Cuando murió su madre, Adela aparte de llorar, lo primero que hizo fue romper los jarrones de su padre, chillando y maldiciendo al mundo, a Martín, por lo que le paso a su mamá, a la mujer que aunque no le prestaba mucha atención, la quería de todas maneras.
Rompía las cosas mientras Martín hablaba con la gente de la causa de la muerte, la niña maldijo a su padre y a todo el mundo y ella cambiaría a partir de ahora.
- ¿Qué haces? ¡Adela! -
- ¿Qué parece, Senador? -
Desde ese día Adela tenía una obsesión por romper cosas.
Al fin y al cabo estaba rota igual.