He hecho esto a partir de un par de frases recopiladas de la película del Prisionero de Azkaban. Y lo mando así sin revisar porque soy mucho de ir a lo loco.
Es injusto que yo haya estado tanto tiempo con Lily y James y tú tan poco. Pero te aseguro que los que nos quieren no nos abandonan. Y siempre puedes hallarlos (le toca el corazón) aquí. Sirius Black a Harry, PoA, a punto de huir en hipogrifo
Tengo un recuerdo. No es exactamente feliz pero... es el mejor que tengo. He pensado en mis padres. He visto la cara de mi padre y la de mi madre, y me hablaban. Ni siquiera sé si es un recuerdo real, pero es el mejor que tengo. Harry a Lupin en las clases antidementores, PoA
Lily se inclinó sobre el sofá y agarró la manta de cuadros que estaba doblada en el asiento. Se envolvió con ella y caminó en calcetines hacia la ventana. En la calle soplaba un viento frío en el que revoloteaban las hojas marrones, desperdigándose por el jardín. El pequeño camino de losas de piedra que conducía a la puerta principal estaba embarrado.
James la contempló mientras Lily se llevaba una mano a la nuca y liberaba la melena aprisionada entre la manta y la ropa. Se desató un torrente de rizos deshechos sobre sus hombros. No tenían ese rojo intenso de un par de años atrás; parecían ahora más anaranjados.
Harry babeaba el cuello de la camisa de su padre. Cuando James le apartó con suavidad y le reacomodó en su regazo, Harry se dedicó a masticarse el puño con sus dos únicos dientes. Estaba hechizado por el bailotear de las llamas de la chimenea a pesar de tener los ojos casi cerrados de sueño.
Lily volvió al sofá. Cuando caminaba sus pies emitían un ruido sordo, apenas audible, sobre la moqueta. Los flecos de la manta estaban enredados en sus codos. Harry dijo humfph.
-Sí -coincidió James-. Tu madre está muy guapa.
Ella le dedicó una sonrisa. Las llamas seguían crujiendo con monotonía. Lily miraba las siete agujas del reloj mágico que tenían en la pared. Una de ellas señalaba Octubre. Las de Lily, James y Harry se encontraban A salvo. La más pequeña, algo retorcida, se situaba entre Viento y Lluvia. Eran las diez y media.
-Vendrán en seguida -prometió James. Harry le miró somnoliento al notar la vibración de su voz. Alzó la mano y le agarró las gafas, plantando todos los dedos en los cristales.
-Claro -dijo ella. James apartó el brazo de Harry y se colocó las gafas de nuevo, aunque ahora tenía visibles manchas de dedos en el ojo derecho-. Aún es pronto.
Descansó en el costado libre de James. Harry llevó la mano hacia ella y la apoyó abierta en su cara. Ella le mordió flojito y Harry se rió.
Las llamas se tornaron moradas, y luego verdes, y la figura de Sirius se reconstruyó a partir de ellas. Cuando terminó de girar, Sirius entró en el salón a traspiés, manchando el suelo de ceniza.
-¡Por fin! -saludó, sacudiéndose la ropa-. La red flu está saturada desde que dieron el toque de queda, joder, no hay quien se mueva.
-¿Y Remus?
-Está detrás -Sirius sonrió ampliamente adelantando los brazos hacia Harry-. Ya sabes que me sigue a todas partes. Creo que alguien se está quedando sopa.
Harry abrió un poco los ojos para recibirle. Sirius lo cogió en brazos cuando Remus se agachaba para salir de la chimenea.
-Buenas noches -sonrió. Parecía cansado-. ¿Cómo estáis?
-Bastante bien -murmuró James. Tenía un brazo alrededor de los hombros de Lily, manchas de babas en la camisa y las gafas sucias.
-Sentimos haber tardado. Espero que no se haya enfriado la cena.
-No, claro que no -Lily se incorporó y dejó caer la manta que la envolvía. Sus ojos volvían a chispear, aliviada-. ¿Qué queréis de beber? ¿Cerveza? Tengo la mesa puesta pero aún no he guardado los tarros de potito de Harry.
Remus se ofreció a ayudarle. Sirius conversaba animadamente con Harry.
-Lo que te digo, tu padre es un calzonazos, pequeño James. No es culpa tuya, no te preocupes. Ya era así de antes, créeme. Pero esa no es razón para no meterme con él, ¿qué te parece?
Sirius se puso bizco y Harry se rió tanto que le dio hipo.
-No le digas esas cosas al crío.
-¿Tú te crees, vengo y me lo encuentro ahí tirado en el sillón, con su mantita, medio dormido? Se está haciendo viejo, ah, ya no es lo que era. Danos un par de años y acabaré saliendo de fiesta contigo mientras él se va a dormir.
Harry hipaba, agarrándose al cuello de Sirius. James se desperezó y empezó a elaborar una protesta cuando Sirius dio un brinco. En realidad más que un brinco fue una sacudida. Harry cabeceó hacia atrás y se agarró más fuerte a Sirius, mirándole con reproche.
-¿Qué coño…? -James dijo eh para que no dijese tacos frente a Harry-. Cornamenta, ¿pero esto qué es?
Miraba al suelo. Su rostro cambió del susto a la incredulidad y de la incredulidad a la indignación en menos de cuatro segundos.
-¿¡Esto es un gato!?
James no tenía muy claro si lo preguntaba o lo afirmaba. El gato pardo frotaba su espeso pelaje contra la pata de la mesa maullando ligeramente.
-Sí, tío. Siento que te enteres tan tarde pero estas cosas con pelo que hacen miau se llaman gatos.
-¿Un gato, Potter? ¿Me has cambiado por un GATO? -Sirius tenía la boca entreabierta y enseñaba los dientes. Harry le había agarrado un mechón de pelo y lo movía de un lado para otro.
-Se mea menos veces que tú, Black, y no da siempre la pata para intentar solucionar las cosas. Lily se enamoró de él. Llevaba desde el lunes rondando el jardín, poniendo las patas en la puerta. Me lo dejó todo lleno de huellas. Ella dice que es bueno para los niños el contacto con los animales.
-¡Es un gato! Los gatos son asquerosos.
-Yo creo que le recuerda a ese que tuvo en tercero en Hogwarts, al que atropelló el novio de su hermana con el coche… -razonó James, pasándose la mano por la barbilla. Tenía barba de dos días-. Pero no le recuerdes esa historia, se pone triste.
-¡Has tenido el…valor… de sustituirme por un gato! -le parecía la mayor blasfemia del mundo.
-Bueno Sirius, tú encontraste a Remus. Ya no eras mi mascota, no era yo el que tenía que cuidarte, sacarte a dar paseos y eso.
-¡Pero vomitan pelo! -miraba al animal con aversión. Éste dirigió sus luminosos ojos amarillos hacia él y muy dignamente se dio la vuelta y se alejó con el rabo en alto.
James se encogió de hombros.
-Peores cosas has vomitado tú, compañero -Harry se había metido el mechón de pelo de Sirius en la boca. A James le dio la risa floja.
-Déjame al baboso, anda.
-¡No! -Sirius lo apartó-. No te preocupes coleguilla, no dejaré que crezcas bajo el maligno influjo gatuno. Como tu padrino es mi obligación. Es culpa de la bruja de tu madre, desde luego…
Lily le quitó a Harry de los brazos cuando pasó por su lado. Tras ella flotaban humeantes soperas. Remus la seguía en mangas de camisa, con las manos en los bolsillos.
-¿Te has enterado, Lunático? Potter se ha pasado al lado felino.
-¿En serio? -Remus miró al gato, que se enredaba entre las piernas de Lily maullando suavemente-. ¿Cómo se llama?
-Aún no tiene nombre -respondió Lily mientras supervisaba cómo la sopa se servía sola n los platos-. Lo adoptamos esta semana. Se parece un poco al de Desayuno en Tiffany’s, ¿no crees?
Remus dijo un poco y Sirius dijo os habéis vuelto todos locos pero esa cena huele bien así que no me marcharé. La cuna de Harry apareció rodando por el pasillo y se colocó junto a la mesa, próximo a la pared. Lily le acostó.
-Mientras el renacuajo este se duerme podéis ir contándome las novedades -James se asomaba también a la cuna, descansando sobre los antebrazos-. ¿Has encontrado ya trabajo, Sirius?
-Querían contratarme en un local de tatuajes -Sirius ya tenía la boca llena de sopa. Remus lo miraba medio divertido, ya resignado a que aprendiese modales-. Hubiese podido aceptar si no fuera porque el dibujo no es precisamente mi punto fuerte.
-Menos mal. Seguro que hubieses querido practicar conmigo -James contemplaba como Lily arropaba a Harry-. ¿Y tú, Remus?
Remus suspiró, arremangándose la camisa.
-Es casi imposible que me acepten en ningún lado. En cuanto se enteran de mi condición me echan a patadas.
-Bueno, siempre podemos montar un negocio juntos -apuntó Sirius, pasando el brazo por el respaldo de la silla de Remus-. Puedo superar las pocas ganas de trabajar que tengo si me lo pides. Podríamos montar… una tienda de artículos de broma.
Remus sonrió.
-No creo que a Zonko le haga mucha gracia que le hagamos competencia. He oído que tiene una mafia montada…
Lily y James se miraron.
-Somos los únicos que hemos madurado, ¿verdad? -dijo Lily. James le guiñó el ojo.
-Habla por ti, señora prefecta. Yo también sigo en Hogwarts cuando me junto con estos dos.
-Menudo ejemplo le das -Harry estaba a punto de dormirse. Sus ojos eran apenas dos líneas-. Harry, espero por Merlín que jamás hagas caso de lo que te diga tu padre.
-Eso -coincidió James-. Yo tampoco le hacía nunca caso a mi padre. Así irás por el buen camino.
Empezaba a lloviznar fuera. La aguja del reloj se había movido de A salvo a Entre amigos. Las cálidas risas provenientes del salón se oían por encima del viento.
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