra mí en la cama y me abrazas muy fuerte, como si nunca fueras a soltarme. Sé que nunca lo harías, Luna.
Me gusta que me digas que todo va a salir bien aunque las dos sepamos que puede que no sea así, que me beses en el cuello, justo bajo la mandíbula, y hagas siempre la misma broma sobre mis pecas. Me gusta besarte de vuelta y notar tu sabor contra mi lengua. Cuando me besas siento que eso de que todo va a salir bien puede que sea un poco cierto.
Me gusta cuando te quedas dormida contra mí y noto tu respiración sobre mi cuello, hueles a Luna, me gusta ese olor. Me gusta dormir abrazada contra ti y al día siguiente despertarme y notar tu calor contra el mío.
Te quiero todo el día, Luna, incluso las mañanas, tardes y noches en las que tú pareces creer que no lo hago.
(Y aunque me fastidie un poco, te sigo queriendo)