Sólo siete días - Parte I
Título: Sólo siete días.
Fandom - Pairing: Crossover Buffy/Heroes - Faith/Niki.
Género: Romance. Aventura (?).
Palabras: 928
Rating - Advertencias: G de momento (subirá) - FEMSLASH.
N/A: Respuesta al reto Crossover de crack_and_roll. Serán capis cortos y no muchos ;)
Sólo siete días (I)
A Faith le gustan los hombres. Le encanta la manera en que huelen, cómo se mueven, la barba de varios días raspando su mejilla. Le gustan incluso cuando están sucios y sangrando y acaban de pelearse contra una docena de vampiros hambrientos. Incluso, alguna vez, le han gustado los propios vampiros; fríos, letales, absolutamente irresistibles. Le gusta tumbarlos en la cama y quitarles lentamente los pantalones, alargando su agonía. Y morder. Aquí, allá. En los labios, en el cuello.
Y de pronto, sin saber por qué, ahí está. La luz del día la ha sorprendido en una cama ajena, probablemente de un hotel, desnuda y con una mujer justo a su lado. No sabe cómo ha llegado ahí, ni quién es. Larga melena rubia, el rostro sereno y una elegancia de la que ella carece. Guapa también, mucho, pero no es eso en lo que está pensando ahora. En este momento sólo se está preguntando qué demonios ha ocurrido, qué fue lo que hizo la noche anterior y quién tiene la maldita culpa.
o0o
Es una noche fría, sin luna y las calles están más vacías que de costumbre. Faith camina rápidamente, mirando con disimulo a un lado y a otro y con la estaca firmemente sujeta en su mano derecha. Tal vez le hubiese gustado estar un poco más acompañada en una noche como esta, pero ya es tarde. Y es una cazadora, no va a amilanarse ante un poco más de oscuridad y silencio. Y tampoco va a echar de menos a nadie. Ellas no hacen eso.
Se detiene. Ha escuchado algo a su espalda. Un ruido, un crujido. Se gira lentamente, con los músculos en tensión y su pequeña arma lista para el combate. Pero no hay nada, sólo oscuridad y un silencio aplastante. Mira alrededor, siempre alerta y sigue su camino. Parece que va a ser una noche medianamente tranquila.
o0o
Se levanta rápidamente, intentando no despertarla y va recuperando su ropa, esparcida por la habitación y mezcladas con ropa interior negra y de encaje que, aunque le gustaría, no es suya. Camina de puntillas, descalza, cogiendo ropa de aquí y allí, poniéndosela rápidamente y en silencio, y finalmente, con los zapatos en la mano, sale de la habitación.
Cuando, finalmente, sale a la calle, se ubica. Está en algún hotel del centro de la ciudad. El sol le golpea en la cara y durante unos segundos se siente desorientada. Y le duele mucho la cabeza. Camina calle abajo, sin saber exactamente hacia dónde camina y sin percatarse de que lleva mal puesta la camisa y su pelo parece el resultado de una peluquera furiosa.
o0o
Es hora de descansar. No ha visto vampiros ni demonios, se podría decir que está un tanto decepcionada. Es hora de volver a casa. Toma el callejón a su derecha, y camina con las manos metidas en los bolsillos, pensando en que en cuanto llegue a casa se echará a dormir y no piensa levantarse hasta que el sol se esconda un par de veces.
Pero, justo en ese instante, lo oye. Un grito de dolor, un par de callejones más a la derecha. Se pone alerta, pero no oye nada más. Saca otra vez su estaca y corre, hasta llegar a un callejón pequeño y sin salida. Justo en medio está su objetivo.
o0o
-Tienes mala cara.
-Gracias, se nota que sabes cómo adular a una chica, Harris.
Faith se acerca a la nevera y empieza a sacar cosas para desayunar. Está hambrienta y no tiene otra cosa mejor que hacer, aparte de darle vueltas a lo mismo una y otra vez, cosa que no tiene ninguna gana de hacer.
-¿Dónde demonios has estado?
Antes de girarse, Faith piensa “Esa tiene que ser B” y, de hecho, está en lo cierto. Buffy acaba de entrar en la cocina y pone los brazos en jarra, al tiempo que la mira esperando una respuesta. Lee todas las preguntas en sus ojos (Buffy siempre ha sido demasiado transparente), pero hacerse la tonta es un recurso muy útil.
o0o
-¿Estás bien?
La mujer la mira con extrañeza al principio, pero luego toma su mano y se deja ayudar. Ya en pie, asiente, y mira alrededor.
-¿Qué era eso?
-Eso era… un vampiro.
-Un vampiro.
Es rubia, alta y de rasgos afilados. Es guapa, sin duda, y parece fuerte pero, claro, contra un vampiro es difícil vencer. No parece realmente asustada, Faith diría más bien que la ve incrédula. Y no le extraña, es difícil creer en seres de la noche y poderes místicos.
o0o
-¿Cómo que no recuerdas demasiado?
La mira un tanto sorprendida, pero ella se limita a encogerse de hombros y seguir desayunando. Ni por todo el oro del mundo le contaría cómo, dónde y con quién (aunque realmente, no recuerde mucho de con quién estaba) se ha despertado. Y mucho menos a ella. Finalmente, desisten de intentar averiguar dónde ha estado y la mañana pasa poco a poco, perezosa, entre el calor (bastante considerable), las investigaciones y un par de noticias desde Inglaterra.
Pero cuando llega la tarde, algo se tuerce.
-Voy yo.
La voz de Dawn llega desde el vestíbulo, habla con alguien, aunque es incapaz de entender que dice, y finalmente vuelve al salón. La sigue una mujer. Rubia, alta y de rasgos afilados. Se miran durante un segundo, pero esquiva su mirada, con la garganta seca y la mente en blanco. Oye la voz de Dawn a lo lejos hablando de demonios, pactos y ataques.
“Bien, Faith, te has acostado con la persona más indicada.”
Fandom - Pairing: Crossover Buffy/Heroes - Faith/Niki.
Género: Romance. Aventura (?).
Palabras: 928
Rating - Advertencias: G de momento (subirá) - FEMSLASH.
N/A: Respuesta al reto Crossover de crack_and_roll. Serán capis cortos y no muchos ;)
Sólo siete días (I)
A Faith le gustan los hombres. Le encanta la manera en que huelen, cómo se mueven, la barba de varios días raspando su mejilla. Le gustan incluso cuando están sucios y sangrando y acaban de pelearse contra una docena de vampiros hambrientos. Incluso, alguna vez, le han gustado los propios vampiros; fríos, letales, absolutamente irresistibles. Le gusta tumbarlos en la cama y quitarles lentamente los pantalones, alargando su agonía. Y morder. Aquí, allá. En los labios, en el cuello.
Y de pronto, sin saber por qué, ahí está. La luz del día la ha sorprendido en una cama ajena, probablemente de un hotel, desnuda y con una mujer justo a su lado. No sabe cómo ha llegado ahí, ni quién es. Larga melena rubia, el rostro sereno y una elegancia de la que ella carece. Guapa también, mucho, pero no es eso en lo que está pensando ahora. En este momento sólo se está preguntando qué demonios ha ocurrido, qué fue lo que hizo la noche anterior y quién tiene la maldita culpa.
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Es una noche fría, sin luna y las calles están más vacías que de costumbre. Faith camina rápidamente, mirando con disimulo a un lado y a otro y con la estaca firmemente sujeta en su mano derecha. Tal vez le hubiese gustado estar un poco más acompañada en una noche como esta, pero ya es tarde. Y es una cazadora, no va a amilanarse ante un poco más de oscuridad y silencio. Y tampoco va a echar de menos a nadie. Ellas no hacen eso.
Se detiene. Ha escuchado algo a su espalda. Un ruido, un crujido. Se gira lentamente, con los músculos en tensión y su pequeña arma lista para el combate. Pero no hay nada, sólo oscuridad y un silencio aplastante. Mira alrededor, siempre alerta y sigue su camino. Parece que va a ser una noche medianamente tranquila.
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Se levanta rápidamente, intentando no despertarla y va recuperando su ropa, esparcida por la habitación y mezcladas con ropa interior negra y de encaje que, aunque le gustaría, no es suya. Camina de puntillas, descalza, cogiendo ropa de aquí y allí, poniéndosela rápidamente y en silencio, y finalmente, con los zapatos en la mano, sale de la habitación.
Cuando, finalmente, sale a la calle, se ubica. Está en algún hotel del centro de la ciudad. El sol le golpea en la cara y durante unos segundos se siente desorientada. Y le duele mucho la cabeza. Camina calle abajo, sin saber exactamente hacia dónde camina y sin percatarse de que lleva mal puesta la camisa y su pelo parece el resultado de una peluquera furiosa.
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Es hora de descansar. No ha visto vampiros ni demonios, se podría decir que está un tanto decepcionada. Es hora de volver a casa. Toma el callejón a su derecha, y camina con las manos metidas en los bolsillos, pensando en que en cuanto llegue a casa se echará a dormir y no piensa levantarse hasta que el sol se esconda un par de veces.
Pero, justo en ese instante, lo oye. Un grito de dolor, un par de callejones más a la derecha. Se pone alerta, pero no oye nada más. Saca otra vez su estaca y corre, hasta llegar a un callejón pequeño y sin salida. Justo en medio está su objetivo.
o0o
-Tienes mala cara.
-Gracias, se nota que sabes cómo adular a una chica, Harris.
Faith se acerca a la nevera y empieza a sacar cosas para desayunar. Está hambrienta y no tiene otra cosa mejor que hacer, aparte de darle vueltas a lo mismo una y otra vez, cosa que no tiene ninguna gana de hacer.
-¿Dónde demonios has estado?
Antes de girarse, Faith piensa “Esa tiene que ser B” y, de hecho, está en lo cierto. Buffy acaba de entrar en la cocina y pone los brazos en jarra, al tiempo que la mira esperando una respuesta. Lee todas las preguntas en sus ojos (Buffy siempre ha sido demasiado transparente), pero hacerse la tonta es un recurso muy útil.
o0o
-¿Estás bien?
La mujer la mira con extrañeza al principio, pero luego toma su mano y se deja ayudar. Ya en pie, asiente, y mira alrededor.
-¿Qué era eso?
-Eso era… un vampiro.
-Un vampiro.
Es rubia, alta y de rasgos afilados. Es guapa, sin duda, y parece fuerte pero, claro, contra un vampiro es difícil vencer. No parece realmente asustada, Faith diría más bien que la ve incrédula. Y no le extraña, es difícil creer en seres de la noche y poderes místicos.
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-¿Cómo que no recuerdas demasiado?
La mira un tanto sorprendida, pero ella se limita a encogerse de hombros y seguir desayunando. Ni por todo el oro del mundo le contaría cómo, dónde y con quién (aunque realmente, no recuerde mucho de con quién estaba) se ha despertado. Y mucho menos a ella. Finalmente, desisten de intentar averiguar dónde ha estado y la mañana pasa poco a poco, perezosa, entre el calor (bastante considerable), las investigaciones y un par de noticias desde Inglaterra.
Pero cuando llega la tarde, algo se tuerce.
-Voy yo.
La voz de Dawn llega desde el vestíbulo, habla con alguien, aunque es incapaz de entender que dice, y finalmente vuelve al salón. La sigue una mujer. Rubia, alta y de rasgos afilados. Se miran durante un segundo, pero esquiva su mirada, con la garganta seca y la mente en blanco. Oye la voz de Dawn a lo lejos hablando de demonios, pactos y ataques.
“Bien, Faith, te has acostado con la persona más indicada.”