[Tabla Alfabética] #3 - Correr
Fandom: Axis Powers - Hetalia
Título: Sunlight
Claim: Alemania/Italia del Norte
Tabla: Alfabética
Prompt: #3 - Correr
Género: Amm… Romance, Fluff mental, algo dramático (¿?)
Advertencias: Creo que none… quizá un poco de OoC ;A; No sé, nunca había escrito sobre Lud en plan amoroso Q-Q
Notas: Basado en la invasión de Sicilia (Seh, sé que Sicilia no pertenece geográficamente a Veneciano sino a Romano, pero sigue siendo Italia <.
[Sunlight]
Escucha el silbido de una bomba y se tira inmediatamente al piso, protegiéndose la cabeza con los brazos como está acostumbrado. Puede escuchar los gritos y los edificios desmoronándose, mientras el calor de la onda expansiva le alcanza. Sicilia está en problemas. Cuando deja de sentir la tierra temblar, se levanta de un salto y sigue corriendo, con la mirada celeste buscándolo desesperadamente.
Lo debe encontrar, lo necesita encontrar. Necesita escuchar sus lloriqueos, necesita poder perseguirlo de nuevo mientras trata de escaparse del entrenamiento. Necesita saber que está vivo, que está con él.
(Puede sonar egoísta, pero lo quiere con él.)
Piensa en él mientras golpea con la culata de su arma a un soldado inglés que le trata de detener, y se le forma un hueco en el estómago. Pasa lo mismo cuando dispara con certeza y precisión a un grupo de canadienses que le apuntan con sus armas. Piensa en su faz inocente y la necesidad de encontrarlo se vuelve más fuerte.
(Porque quiere proteger esa maldita ingenuidad, esa inocencia que parece inquebrantable. Porque si Italia no puede protegerse a si mismo, él lo hará en su lugar.
Porque no quiere que esa sonrisa atolondrada desaparezca.)
Dobla una esquina con sigilo y escucha a alguien sollozar. Apunta su arma con rapidez, pero al ver ese rulo castaño que sobresale, se detiene y se acerca con paso rápido. Se acuclilla y lo mira con fijeza. No dirá que lo extrañaba, no le abrazará ni consolará. Él no es así, mucho menos en el campo de batalla.
(Aunque lo desee.
Él está hecho para seguir órdenes. Él no se deja llevar por las emociones, todo tiene un protocolo.)
− ¡Italia…!− Le llama, con una voz que pretende ser dura pero termina cargada de las emociones que se niega a dejar salir.
El más pequeño levanta la vista y sonríe tristemente al verlo, abalanzándose sobre él.
− ¡Alemania!− Lo abraza de golpe y le hace perder el equilibrio. Cuando ambos caen al suelo, el rubio no se sorprende de las lágrimas que empapan su uniforme, ni de los lloriqueos que invaden el aire. Y sin embargo, el peso en su estómago se aligera de forma notoria.
(Es Italia. Con sus lloriqueos, su cobardía, sus impulsos, sus abrazos y sus lágrimas. Es Italia.)
Y mientras el italiano se aferra a él, causando que los colores se le suban al rostro y que se olvide momentáneamente de la situación en dónde están, se pregunta cómo es que consigue aquello. Esa burbuja de tranquilidad que lleva siempre a su alrededor, esa chispa de inocencia e ingenuidad que no lo abandona.
(Esa que él no recuerda haber tenido alguna vez.)
Sacude la cabeza y lo separa de él bruscamente, levantándose de un salto y tendiéndole la mano para que haga lo mismo.
− Hay que irnos, conseguí replegar a las fuerzas americanas hacia la costa, pero tienen un fuerte contraataque…− Dice, asomándose sigilosamente para ver que sea seguro salir.
− A-alemania, mi hermano…− Comienza Feliciano, observándolo con ojos llorosos. El alemán niega con la cabeza y hace una mueca de resignación.
− Ya regresó a la península.− Contesta a la pregunta tácita, jalándolo para que lo acompañe. Italia asiente muchas veces y corre detrás de él, mirando a todos lados con ojos asustados.
Y eso es lo que le hace afirmar que Italia no está hecho para la guerra. Él es arte, es gastronomía, es paz. Él es Italia, con todo lo que eso conlleva. Y quizá eso es bueno, porque él está ahí para cuidar que nunca deje de serlo. A pesar de los problemas, a pesar de las guerras, a pesar de los siglos.
(Porque sabe que no pertenece al mismo mundo que el italiano. Pero, aún si estar a su lado está mal, aún si es incorrecto, quiere hacerlo.
Quiere estar ahí para él.
Porque ambos lo necesitan.)
----
Notas históricas:
El 10 de Julio de 1943, USA e Inglaterra iniciaron la invasión de la isla de Sicilia (apoyados por las tropas canadienses), persiguiendo tres objetivos: liberar las rutas marítimas del Mediterráneo, distraer fuerzas del frente ruso y hacer presión sobre Italia, tratando de eliminarla como un contendiente. Para la tarde de ese primer día, el Ejercito británico se había asegurando la posesión de toda la isla y capturado un millar de prisioneros italianos.
So, Lud al rescate de nuevo~ (??)
Los refuerzos alemanes contratacaron y consiguieron dominar la situación por un tiempo, hasta que, superados en número, debieron retirarse. Entre el 1 y 6 de Agosto, los alemanes combatieron con las fuerzas que le quedaban; sin embargo los americanos realizaron un nuevo desembarco anfibio, logrando desestabilizar todo el frente y ganando el control de la isla.
Título: Sunlight
Claim: Alemania/Italia del Norte
Tabla: Alfabética
Prompt: #3 - Correr
Género: Amm… Romance, Fluff mental, algo dramático (¿?)
Advertencias: Creo que none… quizá un poco de OoC ;A; No sé, nunca había escrito sobre Lud en plan amoroso Q-Q
Notas: Basado en la invasión de Sicilia (Seh, sé que Sicilia no pertenece geográficamente a Veneciano sino a Romano, pero sigue siendo Italia <.
[Sunlight]
Escucha el silbido de una bomba y se tira inmediatamente al piso, protegiéndose la cabeza con los brazos como está acostumbrado. Puede escuchar los gritos y los edificios desmoronándose, mientras el calor de la onda expansiva le alcanza. Sicilia está en problemas. Cuando deja de sentir la tierra temblar, se levanta de un salto y sigue corriendo, con la mirada celeste buscándolo desesperadamente.
Lo debe encontrar, lo necesita encontrar. Necesita escuchar sus lloriqueos, necesita poder perseguirlo de nuevo mientras trata de escaparse del entrenamiento. Necesita saber que está vivo, que está con él.
(Puede sonar egoísta, pero lo quiere con él.)
Piensa en él mientras golpea con la culata de su arma a un soldado inglés que le trata de detener, y se le forma un hueco en el estómago. Pasa lo mismo cuando dispara con certeza y precisión a un grupo de canadienses que le apuntan con sus armas. Piensa en su faz inocente y la necesidad de encontrarlo se vuelve más fuerte.
(Porque quiere proteger esa maldita ingenuidad, esa inocencia que parece inquebrantable. Porque si Italia no puede protegerse a si mismo, él lo hará en su lugar.
Porque no quiere que esa sonrisa atolondrada desaparezca.)
Dobla una esquina con sigilo y escucha a alguien sollozar. Apunta su arma con rapidez, pero al ver ese rulo castaño que sobresale, se detiene y se acerca con paso rápido. Se acuclilla y lo mira con fijeza. No dirá que lo extrañaba, no le abrazará ni consolará. Él no es así, mucho menos en el campo de batalla.
(Aunque lo desee.
Él está hecho para seguir órdenes. Él no se deja llevar por las emociones, todo tiene un protocolo.)
− ¡Italia…!− Le llama, con una voz que pretende ser dura pero termina cargada de las emociones que se niega a dejar salir.
El más pequeño levanta la vista y sonríe tristemente al verlo, abalanzándose sobre él.
− ¡Alemania!− Lo abraza de golpe y le hace perder el equilibrio. Cuando ambos caen al suelo, el rubio no se sorprende de las lágrimas que empapan su uniforme, ni de los lloriqueos que invaden el aire. Y sin embargo, el peso en su estómago se aligera de forma notoria.
(Es Italia. Con sus lloriqueos, su cobardía, sus impulsos, sus abrazos y sus lágrimas. Es Italia.)
Y mientras el italiano se aferra a él, causando que los colores se le suban al rostro y que se olvide momentáneamente de la situación en dónde están, se pregunta cómo es que consigue aquello. Esa burbuja de tranquilidad que lleva siempre a su alrededor, esa chispa de inocencia e ingenuidad que no lo abandona.
(Esa que él no recuerda haber tenido alguna vez.)
Sacude la cabeza y lo separa de él bruscamente, levantándose de un salto y tendiéndole la mano para que haga lo mismo.
− Hay que irnos, conseguí replegar a las fuerzas americanas hacia la costa, pero tienen un fuerte contraataque…− Dice, asomándose sigilosamente para ver que sea seguro salir.
− A-alemania, mi hermano…− Comienza Feliciano, observándolo con ojos llorosos. El alemán niega con la cabeza y hace una mueca de resignación.
− Ya regresó a la península.− Contesta a la pregunta tácita, jalándolo para que lo acompañe. Italia asiente muchas veces y corre detrás de él, mirando a todos lados con ojos asustados.
Y eso es lo que le hace afirmar que Italia no está hecho para la guerra. Él es arte, es gastronomía, es paz. Él es Italia, con todo lo que eso conlleva. Y quizá eso es bueno, porque él está ahí para cuidar que nunca deje de serlo. A pesar de los problemas, a pesar de las guerras, a pesar de los siglos.
(Porque sabe que no pertenece al mismo mundo que el italiano. Pero, aún si estar a su lado está mal, aún si es incorrecto, quiere hacerlo.
Quiere estar ahí para él.
Porque ambos lo necesitan.)
----
Notas históricas:
El 10 de Julio de 1943, USA e Inglaterra iniciaron la invasión de la isla de Sicilia (apoyados por las tropas canadienses), persiguiendo tres objetivos: liberar las rutas marítimas del Mediterráneo, distraer fuerzas del frente ruso y hacer presión sobre Italia, tratando de eliminarla como un contendiente. Para la tarde de ese primer día, el Ejercito británico se había asegurando la posesión de toda la isla y capturado un millar de prisioneros italianos.
So, Lud al rescate de nuevo~ (??)
Los refuerzos alemanes contratacaron y consiguieron dominar la situación por un tiempo, hasta que, superados en número, debieron retirarse. Entre el 1 y 6 de Agosto, los alemanes combatieron con las fuerzas que le quedaban; sin embargo los americanos realizaron un nuevo desembarco anfibio, logrando desestabilizar todo el frente y ganando el control de la isla.