DE CÓMO JENSEN DESCUBRIÓ EL WINCESTO

Oct 29, 2007 01:58


¡He vuelto! No publico nada desde el "ZAFARRANCHO EN EL RANCHO" de mis amores pero es que el trabajo y la RL en general son muy hijos de su bendita madre.

Empecé a escribir este RPS de J2 hace SEMANAS y en principio iba a ser una especie de drabble de dos páginas que fue creciendo y creciendo hasta convertirse en 3.153 palabras de una historia que yo quería leer y nadie escribía así que TUVE que hacerlo. Sólo vosotras podéis entenderme... ¿a que si?.

No tiene spoilers. La calificación no tengo ni idea. No me pertenecen y yadda-yadda.

Se lo dedico a  
komadreja  que lleva semanas pidiéndomelo y a  ancary que me ha animado mucho a escribirlo.

Tras el cut, RPS de J2 con su miajita de Wincesto y si queréis saber a qué venía lo del "I love you Kim" de Jared en las tomas falsas de la segunda temporada de SPN sólo tenéis que hacer...

Lleva todo el día de un misterioso que le saca de quicio, con ese aire de “yo sé algo que tú no sabes” irritante y que le deja sin opciones ante dos metros de infantilismo crónico.

Le ha pillado como diecisiete veces mirándole de reojo entre toma y toma, frunciendo el ceño en un segundo para, al momento, sonreír sin venir a cuento. Y Jensen se considera una persona paciente y centrada, pero nadie en el mundo le descoloca como Jared Padalecki. NADIE.

Siempre ha sido un buen chico, educado y amable. Desde muy pequeño sus padres le enseñaron a pedir las cosas “por favor” y a dar las gracias, dejar pasar delante en las puertas y nunca comerse el último trozo de pizza sin ofrecerlo antes al resto de los comensales.

Pero claro, llegó Vancouver y este mastodonte con su risa contagiosa, atacando la comida sin compasión y hablando con la boca llena de regalices de colores, desconcentrándole cada cinco segundos para hablar de la última perrería que se le hubiese ocurrido hacerles a los de iluminación o a las chicas de vestuario. Y Jensen empezó a desinflarse por el ombligo.

Viéndole la cara de no haber roto nunca un plato que lleva forzando desde ayer, se espera lo peor. Como aquélla vez que puso polvos pica-pica en las toallas del baño común y los técnicos de sonido juraron venganza eterna, entre estornudo y estornudo. Pero lo frustrante es que nadie se la guarda mucho tiempo (a lo mejor es porque Jared se sabe el nombre de las madres de todos y se acuerda de sus cumpleaños, el muy tramposo).

El caso es que, no saber lo que trama le está llevando por la calle de la amargura. Casi siempre cuenta con Jensen para sus “misiones ultrasecretas”, a no ser claro, que sea él el objetivo (de lo cual a estas alturas tiene ya una firme sospecha).

Aunque más sospechoso aún es que Kim Manners, productor del capítulo que están rodando, como de casi todos en realidad, no deje de mirarles y sonreír sin tapujos. Don “esto es una cosa muy seria” cuando rueda, hoy parece que no puede ni quiere disimular su buen humor, entre cuchicheos constantes con el Padalecki de las narices.

- ¡Eh Hagrid! - le grita Jensen a su compañero ya de pura frustración - Deja de mirarme tío que me vas a gastar…

- ¿Te pongo nerviosa preciosa? - sonríe Jared, churreteándose del gusto al ver el cabreo en el rostro de su amigo.

- No me toques las narices petardo - gruñe Jensen - Que llevas todo el día más raro que un perro verde.

- Si tú supieras… - añade Jared con aire exageradamente misterioso, casi teatral, antes de dirigirse al catering frotándose las manos ante el banquete que se piensa dar.

*****

Ya empieza a hacer frío. De ese frío que se mete en los huesos y hace que sólo apetezca quedarse en el tráiler, sin salir nada más que cuando no queda otro remedio. Teniendo en cuenta que casi todas las escenas que ruedan en este capítulo son de noche, las horas del día se le hacen eternas porque está acostumbrado a pasarlas con Jared, jugando a la Play, hablando de mil y una chorradas o preparando las escenas del día siguiente, cuando consigue convencerle claro.

No es que Jared no sea profesional. Es sólo que se “distrae” con demasiada facilidad, aunque luego se aprende los guiones en la mitad de tiempo que él. La verdad, no le cuesta admitirlo, Jared mejora como actor cada día. De hecho, darse cuenta que su trabajo es de mayor calidad a medida que avanzan los capítulos, le hace sentir extrañamente orgulloso.

Sin embargo hoy no le ha visto prácticamente en todo el día y se le hace rarísimo. En realidad le tiene desubicado, porque sabe que pasa algo. LO SABE. Y que Kim está metido en el ajo también, así que antes de empezar a perder la chaveta se dirige a la caravana del productor, decidido a sacarle la verdad.

Golpea la puerta suave y espera respuesta. Como le enseñaron sus padres. No como cierto energúmeno que tiene por norma entrar a bocajarro en cualquier estancia. Si, incluido el cuarto de baño, aunque no sea el suyo, importándole tres pepinos si hay alguien duchándose, porque él tiene que llenar esos globos con agua ya. A veces Jensen no sabe lo que haría con Jared…

Cuando oye a Kim dándole permiso, entra sin más dilación, intentando parecer casual y desinteresado mientras salta por encima de varios pares de botas de cowboy. Finge venir a verle para hablar de las escenas que van a rodas, olvidándose por completo de que Kim Manners ha visto más primeros planos suyos que cualquier director con el que ha trabajado y que conoce todos y cada uno de sus gestos.

- Pluto es un bocazas - le suelta sin más en cuanto se sienta en su sofá - Ese chaval no sabría guardar un secreto aunque su vida dependiera de ello.

- La próxima vez prueba a esconderle las gominolas - ríe Jensen siguiéndole el juego.

- Siempre se me olvida lo bien que le conoces - resopla Manners cogiendo una cerveza de la nevera y ofreciendo otra a Jensen - Pero bueno, ya que te lo ha soltado, dime, ¿no te parece acojonante lo que ciertas chicas son capaces de imaginar?.

- ¿Chicas? - pregunta confuso.

- No me jodas Jensen, eso lo tiene que haber escrito una señorita con una mente muy calenturienta.

¡Ay Dios!. Ya estamos otra vez. Vete tú a saber qué será ahora. Después de la cancioncita de las narices es que ya se uno puede esperar cualquier cosa…

- No sabría qué decirte - susurra esperando más información.

- Mira qué le he dicho a Padalecki que no te dijera nada - ríe Kim a carcajadas - Sospechaba  que te lo ibas a tomar a la tremenda y Kripke me lo confirmó cuando le llamé.

- ¡¿ERIC LO SABE?! - exclama Jensen empezando a pensar que es el único ser sobre la faz de la Tierra que no tiene puñetera idea de lo que pasa.

- Nos hemos echado unas buenas risas a tu costa Jen. Nadie se toma estas cosas tan en serio como tú…

Cría fama y échate a dormir. El San Benito de aquélla fan que le estuvo mandando ositos de peluche hasta el aburrimiento le perseguirá de por vida… ¡Y lo único que hizo fue pedir que aumentaran la seguridad en el set!.

Kim no suelta prenda y le pide sin tapujos que se las pire, porque tiene que preparar las escenas que tienen que grabar casi de madrugada, así que Jensen apura la cerveza, dispuesto a salir pitando a buscar a Jared y sonsacarle qué demonios está pasando.

Le busca por todas partes pero parece haberse evaporado, desintegrado, esfumado. Cuando está a punto de gritar de pura frustración entra en su propia caravana y ahí es donde se lo encuentra, tirado en el sofá cuan largo es y roncando suavemente con unos papeles sobre el pecho que siguen el compás de su respiración.

Increíble. ¿Es posible que se haya quedado dormido trabajando?. Cero coma dos segundos es lo que tarda Jensen en darse cuenta de lo ridículo de esa idea, así que coge los documentos muerto de la curiosidad.

Se sienta con ellos en una butaca cercana y empieza a leer. Al principio sonríe ante una historia escrita por una chica sobre los Winchester. Una misión, la carretera… Le parece alucinante que las fans escriban historias de ficción sobre la serie. No es la primera que lee y la narración es buena, incluso con algunos guiños muy divertidos y la historia es bastante entretenida. Ve a Sam y Dean reflejados en los protagonistas, que se chinchan y se apoyan en igual medida. Aunque Jensen es muy protector con Dean y no dejan de chirriarle algunos detalles, pero eso le pasa hasta con algunos guiones, así que no lo tiene muy en cuenta…

La suave respiración de Jared es lo único que le distrae de la lectura. Tiene el pelo mucho más largo, motivo por el que Jensen lleva riéndose de él semanas, metiéndole gomitas de colores en los bolsillos diciéndole “hazte una coleta por lo menos tío, que no te veo los ojos hace un mes”.

Le cae sobre la cara y el muy capullo sonríe mientras duerme. Es que ni en el país de los sueños se quita la sonrisa de los labios. Y no es que Jensen se haya fijado mucho en esos labios tan perfectos. Para nada.

Cuando la historia continúa con el Impala estropeado, a Jensen se le arruga un poquito el alma. Lo que ha llegado a querer a ese coche es un poco absurdo. Bueno, la cantidad de Dean que hay en él, a veces le asusta un poco…

Los chicos tienen que parar ante una tormenta muy fuerte en Arkansas, con amenaza de tornados que ennegrecen el cielo de repente y levantan un viento diabólico que dificulta moverse, así que la reparación del coche tiene que esperar.

Hasta aquí todo normal. Buscan un motel de carretera, identidades falsas, tarjetas de crédito ídem, una habitación decorada con el mismo papel de la casa de la Tribu de los Brady, dos camas individuales y, milagrosamente, una especie de servicio de habitaciones en el que puedes escoger entre: a) hamburguesa o b) hamburguesa con queso y Coca-Cola light o normal. Un menú muy variado.

Y de pronto… No, espera, no lo he leído bien, voy a volver a … ¡madre mía!, ¡MADRE MÍA!, ¡estas fans están chifladas!, pero, pero… “¡¿Se empujan hasta la cama más cercana?!”…”¿¡Sam besa el estómago de su hermano, dejando un reguero de calor hasta llegar a su bragueta?!”… ¡No me jodas!... ¡NO ME JODAS!... “¡¿Dean emite sonidos indescifrables mientras se deshace como el caramelo cuando la boca de su hermano le envuelve?!”… ¡NO ME JODAS!.

Jensen está petrificado. No puede ni parpadear. ESTO es lo que llevan cuchicheando todo el día los muy subnormales… ¡Madre del amor hermoso!. Aunque, lo más curioso de todo, es que no puede dejar de leer. TIENE que seguir leyendo cómo Sam y Dean se enrollan en plan salvaje en un motel de carretera en Arkansas. Vivir para ver.

El carraspeo de Jared le hace recuperar un ritmo respiratorio medianamente normal y levantar la vista. Ahí está. El motivo por el que lleva comportándose así todo el día, entre sus manos. El relato de una fan de la serie que ha plasmado en un papel que el amor de estos dos hermanos va más allá de cualquier ley, terrena o divina. Y Jensen no está asqueado. Sorprendido desde luego, pero no disgustado. Y parece que Jared tampoco, por la forma en la que le esté mirando ahora mismo.

- ¿Crees que algo así podría llegar a manos de mi abuela? - pregunta Jensen medio en serio, medio en broma.

- Haremos lo posible para evitarlo - sonríe Jared.

- ¿Tú sabías algo de esto Padalecki?.

- No hasta que Kim me lo comentó ayer. Me hablo de lo que las fans llaman “wincesto” que supongo habrás deducido qué es y, como le dije que no me lo creía, me lo ha traído impreso esta mañana… El muy cabrón lleva jodiéndose de nosotros semanas.

Maldito Kim. Siempre hablando en las entrevistas sobre la química entre ellos dos y haciendo bromas estúpidas al respecto. Y no es que no sea cierto. Jensen no ha trabajado tan a gusto con nadie en su vida. Aunque a veces Jared le provoque ganas de darse cabezazos contra las paredes o estirarse de los pelos hasta arrancárselos. Porque a veces Jared es insufriblemente insufrible. Pero hacerse amigos fue tan fácil que, cuando cayó en la cuenta, ya era una parte tan importante de su vida que no quiere ni pensar en lo que pasará cuando termine la serie. Pensar en eso hace que le pese el estómago.

- ¿Y qué opinas? - le pregunta Jared sacándole de sus pensamientos.

- Pues me he quedado un poco bastante sorprendido tío - sonríe tímidamente Jensen y Jared se acurruca en el sofá un poquito más, mirándole fijamente - No imagino cómo han podido llegar a imaginarse algo así, la verdad.

- ¿No?.

Dos simples letras y el mundo de Jensen se vuelve del revés. Dos malditas letras con ese tono de estudiada incredulidad por parte de Jared. No puede creer que él sí vea algo oculto entre Dean y Sam y que no le sorprenda imaginarles dale que te pego en la cama de un motel.

- Siempre he pensado que hay algunas escenas en las que la tensión sexual entre nosotros es bastante clara Jensen - susurra Jared bajando los ojos sin dejar de sonreír.

Jensen traga saliva.

- Jared Tristan Padalecki. ¿Se puede saber de qué leches estás hablando?.

- ¿Estás de coña verdad?. ¡Tío pero si lo comenta todo el mundo!.

- Si tuviera que dar crédito a todo lo que oigo o leo por ahí, este mundo me daría mucho miedo Jay.

- Jensen Ross Ackles... ¡¿eres tonto o qué te pasa?! - se carcajea Jared - Estás hablando conmigo tío. Veo cómo me miras...

- Probablemente porque tú no me quitas los ojos de encima, mendrugo - salta Jensen todo ofendido.

- Exacto.

A veces la simplicidad de Jared es abrumadora. Cuando se levanta del sofá y se agacha junto a Jensen, le mira, y lo hace tan fijamente que su amigo siente que puede ver dentro de él.

- Pregúntate porqué Jen - le susurra - Tienes la respuesta delante de tu pecosa nariz. Es sólo que no puedes o no quieres verlo. Pero estoy aquí.

¿Que no quiere verlo?. Mierda. Lo tiene tan claro que es físicamente doloroso pero, ¿cómo imaginar que a Jared le pasaba lo mismo?. El muy idiota coquetea hasta con el palo de la escoba. Normal que bromease también con él, ¿no?... ¿NO?.

Sólo cuando el cálido aliento de Jared se pasea desde su cuello hasta su oído y siente cómo su nariz le hace cosquillas en la nuca y le oye bromear sobre el olor de su champú con camomila, Jensen se da cuenta de que la respuesta a todas sus preguntas, efectivamente, está delante de su pecosa nariz. Y sus labios se llenan de promesas, fundiéndose cuando la lengua de Jared se cuela entre ellos y le acaricia lentamente.

Jensen hunde sus dedos entre esa maraña de pelo cortado a mordiscos y le atrae un poco más hacia él y el aire entre ambos se confunde. Todo a su alrededor, en realidad, cuando Jared gime y acerca peligrosamente su enorme cuerpo, rodeándole con esos brazos kilométricos.

Y Jensen se rinde. Baja sus defensas y deja que Jared tome el control de la situación. Es inútil resistirse a él y lo peor es que lo sabe. Tiene esa aplastante confianza en sí mismo y LE CONSTA que nadie en su sano juicio le diría que no a nada. ¿Cómo evitar derretirse a sus encantos cuando su lengua se pasea a sus anchas por su cuello?. ¿Para qué detenerle cuando empieza a desabrocharle la camisa repartiendo besos húmedos y deliciosos por su cuerpo?. Además, los sonidos que salen de su boca no ayudan mucho que digamos. De hecho le están volviendo literalmente loco. ¿Pararle?. En ese momento Jared Padalecki es una fuerza de la naturaleza.

No hay otro sitio en el que ambos deseen estar, ni a nadie más al que deseen tocar. Y Jensen manda a la porra esa vocecita que le dice que se está metiendo en terreno pantanoso.

Puro caramelo. Así es Jared. Besos lánguidos y perezosos con sabor a gominola y olor a travesura que cortan la respiración de Jensen. Porque por fin le tiene donde ni siquiera se permitió soñar que le podría tener.

Una de esas gigantocráticas manos se ocupa de desabrochar torpemente sus pantalones y, cuando le oye jurar en hebreo y murmurar entre dientes “cremallera Jen, nadie que haya nacido después de 1970 lleva botones en los vaqueros tío”, Jensen siente que podría explotar en un millón de trocitos microscópicos porque inmediatamente nota el calor de su mano sobre él y la vida no puede ser más maravillosa.

Y cuando Jared besa su estómago y va bajando hasta llegar a su bragueta, Jensen tiene una cosa de esas que tienen los franceses cuando creen que ya han vivido algo, un dejanoséqué, y ve claro que Jared está ensayando el papel de su hermano en esa escena que jamás verá la luz en la CW. Porque dos hermanos se pueden querer mucho en una serie de televisión, incluso entrever una tensión sexual tamaño folio, pero jamás permitirán que Jensen emita “sonidos indescifrables” siendo Dean, mientras Jared siendo Sam le envuelva con su boca.

Para eso están las fans chifladas que escriben historias imposibles sobre la pasión inconfesable de dos hermanos.

Podría ser algo morboso que a Jensen le excite así pensar que es Sam el que está chupándole de esa forma, arriba y abajo, dentro y fuera. Que es Sam el que está haciendo que Dean se corra en trescientos cuarenta y tres espasmos multicolores. Que es su hermano pequeño - que le saca casi dos cabezas - el que se acurruca perezosamente junto a él, después de hacerle la mejor mamada de su vida.

Podría ser morboso. Pero es espectacular.

*****

- Tenemos que ensayar lo del “piedra, papel o tijera” - protesta Jensen todavía en el sofá, con los vaqueros por las rodillas y menos ganas que voluntad.

- Tío, ¿es que nunca has jugado al “piedra, papel o tijera”? - ríe Jared apoyándose en su codo para mirarle.

Jensen no sabe cuándo demonios Jared se ha convertido en un hombre tan guapo. Es muy frustrante, la verdad.

- Claro que he jugado idiota - resopla - Pero ¿recordarás tú que Dean siempre saca tijeras y que Sam tiene que sacar siempre piedra?.

Esa mueca sólo puede significar que “por supuesto que sí, gilipollas”.

- Ahora tenemos que concretar cómo lo hacemos - añade Jared todo serio - ¿A la de tres saco yo piedra y tú tijera o contamos a tres y entonces lo sacamos?.

- Demasiado “Arma Letal” para mí - ríe Jensen atrayéndole hacia él para besarle - Iremos probando.

- Probar está bien - sonríe Jared entre sus labios - Probar me gusta.

*****

Cuando tienen que repetir por quinta vez la toma son casi las dos de la mañana. Todo el mundo está harto y con ganas de irse a casa, pero no hay forma de que la escena salga de una maldita vez.

Sólo los dos protagonistas parecen estar pasándoselo pipa jugando al “piedra, papel o tijera”, aunque no saquen la figura cuando toca ni a tiros.

Y Jared mira directamente a la cámara y le manda un mensaje muy claro a Kim Manners. “Se acabaron las bromitas Kim”  y un “te quiero, Kim” que deja a todos en el set preguntándose de qué diablos está hablando.

A todos menos a Jensen.

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