Fandom: Axis Powers Hetalia
Claim: España/Romano [Antonio/Lovino]; leve Alemania/Italia [Ludwig/Feliciano]
Rating: T
Advertencias: menciones a temas religiosos
Notas: La idea de "el enano Vaticano (XDD)" le pertenece a
nanamiii, yo la usé aquí porque era demasiado awesome como para no hacerlo.
Palabras
-Está mal.
Lovino apuró el paso, apretando los dientes a medida que el camino hacia casa de Antonio se hacía más corto. Mierda, ¿desde cuándo se tardaba tanto desde el aeropuerto a casa de ese idiota?
Para colmo de males, las palabras de ese maldito enano seguían golpeando su cabeza, como un martillo. Un jodido y doloroso martillo.
-Es enfermo e inmoral, y lo sabes.
No, joder, ¡no lo era! ¿Qué mierda había de inmoral en lo que hacían? Se veían muy de vez en cuando, era normal que después de tanto tiempo quisieran tener esa clase de intimidad, no había nada de inmoral en eso. Si tenía que sermonear a alguien, que sermoneara a Feliciano.
Era él quien no se callaba nada, quien dejaba caer, como quien habla del tiempo, que Ludwig tenía "algunas aficiones un poco raras" en la cama. Pero, ¿acaso ese mocoso le había dicho algo? ¡No! ¡No le había dicho NADA!
-Lo vuestro no va a ningún lado. Dios jamás os verá con buenos ojos.
Siempre era Lovino. Quién tenía que aguantar a Vaticano siempre era él. Quien tenía que soportar esas preguntas incómodas, esos consejos que, en teoría, eran por su bien, pero que simplemente se basaban en ordenarle que dejara de verse con Antonio.
Y estaba harto.
-Os estáis condenando, Lovino.
Prácticamente aporreó la puerta cuando llegó a casa de Antonio. Siempre acababa acudiendo a él cuando se peleaba con ese mocoso. No sabía si era para llevarle la contraria a Vaticano o porque sabía que Antonio le comprendería. Pero fuera como fuera, sólo en casa del español encontraba la calma.
Cuando Antonio abrió, algo confuso por los golpes, Lovino prácticamente se lazó sobre él.
- ¿Lovi? ¿Estás bien? -preguntó, visiblemente preocupado.
-Ya no puedo más…
Y fue lo único que Antonio necesitó para comprender lo que le sucedía.
Si estaba mal, si de verdad era un crimen quererse como lo hacían, entonces que bajase Dios y se lo dijera a la cara. Ya se encargarían ellos de hacerle ver que se equivocaba.