Fandom: Tiger & Bunny.
Personajes: Kotetsu T. Kaburagi, Yuri Petrov, Timo Massini, Andy (OC).
Resumen: Ahora que lo conocía mejor, Kotetsu estaba convencido de algo: Petrov necesitaba relajarse con más frecuencia.
Kotetsu estaba seguro que de haber tenido antes la oportunidad de conocer mejor a Petrov o de por lo menos verlo fuera de los tribunales con más frecuencia, se habría dado cuenta.
O al menos habría pensado que aquel gato que había recogido y Petrov tenían demasiadas similitudes en su comportamiento, porque ahora que se fijaba esas semejanzas eran evidentes.
-Sé que ninguna disculpa es suficiente -dijo Massini, el director de la academia de héroes-, pero le aseguro que tomaremos las medidas necesarias para que esto no se repita.
Como ahora, que Petrov entrecerró sus ojos. Era como si estuviese diciendo sin palabras que no creería hasta no verlo y como gato había hecho lo mismo más veces de las que Kotetsu recordaba.
-Imagino que también entiende que algo como esto no puede quedar impune -contestó Petrov sin alzar la voz y con un tono conciliador, mas su expresión no perdió ni una pizca de dureza y el brillo opaco en sus ojos delataba su molestia.
-Sí... -Massini apartó la mirada por unos segundos-. Como le dije, esta noche tendremos una reunión de emergencia para decidir cuál es el castigo apropiado para todos los implicados.
El chico que sin querer había sido la causa principal de todo, Andy, se hundió más en su silla, como si quisiera fusionarse con ella y desaparecer de la vista de todos los presentes.
Kotetsu no podía culparlo.
Habían pasado más de media hora discutiendo sobre quiénes podían ser considerados responsables por lo sucedido y la sanción adecuada para cada uno y aunque Petrov había accedido a llegar a un acuerdo privado con la academia, en lugar de dejar que todo el peso de la ley cayese sobre el chico y sus amigos, eso no significaba que Andy saldría indemne.
Para Kotetsu, no era difícil imaginar lo incómodo que era presenciar una conversación así, sin poder ser parte de esta incluso cuando lo mencionaban y siendo ignorado por completo.
-¿Ya tiene algo en mente? -cuestionó Petrov, moviéndose de manera mínima en su asiento y dejando su espalda apoyada contra el respaldar.
Esa no era la imagen de alguien relajándose y cediendo.
El recelo todavía era visible en los ojos del juez y su postura seguía muy recta, casi alerta, tal como un gato preparándose para saltar sobre un ratón.
Kotetsu tosió para disimular la corta risa que no pudo contener a pesar de la seriedad de la situación, agradeciendo que nadie le prestase atención por ello. Aun cuando esa comparación fuese extrañamente apropiada, estaba seguro que a ninguno de los presentes le gustaría escucharla.
-Por supuesto -habló Massini de inmediato, sin enfrentar la mirada del juez.
-¿Por ejemplo...? -insistió Petrov.
Andy apretó sus labios y cerró sus ojos con fuerza, pero eso no fue suficiente para acallar un sollozo ahogado e impedir que unas cuantas lágrimas se deslizasen por sus mejillas.
Ya era suficiente, decidió Kotetsu al ver eso, separándose de la pared contra la que había estado recostado todo el tiempo y caminando con lentitud hacia el escritorio. Nadie dirigió su atención hacia él.
Cuando él se había ofrecido a ayudar a Petrov, había imaginado que no sería diferente a las usuales búsquedas seguidas por una persecución y que terminaban con un enfrentamiento y una captura.
Tal vez el nivel de dificultad sería mayor, había pensado, pues las habilidades del Next que buscaban eran inusuales y podían dejar a cualquiera inhabilitado para mucho más que atraparlo.
En lugar de eso, los resultados de la investigación lo habían enviado a la academia de héroes, donde encontró a un grupo de jóvenes Nexts arrepentidos por ayudar a su amigo a practicar después de clases sin la supervisión de un profesor.
El haber tenido que escoltar a Massini y a Andy hasta el despacho de Petrov era mejor que arrestar a un chico apenas un par de años mayor que Kaede y dejarlo en manos de la policía y aun cuando técnicamente con eso había terminado su parte, ahora estaba claro que tenía que intervenir.
A Kotetsu ya le constaba lo testarudo que Petrov podía ser, luego de eso de dejar de comer si lo que tenía al frente no era de su agrado -cosa por la que no podía culparlo, pero que no venía al caso-, y además podía ver que el juez estaba molesto.
No tanto como lo había estado cuando Andy confesó que había estado intentando convertir a un perro pastor alemán en gato, claro está, mas era obvio que estaba decidido a que alguien, fuese Andy o la academia completa, pagase.
El punto era que, aunque Kotetsu podía entender que Petrov no estuviese contento de haber tenido que pasar varios días como un pequeño felino y también confiaba que él seguiría siendo el juez justo que conocía, con su discusión, Petrov y Massini estaban haciendo sentir peor a un chico que ya estaba más que arrepentido y eso tenía que parar.
Kotetsu apoyó sus manos sobre el escritorio con fuerza, produciendo un sonido que sobresaltó a todos los presentes e interrumpió las inseguras palabras de Massini sobre restricciones en el campus.
Primera parte: un éxito.
-Yo también tuve algunos problemas cuando acababa de descubrir mis poderes -dijo, sonriéndole a Andy-. Al comienzo pensaba que la solución era no tocar a nadie mientras brillaba.
-Yo... -murmuró el chico, fijando su vista en el suelo.
-A todos nos pasa -continuó Kotetsu, queriendo darle confianza e impedir que volviese a repetir sus disculpas-. Y el juez Petrov es justo, así que no te preocupes.
-Wild Tiger... -pronunció Petrov con un tono de advertencia y una mirada de reproche silencioso que Kotetsu prefirió ignorar.
-Lo siento -sollozó Andy, tal como lo había hecho varias veces desde que había entrado al despacho.
-Te lo digo en serio -insistió Kotetsu mas antes de poder decir otra cosa en un intento por animar al chico, Massini lo interrumpió aclarándose su garganta.
-Creo que es mejor que sigamos esta conversación después -dijo con un deje de súplica-. ¿Tal vez mañana?
Quizás, ahora que al fin había recordado que Andy estaba presente, Massini entendía que era mejor seguir hablando sin estar frente al chico o quizá el director mismo quería escapar del persistente juez.
Fuese como fuese, Kotetsu decidió aprovechar el inesperado apoyo y dirigirle una mirada implorante a Petrov y aunque por un momento pensó que no funcionaría, Petrov asintió de manera cortante luego de varios largos segundos.
-A primera hora.
-Mañana -confirmó Massini, todavía luciendo nervioso.
La sonrisa con la que Petrov se despidió del director era todo un ejemplo de cortesía, mas la brevedad del apretón de manos con la que finalizaron la tensa reunión parecía una forma sutil y pasiva de expresar que nada había terminado.
Realmente, Petrov se estaba comportando tan obstinado y engañosamente tranquilo como lo había hecho los días que pasó como un felino.
Kotetsu se despidió con una sonrisa del todavía intranquilo chico y del director, gesto que no desapareció de su rostro una vez ambos abandonaron el despacho y él quedó a solas con Petrov.
Todo había salido bien, al fin de cuentas, y estaba casi seguro de que seguiría estándolo.
-Gracias -dijo, consiguiendo con ello que Petrov alzase una ceja y se mantuviese en silencio, como si estuviese aguardando a que él elaborara en el porqué de sus palabras. Aunque sentía que era innecesario explicar, Kotetsu añadió-: Por entender.
Petrov suspiró, regresando al asiento que había abandonado durante la partida de Massini y Andy.
-Es evidente -pronunció con una lentitud forzada- que necesita aprender a controlar sus habilidades. Expulsarlo de la academia no ayudaría en nada.
La sonrisa de Kotetsu se amplió.
Era obvio que Petrov no estaba contento y a él le constaba personalmente que era un hombre severo, pero ahora también sabía que, a pesar de eso, el juez no era insensible ni irrazonable.
-Todos lo hacemos al comienzo -comentó Kotetsu-. Todavía recuerdo cuando rompí la pared de mi habitación sin querer... -Un resoplido que casi sonaba como una risa contenida lo interrumpió.
Sin poder creerlo, Kotetsu observó a Petrov con fijeza.
-¿Tengo que recordarle que hizo lo mismo con la pared del hotel Selene hace dos semanas? -El tono de reproche era inconfundible, mas estaba acompañado por un asomo de una sonrisa.
La extrañeza que eso le causó hizo que Kotetsu no sintiese ningún deseo de defenderse por el incidente del que estaba siendo acusado.
Ver a Petrov con una actitud que podía ser considerada afable -sinceramente afable, no mecánicamente cortés- y casi relajado se sentía como algo cercano a un milagro.
Aunque en realidad sí lo había visto tranquilo e incluso había influido a que el juez se relajara pocos días atrás, cuando había creído que era un gato travieso y nervioso por razones desconocidas para él, ¿no?
El recuerdo impulsó a Kotetsu a estirar un brazo y dejar su mano sobre la cabeza de Petrov, preguntándose de manera distraída si se ganaría un rasguño o escucharía ronroneo. No que hubiese oído uno cuando Petrov estaba como un felino...
-¿Wild Tiger, qué cree que está haciendo? -preguntó Petrov, entrecerrando sus ojos y enderezándose de manera sutil, haciendo evidente la tensión que ahora sentía.
Eso era justo lo contrario a lo que quería lograr.
Sin saber qué contestar y no queriendo darse por vencido, Kotetsu no se apartó, movió su mano con suavidad y repitió:
-Gracias. -Quizás a Petrov le sentiría bien saber que él en verdad apreciaba su indulgencia hacia el chico.
Petrov suspiró una vez más, bajando sus hombros en resignación, y toda la rigidez desapareció de su postura como si nunca hubiese estado allí.
Como si Kotetsu hubiese acertado en qué decir para relajarlo.
-Le agradezco por su ayuda -dijo Petrov, apartando su mano con un gesto delicado, completamente diferente a los zarpazos de los que Kotetsu había sido víctima antes por hacer lo mismo-, pero en veinte minutos tengo que estar en los tribunales y debo prepararme...
-Ah, sí -murmuró Kotetsu, sorprendido hasta que miró de reojo el reloj que Petrov tenía en su oficina.
Era más tarde de lo que creía y era obvio Petrov tenía trabajo que hacer y él mismo debía ir a Apollon Media pronto, si no quería escuchar una nueva reprimenda de Lloyds y tal vez incluso de Bunny.
-Entonces nos vemos después -se despidió mientras se encaminaba hacia a la puerta, mas pensar de manera inconsciente en algo que hasta ahora no había considerado se lo impidió.
Había vivido con Petrov por casi tres días y apenas habían intercambiado alguna palabra, por razones fuera del control de ambos, y luego sólo lo habían hecho por necesidad, salvo por la breve conversación segundos atrás.
Por eso mismo, era evidente que si salía ahora ese sería el fin y la próxima vez que vería a Petrov sería cuando algo lo enviase a la corte o Petrov tuviese que supervisar algo relacionado con Hero TV.
¿Y si hacía algo para volver a verlo...? ¿Podría ver más de lo que había bajo la eterna máscara de cordialidad de Petrov y hasta descubrir cómo era que había logrado tomar con relativa calma el ser transformado en un animal, algo que Kotetsu no se creía capaz de hacer?
No era que esperase que Petrov confiase en él o que se convirtiesen en amigos en un parpadeo, pero quizá valía la pena hacer un esfuerzo para no ser dos prácticamente desconocidos incluso luego de lo sucedido.
-¿Los jueces tienen tiempo a la hora del almuerzo? -cuestionó, dando media vuelta-. Yo invito, en disculpa por la mala comida de estos días. Sólo pescado debe cansar -agregó, sonriendo con vergüenza.
-Me sorprende escuchar eso de alguien que come arroz frito con tanta frecuencia -comentó Petrov, moviendo su mano derecha para dejar tras su espalda el mechón de cabello que por alguna razón siempre parecía dejar suelto.
Kotetsu se encogió de hombros.
-Eso es diferente, es mí favorito -explicó antes de insistir-: ¿A la una?
Casi esperaba recibir una mirada llena de recelo o escuchar un rechazo educado pero definitivo, mas el semblante de Petrov se tornó pensativo y según pasaron los segundos continuó inmóvil y silencioso.
La quietud del juez ahora era la misma que, días atrás, lo había llevado a pensar que aquel gato bajo la lluvia era extraño. Kotetsu frunció el ceño.
¿Acaso Petrov consideraba cualquier cosa con tanta seriedad que se olvidaba del mundo a su alrededor?
Si era así, Petrov necesitaba con urgencia relajarse más, en lugar vivir tan tenso como para rumiar ante algo tan simple como una invitación a almorzar, y él ya tenía una buena idea de cómo ayudarlo a ello.
-A la una -reiteró Kotetsu, sacando a Petrov de su mundo, y salió del despacho sin aguardar hasta escuchar una verdadera respuesta de parte del juez.
Ya estaba decidido: irían a comer algo, hablarían como no lo habían hecho antes y él se encargaría de distraerlo hasta que bajase su guardia y actuase con naturalidad.
Y si Petrov resultaba estar tan obsesionado con su trabajo como parecía, haría lo mismo que había tenido que hacer con Bunny en más de una ocasión: comprar comida para llevar y almorzar en la oficina.
¿Eso bastaría?
Kotetsu no estaba seguro, pero igual lo intentaría.
03/12/2011