FIC: Lupercalia

Nov 29, 2006 19:42

Disclaimer: Una vez más: no, no son míos. Fue JK Rowling quien, muy amablemente, nos brindó esta maravillosa pareja sobre la cual especular. Sí Joanne, te hemos descubierto. Sabemos lo que pretendes al escribir escenas como la conversación en la cocina de Grimmauld Place y luego negarlo todo ante las cámaras. Pero no. No lograrás confundirnos. Sabemos lo que sucede en la habitación de Sirius cuando el resto de la Orden se marcha a casa (¡lo sabemos y no puedes engañarnos!).

Nota de la autora: Hay un par de links desperdigados por el texto. Son algo así como 'notas al pie', que llevan a los fics de dónde saqué determinadas ideas (y es que el canon no lo es todo en la vida).

*

Lupercalia

El amor es tan denso que puede respirarse en la Sala Común. Es denso y meloso, y edulcorado, y Sirius quisiera tomarse un café bien negro para sacarse el sabor a azúcar del cuerpo.

Maldita conexión entre la nariz y las papilas gustativas...

Y es que ya son catorce meses. Catorce meses desde la noche en que la inevitable admisión de lo que estaba sucediendo lo llevó a abandonar la Noble y Muy Antigua Casa Black. No es que se queje de haberla abandonado, por supuesto... No hay familia como los Potter. Y no hay sensación como la independencia de la sangre maldita de los Black. Es solo que ya son catorce meses...

Catorce meses sin atreverse a decir una palabra.

San Valentín flota en el aire y las hormonas salen a jugar en la nieve. Las parejas establecidas se hacen regalos cursis y caminan abrazadas. Las parejitas nuevas se miran y ríen nerviosas. Las avezadas, se meten la lengua hasta la garganta en algún rincón (a las más avezadas ni se les ve por estos días... y se agradece la delicadeza). Hasta el impresentable de Prongs camina por ahí en su nubecita rosa, ahora que finalmente puede pasear a Evans del brazo por el colegio.

¡Por Merlín! James Potter está saliendo con Lily Evans, y Sirius Black, leyenda viviente de Hogwarts, lleva catorce meses sin encontrar el valor para mirar de frente esos malditos ojos y decir 'me gustas'.

El mundo está de cabeza y el fin se acerca.

*

Lupercalia.

Binns habla sin entonación y Remus escribe en piloto automático. Años de experiencia lo han ayudado a perfeccionar el arte de tomar notas con la mitad de su cerebro, mientras la otra mitad observa el mundo y divaga acerca de la curva de los labios de Sirius Black. Como los delfines. De hecho, exactamente igual que los delfines, que escogen pareja y ya nunca más pueden cambiar de opinión.

Lupercalia.

Pero hoy, una palabra no es como las otras en el insulso discurso de Binns. Una palabra despierta ambas mitades de su cerebro de una sacudida. Una palabra es cercana, conocida, peligrosa. No hay gnomos atacando en esta palabra. Ni magos oscuros. No involucra la mayoría de miedos comunes de la comunidad mágica. Excepto uno, por supuesto. Involucra uno solo de los terribles seres con los que se asusta a los niños para que terminen la sopa.

Involucra a Remus Lupin.

"Lupercalia, también conocida como la Fiesta del Lobo, se celebra cada 15 de febrero y data de la época romana, cuando se organizaban festivales en honor de la mítica madre loba de Rómulo y Remo y de los faunos que protegen a los lobos. En esta fecha la energía de los licántropos se eleva, lo que aprovechan para sellar la unión a su pareja. Los romanos intentaron aprovechar esta energía en ritos de fertilidad basados..."

La energía de los licántropos se eleva... ¿Por qué no dice directamente que las hormonas lo están volviendo loco?

Le incomoda que se hable de esto en clase. No quiere que nadie lo sepa. Él no es un animal. Se lo ha repetido millones de veces. A todos les pasa. Todos tienen hormonas, instintos... No sólo los hombres-lobo. Pero no lo sabe con certeza. No sabe cómo es ser normal. No sabe si James siente que le quema el cuerpo ciertos días del año, o si tiene que hacer el esfuerzo sobrehumano de no arrancarle la garganta de un mordisco a las chicas que hablan con Sirius en el almuerzo.

Bueno... no con Sirius. En su caso, serían los chicos que hablan con Lily.

¿Y en el caso de Sirius?

Muchas cosas han cambiado en el último año. El 'incidente' del Sauce Boxeador marcó un punto de quiebre para Remus. No puede odiar a Sirius, y ahora lo sabe. No puede negarle nada (aunque eso lo supo siempre). No puede desconfiar de él. No puede dejar de creerle a esos ojos grises que, en sueños, lo miran solo a él. Y desde que tuvo que asimilar tantas verdades indiscutibles, no puede estar cerca de Sirius sin que le queme el cuerpo, no puede seguirse mintiendo acerca de la naturaleza de sus sentimientos. Sirius es un chico. Su amigo. Un Merodeador. Y por sobre todo, su pareja.

No podía ser tan simple, por supuesto.

Cuando se oye acerca de los delfines, y como 'se emparejan de por vida', suena de lo más romántico. Las chicas suspiran soñando con príncipes azules que luchan por su amor. Los chicos hacen muecas y se burlan de las chicas (señal confirmatoria de que el asunto es de lo más romántico que existe).

Cuando tienes que vivirlo, sin embargo, la monogamia natural es la situación más jodida del mundo. Al principio no piensas en ello, eres un niño y las niñas son tontas. Luego, las hormonas empiezan a hacer de las suyas. Ah... pero no con cualquiera. Mientras tus amigos se portan como idiotas delante de cualquier falda, a ti el corazón (y algo más que el corazón) solo se te acelera por esa persona. No es que no puedas encontrarle el gusto a otras... no es que no puedas disfrutar de encerrarte en un armario con una chica linda como cualquier adolescente... es solo que... pues no, la verdad no puedes. Algo falta. Algo que debería estar allí, y no está. Los instintos del Lobo son fuertes. El Lobo no tiene que lidiar con la sociedad humana, no le preocupa la soledad, no entiende la necesidad de meterse en un armario con cualquiera. El Lobo está buscando a su pareja, y lo que te pase a ti en el camino le importa un carajo.

Es una suerte que ese mismo instinto le permita encontrar a la bendita pareja sin sombra de duda. Una suerte, claro, cuando te enamoras de una linda chica que te corresponde. Cuando, en cambio, al maldito Lobo le da por fijarse en uno de tus mejores amigos, que además es el monumento escolar a la heterosexualidad, empiezas a ofrecer sacrificios a los dioses en los que no crees para que alguien encuentre una poción contra la maldita monogamia natural.

¿Y en el caso de Sirius?

Para Remus, son las chicas que coquetean con Sirius en el almuerzo. Para James, los chicos que persiguen a Lily en la biblioteca... ¿Y tú? ¿A quién le arrancarías la garganta en un arranque de celos? ¿Quién te gusta, Sirius?

Es inevitable. Lo mira y es inevitable. Lleva catorce meses repitiéndose que esto no es posible, que no está pasando... pero desde que Sirius se fue de casa, algo ha cambiado. El torbellino en los ojos grises se ha apaciguado, la violencia de la tormenta ha dado paso a plata que se derrite y fluye despacio. En las películas de terror Muggles, solo la plata es capaz de matar a un hombre-lobo. Muggles... les da por tener razón de las formas más curiosas. Lleva catorce meses repitiéndose que Sirius no lo mira como lo está mirando ahora, como lo miraba esa mañana de Primero de Abril en quinto año. Que no se pone nervioso cuando lo toca. Que no se sonroja si Remus lo sorprende mirando. Es su imaginación. Porque Sirius no se sonroja. Porque Sirius no se pone nervioso. Porque a Sirius le gustan las chicas desde que tiene memoria.

Sólo que ya son catorce meses sin salir con ninguna. Catorce meses desde que llegó de su primera navidad en casa de los Potter, diciendo que estaba harto de salir con personas que no le importaban y que ya había sido suficiente, y a Remus se le hizo un nudo en el estómago que no lo dejó probar bocado en todo el día.

"Aunque los licántropos siguen realizando rituales de unión en este día, la fiesta ya no se celebra en la comunidad mágica. Sin embargo, San Valentín es una clara deformación de los rituales de fertilidad originados en..."

Ni siquiera la mención de San Valentín, la fiesta que tiene el colegio de cabeza, parece despertar a los alumnos de aquel profundo letargo conocido como Historia de la Magia. James y Sirius están despiertos, por supuesto. Interesadísimos en aquello a lo que dedican las horas de clase con Binns 'para que no sean tiempo desperdiciado'. Quién sabe qué planearán ahora. Remus dejó de preguntar en quinto año, cuando lo nombraron prefecto. Va a enterarse quiera o no, por supuesto... pero puede pretender por un rato que su conciencia tiene la opción de quedar limpia.

Por lo menos no están escuchando a Binns.

Hay cosas que prefiere no tener que discutir con Sirius.

*

"¿Crees que le guste?"

" Es Yeats," responde Remus, como si eso lo aclarara todo.

Y lo cierto es que lo aclara.

Remus. La opinión confiable. Quién iba a decir que era precisamente Moony (que cree que los armarios sirven para guardar escobas y que las chicas le piden ayuda en clase porque no entienden) el experto en Lily. Sabe qué libros le gustan, y cuáles son sus flores favoritas. Qué quiere hacer cuando salga de Hogwarts. Qué le dijo su hermana para que llegara tan triste de casa en navidad. Cómo se hizo la cicatriz en la rodilla que vuelve loco a James desde tercer año.

Se pondría celoso... si no fuera por motivos obvios.

"¿Y tú qué tanto sabes? ¿Leen poesía cuando se pierden toda la tarde en la biblioteca?"

Celoso como un perro.

Remus mira a Sirius un momento. Luego hace ese gesto de 'no acabo de oír eso', sacudiendo la cabeza. Lo hace mucho últimamente.

Pero hoy James no tiene tiempo de divagar acerca de la tensión irresuelta entre dos de sus mejores amigos. Es el primer día de San Valentín que va a pasar con Lily, y le sudan las manos, le tiemblan las piernas, le da vueltas la cabeza, le cuesta respirar...

Peter sigue en el baño.

Sólo queda una hora para su primera cita oficial de San Valentín con Lily Evans y Peter sigue en el baño. No ha decidido qué camisa ponerse, huele a vestuario de Quidditch, su cabello es un desastre y Peter sigue en el baño.

"¡Sal de una vez, Wormtail!"

Sólo queda una hora para que, por primera vez, pueda darle a Lily un regalo de San Valentín que no sea devuelto.

"¿De verdad crees que le guste?"

"¡Por Merlín! ¡Dale el maldito regalo y averígualo! ¡Wormtail, sal de ahí de una vez para que Prongs nos deje vivir!"

"Le va gustar, James. No te preocupes."

No ha terminado de suspirar nervioso cuando se abre la puerta del baño y Peter sale de entre la bruma, cambiado y perfumado. Lleva una túnica púrpura, que le aumenta algunos kilos y le da un tono extrañísimo a su piel. Va bien peinado, eso sí. Y seguro que el perfume se evapora pronto.

"¡Por Merlín, Wormtail! ¡Abre una ventana!"

"¿Es mucho perfume?" pregunta nervioso.

Remus intenta palabras de apoyo y James se mete a la ducha corriendo, antes de que le dé por bañarse de nuevo para quitarse el perfume.

*

Peter tiene una cita. En San Valentín. La chica es una Slytherin, pero se le perdona porque Peter tiene una cita. En San Valentín.

"¿Y ustedes? ¿Qué van a hacer? ¿No tienen cita?" pregunta, como si éste no fuera el primer año que consigue con quién salir.

"Yo no. Pensaba quedarme leyendo."

"¿Y tú, Sirius? Te llovieron tarjetas en el desayuno... ¿Cuál fue la ganadora?"

"Ninguna. Ya les dije, no tengo interés en salir con nadie por ahora."

A Remus se le hace un nudo el estómago. Los intestinos. El corazón. Sirius se queda. Se queda con él en San Valentín. En vísperas de Lupercalia.

"¿Te vas quedar aquí? ¿Voluntariamente? ¿En San Valentín?" pregunta Peter extrañado.

"No." El nudo se convierte en un vacío. Claro, debía esperar que Sirius tuviese otros planes. "En realidad, pensaba invitar a Moony a tomar algo. ¿Qué dices, Moony? ¿Te animas?" El vacío se convierte en un remolino y tiene que agarrarse de la cama para no caerse.

"¿A Moony? ¿Vas a salir con Remus en San Valentín?"

"Pues... no es exactamente 'salir'... es decir... no es una 'cita', por supuesto... y si prefieres quedarte leyendo, Moony..."

Ahí está. Ahí está. Se sonroja. No es su imaginación. Sirius se sonroja. Dice que no es una cita. Pero no importa. Porque se sonroja.

"No, está bien, quiero salir contigo." Lo dice rápido, antes de que Sirius se arrepienta. Lo dice tan rápido que ni se fija en cómo suena, hasta que Peter voltea a mirarlo como si le hubiera salido otra cabeza. "Me refiero a que... estaría bien hacer algo. En lugar de quedarme leyendo, digo."

"Perfecto." Sirius sonríe y la plata líquida brilla en sus ojos.

Perfecto, repite Remus en su mente, agarrándose a la cama para no salir volando.

La puerta del baño se abre y esta vez es James quien sale de entre la bruma.

"¿Qué es perfecto?" pregunta mientras se pone la ropa que se pasó toda la tarde eligiendo.

"Sirius y Remus van a salir por San Valentín," responde Peter, esperando una de esas frases que no serían tan divertidas si las dijera otro, pero como las dice James, son espectaculares.

Pero James se limita mirarse al espejo, despeinarse un poco, sonreír, asentir y decir "perfecto".

El tema se deja de lado mientras James se cambia de camisa tres veces (para quedarse con la primera), lucha a muerte con su cabello, se echa un poco más de perfume (bajo protesta de Sirius), pregunta tres veces más si el regalo es adecuado (bajo airada protesta de Sirius), se mira al espejo al menos veinticinco veces y mira la hora unas diez. Pero cuando coge el libro envuelto, se mira por última vez, respira profundo y gira hacia la puerta, Peter obtiene la frase esperada.

"Vamos, Wormtail, las damas aguardan. Dejemos a los tórtolos en la habitación. Seguro querrán estar solos."

Peter suelta una carcajada y sale por la puerta. Remus se pone como un tomate. Sirius mira a James con cara de asesino, pero James le devuelve una mirada tan elocuente que Sirius tiene que tragar saliva. Es una mirada que habla de confesiones entre whiskies de fuego, de hermandad y apoyo, de riesgos necesarios, de que más le vale que haga algo esa noche, porque no es posible que Peter tenga una cita y su mejor amigo sea un cobarde. Es una mirada que dice, más o menos, 'llevamos catorce meses sin hablar de esto, pero no se me olvida y tampoco soy idiota. Haz algo al respecto de una puta vez, porque prefiero soplarme los ruidos nocturnos que tu cara de perro apaleado."

*

A veces, se escapan a Hogsmeade y se sientan en algún rincón del Cabeza de Puerco a hacerse los 'chicos malos'. A veces van a Las Tres Escobas, que es más animado, y llevan algo para 'avivar' la cerveza de mantequilla. A veces consiguen un par de botellas de whisky de fuego y se encierran en la habitación. O se las llevan a la Casa de los Gritos, 'a pasar una noche entre hombres'. Cuando un Merodeador te invita 'a tomar algo', las opciones son varias. Pero ninguna, hasta hoy, había incluido una noche en la Torre de Gryffindor, mirando las estrellas.

Nadie sube a la Torre de Gryffindor. Para nostálgicos y parejitas cursis está la Torre de Astronomía, que es más grande y tiene mejor vista. Pero escaparte a la Torre de Astronomía en San Valentín con tu compañero de cuarto es demasiado bizarro hasta para Sirius Black. Así que rescata una botella de whisky de fuego del fondo del baúl, coge la escoba, obliga a Remus a subir, sale por la ventana y vuela hasta lo alto de la torre.

Nadie los ve siquiera salir del cuarto.

Llevan un caldero y conjuran un pequeño fuego para mantenerse calientes. Hablan un poco de nada y beben de la botella. Sirius canta la versión apócrifa de Penny Lane que inventó en cuarto año, y se queja de que Evans está llevando a Prongs a la perdición (Premio Anual, Moony... ¡Premio Anual!... Cómo si no tuviéramos bastante con un prefecto...). Remus se abstiene de opinar, probablemente porque ya conoce las consecuencias de defender la dignidad del puesto de Premio Anual.

"Por lo menos está contento..."

"Pero ¿a costa de qué, Moony? ¿A costa de qué?"

Remus sonríe. Lo hace siempre que Sirius se porta como un niño, y Sirius se ofendería, si no fuera porque esa sonrisa es tal vez la principal razón que tiene para portarse así.

"¿Preferirías que siga haciendo el ridículo para llamar su atención?"

"¡Por supuesto! ¡Era divertidísimo!"

Le gusta discutir con Moony. Es inteligente, divertido, siempre se le ocurren buenas respuestas... se ríe de sus bromas y lo mira a los ojos, y cuando se involucra realmente en la discusión, se rasca la nariz despacio con el índice, con expresión concentrada. Le gusta discutir con Moony. Lo que no le gusta, es que Moony defienda a Evans en la discusión.

No es por Prongs, y lo sabe. No tiene derecho, y lo sabe. Pero no puede evitarlo.

"Dime una cosa. Pero en serio." Duda un segundo, y no lo mira cuando hace la pregunta. "¿A ti te gusta Evans, no?"

*

La luna brilla en cuarto creciente, el Lobo se estira dentro de su cuerpo, Sirio domina el cielo, y Remus no puede creer que sigan discutiendo esto.

"Entonces... ¿de verdad no te gusta?"

"Ya te lo expliqué quince veces... Es Lily. Somos amigos desde primero. Cuando empecé a verla como una chica fue porque era 'la chica que le gustaba a James'. Realmente no tengo la menor idea de cómo puedes haber llegado a una conclusión así..."

"Tú y yo somos amigos desde primero..." dice Sirius, bajito.

"¿Qué?" ¡¿Qué?!

"Nada."

"Dijiste algo."

"No... sí... dije que tú y yo somos amigos desde primero... podrías contarme quién te gusta, sabes... para no tener que andar adivinando."

Es una de esas preguntas que disparan todas sus alarmas en un día normal. Quién te gusta... cómo si pudiera contestar. Sólo que no es un día normal. Es Lupercalia y las hormonas silencian sus alarmas, y Sirius se sienta a su lado bajo las estrellas, y puede sentir la magia fluyendo a través de sus poros, irradiando con furia desde el cuerpo de Sirius, que se pone nervioso cuando arregla una frase que no debió decir, porque Remus sabe que no se refería a eso cuando dijo, claramente, 'tu y yo somos amigos desde primero'.

Podrías contarme quién te gusta, sabes...

"¿Podría?"

Se lo pregunta directamente, mirándolo a los ojos. Y sabe bien qué está preguntando.

¿Podría decirte que te amo, Sirius? ¿Podría?

*

Le tiemblan las manos.

No sabe por qué le tiemblan las manos.

Sí, lo admite, le gusta Remus. Pero antes le han gustado muchas chicas. No así. Le han gustado muchas chicas y nunca le habían temblado las manos. Ninguna así.

¿Qué quiso decir con ése 'podría'? ¿Y por qué lo miraba así? Moony no mira así. Moony no sabe mirar así. Moony lee a Yeats, y cree que los armarios sirven para guardar escobas. No es posible que Moony lo mire y a él le tiemblen las manos como si fuera una niña. No es posible que Peter tenga una cita, y a él le tiemblen las malditas manos porque Moony lo mira. No es posible que James se comporte como un ser humano frente a Evans y él no pueda sostenerle la puta mirada a su compañero de habitación.

¿Qué está pasando, Remus? ¿Qué maldita sea está pasando?

Catorce meses. Catorce meses de darle vueltas sin decidirse. Catorce meses de miradas escondidas y roces 'casuales'. Catorce meses en los que nadie más ha cruzado su mente. Catorce meses de omnipresencia de esa mirada, de esas cicatrices leves y ese cuerpo delgado que se mueve con calma cuando camina a su lado por los pasillos, y con absoluta desesperación cuando se frota contra su cuerpo en sueños.

¿Se puede uno enamorar de alguien que nunca ha besado?

¿Es eso lo que está pasando?

Para Sirius, el amor es una mala palabra. Es lo que tienen las parejitas cursis, que se regalan tarjetas de corazones y se ponen sobrenombres ridículos como 'bomboncito'. Es lo que convierte a Prongs en un idiota cada vez que se acerca la pelirroja. Es un complot universal para idiotizar a los Prongs del mundo.

Es lo que hace que al gran Sirius Black le tiemblen las manos.

¿Es eso lo que está pasando?

*

Los silencios dejan de ser incómodos cuando convives con alguien durante siete años. Incluso para Sirius Black, supone Remus. Por lo general, Sirius es un torbellino. Habla para llenar el vacío, y habla más fuerte para llenarlo más. Grita. Canta. Ríe. Vuela. Golpea Bludgers. Bebe. Fuma. Se bate en duelo. Llena los vestuarios de polvos picantes durante el entrenamiento de Slytherin. Descubre pasajes secretos. Encanta gramófonos para que toquen solos...

Los silencios son normales cuando convives con alguien durante siete años.

Sirius se sienta a su lado, mirando el cielo. No dice nada, no ríe, no gruñe. Los silencios no son normales en Sirius Black.

"Son más de las doce," dice de pronto.

¿Cuánto tiempo han pasado en silencio, uno junto al otro?

"Hoy es Lupercalia," agrega, y Remus se atora con el whisky de fuego.

*

"¿Estás bien?" pregunta sin acercarse.

"Sí..." tose Remus. "No pensé que escucharas a Binns."

"¿Qué?"

"Que no pensé que le prestaras atención a Binns."

"No lo hago," responde ofendido, y su voz vuelve a ser la del Sirius que habla demasiado alto, ríe demasiado fuerte y ocupa demasiado espacio cuando se estira en la carpeta.

"Claro que sí. Binns dijo lo de Lupercalia ayer."

"¿Lo dijo?" levanta una ceja.

Remus lo mira extrañado.

"Moony... Llevo 6 años leyendo todo lo que puedo conseguir sobre licantropía." Sonríe, más relajado, y enciende un cigarrillo. "He leído más que Binns." Aspira sin dejar de mirarlo. De pronto, a media calada, le cuesta respirar. Allí está Remus, bajo las estrellas. Ojos, cabello, piel... fuerza, intensidad, dulzura, horas en la enfermería, bromas conjuntas, peleas estúpidas, risas, detenciones, secretos oscuros, almohadazos, libros de poesía, tardes de estudio, noches en la Casa de los Gritos, tres años de investigación para convertirse en Animago, paseos por el Bosque Prohibido bajo la luna, libros y más libros sobre licantropía... Todo cobra sentido, de esa extraña manera en que cobran sentido las ideas de Sirius Black. Intempestivas. Ineludibles.

Maldita sea.

No mira al piso, pero reconoce el vacío a sus pies. "He leído más que tú," continúa hablando, en automático. Mira fijamente a Remus, que no se entera. Traga saliva. "Sé perfectamente en qué me estoy metiendo."  Y con esa afirmación, deja que su instinto le diga al mundo lo que no se atreve a decirse él mismo, mientras Remus por fin se entera y abre los ojos como platos. Sé perfectamente qué está pasando.

Y no tiene miedo cuando salta al vacío.

sirius/remus, james/lily

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