[APH]#9 Corazón [Lituania/Bielorrusia]
Fandom: Axis Powers Hetalia
Claim: Lituania/Bielorrusia [Toris/Natasha] aunque da la impresión que ha quedado más Toris/Feliks, orz
Rating: K+
Advertencias: ¿Natasha cuenta como advertencia?
Beta: ter_killer
Notas: ¡Feliz año nuevo ;D!
Corazón
Feliks le miró, con el ceño fruncido y expresión preocupada.
-O sea, Liet -le dijo-, estás como totalmente loco.
Lituania le sonrió sin ganas como toda respuesta.
-¿En serio?
-Sip -el rubio asintió con firmeza-. Como una maldita cabra, Liet. Como una maldita y jodida cabra.
Toris rió, algo sorprendido de que su amigo empleara un vocabulario tan florido. De todos modos, no le prestó mucha atención, no era la primera vez que tenían esa conversación -ni sería la última, por desgracia-, de modo que Feliks no le estaba diciendo nada que no le hubiera repetido ya un millón de veces como mínimo.
Sabía que Polonia se preocupaba por él, y que por eso le echaba el mismo sermón cada vez que se veían. Y, por supuesto, él se lo agradecía.
Pero eso no quería decir que tuviera razón. Y mucho menos que fuera a hacerle caso.
-Esa mujer es un demonio -seguía diciendo-. Piénsalo; ¡incluso Ivan le tiene miedo! ¡Y a ti te trata así como súper mal! -se cruzó de brazos, luciendo malhumorado-. No entiendo que le ves, Liet, de verdad que no lo entiendo.
-No tienes que entenderlo -le replicó, riendo levemente-, sólo tienes que aceptarlo.
-No puedo aceptar que estés enamorado de ella, lo sabes.
-Feliks…
-No, Liet -negó efusivamente con la cabeza-, puedo aceptar que te enamores de cualquier otra persona, de cualquiera. Pero no de Natasha.
Lituania frunció el ceño, empezando a molestarse. Sabía lo que Feliks le iba a decir a continuación, porque siempre le decía lo mismo. Se lo repetía hasta el cansancio, como si con ese argumento pudiera hacerle cambiar de opinión.
-¿Qué tiene ella de malo? -preguntó. Sabía que callarse no servía de nada, pues Polonia no lo iba a hacer.
Y, aunque sabía que la conversación seguiría la misma línea que las veces anteriores, quería escuchar las razones de su amigo otra vez, sólo para asegurarse, de nuevo, que se equivocaba.
-Todo, Liet -fue la respuesta del rubio, que le miró como si aquello fuera obvio-. Natasha no tiene sentimientos. Y tú no necesitas a alguien así, o sea, bastante mal lo has pasado ya como para juntarte con una sicópata sin corazón -tras suspirar, le miró con cierto cariño-. Te mereces algo mejor, Toris, hazme caso.
Pero Lituania negó, molesto, ignorando deliberadamente las buenas intenciones que Feliks escondía tras esas palabras. Podía entenderlo, en cierta forma, porque para los demás, Natasha sólo era eso; un demonio sin corazón encerrado en el cuerpo de una bella mujer. Pero Toris sabía que no era así. Por supuesto, Bielorrusia no era una mujer amable, y si sonreía sólo conseguía que todos a su alrededor huyeran despavoridos.
Pero él sabía que había algo más. Bajo toda esa frialdad, bajo las sonrisas sicóticas y las afiladas miradas había una mujer con una gran fortaleza, una mujer capaz de soportar horas bajo el insoportable frío de Moscú, frente a la puerta de su hermano, esperando que él le abriera, sin llegar a tiritar siquiera. Una mujer capaz de mancharse las manos de sangre por Ivan.
Natasha era capaz de cualquier cosa por amor, por muy obsesivo y peligroso que éste resultara, y eso, para Toris, importaba más que todo lo demás.
Escuchó a Feliks suspirar, derrotado, y al poco rato notó como le abrazaba desde atrás, pasando los brazos alrededor de su cuello. Aunque no podía verlo, era capaz de visualizar perfectamente ese pucherito infantil que ponía cada vez que algo no salía como él quería. Sonrió, sabiendo que no podría estar molesto por mucho tiempo.
-Está bien, Liet -murmuró el polaco, apoyando la barbilla en su hombro-, o sea, no quiero pelearme contigo por algo así, eso no sería nada cool. Sólo espero que sepas lo que haces.
Toris asintió, contento de dejar el tema aparcado por el momento.
Pero en el fondo sabía que, al igual que Natasha, y como bien había dicho su amigo anteriormente, él también estaba un poco loco. Loco de amor, pero loco a fin de cuentas.
Claim: Lituania/Bielorrusia [Toris/Natasha] aunque da la impresión que ha quedado más Toris/Feliks, orz
Rating: K+
Advertencias: ¿Natasha cuenta como advertencia?
Beta: ter_killer
Notas: ¡Feliz año nuevo ;D!
Corazón
Feliks le miró, con el ceño fruncido y expresión preocupada.
-O sea, Liet -le dijo-, estás como totalmente loco.
Lituania le sonrió sin ganas como toda respuesta.
-¿En serio?
-Sip -el rubio asintió con firmeza-. Como una maldita cabra, Liet. Como una maldita y jodida cabra.
Toris rió, algo sorprendido de que su amigo empleara un vocabulario tan florido. De todos modos, no le prestó mucha atención, no era la primera vez que tenían esa conversación -ni sería la última, por desgracia-, de modo que Feliks no le estaba diciendo nada que no le hubiera repetido ya un millón de veces como mínimo.
Sabía que Polonia se preocupaba por él, y que por eso le echaba el mismo sermón cada vez que se veían. Y, por supuesto, él se lo agradecía.
Pero eso no quería decir que tuviera razón. Y mucho menos que fuera a hacerle caso.
-Esa mujer es un demonio -seguía diciendo-. Piénsalo; ¡incluso Ivan le tiene miedo! ¡Y a ti te trata así como súper mal! -se cruzó de brazos, luciendo malhumorado-. No entiendo que le ves, Liet, de verdad que no lo entiendo.
-No tienes que entenderlo -le replicó, riendo levemente-, sólo tienes que aceptarlo.
-No puedo aceptar que estés enamorado de ella, lo sabes.
-Feliks…
-No, Liet -negó efusivamente con la cabeza-, puedo aceptar que te enamores de cualquier otra persona, de cualquiera. Pero no de Natasha.
Lituania frunció el ceño, empezando a molestarse. Sabía lo que Feliks le iba a decir a continuación, porque siempre le decía lo mismo. Se lo repetía hasta el cansancio, como si con ese argumento pudiera hacerle cambiar de opinión.
-¿Qué tiene ella de malo? -preguntó. Sabía que callarse no servía de nada, pues Polonia no lo iba a hacer.
Y, aunque sabía que la conversación seguiría la misma línea que las veces anteriores, quería escuchar las razones de su amigo otra vez, sólo para asegurarse, de nuevo, que se equivocaba.
-Todo, Liet -fue la respuesta del rubio, que le miró como si aquello fuera obvio-. Natasha no tiene sentimientos. Y tú no necesitas a alguien así, o sea, bastante mal lo has pasado ya como para juntarte con una sicópata sin corazón -tras suspirar, le miró con cierto cariño-. Te mereces algo mejor, Toris, hazme caso.
Pero Lituania negó, molesto, ignorando deliberadamente las buenas intenciones que Feliks escondía tras esas palabras. Podía entenderlo, en cierta forma, porque para los demás, Natasha sólo era eso; un demonio sin corazón encerrado en el cuerpo de una bella mujer. Pero Toris sabía que no era así. Por supuesto, Bielorrusia no era una mujer amable, y si sonreía sólo conseguía que todos a su alrededor huyeran despavoridos.
Pero él sabía que había algo más. Bajo toda esa frialdad, bajo las sonrisas sicóticas y las afiladas miradas había una mujer con una gran fortaleza, una mujer capaz de soportar horas bajo el insoportable frío de Moscú, frente a la puerta de su hermano, esperando que él le abriera, sin llegar a tiritar siquiera. Una mujer capaz de mancharse las manos de sangre por Ivan.
Natasha era capaz de cualquier cosa por amor, por muy obsesivo y peligroso que éste resultara, y eso, para Toris, importaba más que todo lo demás.
Escuchó a Feliks suspirar, derrotado, y al poco rato notó como le abrazaba desde atrás, pasando los brazos alrededor de su cuello. Aunque no podía verlo, era capaz de visualizar perfectamente ese pucherito infantil que ponía cada vez que algo no salía como él quería. Sonrió, sabiendo que no podría estar molesto por mucho tiempo.
-Está bien, Liet -murmuró el polaco, apoyando la barbilla en su hombro-, o sea, no quiero pelearme contigo por algo así, eso no sería nada cool. Sólo espero que sepas lo que haces.
Toris asintió, contento de dejar el tema aparcado por el momento.
Pero en el fondo sabía que, al igual que Natasha, y como bien había dicho su amigo anteriormente, él también estaba un poco loco. Loco de amor, pero loco a fin de cuentas.