Salva al porno. Salva al mundo.

Jun 01, 2007 12:33

Primero la noticia que me tuvo gritando anoche: Universal Studios está desarrollando un parque temático sobre Harry Potter. Abriría en el 2010, después del estreno de la última película e incluiría partes de Hogsmeade y el castillo de Hogwarts. OMG. Detalles en hpana, tlc y la página oficial del parque.

Dicho esto, teh pOrn.

Pues después de los acontecimientos recientes me dije a mí misma "vamos a escribir algo que le dé excusas a LJ para cerrarnos la cuenta." Y empecé a escribirlo. Se llamaba "5 intereses por los que LJ te cerraría la cuenta"... pero todo se arregló antes de terminar el primero. Que será publicado, pero no será hoy. Porque con todo el rollo del chan y el incesto, no podía escribir sobre mis cachorros, que son la luz de mi vida y todo eso. Así que, arreglado el asunto, y sin protesta pendiente, cogí la tabla de vicios en busca del porno prometido.

Y aquí estoy. Con un vicio que no termina de convencerme, porque esto del porno no es lo que mejor se me da (como buen Remus Lupin, lo que mejor se me da son las largas reflexiones sobre la naturaleza humana... y suspirar por Sirius Black). Pero que me gusta de todos modos.

Así que serás tú quién juzgue, oh buen(a) lector(a).

Delirio
Vicio #8 - Calor

El Lobo está cambiando. Remus tiene 13 años. Su voz salta entre agudos y graves, su cuerpo se estira por partes, y el Lobo está cambiando. La fiebre lo asalta la noche anterior a la luna llena, y está convencido de que es causada por el esfuerzo físico de resistirse al Lobo.

- Déjalo ser, -dice James.- Es imposible que te transformes si no hay luna llena.

Remus lo sabe. Está en todos los libros. Ha hablado con Pomfrey al respecto. El Lobo no puede salir. Lo siente en sus entrañas (morder, correr, marcar). Pero sabe que no puede salir.

No tiene miedo de transformarse. No sabe de qué tiene miedo.

- Voy a buscar a Pomfrey, -dice Peter.

Pero no es la primera vez que pasa esto, y Remus no quiere pasar otra noche peleando solo contra el Lobo en la oscuridad de la enfermería.

- No. Está bien. Estoy bien. -La voz es grave y segura, y de pronto Remus no sabe si las palabras las dice él o el Lobo.

Hacen turnos para cuidarlo. Peter hasta la una, porque luego no hay cómo despertarlo. James de cuatro a siete, porque le cuesta volver a dormir. Sirius de una a cuatro.

El calor es asfixiante. Tiene que estar volando en fiebre. Patea las sábanas entre sueños. Aunque tampoco está muy seguro de estar soñando.

- Hss... -Hay algo fresco en su rostro de pronto. La sensación lo despierta del todo.- ¿Peter?

- Si me recibes así, no te ayudo.

- ¿Sirius? ¿Qué...?

- Shhh...

Le quita el paño húmedo de la frente, lo moja en agua fresca, lo exprime. Lo pasa despacio por el rostro caliente, como ha visto hacer alguna vez a Pomfrey.

- ¿Mejor?

Remus asiente despacio. Más por educación que nada. Todavía hace mucho, mucho calor.

- Eres mentiroso patológico, Lupin.

No puede verla a través de la fiebre. Pero reconoce la sonrisa. Moja el paño de nuevo. Lo exprime. Siente de pronto agua fresca en el cuello. Y qué bien se siente, por dios. No puede evitar gemir.

- Perdón... -dice, con la poca conciencia que le queda. Sirius ríe despacio.

- Eres una nena.

La burla va cargada de afecto, pero Remus sabe que moriría de vergüenza si no hiciera tanto, tanto calor.

El aire fresco acaricia su pecho, y abre los ojos para descubrir que Sirius le ha abierto la camisa. Vuelve a cerrarlos y se muerde los labios, porque el paño dibuja el contorno de sus pezones al refrescar su pecho, y se niega a gemir de nuevo.

- ¿Estás bien? -pregunta Sirius, y su voz es curiosamente ronca.

- Estoy bien -responde Remus.

Y nadie debería estar tan bien con una fiebre tan alta.

El paño se mueve sobre su estomago, dibujando círculos. Es fresco y rítmico, y a Remus ya no le importa mucho si Sirius le dice nena por gemir un poco.

Hay brisa fresca en sus muslos.

- Vaya, -dice Sirius. Y entre el sueño y la fiebre Remus todavía es consciente de que no quiere saber qué está mirando.

El paño fresco acaricia el espacio hundido en que sus piernas se unen a su cuerpo, y Remus grita un poco más que gemir.

- Shh... Vas a despertar a alguien.

Baja por su muslo derecho, goteando apenas. Sirius le levanta la pierna, y mueve el paño detrás de la rodilla, recorriendo el mismo camino por detrás. Los dedos rozan la hendidura caliente entre sus nalgas. Más caliente que nunca, por la fiebre.

Por la fiebre.

Le parece que acarician y que dudan. Hace demasiado calor. Con la camisa abierta y el pantalón abajo, y Sirius refrescándole el cuerpo. No basta. Es mucho, demasiado calor.

- Gngnn... -El paño acaricia la base de sus testículos.- Sir... -Sirius ¿qué estás haciendo? Sirius, para ya. Sirius, vas a hacer que me corra.

El paño sube por su entrepierna, la piel de Sirius rozando todo el largo de su erección.

- ¿Todo eso es tuyo, Lunático? Qué escondido lo tenías.

Siente la voz en el oído. Ronca y provocadora. La respiración en la nuca. La fiebre está jugando con sus sentidos.

El paño baja por la otra pierna. Todo de nuevo. Y otra vez. Roces que podrían ser casuales. Pero no lo son. Ya no importa mucho si esto está pasando o es producto de la fiebre. Ha caído un silencio culpable sobre la habitación, y hay algo extrañamente familiar en la respiración de Sirius.

- Tú también, -dice el Lobo, con la voz de Remus. ¿Tú también lo sientes? ¿Tú también lo sabes? ¿Tú también quieres correrte sobre mí? Remus no está muy seguro de a qué se refiere el Lobo.

La realidad lo abandona por momentos, y de pronto hay manos en todo su cuerpo. Dedos largos trazando cada cicatriz. Dedos que conoce, dibujando caminos. Dedos que son casi labios.

Las manos desaparecen cuando abre los ojos. Pero la mirada de Sirius avanza por la cicatriz larga de su pecho. Y el Lobo sabe.

- Siento tus ojos sobre mí.

- Shhh... Trata de dormir. Estás delirando, -responde Sirius. Pero no lo mira de frente.

Hay humo acariciando su rostro. El humo tiene ojos grises y se siente como seda contra su piel. Una lengua de humo le abre la boca. No puede tocarla, pero siente su sabor y sus movimientos, y gime contra ella. Remus tiene 13 años y si estuviera lo bastante consciente, pensaría que esto es extraño y no puede considerarse un primer beso. Pero la fiebre impide que piense, y se pierde en la sensación de humo dentro de su boca y ojos grises.

- Sirius... ¿Me estás besando?

Una pausa.

- ... No.

Abre los ojos.

La mirada de Sirius es intensa y vidriosa. Tal vez hasta un poco asustada.

- Trata de dormir un poco.

No puedo dormir así.

- No puedo dormir así. -Y Remus sabe que algo no está bien, porque él nunca, nunca hubiera dicho algo como eso en voz alta.- Hace demasiado calor.

Demasiado calor.

- Cierra los ojos. Yo te ayudo. -Es apenas un susurro, y Remus obedece.

Las manos trazan caminos sobre su cuerpo. La lengua se mueve como humo en su boca, intangible y asfixiante, intensa y vidriosa. Y las otras manos (las manos reales, razona Remus en un instante de lucidez) van refrescando su vientre con un paño mojado en agua fresca, dibujando círculos leves, bajando por su entrepierna, acariciando apenas la punta mojada de su erección.

Shhh... escucha entre sueños, una y otra vez. Una mano temblorosa (no como las otras) se cierra sobre él apretando apenas. Y Remus quiere gritar, pero ya no sabe ni cómo.

- Yo te ayudo a dormir. -Un susurro tembloroso. Y no puede ser real, porque es la voz de Sirius, y Sirius no susurra. Ni tiembla.

La mano sube y baja con ritmo pausado.

- Shhh...

La lengua de humo se mueve en su boca, y Remus levanta las caderas y empuja contra esa mano que no alivia, que no ayuda, que empeora el calor. Y el calor lo consume, le quema el cuerpo, quema el maldito castillo con todos sus terrenos, y Remus coge las sábanas con los puños, y embiste con más fuerza contra la mano, que acelera el ritmo. Y no abre los ojos, porque algo le dice que abrir los ojos no es buena idea.

Remus tiene 13 años y vuela en fiebre la primera vez que el mundo se convierte en un instante blanco detrás de sus ojos; y una mano le tapa la boca, pero el Lobo (o tal vez él) grita contra la mano de todos modos.

Los dedos largos, los besos de humo, el ritmo y el calor se desdibujan con el resto del mundo. Remus cae en un sueño profundo y sueña que el Lobo corre libre por el Bosque Prohibido, y aúlla a la luna.

Cuando vuelve a abrir los ojos, James dormita a su lado.

- ¿Remus? -dice entre sueños.- Ya no tienes fiebre. ¿Te sientes mejor?

- Sí, -se frota los ojos. -Mucho mejor. ¿Qué hora es?

- Las seis. Acabo de llegar. Sirius se olvidó de despertarme.

Sirius.

- ¿Seguro que te sientes bien? Estás pálido.

- S-sí. Creo que tuve una... -James lo mira con curiosidad- pesadilla.

Una pesadilla.

Es lo que se repite todas las noches durante los siguientes 3 meses.

*
Tabla 30 vicios
 

30 vicios-hp

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