La mañana fue incluso peor. Se planteó hasta el no ducharse porque la tentación de estar desnudo y solo le parecía demasiada, pero entonces la sonrisa de Jensen apareció burlona en su cabeza y se dirigió hacia la ducha ligeramente enfadado e increíblemente duro. De nuevo. Todavía.
Se dio toda la prisa que pudo, reduciéndolo todo a frotar, lavar, enjuagarse y salir sin dejar que sus manos se detuvieran en ningún punto. Se pasó medio duro la primera y la segunda clase, mejorando y empeorando por momentos y distraído por el deseo que tenía de tocarse, preguntándose cuánto se estaría excitando Jensen con toda esa situación. Aún con todo, estaba comenzando a pensar que tal vez sí sería capaz de soportarlo si aquello era lo peor que podía ponerse.
Durante su tercera clase, su teléfono vibró y Jared lo sacó abriendo la tapa. No reconoció el número en el mensaje de texto, pero tuvo claro de quién se trataba al momento de comenzar a leerlo.
Pide que te dejen salir, ve al baño, tócate y ponte duro, pero NO te corras - Borra esto
Jodido Cristo. Su cerebro quedó ligeramente aturdido y comenzó a devanar, su corazón en algún punto en su garganta y su polla bastante más cerca de estar completamente dura que medio empalmada de tan sólo leer las palabras. Era increíblemente caliente saber que Jensen estaba pensando en él... en él yendo al baño y haciendo eso en ese instante. Pero joder, ¿tocarse a esas alturas y no correrse? No estaba muy seguro de poder conseguirlo.
Borró el mensaje antes de hacer algo más. Se quedó sentado, las palmas de sus manos sudando ligeramente, su corazón martilleándole y su polla tirando con fuerza, ahora incluso con más insistencia, como si supiera que tenía permiso para tocarse y volviéndolo todo mucho peor; estaba llena y dolía y pudo sentir el material de sus bóxers en los puntos donde los tocaba, cada sensación mucho más fuerte que la anterior.
Podía hacerlo. Podía hacerlo. Tenía control, ¿verdad? Mordisqueó su labio inferior debatiéndose y finalmente levantó su mano, pidiendo permiso para salir.
La estancia de azulejos verdes estaba vacía excepto por otro chico, así que Jared se encerró en uno de los cubículos y esperó hasta que el otro se hubo ido, la puerta cerrándose con un sonido sordo. Se sentó en el retrete respirando pesadamente y sintiendo cómo sus manos temblaban un poco. Lentamente, apretó la palma de su mano contra su entrepierna por encima de los pantalones sintiendo la caricia de sus bóxers de seda y presionó con fuerza hasta que casi se fundió literalmente, su polla pulsando con una oleada de placer. Lo hizo de nuevo, deslizando su mano hasta la cabeza y presionando una vez más y sus caderas se arquearon para buscar el toque. Siseó quedamente de lo jodidamente bien que se sentía, su polla enrojecida e hipersensibilizada tras haberse pasado horas medio erecta.
Su teléfono vibró en su bolsillo a través de la tela de sus pantalones, tan cerca de su polla que le sobrecogió debido a la sacudida de placer que envió a través de él. Metió a tientas una mano en el bolsillo, lo extrajo y lo abrió con dedos temblorosos.
Sácatela y acaríciala con tu mano, piel contra piel. Cáscatela todo el tiempo que quieras pero NO te corras y no hagas nada más hasta que yo te lo diga - Borra esto
Gimió, un grave sonido saliendo desde el fondo de su garganta mientras lo leía. Le tomó tres intentos borrar acertadamente el mensaje por culpa de sus dedos inestables, y por fin deslizó su teléfono de nuevo en su bolsillo. Abrió el botón de sus pantalones, bajó la cremallera y tomó un profundo suspiro antes de rebuscar en el interior, sacando su polla por la abertura de sus bóxers. Estaba completamente roja oscura y había líquido goteando desde la punta, y Jared apenas la acarició para quitárselo antes de dejar de tocarla de nuevo, reteniendo a duras penas un gemido. El aire parecía estar congelado comparándolo con el calor de su piel, sus mejillas y su pecho completamente sonrojados. Le llevó otro minuto más sentirse listo para deslizar su mano bajo su polla y cerrar sus dedos sobre ella.
Acarició con suavidad el tronco con una delicada y seca fricción que hizo que sus caderas se sacudieran, provocando una reacción involuntaria que le llevó prácticamente al borde mientras su polla se estremecía en su mano. Se quedó quieto, su pulgar descansando en su cabeza, su cuerpo entero temblando y una fina capa de sudor cubriendo toda su piel. Entonces deslizó su pulgar sobre la hendidura y dejó escapar un jadeo antes de extender la humedad a lo largo de toda la carne, viendo cómo relucía y brillada. Se sentía increíble, intenso, piel contra piel y él mareado de necesidad mientras el corazón le palpitaba con fuerza. Y Jensen dando clase en ese momento, enseñando, probablemente imaginándoselo haciendo aquello.
Se preguntó si Jensen estaría duro y si antes o ahora habría tenido que presionar su polla. Jared deslizó la mano hacia arriba una vez más, despacio, lento - quería alargar lo que se le estaba permitido tener- imaginándose al profesor justo ahí, mirándole, los ojos fijos en su mano. La deslizó hacia arriba y su estómago se hizo un nudo, sus pelotas apretándose, sus caderas empujando automáticamente... joder, no se había dado cuenta de que estaba tan... Oh Dios, tan jodidamente dulce: espirales de placer atravesándole por completo y precipitándole hacia...
Alejó su mano con brusquedad de su polla como si quemara, su cadera sacudiéndose inútilmente en el aire; su miembro vibró dolorosamente contra su estómago y el contacto envió una ola de placer que le atravesó de pies a cabeza. Manaba de la punta un fino hilo de líquido preseminal y Jared puso las manos sobre sus muslos, clavándose las uñas con fuerza. Contuvo el aliento para no dejar salir el lloriqueo que estaba atascado en su garganta, la necesidad pulsando, golpeándole, atravesando su vientre.
Joder. Joder. Joder.
Se llevó la mano a la boca, mordiéndose los nudillos hasta que pudo respirar de nuevo y sentir algo que no fuera cuánto quería -necesitaba - dejarse llevar. Hasta el más mínimo toque ya era agonizante, su polla gorda, hinchada, tan necesitada que incluso la tela de sus bóxers se sentía tan pesada como su mano. Golpeó una vez más contra su estómago mientras se levantaba y Jesús... no iba a poder con aquello; se apoyó contra las frías baldosas de la pared, llevó las manos a su pelo y las retuvo ahí, tratando de contar hacia atrás desde diez y concentrarse en mantener su lengua quieta mientras lo hacía. Perdió la cuenta de cuántas veces hizo la cuenta atrás, pero estaba bastante seguro de que le había llevado al menos cinco minutos, quizá más, volver a respirar con normalidad. Si no regresaba a clase en ese mismo momento el Sr. Belzer iba a empezar a mosquearse; igual hasta iba a buscarle.
Jared se subió la cremallera y se colocó su ropa lo mejor que pudo. La puerta del cubículo chirrió al abrirla y se detuvo el tiempo suficiente para lavarse las manos antes de regresar a clase, su polla semi erecta y frotándose contra la tela de sus bóxers todo el tiempo.
A partir de ese momento estuvo incluso más al límite, sus nervios crispados y demasiado tensos. No era solamente necesidad; estaba esperando a que ese teléfono sonara, la anticipación y el pavor revolviendo su estómago.
El siguiente mensaje le llegó justo antes de que terminara la cuarta clase. Jared sintió cómo su estómago se volteaba cuando el teléfono vibró y le tomó un minuto solamente ser capaz de sacarlo de su bolsillo y mirar. Su boca se secó en cuanto lo leyó.
Ven a mi clase antes de ir a comer. Te escribiré un permiso - Borra esto
El descanso para comer era durante siguiente hora y era la misma durante la que Jensen preparaba su clase; el profesor nunca le había pedido antes que fuera a verle durante el horario reglamentario.
Sus piernas temblaban como si fueran de goma mientras caminaba a través del pasillo, sus libros sujetos ligeramente frente a él en vez de apoyados sobre sus caderas como de costumbre; no quería que nadie viera lo duro que estaba pero aquello era incluso peor porque los libros presionaban su polla, golpeándola y rozándola mientras andaba. Aquello era simple y llana tortura y para cuando llegó finalmente al aula de Jensen se sentía como si acabara de correr una maratón; tuvo que detenerse y tomar aire antes de entrar.
Jensen estaba borrando algo en la pizarra y vestía un ligero traje que le hacía cosas absolutamente increíbles a su culo mientras se estiraba y se apoyaba para borrar hasta el último rastro de tiza. El timbre sonó, alto y estridente, y Jared tragó duro; no tenía ni idea de qué se suponía que debía hacer así que se movió para dirigirse a su sitio.
- No - dijo Jensen posando el borrador-. Acércate a la pizarra.
Jared lo hizo y el otro pasó frente a él, cerrando la puerta y echando el seguro. No sabía que debía esperar así que una mezcla de temor y desesperada esperanza le atravesaban de arriba abajo. Se giró y depositó los libros en la mesa del profesor.
- Quédate de pie con la espalda apoyada contra la pizarra.
Jared retrocedió hasta que sus hombros chocaron contra el tablero y sintió el borde presionándose incómodamente contra la parte trasera de sus muslos. Jensen apartó su silla del medio y se apoyó sobre su escritorio con las manos metidas en los bolsillos.
- Déjame ver - dijo mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.
El profesor le estaba tratando como si fuera un artículo de exposición, lo que hizo que se sonrojara y se calentara todavía más, todo a la vez. Desabrochó sus pantalones y comenzó a sacar su dura polla por la abertura de sus bóxers cuando la voz de Jensen le detuvo.
- Bájate los bóxers, quiero verlo todo.
Se sentía expuesto y vulnerable, y aún así escucharle decir eso había mandado un delicioso estremecimiento a través de todo su cuerpo.
Se bajó la ropa interior liberando su polla lo más rápido que pudo y dejando sus bolas por encima de la banda elástica. Jensen estaba mirándole justo entre las piernas desvergonzadamente y como si estuviera meditando algo, y Jared sintió su sangre recorriéndole deprisa, caliente, avergonzado e increíblemente cachondo.
- ¿Fuiste al baño durante la tercera hora?
Jared asintió.
Jensen se incorporó dando un pequeño paso hacia él. - ¿Te acariciaste hasta ponerte duro? - aún estaba mirando hacia la polla de Jared y eso hizo que la vibración entre sus piernas pulsara incluso más fuerte, consiguiendo que fuera lo único en lo que podía pensar.
- Sí, señor - se las arregló para murmurar Jared.
Los ojos del profesor se oscurecieron y se acercó un poco más, moviendo una mano hasta posarla sobre su muslo; el sistema nervioso de Jared pareció fallar ante el toque, su cuerpo estremeciéndose compulsivamente.
- ¿Y te corriste?
Las puntas de sus dedos quietas sobre su piel, apenas tocando el pliegue de su pierna. - No, señor.
Jensen se acercó más y se inclinó hacia él. - No lo hiciste, ¿verdad? Puedo saberlo con sólo mirarte. Con ver cuán al límite estás, hasta qué punto lo necesitas - su voz se transformó en un rasposo susurro mientras pronunciaba las últimas palabras-. Sin embargo voy a tener que comprobarlo de todas formas, Jared - murmuró-. Sólo para asegurarme.
La cabeza de Jared dio un golpe seco hacia atrás y golpeó la pizarra mientras los dedos de Jensen trazaban la curva de sus pelotas. Las palmeó y las cogió y Jared gimió, sus ojos cerrándose y su cuerpo embistiendo por puro instinto. El profesor las rodó en su mano como si estuviera comprobando su peso y cómo se sentía su tacto y Jared no sabía qué estaba haciendo exactamente pero se sentía increíble, casi como si... le estuviera inspeccionando, lo cual era demasiado caliente como para expresarlo en palabras o incluso en pensamientos.
- Eso es tan bueno - susurró Jensen con su boca pegada a su oreja-. Tan jodidamente bueno, Jared. Has sido un chico muy bueno - su mano apenas apretando y Jared gimió embistiendo de nuevo. Su polla estaba tan dura que dolía pero no había nada que tocar ni nada contra lo que poder restregarse-. Tus pelotas, tan pesadas y apretadas... tan llenas - su voz salió en un murmullo bajo y tiró apenas de él. Jared jadeó, poniéndose aún más rígido mientras sentía el placer expandiéndose desde su estómago a través de ondas ardientes.
- Dios, por favor, ¿puedo? - suplicó.
- Pronto - prometió Jensen y Jared gimoteó cuando le soltó, sintiendo lágrimas en los extremos de sus ojos y Dios Santo... iba a morirse.
Jensen retrocedió y le dijo a Jared que se tomara el tiempo que necesitara para irse a comer. Se sentó en su mesa y escribió un permiso para él, y entonces se movió para leer algo todavía dándole la espalda. Jared permaneció allí, tratando de respirar y notando el polvo de tiza flotando aún en el aire. Después de un rato el mundo comenzó a tener sentido de nuevo, y otro poco más tarde, pudo pensar en algo más que en la necesidad abrumadora entre sus piernas. Como por ejemplo en por qué Jensen seguía dándole la espalda. Claro... Jared estaba parado tras su mesa así que, ¿para qué iba a querer el profesor siquiera mirarle?
Y entonces cayó en la cuenta; Jared nunca era capaz de calmarse con los ojos de Jensen fijos en él, y el profesor podía saber aquello o podía estar sencillamente ignorándole. No supo decidir de cuál de las dos podría tratarse.
Su polla finalmente se ablandó lo suficiente para poder volver a meterla en los pantalones, la semi erección chocando contra su vientre. Se subió la cremallera y se abotonó el pantalón y el sonido hizo que Jensen dejara de hacer lo que estuviera haciendo y girara su cabeza hacia Jared sólo un poco. - Te veo en clase.
Jared asintió sin confiar en su capacidad para hablar; no estaba muy seguro de poder hacerlo y si descubría que sí podía, algo realmente rencoroso podría salir de su boca. Cogió sus libros de la mesa, el permiso que le había escrito Jensen y se dirigió a comer cuando sólo le quedaban quince minutos para poder hacerlo.
Cuando llevaban alrededor de media hora en clase de gimnasia su teléfono volvió a vibrar y Jared se sentó en las gradas, sudado y feliz por haber hecho una buena carrera porque al menos eso había distraído su cuerpo durante unos minutos. Estaba viendo a algunos de los otros chicos reír y rodear la pista cuando ocurrió. Inmediatamente su corazón comenzó a latir todavía más rápido y su polla, felizmente casi-flácida durante los últimos veinte minutos, volvió a la vida.
Nadie en esa escuela iba nunca a ningún sitio sin el móvil, ni siquiera en clase de gimnasia; rebuscó en sus pantalones de deporte y lo sacó mientras mariposas comenzaban a revolotear en su estómago.
Sé el último en ducharte. Embadurna tus dedos en jabón y métetelos a ti mismo. NO toques tu polla. Te revisaré después de la séptima hora y SABRÉ si hiciste lo que te pido. Hazlo todo el tiempo que quieras, pero no llegues tarde a clase - Borra esto
Bien, Jared tal vez no pudiera volver a tener jamás un pensamiento coherente después de aquello. Volvió a guardar el teléfono en su bolsillo ocasionando que el plástico frotara accidentalmente la cabeza de su polla y se estremeció violentamente por el inesperado contacto; casi se corre en los pantalones justo ahí, en las jodidas gradas.
Apoyó su cara en las manos, separó sus rodillas y luchó por algo de control. Sus pantalones de correr le acariciaban con pequeños y satinados roces, moviéndose al ritmo de su irregular respiración, y era increíble la forma en la que podía sentirlo todo: nervios que ni siquiera sabía dónde estaban cobrando vida llenos de sangre y dolor... de desesperada necesidad.
También había pavor recorriéndole por completo desde el fondo de su estómago, mezclado con la expectación y la excitación; nunca se había hecho aquello antes a sí mismo - en realidad nunca había tenido demasiado de todo eso antes de conocer a Jensen-... y Jensen lo sabía.
Faltaban unos diez minutos antes de que el resto de la clase comenzara a recoger y a entrar en los vestuarios y pensó que tal vez fuera siendo hora de moverse. Fue el último en llegar porque se tomó su tiempo, paseándose lentamente por delante de las taquillas, sus dedos revoloteando sobre la cerradura para marcar la combinación. No debería desnudarse con gente aún a su alrededor -no en el estado en el que se encontraba, al menos- pero no se estaban yendo lo suficientemente rápido.
- Hey, Jared - Barry Whitmore le golpeó la espalda cuando pasó a su lado-. Buenos movimientos hoy en la pista.
Se las arregló para gruñir un "gracias, tío" esperando que la sonrisa de su rostro pasara por algo parecido a una de verdad. Había demasiada gente a su alrededor pero finalmente abrió la taquilla, se desnudó y se dirigió a la ducha.
Las duchas en ese colegio estaban bastante bien. Eran privadas: cubículos individuales con puertas delanteras que dejaban solamente los pies, la cabeza y los hombros a la vista de los demás. Había dos libres cuando llegó así que se metió en la más cercana, cerró la puerta y colgó su ropa sobre ella mientras se desnudaba allí dentro; estaba bastante seguro de que nadie le estaba prestando atención pero tampoco era como si fueran a decirle algo aunque se hubieran dado cuenta.
Cuando terminó de lanzar su sudado uniforme sobre la puerta giró el mando del agua con mano temblorosa. El jabón estaba justo ahí, en una pequeña balda cerca del grifo; colocó sus manos contra los azulejos, se inclinó y permitió que el agua le golpeara en el rostro y que los fuertes aguijones de agua caliente cayeran en ríos sobre él, a través de su pelo y de su columna. Fuera, el sonido de la gente comenzaba a desvanecerse, debilitándose mientras todos se marchaban.
Jared se incorporó, cogió la pastilla de jabón y le dio vueltas en su mano; era blanca y fue dejando burbujas en su piel hasta que sus dedos estuvieron completamente resbaladizos. Se apartó del chorro de la ducha y comenzó a tantear entre sus piernas deteniéndose antes de que su brazo rozara su hinchada polla; en lugar de eso, lo giró por su espalda y comenzó a tantear una vez más. Deslizó sus lubricados dedos hacia abajo a lo largo de su raja y los sintió moverse sobre la suave y húmeda piel; sus caderas se sacudieron temblorosamente cuando comenzó a hacer círculos sobre su entrada: caliente, apretado... la textura que nunca se había permitido sentir antes de aquello en su propio cuerpo. Su polla estaba lo suficientemente dura como para rallar diamantes y espasmos de placer le atravesaban de arriba abajo mientras se tanteaba a sí mismo; la necesidad era abrumadora.
Su otra mano apretó el jabón con tanta fuerza que casi lo rompió mientras con su otra mano comenzaba a introducirse la punta de un dedo, siseando mientras su estómago se contraía, palpitando y enviando corrientes a través de su polla y de sus pelotas. Dudó un segundo y entonces recordó que debía darse prisa; era un poco incómodo dado que el ángulo no era bueno así que extendió un poco más sus piernas y arqueó su espalda. Empujó hacia dentro despacio, los apretados músculos cerrándose alrededor de su dedo - y pensó que eso era lo que sentía Jensen cada vez que estaba dentro de él - y oh, Dios... podía sentirlo a través de su columna, extendiéndose desde su espalda baja a su cadera; cada nervio de su cuerpo estaba sobreestimulado y un insoportable placer le recorría por completo.
Su dedo se deslizó hacia dentro y hacia fuera, fácil, tan fácil... toques superficiales que le hacían jadear y disparaban chispas a lo largo de su cuerpo. Los labios de Jensen, su piel, sus manos, sus muslos desnudos presionados contra los de Jared, su polla hinchándose contra su culo. ¿Se habría sentido así -se preguntó Jared- si hubiera sido Jensen quien se hubiera metido en su interior? ¿O habría ardido más mientras su ancho y grueso miembro se internaba en él, llenándole?
Su polla estaba zumbando, casi vibrando con necesidad, pero de algún modo se sentía mucho mejor de esa manera, el placer extendiéndose hasta alcanzar cada rincón de su cuerpo. El calor siguió elevándose a su alrededor mientras se empujaba de nuevo contra su propio dedo, el movimiento haciendo que su polla pulsara y sin que a él le importara lo más mínimo: no quería detenerse.
El sonido de una taquilla cercana cerrándose le sacó de su trance y volvió a la realidad, jadeando y temblando mientras el agua goteaba por su piel. Permitió que sus dedos entraran y salieran de nuevo, una, dos, tres veces más, su labio inferior temblando y sordos lloriqueos muriendo tras sus dientes. El vestuario estaba ya casi en completo silencio para aquel entonces, lo que significaba...
Mierda, no podía llegar tarde a clase. Dejó ir su dedo por fin, su boca cerrándose contra el gemido de disconformidad que quiso escapar de él y su polla se sacudió; se mordió el labio y apretó el jabón con la suficiente fuerza como para dejar la forma de sus dedos en él. Lavarse y enjuagarse sin tocarse la entrepierna fue una de las cosas más difíciles que creyó haber hecho nunca. Terminó de ducharse en menos de dos minutos, se secó rápidamente y se puso el uniforme ahora húmedo debido al vapor del baño.
Llegó a la séptima clase justo antes de que el timbre sonara, su cabello aún húmedo y él temblando por algo más que el sentir la fría humedad contra él. Por un momento creyó ver a Jensen mirándole de reojo, pero cuando le devolvió la mirada desde su mesa el profesor ya estaba leyendo algo que Sarah acababa de entregarle; ella parloteaba sobre lo que fuera y Jensen asentía mientras la escuchaba con atención.
Tras eso, el profesor les sumergió en un breve repaso sobre la termodinámica y Jared trató por todos los medios de prestar atención.
- Un proceso espontáneo - Jensen escribió el término en la pizarra- es una reacción química en la que un sistema libera energía, casi siempre en forma de calor, y la lleva a un menor pero más termodinámicamente estable estado de energía- se detuvo y se giró hacia la clase-. Lo espontáneo cambia y normalmente allana las diferencias de temperatura, presión, densidad y potencia química que pueden existir en un sistema. Entropía - continuó escribiéndolo también en el tablero - es una medida para ver cuán lejos ha llegado ese proceso de allanamiento - volvió a pausarse y se giró una vez más, sus ojos deteniéndose brevemente en los de Jared antes de desviarse.
Jared sintió esa mirada como si fuera un puñetazo y le mandó de vuelta a lo que estaba sucediendo en su cuerpo en ese momento; apretó los dientes y trató de concentrarse una vez más en lo que Jensen seguía diciendo pero le estaba resultando muy complicado.
Cuando el repaso hubo terminado, el profesor les entregó unos ejercicios y cuando se inclinó para entregárselos a él, sus dedos rozaron con suavidad su muñeca, las uñas arañando su piel levemente. Sucedió rápido pero bien pudo haber sido a cámara lenta para Jared porque el apenas toque de los dedos de Jensen había mandado fuego a través de él, sus nervios enredándose y tensándose al límite; Jared observó el reloj y trató de no gemir mientras rezaba para que el tiempo pasara más deprisa.
Tenía su bolígrafo en la mano y se quedó mirando fijamente hacia las preguntas. Habría sabido las respuestas, por supuesto, de haber sido capaz de pensar.
Expón las cuatro leyes, relaciona la teoría con la práctica, explica brevemente las diferencias entre la termodinámica química, la estática y la física.
Fue consciente del momento en el que Jensen se levantó y salió del aula pero hizo su mejor esfuerzo para no mirar: no era como si observar al profesor fuera a ayudarle a pensar en nada relacionado con la física. Todos a su alrededor estaban inclinados sobre sus mesas, concentrados, y los bolígrafos se movían sin parar, así que él también comenzó a escribir esperando que las respuestas sencillamente comenzaran a manar de su cabeza una vez que comenzara.
Y entonces su teléfono vibró.
Su mano se tensó contra el folio y su corazón comenzó a martillearle mientras su estómago se retorcía.
La clase parecía muy lejana mientras rebuscaba en su bolsillo.
Cuando regrese a clase pon tu otra mano bajo tu chaqueta y acaricia tu polla por encima de los pantalones hasta que yo te diga lo contrario. No hagas ruido mientras lo haces - Borra esto
Sintió cómo el sudor le recorría los costados mientras su estómago se llenaba de plomo. Notaba su polla como si fuera a explotar de un momento a otro, ¿y Jensen quería que la tocara? No podía hacerlo, no había...
La puerta de la clase se abrió y la polla de Jared brincó contra su estómago mientras el profesor entraba; toda su piel estaba tensa, picándole y ardiéndole debido a la excitación y joder... Jensen le estaba mirando.
Dejó el teléfono al borde de la mesa donde podría leer fácilmente la pantalla cuando Jensen le escribiera más instrucciones y deslizó su mano bajo la parte delantera de su chaqueta mientras lanzaba una mirada de reojo al resto de la clase. Todo el mundo seguía pendiente de los ejercicios, perdidos en sus pensamientos, lo que significaba que nadie le estaba mirando; y después de todo, la chaqueta estaba allí para cubrirle, así que sólo era cuestión de... sólo era cuestión de...
Presionó la palma de su mano contra su polla con los dedos extendidos y sintió su vientre agitándose debido al calor y a las corrientes de placer que le atravesaron con fuerza y que se sintieron como pequeñas agujas, casi al borde del dolor. Su polla y sus bolas enrojecidas y llenas, la carne hinchada, al límite después de haberla estado tentando durante todo el día y joder... tocarse se sintió como si tuviera una supernova en su interior que consumió todo lo que estaba a su alrededor.
Se mordió el dedo índice atrapando salvajemente la carne entre sus dientes, su bolígrafo aún en la mano, y presionó su mandíbula con fuerza contra la palma sirviéndose del dolor para focalizarse y evitar así lanzarse por el borde del precipicio. El segundo apretón hizo que sus rodillas se elevaran y golpearan el fondo de la mesa. Sus pelotas estaban calientes, apretadas, tan hinchadas y pesadas como si se expandieran fuera de su cuerpo y oh Dios, oh Dios, aquello era demasiado... demasiado bueno, oh joder. Miró a Jensen, sus ojos implorándole mientras seguía apretando y sus dientes clavándose con más fuerza en su mano.
Jensen le miró brevemente y entonces le vio alcanzar su teléfono y presionar un solo botón.
El teléfono de Jared vibró en el acto. Comenzó a separar su mano mirando hacia abajo con alivio y...
Acaríciate hasta correrte. Ahora
Se quedó mirando fijamente el teléfono en estado de shock. Jensen no podía estar pidiéndole aquello; no podía esperar en serio que se corriera en una clase rodeado de gente a la que conocía. Miró hacia arriba...
Y Jensen no estaba bromeando. Estaba sentado, su silla echada levemente hacia atrás, una mano bajo su barbilla y sus ojos mirando atentamente hacia Jared.
Jared miró una vez más a su alrededor; todo el mundo seguía absorto y ni una sola persona era consciente de la silenciosa comunicación que estaba teniendo lugar ni lo había sido del repentino calor electrizante que había atravesado a Jared cuando sus ojos se habían encontrado con los del profesor. Su reputación y toda su vida social estaría en juego si alguien le pillaba haciendo aquello; estaba mortalmente asustado, pero Jensen... joder, era demasiado caliente: el profesor mirándole, en público y él siendo el único consciente de aquel hecho.
Sus manos temblaron cuando una vez más empujó contra sí mismo mientras sus ojos volvían a encontrarse con los de Jensen. Una. La presión creciendo instantáneamente, expandiéndose entre sus muslos y llenando su estómago. Sus pestañas aletearon, sus dientes se clavaron con más fuerza en su piel -el dolor apenas sintiéndose entre el furioso torrente eléctrico de su sangre-, e hizo falta que cada músculo de su cuerpo se concentrara para no ponerse a temblar, esforzándose como nunca por no follarse su propia mano. Se obligó a mirar, a ver a Jensen observándole oscura e intensamente, sus ojos clavados en su rostro. Dos. El placer y el dolor mezclándose, sus nervios demasiado tensos y al límite como para aguantar mucho más. Su estómago tirante, sus pelotas apretadas y los ojos de Jensen sobre él casi como si se trataran de un toque físico: hambrientos y deseando más. Estaba consumiéndose, ardiendo, el sudor recorriendo todo su cuerpo y todo lo demás reducido a aquel instante.
Tres. Fue como una explosión; se sintió como si fuera el fin del mundo. Su polla pulsó violentamente sin previo aviso queriendo compensar todo el día de necesidad liberándose por completo. Sus caderas temblaron sacudiéndose sin su permiso y se llevó medio puño a la boca cerrando los ojos y tratando de retener el aliento para que los gritos que querían escapar no lo lograran. Mantuvo su mano contra su regazo para evitar moverse mientras se corría como si se tratara de un arma de fuego, una y otra vez, su polla deslizándose resbaladiza dentro de sus pantalones, lo que sólo ocasionó que se corriera todavía más fuerte. Se sintió como si estuviera cayendo y quiso dejarse ir, hundirse y que las sensaciones le poseyeran por completo, pero se aferró al sonido de los bolígrafos moviéndose a su alrededor y a los irises de los ojos de Jensen mirándole dentro de su cabeza.
Cuando todo hubo terminado por fin su polla seguía inquieta bajo su mano pero ya gastada e inútil y aún así tratando de dar más. Cada músculo de su cuerpo se sentía como si hubiera sido tallado en piedra, la tensión por haberse mantenido quieto con tanto esfuerzo haciendo que cuando trató de relajarlos le dolieran y se anudaran en protesta. Se sentía como si su piel se hubiera vuelto del revés, su cerebro inútil como una masilla y todo su cuerpo perlado de sudor, algunas gotas deslizándose por la punta de su nariz. Y también sintió el hormigueo entre sus piernas liberándose en forma de dulce picor justo bajo su piel.
Sacó su dedo de la boca consciente de que lo había magullado en extremo porque aún le dolía y aún sin creerse que acabara de hacer aquello. Su rostro se sonrojó y no volvió a atreverse a mirar a Jensen a pesar de que deseaba hacerlo; el profesor le había pedido que lo hiciera, claro, pero probablemente no hubiera creído que Jared fuera a hacerlo en realidad.
Se sintió como si estuviera al borde del colapso, deshuesado y exhausto, su columna fundiéndose con la silla, pero en vez de eso se sentó mejor como pudo y arriesgo una mirada por el resto de la clase desde debajo de su aún húmedo cabello; nadie estaba mirando, pero eso no quería decir que alguno no se hubiera dado cuenta. Tomó otra profunda y silenciosa bocanada de aire, borró el último mensaje que había recibido y comenzó a escribir. Después de todo Jensen no le había puesto en dicho mensaje que se libraba de los ejercicios.
Tenía solamente unos diez minutos para terminarlos antes de que el timbre sonara y lo consiguió cuando faltaba exactamente un minuto y medio para el final.
Escuchó al resto de los estudiantes dejar sus ejercicios en una pila sobre la mesa de Jensen deseándole un feliz fin de semana o tomándole sutilmente el pelo sobre hacer controles un viernes, y pudo escuchar también la voz del profesor mientras respondía amablemente. Fue incapaz de vislumbrar algo en su tono: sonaba tan normal como siempre.
"El hombre no es de este planeta", pensó. Miró fijamente hacia su texto y se preparó a esperar un largo rato antes de que Jensen hiciera... lo que quiera que fuera a hacer.
Por eso se sorprendió cuando escuchó la puerta cerrándose rápidamente en cuanto el último alumno salió por ella; se arriesgó a alzar la vista y se encontró a Jensen mirándole.
- Ven aquí - dijo. Se estaba quitando la chaqueta del traje, la camisa crema doblándose debido al movimiento de sus músculos. Jensen colocó la prenda en el respaldo de su silla mientras Jared caminaba hasta su escritorio sintiendo los pantalones húmedos, pegándose a él-. A este lado de la mesa - dijo el profesor mientras se sentaba.
Jared se movió hacia el otro lado sintiéndose incómodo y sintiendo sus extremidades como si fueran de caramelo derretido.
Jensen le miró de arriba abajo tomándose su tiempo. Se estiró y tocó entre los muslos de Jared, tomándole a través de la ropa; Jared jadeó, aún sensible, notando la tela húmeda y los dedos del profesor presionándose contra él. - Dios. Realmente te corriste en los pantalones, ¿no es cierto? - dijo. Hubo un sonido extraño en su voz durante apenas un segundo y entonces le miró por encima de sus gafas-. Desnúdate de cintura para arriba -ordenó.
Jensen siguió tocándole todo el tiempo que tardó en desvestirse, sus dedos acunando, jugando y acariciando, y aún pensando en que todavía no podía volver a ponerse duro se sentía fantástico, sus sobre estimulados nervios respondiendo y mandando firmes choques eléctricos a través de su cuerpo. Consiguió desatarse la corbata y abrir los botones con dificultad. Finalmente, se las arregló para quitarse la camisa y la chaqueta, doblándolas y dejándolas caer en el suelo.
Jensen apartó su mano. - Quítate los pantalones.
Jared mordió sus labios y obedeció. Los zapatos y los calcetines primero, poniéndolos juntos, y después los pantalones. No fue fácil; se pegaron a sus bóxers, a la piel de sus piernas y en cierto modo fue como si tuviera que pelárselos. Aún así, los dobló igualmente y los dejó junto al resto de la ropa.
- Los bóxers - dijo Jensen-. Y dales la vuelta y enséñamelos.
Jesús. Las palabras le atravesaron como un rayo y se sonrojó. De hecho, estaba bastante seguro de que ya estaba del color de una remolacha de arriba abajo para cuando finalmente lo hizo, sintiendo su piel húmeda y pegajosa mientras les daba la vuelta y se los enseñaba a Jensen para que los inspeccionara. El desastre era total: la sustancia lechosa y blanquecina secándose lentamente contra la seda verde. Quiso que se lo tragara la tierra.
- Bien. Ahora date la vuelta y pon las manos sobre la mesa.
Jared dejó sus arruinados bóxers cerca del ordenado montón de ropa, se giró y puso las manos sobre el escritorio. Entonces Jensen le abrió poniendo una mano en cada nalga y él separó aún más sus pies.
- Casi te quedas en la ducha demasiado tiempo - dijo el profesor sonando severo, y Jared se sonrojó una vez más cuando se dio cuenta de lo que el otro estaba haciendo porque aún seguía comprobando... inspeccionándole-. Llegando a clase con tu cabello mojado - hizo una larga pausa y pudo sentir el cálido aliento de Jensen entre sus piernas. Y entonces ya no fue su aliento, sino la húmeda lengua del profesor recorriéndole lentamente justo en el centro, hundiéndose en su entrada justo antes de retirarla con rapidez; Jared se estremeció, sintiendo cómo le golpeaba la sensación, sus nervios en carne viva y aún hipersensibilizados. La voz de Jensen sonó cortante cuando volvió a hablar-. No querías dejar de meterte los dedos, ¿verdad?
- No - respondió Jared.
- Tan jodidamente caliente - susurró Jensen, y su lengua volvió a recorrer el pliegue de piel arruga hacia arriba y volviendo hacia abajo una vez más, deslizándose dentro de Jared y follándoselo con el liso y resbaladizo músculo. Unas pocas embestidas de su lengua y se alejó de nuevo, escribiendo palabras sobre la piel de Jared con su boca-. Puedo sentir lo flojo que estás por haberte metido los dedos - y entonces los suyos se introdujeron en el culo de Jared, empujando para abrirle aún más antes de que su lengua serpenteara entre ellos dando una nueva lamida. Pudo sentir a Jensen gimiendo contra él, la vibración golpeando dentro de su cuerpo y joder, aquello era increíble; la manera en la que se sentía, el calor atravesando su cuerpo con rapidez sabiendo que Jensen estaba disfrutando aquello... que estaba disfrutando de él.
Y entonces el profesor se incorporó a su espalda.
- Échate en el suelo - y su voz sonó rota, ronca-. Bocarriba.
Jared se giró y se alejó de la mesa con el corazón martilleándole en el pecho, inseguro. Jensen nunca le había pedido que se echara en el suelo y tampoco que se pusiera bocarriba. Sintió la frialdad de las baldosas contra su piel desnuda pero se tumbó de todas formas poniendo sus brazos por encima de su cabeza y extendiendo sus piernas ligeramente. Estaba tan acostumbrado a estar apoyado sobre su estómago que se sentía extraño en esa postura y de alguna manera mucho más expuesto. Le echó una mirada a Jensen, de pie junto a él, y lo que vio le cortó la respiración; podía ver hambre y ardor casi voraz en su mirada mientras sus ojos recorrían cada línea y curva de su cuerpo. Entonces el profesor rodeó su cuerpo y a Jared no le quedó otra que echar la cabeza hacia atrás para poder seguir viéndole aunque fuera del revés.
Jensen se arrodilló y puso sus piernas a horcajadas sobre la cabeza de Jared. Acarició con su pulgar el labio inferior del chico mientras con su otra mano se desabrochaba los pantalones, y Jared sintió cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza mientras su boca se hacía agua; Dios, Jensen iba a dejarle hacer aquello de nuevo.
- Tan buen chico, jugando contigo mismo todo el día - murmuró metiéndose la mano en los pantalones-. Haciendo todo lo que te pedí... - se sacó la polla ya completamente dura, la punta brillando y sin dejar de acariciar sus labios mientras. Jared abrió la boca y lamió su dedo consiguiendo atrapar con su lengua una gota de líquido preseminal. Jensen se estremeció y empujó las caderas hacia delante arrastrando la cabeza sobre los labios de Jared, la suave y sedosa piel rezumando humedad-. Dios, no puedes esperar, ¿verdad? - preguntó con voz áspera-. No puedes esperar a tener mi polla en la boca...
Jared gimió porque era verdad y si a eso le sumaba lo excitado que acababa de sonar Jensen se estaba volviendo loco. Echó la cabeza hacia atrás y cogió aire antes de abrir la boca e introducirse la cabeza en el interior, sus labios sellándose justo donde terminaba la protuberancia en forma de corazón. El cuerpo de Jensen se puso rígido debido a la sorpresa y tembló ligeramente mientras dejaba escapar un siseo. Entonces gruñó, deslizando las palmas de sus manos por las líneas de la mandíbula de Jared hasta que sus dedos presionaron la final piel bajo su barbilla en un firme agarre; mantuvo la mandíbula del chico abierta, manteniéndolo quieto, y hasta ese momento no se movió hacia delante, su polla deslizándose sobre la lengua de Jared.
Era diferente con ese ángulo y teniendo su cabeza al revés de aquella manera. Su garganta estaba completamente abierta y Jensen se deslizó sin obstáculos por ella recorriendo todo el camino posible hasta que su cuerpo chocó contra sus labios, y la sensación sorprendió a Jared por completo; su garganta vibró y aleteó tratando de cerrarse pero eso sólo pareció conseguir que Jensen gimiera aún más fuerte y que empujara un poco más profundo justo antes de retirarse otra vez. Notó cómo sus caderas se sacudían antes de volver a embestir y esa vez Jared se relajó listo para ello. Jensen movió su cuerpo hacia atrás y deslizó sus rodillas ligeramente hacia delante y su polla golpeó el fondo de su garganta, la cabeza arrastrándose hasta la punta de su lengua antes de volver a empujar una vez más entre sus labios; Jared sólo pudo gemir, manteniendo su boca apretada y chupando tan duro como fue capaz mientras hundía sus mejillas.
Y entonces Jensen se inclinó hacia delante, abrió las piernas y se extendió completamente sobre él, paseando sus manos por la parte trasera de los muslos de Jared y mandando escalofríos a través de todo su cuerpo. Sus dedos se aferraron tras sus rodillas y le obligó a que las elevara y las abriera para mantenerlas de esa manera. No era la primera vez que el profesor estaba entre sus piernas pero nunca de ese modo, tan abiertas y expuestas y él absolutamente indefenso. Jared no tuvo tiempo de pensar por qué Jensen le estaría sujetando de esa manera antes de sentir de repente la lengua del profesor introduciéndose una vez más en su interior, retorciéndose y girando. Jadeó contra la polla de Jensen con un gemido sordo y éste elevó su cuerpo y siguió moviendo sus caderas. El cuerpo del profesor estaba apoyado sobre su mentón - su estómago sobre él- haciéndolo todo un poco incómodo pero en ese momento no podía preocuparse por aquello porque joder.
Todo lo que Jared pudo hacer fue seguir chupando mientras Jensen le llenaba por ambos extremos, exigiéndole placer y follándoselo al mismo tiempo. Nunca había sido de ese modo, con Jensen envolviéndole de aquella manera y se sentía mareado debido a las sensaciones, su estómago brincando en su interior. Su polla estaba dura de nuevo y suplicaba ser tocada como si todo lo que había sucedido aquel día no hubiera tenido lugar; Jensen hizo un nuevo giro y metió la lengua aún más profundamente dentro de Jared, y éste sintió cómo el éxtasis le recorría por completo mientras se preguntaba si habría algo que pudiera sentirse mejor que aquello. Eso fue, al menos, hasta que Jensen cerró sus labios con firmeza alrededor de su piel y chupó, follándoselo a la vez con rápidas estocadas con su lengua completamente rígida y Jared se vio reducido básicamente a una masa que solamente era capaz de hacer pequeños sonidos lloriqueantes alrededor de la polla del profesor. Sintió una espiral del calor extendiéndose desde la base de su columna vertebral hacia todos sus nervios, revolviéndose, estremeciéndose debido al sobre esfuerzo y joder, todo se sentía como dos veces mejor que la última vez que Jensen le había hecho aquello. El otro le mantuvo de esa manera, follándose su culo con la lengua mientras acariciaba sus pelotas hasta que le tuvo temblando y con sus muslos sacudiéndose a la altura donde que Jensen los mantenía abiertos.
Jared estaba al borde de las lágrimas, estremeciéndose sin parar y sintiendo su polla necesitada y dolorosa pero no podía hablar, no podía suplicar; Jensen continuó hasta que Jared pensó que iba a morirse, empujándole cada vez más al límite y sin tocarle en ningún otro sitio. Y entonces... Jensen simplemente se detuvo y sacó su lengua de su interior.
Jared no sintió nada durante unos instantes... y de repente, apenas un ligero toque de los labios de Jensen sobre su polla como si fuera un círculo de presión, su lengua presionando justo debajo de la cabeza. Jared jadeó como pudo y se puso rígido mientras su polla se sacudía y sus uñas arañaban las baldosas sin poder evitarlo. Trató de hacer algún sonido y prevenir a Jensen, pero éste ya se había alejado. Joder, joder, joder: sólo el toque de su boca había sido casi suficiente para llevarle al final. Un cálido aliento le golpeó justo sobre la punta y Jared sintió el choque de temperatura al golpear sobre la humedad que había dejado la boca de Jensen donde había estado posada; no pudo evitar gemir profundamente desde el fondo de su garganta, mitad protesta y mitad placer mientras su polla se sacudía espasmódicamente, impotente.
Y entonces los labios de Jensen comenzaron a acariciarle y frotarse recorriéndole la polla, paseándose por ella y mandándole escalofríos a lo largo de todo su cuerpo, el calor reptando a través de su vientre. No volvió a poner su boca alrededor de Jared de nuevo pero sólo la idea de que podía hacerlo en cualquier momento era suficiente. Jensen hizo círculos sobre su polla tranquilamente, su pulgar y su índice justo bajo la cabeza, y la respiración de Jared se cortó; si se moviera, aunque fuera sólo mínimamente... pero no lo hizo. Sin embargo, dos de sus dedos presionaron entre sus piernas abiertas y empujaron dentro, resbaladizos gracias a la saliva y jodidamente increíbles y Jared tuvo que gemir alrededor de la carne de Jensen mientras las embestidas del profesor se volvían más lentas y estables. Joder, estaba tan lleno: una polla y esos dedos en su interior.
Entonces Jensen presionó la polla de Jared contra su estómago y lamió la hendidura, y el cerebro de Jared cortocircuitó. Su polla se estremeció con espasmos secos, duros y temblorosos y los dedos del profesor le acariciaron hasta llevarle al final del camino; el mundo se volvió blanco tras sus ojos y le dolió incluso más de lo que le había dolido aquella tarde, su cuerpo sin nada más que ofrecer. Pero él lo vivió exactamente igual, lloriqueando contra el otro cuerpo mientras aquellos dedos se curvaban y seguían trabajando implacables en su interior.
Desde algún lugar lejano escuchó el murmullo de Jensen. - Estás completamente seco, te corriste tan fuerte...
Las caderas del hombre dieron un golpe seco contra él y comenzaron a impulsarse más duramente y Jared arremolinó su lengua alrededor de la cabeza, chupando rápido y duro y dando pequeños lengüetazos contra la caliente y fina piel, permitiendo que sus dientes rascaran levemente el envés. Los dedos de Jensen se clavaron con fuerza en su piel y chupó todavía más fuerte; la carne del profesor se sentía caliente, deslizándose contra el fondo de su boca y sobre su lengua. Jared cerró los ojos y presionó sus labios formando un apretado círculo a su alrededor, chupando y lamiendo la pequeña hendidura con firmeza, y Jensen se deslizó una vez más con rudeza, resbalando y deslizándose profundamente en Jared, sus caderas sacudiéndose y estremeciéndose. Entonces, el profesor se echó hacia atrás, se sentó sobre sus piernas y comenzó a masturbarse con fuerza.
Jared quería mirar pero no alcanzó a ver nada sobre él excepto la mano de Jensen acariciando su propia polla y el chorro blanco que salió disparado de la punta aterrizando en cálidas gotas sobre su barbilla y su pecho; el último tirón de la mano del profesor dejó una perla sobre su labio inferior y su lengua serpenteó fuera de su boca capturándola. Jensen casi nunca dejaba que le tocara, le besara o le probara, así que estaba dispuesto a robar todo lo que pudiera obtener.
El hombre se movió entonces otro poco más hacia atrás. Estaba mirando a Jared y éste se olvidó de respirar durante varios segundos.
Jensen no dijo nada; estiró la mano y paseó un dedo sobre la línea de la garganta de Jared deslizándolo sobre una de las manchas que había allí. El húmedo dígito recorrió entonces su boca y Jared abrió los labios, permitiendo que Jensen pintara su lengua con el amargo sabor; chupó la piel y revoloteó su lengua a lo largo de toda la extensión de carne. Jared nunca había sido del tipo tímido con las pajas y tampoco había tenido jamás problemas para tragar, pero cuando Jensen alejó su dedo, trazó una nueva línea a través de su pecho y le dio una nueva probada de semen, se dio cuenta de que no lo era en absoluto. Aquello no lo estaba haciendo debido al calor del momento: era deliberado, lento... y tampoco se estaba avergonzando para nada; quería cada pequeño bocado con los que Jensen le estaba complaciendo. Los ojos del profesor se encontraron con los suyos mientras Jared deslizaba su lengua alrededor de su uña y de la salada piel, lamiéndole hasta dejarle limpio.
Jensen le estaba dirigiendo una mirada de lo más extraña, como... como si no supiera quién era Jared o cómo había llegado hasta allí; su dedo salió de su boca y trazó los hinchados labios antes de abandonarle por completo. Ya estaba comenzando a recomponerse por completo, guardando su polla nuevamente dentro de la ropa y subiéndose la cremallera, abrochándose los pantalones, y Jared sintió la disconformidad subiendo desde su estómago; se incorporó y se dirigió hacia el escritorio para recoger sus propias prendas. Tomó los pantalones y se los puso, y cuando se giró Jensen estaba colocando ya su camisa y arreglando el perfecto nudo de su corbata de seda.
- Así que...- preguntó Jared-, ¿pensaste que podría hacerlo?
Jensen levantó la mirada mientras el extremo de su boca se elevaba ligeramente. - Sabía que podías. Lo que no sabía era si lo harías.
Jared asintió y se puso su propia camisa mientras Jensen rodeaba la mesa para coger su chaqueta. - Jared... - éste le miró mientras se la ponía, colocando sus hombros con un preciso movimiento; el material se asentó a la perfección en su sitio y entonces enderezó las solapas-, ¿borraste todos los mensajes?
- Claro que sí - dijo. Jensen le miró durante unos instantes y Jared se rió, buscando en su bolsillo y sacando su teléfono-. ¿Quieres comprobarlo?
El profesor miró hacia el teléfono y sacudió la cabeza. - No, me fío de ti.
Jared asintió pero entonces un repentino pensamiento le golpeó de pronto. - ¿Cómo conseguiste mi número, de todas formas? - preguntó.
- Es lo que te pasa por venir a mi casa- dijo despreocupadamente Jensen mientras cogía su maletín-. Nos vemos el lunes - añadió sobre su hombro mientras salía por la puerta.
Jared sacudió la cabeza y se rió entre dientes mientras terminaba de vestirse.
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No cayó en la cuenta de lo extraño que era todo hasta que no estuvo a medio camino de su casa. Ni siquiera podía decir de qué se trataba... sólo sabía que había algo fuera de lugar. Jensen era jodidamente difícil de leer pero había ocasiones, como ese día, en las que Jared tenía la sensación de que había mucho más en su interior independientemente de su supuesta indiferencia exterior.
Mierda. Seguramente sería mucho más fácil de penetrar Fort Knox* que la mente del profesor.
Aún así, se dirigía a casa más contento de lo habitual y por ninguna razón que pudiera explicar; demasiado feliz, en realidad, para alguien que se sentía tan exprimido. Su buen humor también le duró la hora de la cena, tras la cual se lanzó rápidamente en el sofá a ver reposiciones en la Cartoon Network.
Cuando se despertó el sábado estaba más duro y cachondo que nunca, como si lo ocurrido el día anterior sólo hubiera aumentado la exigencia de su cuerpo. Suspiró, se meneó y rodó por la cama tratando de calmar su necesidad. Cerró los ojos e imágenes del día anterior regresaron a él: la cara de Jensen, su dedo dentro de su boca, la manera en la que pareció tan... ¿sorprendido? No, no era exactamente eso; había sido algo más profundo que simple sorpresa.
Abrió los ojos frustrado, preguntándose si podría pensar en cualquier otra cosa aunque fuera solamente durante un par de segundos. Chad tenía razón: estaba mal de la cabeza. Peor aún, se estaba comportando como una chica, tratando de descifrar las miradas y los toques de Jensen como si hubiera algún tipo de código secreto en ellos que no podía descifrar y que le daría todas las respuestas si sencillamente seguía intentándolo.
Joder... Jared no sería capaz de sobrevivir todo el fin de semana sin verle.
Continuará...
*Fort Knox es una base militar del ejército de EEUU y de la que se dice que es una de las instalaciones más seguras del planeta