[APH] #4 Atardecer [España/Romano]
Fandom: Axis Powers Hetalia
Claim: España + Romano
Rating: K
Advertencias: None
Atardecer
La pequeña boquita se frunció en una mueca de disgusto. Antonio miró al pequeño, confundido.
-¿Qué pasa, Lovino?
El niño le miró con el ceño fruncido, y el mayor sólo pudo sonreír, sin saber muy bien por qué el pequeño se había enfadado. Aún sentado en el regazo de Antonio, Lovino se cruzó de brazos, tratando de mostrar aún más su enfado.
-Me has mentido -Fue lo que dijo el pequeño.
Antonio parpadeó- ¿Yo? ¿Cuándo?
Como toda respuesta, el niño le señaló la puesta de sol, con las mejillas hinchadas, y los ojos acuosos, como si estuviera a punto de llorar. Entendiendo lo que el pequeño quería decirle, Antonio sólo cerró los ojos, como si le doliera.
Aunque, en cierta forma, sí le dolía.
-¡Me dijiste que en España nunca se pone el sol!
El pequeño estaba dispuesto a quejarse de algo más, cuando sintió como Antonio lo abrazaba, acercándolo a su pecho. Sonrojado, Lovino quiso quejarse, pero cuando levantó la cabeza hacia el español, se quedó mundo. Los ojos verdes de Antonio estaban fijos en la puesta de sol, y se veían tan tristes, tan vacíos…
-Lo siento… -Murmuró de repente Antonio, tratando de sonreír- ¿Podemos dejar la conversación para otro día?
A pesar de su corta edad, Lovino supo que aquello era un tema delicado, uno de esos que, como siempre le recordaba una de las hermanas del español, no había que mencionar frente a Antonio.
-Vale, para otro día…
Nunca más volvieron a hablar del tema.
Claim: España + Romano
Rating: K
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Atardecer
La pequeña boquita se frunció en una mueca de disgusto. Antonio miró al pequeño, confundido.
-¿Qué pasa, Lovino?
El niño le miró con el ceño fruncido, y el mayor sólo pudo sonreír, sin saber muy bien por qué el pequeño se había enfadado. Aún sentado en el regazo de Antonio, Lovino se cruzó de brazos, tratando de mostrar aún más su enfado.
-Me has mentido -Fue lo que dijo el pequeño.
Antonio parpadeó- ¿Yo? ¿Cuándo?
Como toda respuesta, el niño le señaló la puesta de sol, con las mejillas hinchadas, y los ojos acuosos, como si estuviera a punto de llorar. Entendiendo lo que el pequeño quería decirle, Antonio sólo cerró los ojos, como si le doliera.
Aunque, en cierta forma, sí le dolía.
-¡Me dijiste que en España nunca se pone el sol!
El pequeño estaba dispuesto a quejarse de algo más, cuando sintió como Antonio lo abrazaba, acercándolo a su pecho. Sonrojado, Lovino quiso quejarse, pero cuando levantó la cabeza hacia el español, se quedó mundo. Los ojos verdes de Antonio estaban fijos en la puesta de sol, y se veían tan tristes, tan vacíos…
-Lo siento… -Murmuró de repente Antonio, tratando de sonreír- ¿Podemos dejar la conversación para otro día?
A pesar de su corta edad, Lovino supo que aquello era un tema delicado, uno de esos que, como siempre le recordaba una de las hermanas del español, no había que mencionar frente a Antonio.
-Vale, para otro día…
Nunca más volvieron a hablar del tema.