[EXO] Christmas Day.

Dec 31, 2013 16:01

Título: Christmas Day
Autora: MomoTheGrace
Beta reader: @luunicorns
Clasificación: PG
Parejas: KrisHan (Kris x Luhan)
Género: Romance, ligerísimo angst
Sumario: Luhan no creía en los deseos a las estrellas, pero tal vez, solo tal vez, ésta vez su deseo se haga realidad.
Nº de Palabras: 3269
ADVERTENCIA: Ninguna :_D
Notas de la autora: Escrito para la La Segunda Gala de Doce Reyes de exo_12eyes, siendo Luhan el segundo Rey de una Noche.
Los trozos que salen en cursiva son de la canción de Christmas Day de EXO, algunas son de la traducción china y otras de la coreana (según me convenía), y está alterado el orden de la letra traducida (osease que no va en ese orden la traducción) para que pegase mejor con el fic.
Dicho esto… No iba a ser éste el fic que acabase escrito (siempre me pasa igual OTL) pero el otro KrisHan se me estaba saliendo de las manos (¡con capítulos OMG!) y he tenido que aparcarlo para hacer uno más corto. Está ¿inspirado? en la canción de Christmas Day de EXO (y en un par más que no me apetece nombrar)(?) y en una frase que un día se me vino a la cabeza y que dice Kris al final (ya lo señalaré al final por si tenéis curiosidad *^*).
P.D: Sin betear, ya lo re-editaré corregido más tarde ;_;… Beteado♥



Christmas Day

“Un milagro blanco cae del cielo que una vez estuvo seco.
Parecía muy difícil que se hiciera realidad esa oración
por la que estaba tan desesperado hasta en mis sueños”

-¿Qué haces mamá? -pregunta un niño de unos seis años a la mujer que está mirando por la ventana. Tiene los ojos cerrados y las manos juntas como si estuviera rezando.

-Pido un deseo a la estrella -contesta la mujer después de unos segundos, agachándose para estar a la altura de su hijo -¿Pedimos uno juntos? -le pregunta sonriendo.

-¿Puedo pedir lo que sea? -pregunta el niño mientras le brillan los ojos.

-Claro, cielo -responde la mujer.

-¿Si pido que me traigan el oso panda de peluche que vi en la tienda la estrella me lo dará? -pregunta de nuevo el niño saltando de emoción.

-¡Claro que si! -responde la mujer aplaudiendo -Además, la magia de la estrella es más fuerte en ésta época.

-¿Por qué? -responde el niño abriendo un ojo porque ya los había cerrado y había juntado las manos tal cual las tenía su madre momentos antes.

-Porque la magia del día antes de Navidad y el día de Navidad es más potente que en otras épocas del año -responde la madre mirando a su hijo que está con los ojos apretados y con un gesto de concentración en la cara -¿Estás pidiendo el oso de peluche? -susurra la mujer como si fuese un secreto entre ambos y que la estrella no se enterase de que se lo estaban chivando.

-Si -responde el niño susurrando también y sonriéndole a su madre cuando ha terminado.

-¿Qué has pedido tú, mamá? -pregunta el niño mientras sube a su cama (de niño mayor, por supuesto, que ya tiene seis años y es un niño grande).

-Que podamos vivir felizmente -responde ella, sentada en la cama, acariciándole el pelo a su hijo y viendo como se duerme.

* * *

-Luhan cielo, ¿le pedimos un deseo a la estrella antes de dormir? -una mujer de rasgos finos se acerca a la cama de su hijo de ocho años, que ya está acostado.

-¡Casi se me olvida! -responde el niño abriendo mucho los ojos, se destapa ligeramente al ponerse de rodillas en la cama, juntando las manos y cerrando los ojos mientras su cuerpo da hacia la ventana. El cielo está un poco nublado, pero no importa, la estrella siempre está ahí.

-¿Qué has pedido, cielo? -pregunta la mujer suavemente cuando ha terminado.

-Que vuelva papá -responde el hijo sonriéndole a su madre.

Luhan no sabe que, cuando se quedó dormido, una lágrima de su madre brilló con la luz de la estrella que ya se podía ver en lo alto del cielo, porque sabía que ese era el único deseo que la estrella jamás podría concederle a su hijo.

A la mañana siguiente, un emocionado Luhan fue a la habitación de su madre saltando de emoción porque ¡era el día de Navidad! Los regalos estaban esperando bajo el árbol, y daba igual que fuesen las ocho de la mañana. La madre resignada, sabiendo que su hijo iría y abriría los regalos hasta del vecino como tardase mucho, se levantó y poniéndose una bata, porque hacía mucho frío, siguió a su emocionado hijo hasta la puerta que daba al salón.

-Lo mejor para el final, lo mejor para el final -susurraba Luhan, y cuando la madre abrió la puerta del salón, el niño salió disparado para ir a ver sus regalos, dándole a su madre los que ponían “Mamá”, quién se estaba acomodando lentamente (muy lentamente en opinión del niño), y miraba sonriendo a su hijo, dejando a un lado los suyos para ver la cara de su hijo.

-¡El tren de juguete que pedí! -chilló el niño emocionado -¡Un unicornio de peluche! ¿Cómo sabía Santa Claus que quería que Tao no estuviese solo? -pregunta el niño emocionado.

-¿Le ponemos nombre? -pregunta la mujer sonriendo.

-Luego -responde el niño emocionado mientras termina de abrir el último regalo, una película de dibujos que llevaba tiempo queriendo ver -¿No abres los tuyos, mamá? -pregunta el niño.

-¿Los abres por mi? -pregunta la mujer, sabiendo la respuesta de antemano. Luhan no pierde tiempo y no pregunta dos veces antes de lanzarse en picado a por los dos regalos de su madre. Uno es un libro de un tal Paulo Coelho y el otro una larga bufanda blanca.

-Ahora no tendrás frío cuando salgamos a la calle -dice el niño sonriendo. De pronto se levanta y se pone a buscar por el salón. La madre le deja hacer, curiosa por el repentino comportamiento de su hijo, siguiéndole con la mirada hasta que el niño sale del salón.

-Tiene que estar por aquí -murmura el niño.

-¿Qué haces, cariño? -pregunta la mujer después de haberle seguido por toda la casa, viendo a su hijo buscar algo.

-¡Ya sé, estará fuera! Claro, que tonto soy, no se tiene que ver hasta el final, el mejor regalo para el final -decía el niño, corriendo a su habitación y poniéndose las botas de invierno, el abrigo y las orejeras para no coger frío, yendo rápidamente hasta la puerta de casa, abriéndola y alertando a su madre, que se había ido a la cocina a preparar chocolate caliente cuando vio que su hijo estaba abstraído buscando algo.

-¡Luhan! -grita la mujer cogiendo su abrigo, poniéndose las primeras zapatillas que ve, y colocándose la bufanda que le había regalado Santa Claus.

En la calle, Luhan se ha puesto a buscar desesperadamente mientras anda con cuidado de no resbalarse con el hielo que hay en el suelo, minutos después su madre le ha alcanzado.

-¡Luhan! -la madre se acerca rápidamente, apunto de resbalarse, y abraza a su hijo -¿Por qué has salido así de repente? ¡Me tenías preocupada! -la mujer estaba a punto de soltar una lágrima, mientras buscaba en los ojos de su hijo la razón de su repentino comportamiento.

-Estaba buscando, pero no lo encuentro -empieza a decir el niño mirando alrededor de nuevo por si se le ha escapado algún rincón por mirar.

-¿Qué es lo que buscas, cielo? -pregunta la madre.

-A papá, dijiste que la estrella concede los deseos, le pedí que trajese a papá pero no está -la voz del niño temblaba.

La madre no tiene el valor de decirle que su padre no volverá nunca.

-¿Quieres que veamos la peli que te trajo Santa Claus? -pregunta la mujer suavemente. Luhan se ha refugiado con el oso y el unicornio de peluche debajo de su edredón, habiéndose tomado el chocolate caliente que le dio su madre para entrar en calor después de su pequeña excursión. El niño saca la cabeza ligeramente, lo suficiente como para ver a su madre agachada al lado de su cama.

-¿Era muy pronto para que papá estuviese en casa? A lo mejor tengo que esperar -dice el niño reflexionando.

-¿Quieres las palomitas con azúcar o con sal? -pregunta la madre después de un rato de ver a su hijo morderse el labio, señal de que está pensando.

-¿Puedo tener de las dos? -pregunta mirando a su madre con ojos brillantes.

-Claro -responde la mujer sonriendo e incorporándose para ir a hacer las palomitas.

-¿Pueden estar Tao y Yixing con nosotros? -pregunta abrazando a los dos peluches.

-¿Se van a comportar? -pregunta la madre.

-¡Si! Tao llora un poco con los sustos, pero si Yixing está a su lado se calma, porque los unicornios son mágicos -responde el niño seriamente.

-Entonces si, pero que no se coman todas las palomitas -dice la mujer sonriendo.

-¿Crees que papá venga mientras vemos la peli? -le pregunta a su madre cuando el menú para iniciar la película aparece en la televisión.

La mujer no responde, en su lugar dice emocionada “¡Que ya empieza!”

Durante la peli, Luhan le echa miradas de reojo a la puerta de casa, esperando que de pronto se abra y aparezca su padre por ahí.

-Mamá… ¿Papá nos abandonó por mi culpa? -pregunta el niño esa misma noche ya en la cama, de espalda a la ventana y abrazando a Tao y Yixing.

-No, cielo -responde la mujer suavemente, sentada en el borde de la cama -Solo… se asustó un poco y pensó que era mejor para nosotros si se iba.

-¿Te quería? -preguntó el niño mirando a la madre con los ojos llorosos.

-Si, mucho -respondió la mujer sonriendo ligeramente.

-Si volviese… ¿me querría a mí también? -un suspiro tembloroso sale de sus labios.

-Claro que si cielo -pregunta la mujer limpiándole la lágrima que se ha escapado a la vez que el suspiro.

* * *

Los dos siguientes años pidió el mismo deseo a la estrella, pero a la mañana siguiente, el tercer puesto en la mesa del desayuno estaba vacío y nadie llamaba a la puerta y preguntaba por su mujer y su hijo.

Cuando cumplió once años, decidió que la estrella había dejado de funcionar y quiso dejar de pedirle deseos, pero su madre le insistía, diciéndole que a ella si le funcionaba, porque su hijo cada día era más guapo, estaba sano, era feliz y siempre le regalaban lo que él quería.

Luhan dudaba que pedirle a la estrella el deseo de encontrar a alguien que los quisiese a ambos se fuese a hacer realidad, pero hacía feliz a su madre pidiéndolo de todas formas.

* * *

El timbre de la puerta suena por todo el apartamento y Luhan, aún con el cepillo de dientes en la boca, la abre, sabiendo quién estará detrás de la puerta.

-Veo que no estás listo del todo -dice una mujer de mediana edad con rasgos finos, pelo recogido y una bufanda blanca en el cuello.

-Edtoy cadi lidto -dice el chico quitándose después el cepillo de dientes de la boca con la intención de darle un beso a la mujer, siendo detenido por ésta.

-Ni se te ocurra darme un beso con pasta de dientes en la boca Xiao Lu -dice la mujer poniendo cara de asco -Podías haber cogido un árbol de Navidad un poco más grande, no te iba a matar.

El chico rueda los ojos y desaparece por el pasillo en dirección al baño para limpiarse la boca.

-Ya estoy -dice el chico saliendo del baño y dándole un beso en la mejilla a la mujer -¿Nos vamos, mamá?

-¿Vas a ir con esos pelos? -El chico asiente con la cabeza frunciendo el ceño, como diciendo “Si, ¿por qué?” -Pero si parece que te ha dado un viento en el pelo y se te descolocado.

-Mamá -dice el chico intentando no rodar los ojos de nuevo -es la moda -explica el chico poniéndose el abrigo y la bufanda.

-Y si los demás se tiran por un barranco, ¿tu también? -pregunta la mujer con brazos en jarra, mirando a su hijo con la ceja levantada.

El chico suspira, mientras se termina de poner las zapatillas.

-Mamá -repite el chico -es la moda y me gusta, así que no hay nada más que hablar -dice abriendo la puerta y haciéndose a un lado para que pase su madre primero.

-Estos chicos de hoy en día -suspira la mujer mientras salen del apartamento de Luhan.

-¿Ya has decido qué deseo le vas a pedir a la estrella? -pregunta la madre saliendo del restaurante en el que han cenado juntos.

-¿Todavía le pides deseos a las estrellas, mamá? -pregunta el hijo sonriendo.

-No le quites, a una mujer como yo, el placer de seguir creyendo en los deseos a las estrellas, porque dirás que no, pero funcionan -dice la mujer mirando a su hijo con la ceja levantada.

-Sigo pensando que no se cumplen… -dice Luhan recordando el episodio de su deseo fallido de cuando era pequeño.

-¿Qué pedirás? -pregunta de nuevo a su hijo, obviando el comentario del otro.

-Pues, no sé, ¿que estemos sanos y vivamos felices? -dice el hijo.

-¿No vas a pedir que llegue un hombre que te ame? -pregunta la madre.

-¿De qué me va a servir, si mi anterior novio me puso los cuernos y el anterior del anterior decidió que era mejor conocer a otras personas? -responde el hijo frunciendo el ceño, acordándose de sus ex-novios.

-Cielo, hay veces que en el amor pasan éstas cosas, pero es lo que te hace madurar y lo que te sirve de lección para no repetir los mismos errores en el futuro -explica la mujer enlazando los brazos de ambos.

-Da igual, he decidido no creer en el amor, ¿para qué? Nunca va a llegar alguien que me quiera -dice el niño de manera testadura sin dejar de fruncir el ceño.

La madre suspira pero no hablan de nuevo hasta que llegan a casa de la madre.

-Me importa muy poco lo que pienses sobre los deseos a las estrellas Luhan, porque yo si creo en ellos y también creo que hay una persona destinada a ti, solo que todavía no habéis tenido la oportunidad de encontraros o las circunstancias no han sido las adecuadas -la mujer acaricia la mejilla de su hijo, y a pesar de la diferencia de altura (Luhan creció bien), consigue darle un beso en la frente.

Luhan no le dice a su madre que lleva desde la ruptura con su primer novio oficial, soñando con un hombre desconocido que le susurra palabras de aliento y amor al oído, pero nunca ha tenido el valor de creerle por miedo a salir herido.

Esa misma noche, antes de dormirse, las palabras de su madre se repiten en su cabeza y decide darle una última oportunidad a la dichosa estrella, cerrando los ojos y juntando las manos mientras su cuerpo mira a la ventana, pide el deseo, el de que llegue alguien que lo ame de verdad y no le abandone como hizo su padre con él cuando ni siquiera había nacido.

En otro lado de la ciudad, la madre pide el mismo deseo para su hijo, porque espera de corazón que de verdad que algún día se cumpla.

La ventana del salón del apartamento de Luhan se ha abierto silenciosamente, mientras la nieve se deja caer dentro.

* * *

“Cuando abrí los ojos por la mañana,
como la nieve que está fuera de mi ventana,
tu, toda la noche, toda la noche, toda la noche,
te amontonaste calladamente”

Se despierta por la mañana con la luz del Sol porque se le ha olvidado bajar la persiana cuando se puso a pedir el bendito deseo a la estrella.

“Mierda de estrella, mierda de deseo, mierda de todo, quiero quedarme en la cama” piensa Luhan mientras se acomoda y se tapa entero con el edredón sin querer salir jamás de la cama porque fuera se está frío y le da pereza levantarse a poner la calefacción.

Momentos más tarde, tiene que levantarse porque su vejiga ha decidido que era un buen momento para ir al baño. Gira la cara para hacerse a la idea de que se tiene que levantar y su mirada se posa en Tao y Yixing, los cuales están acomodados en una silla en la esquina de la habitación, al lado del espejo de cuerpo entero.

-¿Qué? No me miréis así, vosotros tampoco saldríais de aquí con el frío que hace -dice Luhan frunciendo el ceño mientras mira a sus peluches con un puchero en la boca, que pareciera que le respondiese -Vale, ya me levanto, aish -se incorpora, quedándose sentado en la cama, recorriéndole un escalofrío mientras se rasca la cabeza, alborotándose el pelo de paso. Con pasos pesados se arrastra hasta el baño, donde encuentra la paz y de paso, se lava la cara después de haberse lavado las manos.

Se dirige a la cocina, donde empieza a sacar las cosas para prepararse el chocolate caliente, no sabrá igual que el de su madre, pero es caliente y con el frío que hace, no le parece que hacerle ascos a ese chocolate sea lo mejor. Antes de ponerse a hacerlo, decide ir al salón para poner la calefacción, y justo una ráfaga de aire le llega antes de entrar.

“¿Me dejé la ventana abierta? No es posible, estamos en pleno invierno” piensa yendo primero a su habitación a por un jersey grande, blanco a rayas de color negro y burdeos que le regaló el año pasado su madre por Navidad.

Ya con el jersey puesto decide ir al salón a ver de dónde proviene el aire frío, que seguramente sea de la ventana abierta que no sabe cuándo abrió y porqué lo hizo. Cuando entra al salón ve que, en efecto, la ventana está abierta y las cortinas danzan gracias al aire que entra por ella.

-Aish, será posible -dice acercándose a la ventana para cerrarla, cuando se da cuenta de un montoncito de nieve situado justo delante de la ventana y al lado del árbol de navidad -¿Pero qué…? -suspira fuertemente y va a la cocina donde guarda en un armario el recogedor y la escoba para recoger la nieve que ha caído dentro del salón.

Al volver, el Sol dejó caer un rayo de luz sobre el montoncito de nieve y éste empezó a girar y a brillar, iluminando la habitación tan fuerte que Luhan tuvo que taparse los ojos con el brazo que no tenía la escoba y el recogedor.

-¿Qué narices…? -Luhan parpadea varias veces para habituarse de nuevo a la luz normal del día.

Cuado mira de nuevo, el montón de nieve ya no es un montón de nieve. Se acerca para verlo mejor y deja caer lo que lleva en la mano para lanzar un chillido de sorpresa y taparse la boca mientras abre los ojos de manera exagerada. En el suelo, tumbado en posición fetal, hay un chico de pelo rubio oscuro que abre los ojos al oír el chillido que ha lanzado Luhan. El chico se incorpora lentamente, y cuando se estira, como si hubiese estado mucho tiempo en esa posición, Luhan se da cuenta de que está desnudo.

-¿Qui-quién eres? -pregunta tapándose los ojos y sonrojándose ligeramente. No es que no hubiese estado nunca con ningún chico de manera íntima, no era virgen, pero es un poco violento encontrarte a una persona desnuda en tu casa.

El silencio llena la habitación y ahí Luhan cree que ha sido una mala pasada de su mente, así que vuelve a mirar, y se sorprende al ver al chico tan cerca suya y mirándole tan intensamente.

-¿Quién eres? -susurra de nuevo.

El chico le sonríe ligeramente y hace que sus ojos marrones le brillen con felicidad contenida.

-Soy Kris, la persona que te amará de verdad y no te abandonará -dice con voz grave el chico acariciándole ligeramente la mejilla.

-No puede ser -susurra Luhan recordando el deseo que pidió, pero los deseos a las estrellas no se cumplen.
Mira de nuevo a los ojos del chico y puede ver un amor tan puro dentro, que no puede evitar que se le escape una lágrima, capturada rápidamente por los labios de Kris.

-Siento llegar tarde, -susurra Kris cogiéndole de las mejillas con ambas manos. Luhan cierra los ojos mientras niega levemente con la cabeza -pero te prometo que te amaré con todo mi corazón y te compensaré el tiempo que no pudimos estar juntos -Luhan suspira temblorosamente, sus lágrimas no paran de caer y Kris no le suelta en ningún momento, tampoco lo hará en el futuro.

“El destino le ha dado a alguien tan insignificante como yo un regalo.
Todos los días le pedía a Dios ser bendecido.
Me dediqué a mi oración y tu eres mi regalo”

Notas finales:
Se acabó(?) final decepcionante (fic decepcionante en sí xD), lo sé, pero es lo que hay(?)
Si escribía algo más, se me salía de las manos (no sé escribir cosas cortas al no ser que sea PWP, que triste mi vida OTL…)
Pero si queréis que lo siga, pues decírmelo y seguramente la escriba (porque es posible que me esté rondando por la cabeza cómo continuarlo :_D…)
La frase es: "Siento llegar tarde"
Estúpida, lo sé lol, pero se me vino a la mente al ver el MV de Miracles in December ;A;...
Espero que os haya gustado un poquito ;u;

character: luhan, fandom: exo, exo12eyes, length: oneshot, character: kris, type: fanfic, couple: krishan, pairing: kris/luhan

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