Título: Sólo para ti
Clasificación: SHINee
Géneros: Smut, Humor
Parejas: 2min
Resumen: Taemin está enamorado de Minho, sueña con él, pero un día de repente algo sucede ¿Será eso un sueño o es realidad?
Nota: No suelo escribir 2Min, ni tampoco leerlo la verdad, pero creo que es una pareja que no se puede negar, son adorables; escribí este fic para
jaystomp_virus, pero espero que lo disfruten igualmente, con todo mi cariño
Aviso: Hay otras parejas que se dejan ver.
Abrió la puerta y se lo encontró de espaldas, acababa de llegar y todavía podía oler el sudor pegado a su ropa y a su piel; entrecerró la puerta para que no se diese cuenta de que le había pillado a medio cambiar; le vio lanzar la camiseta que acaba de sacarse sobre la cama y estirar los músculos de la espalda; se sonrojo al verlo, deseaba lanzarse sobre aquella espalda desnuda, lo anhelaba desde hacía mucho, aunque no quería que Minho se diese cuenta; la verdad es que llevaba mucho tiempo espiándole de esa manera; furtivo y deseoso como un niño pequeño que mira con recelo el bote de las galletas y sabe que no puede tocar; Minho, ah! Que bote de galletas más tentador y Taemin lo sabía, lo sabía demasiado bien, tanto como para evitarle, cuando era necesario; cuando las miradas se hacían demasiado intensas, cuando las caricias superaban lo permisible, cuando esos labios, que tanto le tentaban a pecar, se acercaban más de lo debido.
Cerró los ojos y se lo imaginó lo hacía muchas veces, quizás demasiadas, veía a Minho en sus sueños, desnudo, sonriente, amenazante y tentador, demasiado tentador; y él, estaba en la cama observándole, emocionado y con el corazón a punto de salírsele por la boca; entonces el carismático muchacho de cabellos largos bajaba hasta tener los labios al nivel de sus oído y lo pronunciaba.
-Taemin- podía escucharlo como si fuese real- Taemin … que miras?
Qué miras?, oh dios eso no era lo que decía, dios, dios, no sería que Minho, si, Minho, el flaming carisma le estaba observando divertido tan cerca que un parpadeo le rozaría la cara; le había pillado.
-Minho- titubeó con nerviosismo-yo… solo iba a entrar y entonces te vi… y .. bueno te estabas desnudando y … no quería molestar.
Había apartado la vista, no podía mirarle a los ojos, seguramente el mayor estaría enfadado que clase de pervertido era, que le miraba a escondidas desde una rendijita en la puerta, seguramente toda idea sobre él había sido modificada en ese mismo momento; había sido muy simple haberle tomado por la cintura del pantalón con el cinto medio sacado casi, haberle obligado a permanecer ahí, besarlo; besarlo con pasión, tal cual lo hacía en sus sueños y fantasía, no dejarle escapar, no dejarle hablar, tan solo besarle y sentirlo suyo, suyo por un momento, aunque fuese el único; y luego, una vez saboreado lo poco que pudiese antes de quedar sin aire, mirarle como Taemin no lo haría, mirarle con furia en los ojos y decirle… te quiero.
Que sencillo habría sido, pero Taemin no era así, el pequeño agachó la cabeza, bajó el máximo la voz hasta que solo quedó un susurro y se deslizó alejándose de la puerta.
-No.
La voz de Minho sonó profunda, tan profunda que sintió que rebotaba dentro de su cabeza; la presión de aquella mano masculina contra la suya le provocó un nuevo vuelco en el corazón.
Y ahí estaban, Taemin contra la puerta que acaba de cerrarse y Minho, desnudo de parte de arriba arrinconándole sin dejar de mirarle, hipnotizándole con aquellos ojos oscuros en los que deseaba perderse.
-Por que me espiabas?
No quería contestar, no podía contestar, estaba demasiado cerca, tanto que podía sentir aquel aliento cálido esparcirse por su piel, tanto que no podía evitar que su cuerpo reaccionase como era obvio.
El más alto lo noto, y como no notarlo, Taemin deseó morirse de la vergüenza pero la sonrisa de medio lado que se dibujó en los labios de Minho le hizo pensar que quizás todo aquel tiempo había estado haciendo el idiota.
Le besó; los labios de Minho eran suaves, suaves y dulces, sabían a una mezcla dulzona y amarga, no eran empalagoso pero eran como de caramelo, o más bien de galleta, de galleta con tropezones de chocolate, por fin se había saltado las reglas de mamá y el niño malo había abierto el bote de galletas, y ahora que había empezado a devorarlas, no pensaba dejar ninguna.
Notó como los fuertes brazos del mayor le rodeaban por la cintura atrayéndolo hacia él, cada vez más y más, llevándolo a la cama y tumbándola sobre ella, no le quitaba ojo, y aquello le provocó una extraña mezcla se sensaciones contradictorias, vergüenza y deseo.
La lengua de Minho era deliciosa, tan deliciosa como juguetona, la sintió hacerse paso entre sus labios y hacerse dueña de su boca; no podía reprimir los suspiros, los gemidos que poco a poco se iban elevando; y era muy posible que los demás les escuchasen pero, le daba igual, Minho, su Minho estaba llevando acabo lo que siempre había soñado que le hiciese y lo demás no le importaba.
Sintió la mano deslizarse por sus pantalones, agarrar su miembro ya erecto y acariciarlo, arriba y a bajo, apretando levemente y aflojando, si continuaba a así se volvería loco; le besaba, una y otra vez, casi sin dejarle tiempo para respirar, y el vaivén en su verga aceleraba al mismo tiempo que sus gemidos aumentaban de tono.
Apretaba las manos en la cama, deshacía las sábanas y revolvía su pelo; pero no le importaba, ya nada importaba más allá de lo que sucedía en ese cuarto, porque Minho, le estaba tocando, porque Minho, solo le miraba a él, solo le sonreía a él y porque, tan solo a él, le haría el amor.
El aire que se deslizaba por la rendija de la parte baja de la puerta le acariciaba pícaramente el trasero pues MInho ya había dado mejor cuenta de sus pantalones lanzándoles lejos de allí al igual que los suyos; y en ese momento la impaciencia y la vergüenza volvieron a apoderarse del pequeño de los SHINee; pues aquí estaba su añorado y tan deseado rapero, mirándole fijamente, desnudo, casi sobre él, sonriéndole atractivamente y acariciando con aquellas benditas manos que Dios le había dado; aquello, era mejor que un sueño.
El mayor de los dos se tumbó parcialmente sobre su cuerpecillo delgado y esbelto, casi sin tocarle, pero lo suficiente como para notar el calor de su piel.
-Voy a follarte Taemin-dios había oído bien? Si, había oído perfectamente, y aunque lo más seguro es que le hubiese gustado algo más de romanticismo en el echo, todo su cuerpo suplicaba que aquella afirmación se hiciese inminentemente cierta.-Lo quieres?- le preguntó y en ese mismo momento una punzada recorrió toda su espalda, Minho había introducido un dedo por su estrecha entrada. Era tan, tan, delicioso?-Claro que lo quieres-río, y aquellas carcajadas le excitaron todavía más, y un segundo dedo acompañó al primero; que bendita sensación, que extenuante sentimiento le recorría, movió sus caderas buscando más, pidiendo más, no, no eran los dedos de Minho lo que quería, era.. otra cosa; y Minho lo sabía y parecía divertirse con aquello.-No te lo daré si no lo pides.
-Hazlo-sollozó deseoso el más pequeño agarrándose a él.-házmelo yo.
Minho sonrió de nuevo y volvió a besarle a la vez que aumentaba el movimiento de sus dedos dentro del pequeño.
-No lo has dicho.
-Minho-lloriqueó con ternura-Fóllame Minho.
-Qué?
Qué había sido eso? Aquella no era la voz de Minho, aquella no era la cara de Minho; Taemin abrió los ojos perplejo, estaba en la cama, si, estaba desnudo, si también, pero la persona que le miraba entre desconcertada y curiosa no era Minho.
-Fóllame Minho?-Key no podía aguantar la risa y no pudo al ver como la cara del pequeño Tae se ponía todavía más roja y salía corriendo del cuarto tapado con la manta directo al baño.
-Que le pasa a ese?-preguntó Minho que acaba de llegar de su grabación.
-Por que no vas y lo averiguas?- le espetó divertido Key.
Minho se marchó tras Taemin, abrió la puerta del baño y lo encontró llorando sentado sobre el retrete; se acercó a él y le acarició la cabeza con ternura, como solo él podía hacer; el pequeño le miró y se sintió de nuevo como un idiota.
-Yo- quiso explicarse pero no pudo seguir hablando porque los labios de Minho habían acallado las palabras.
Key, sonrió con ternura mientras cerraba la puerta del baño para dejarles disfrutar.
-Críos.- espetó y se dirigió camino a la cocina, esa noche tendría que mantenerse ocupado.