San Drabbletin 2014 - Epic [Verónica Mars/Logan Echolls - Verónica Mars]

Feb 14, 2014 00:25

Título: Epic
Autora: luvertheunknown
Categoría: Verónica Mars
Personajes: Verónica Mars/Logan Echolls
Género: ¿Angst?
Rated: Voy a decir PG, por referencias sexuales.
Palabras: 2461
Disclaimer: Los personajes de la serie 'Verónica Mars' no me pertenecen, aunque me encantaría poder crear personajes como ellos.
Dedicatoria: Para caris_bennet. No es exactamente lo que tú habías pedido, pero espero que te guste mucho.
Spoilers: Podría decir que si, de toda la serie... y así me curo en salud.

* * *

Seguramente hubiera sido más fácil, al menos para ella, estar junto a Logan en la sala de embarque del aeropuerto si no hubiera sentido un ligero cosquilleo en la boca del estómago cuando le vio sentado en una de las sillas de plástico con los brazos cruzados y la mirada perdida en algún punto del techo. Y desde luego hubiera sido muchísimo más fácil si, al verle, no le hubieran venido a la cabeza todos esos momentos que habían compartido en Neptune High y en Hearst. Al fin y al cabo, a pesar de que sólo (o ya) hubieran pasado cuatro años desde que le viera por última vez, parecía que sí que era verdad eso que dicen de que, después de todo, lo único que acaba quedando son los buenos momentos.

Se cruzó de brazos, exhaló una profunda respiración y con todo el aplomo que fue capaz de fingir, se acercó a él, intentando recordarse a sí misma los cuatro años que hacía que no le veía y que esa melancolía que sentía que la empezaba a inundar por dentro era sólo eso, melancolía.

-¡Logan! -dijo. Él se giró, desconcertado, con la boca ligeramente abierta. Cuando la vio allí parada frente a él, no mudó la expresión. Simplemente la miró de arriba abajo, como si no creyera que fuera posible verla allí-. ¿Qué haces aquí?

Estúpida pregunta, desde luego, pero en el fondo esperaba que la respuesta no fuera "estoy esperando el avión para ir a la reunión de antiguos alumnos del Neptune High, ¿y tú?".

-Verónica... -su voz sonó como un susurro contenido-. Qué sorpresa.

No parecía sorprendido, ni para lo bueno ni para lo malo y Verónica no supo decir si eso le gustaba o no. Logan se levantó de su asiento lentamente, con una expresión de desconcierto pintada en el rostro. Recordaba perfectamente aquella mirada en sus ojos, aquella manera que tenía de torcer la boca cuando no sabía que decir, la forma en la que se metía las manos en los bolsillos y alzaba los hombros, como si quisiera protegerse o, simplemente, permanecer callado.

Se quedaron en silencio, observándose el uno al otro y Verónica pensó por primera vez qué hubiera pasado si no hubiera sido tan idiota aquel primer año en Hearst. Había tenido cuatro años enteros para pensar en ello, pero lo único que había conseguido era borrar la imagen de Logan follándose a Madison en algún hotel perdido en Aspen. Lo cual era un logro, según lo veía ella. Pero nunca se había imaginado qué hubiera pasado si, en vez de ser tan cabezota y tan Verónica hubiera respirado profundamente y hubiera decidido escuchar lo que Logan tenía que decirle. Qué hubiera pasado si se hubiera sentado en el sofá una vez más y hubiera mirado a aquellos ojos que le miraban con una mezcla de ternura, lujuria y tristeza eterna.

-Bueno, ¿qué haces en el aeropuerto? -preguntó Logan, arrastrando las palabras, como si realmente no quisiera pronunciarlas. Se alegró de saber que no era la única que hacía preguntas estúpidas.

-Pues... por raro que parezca, voy a la reunión de antiguos alumnos del Neptune High.

Esa vez si que pareció sorprendido.

-¿Qué se te ha perdido allí?

Verónica se encogió de hombros y sonrió.

-No lo sé. Supongo que los clichés de las películas son ciertos. Esas en las que el protagonista va a ese tipo de reuniones para comprobar a qué nivel de fracaso han llegado sus antiguos compañeros de instituto. Quién sabe, a lo mejor me sorprendo. Además, quiero ver a Wallace y a Mac. Y a mi padre, por supuesto. He estado tan ocupada en Columbia...

-¿Columbia?

-Sí, estudiando. Me fui de Hearst para las prácticas en el FBI y luego decidí que una buena opción era estudiar Derecho allí.

Se volvió a hacer el silencio. Verónica miró distraida la pantalla que anunciaba los vuelos y descubrió que el suyo saldría con un retraso de dos horas. Genial.

-¿Y tú? ¿Qué haces aquí?

-Te sorprenderá saber que voy también a Neptune, a la misma reunión de antiguos alumnos que tú -apretó los labios en una extraña mueca y se balanceó mientras asentía lentamente. Había cosas que no cambiaban con los años y parecía ser que los gestos de Logan eran una de esas cosas. Le hacía sentir como si no hubiera pasado el tiempo, como si la última vez que se habían visto hubiera sido hacía una semana en la cafetería del campus. Y eso la desconcertaba sobremanera.

-¿Sabes quién más va a ir?

-Hablé con Dick hace dos semanas, pero todavía no he sido capaz de saber si quería decirme que venía o que pasaba.

-Así que sigues en contacto con Dick...

-No es como antes, pero sí. De vez en cuando viene a verme a Nueva York y salimos un rato.
Los silencios cada vez eran más largos y más incómodos. Llenos de preguntas que ninguno de los dos se atrevía a formular, llenos de sentimientos que ninguno de los dos se atrevería nunca a admitir delante de nadie. Llenos de vacíos que hubieran podido llenar el uno con el otro, pero que estaban muy lejos en el pasado como para que fuera algo que se pudiera solucionar en un segundo en la sala de embarque.

* * *

Cuando desapareció de Hearst a la llegada del verano, pensó que no la volvería a ver. Pensó que la oportunidad de redimir sus errores, de borrar todo lo que había dicho y de decir todo lo que no había dicho se había esfumado. Desde entonces, había pensado en ella como en esa espinita clavada que tiene todo el mundo y que se acaba disolviendo con el tiempo. Y ahí la había dejado, clavada, sabiendo que había perdido la oportunidad y que el remordimiento acabaría desapareciendo. Así que cuando la vio, sintió que la espina se hundía un poco más en su carne y le reabría una herida sangrante que goteaba incesantemente en el suelo del aeropuerto.

De repente, todas esas cosas que no había dicho en su momento, cuatro años atrás, le habían venido desde el estómago, como si tuviera ganas de vomitarlas. Pero haciendo un esfuerzo tremendo, tragó saliva y se guardó las palabras para otra ocasión. Aquel no era momento para decirle a Verónica "te sigo queriendo", o "sigo pensando en ti", o incluso "te echo demasiado de menos".

-¿Y tú qué haces en Nueva York? Pensé que seguirías en Neptune, en la habitación de hotel que compartías con Dick, trayendo chicas, haciendo surf y bebiendo cerveza.

-Conocí a alguien -sonrió y, de repente, se sintió un canalla. El canalla que siempre había sido. Y, además, gilipollas.

-Oh... así que Logan Echolls se vino a vivir a Nueva York por una chica. Debe ser muy especial.

"No tanto como tú, Verónica Mars", pensó Logan. Pero no lo dijo. En su lugar asintió lentamente, sin borrar la sonrisa de sus labios.

Se volvieron a observar en silencio. Era como si quisieran saber qué había cambiado en los años que llevaban sin verse. Para su desgracia, él no vio nada distinto. Vio a la misma chica de la que se había enamorado en el instituto, que tanto le había hecho sufrir y a la que tanto había hecho llorar, con la que tan buenos momentos había pasado, a la que perdió en su primer año de universidad por una tontería que, gustoso, borraría si pudiera. Quizá estaba más elegante, quizá se había convertido en una persona un poquito más adulta. Tenía el pelo más largo y le caía sobre el pecho, ese pecho que había besado tantas veces y que volvería a besar si le diera una enésima oportunidad.

Sacudió la cabeza y se llevó una mano al pelo. Sonrió de medio lado y se volvió a sentar donde había estado sentado antes. Miró a Verónica y ella, con una sonrisa en la boca y negando con la cabeza, se sentó a su lado.

* * *

Conoció a alguien. A alguien. Era como un jarro de agua fría. Por supuesto, ella no tenía por qué haberse hecho ilusiones desde un primer momento. Es decir, era Logan Echolls. Y ella llevaba cuatro años con Piz. Pero en el fondo seguía siendo la estúpida Verónica que había sido siempre y él siempre había podido con ella, en ese sentido. Siempre había resultado ser más fuerte que su autocontrol, aunque no más que su orgullo. Se mordió el labio y reprimió el deseo de levantarse e ir a pegarse de cabezazos contra la primera pared o columna que encontrara. Había supuesto que se encontraría con Logan en un momento u otro de la reunión pero, sencillamente, no estaba preparada para afrontarlo sola.

-Logan... -empezó a decir. Él se volvió y la miró, pero Verónica no pudo seguir. Así que negó con la cabeza y volvió a quedarse callada.

-¿Qué querías?

-Nada. Era una estupidez. Lo siento.

-Por cierto, Verónica... -dijo él, después de unos segundos de silencio-. ¿Sabes algo de Duncan?

Tragó saliva. Era una de las preguntas temidas que prefería no contestar. Incluso hubiera preferido no escucharla en un primer momento. Pero Logan la había formulado. Después de cinco años desaparecido, por fin Logan le preguntaba algo sobre el que había sido su mejor amigo.

Puso su mejor cara de "no sé nada, a mí no me mires" que pudo y negó con la cabeza.

-No tengo ni idea. Ni siquiera sé dónde fue en un primer momento.

La verdad era que Duncan le había enviado un e-mail hacía dos años con una foto suya y de la niña en la playa, en algún lugar perdido. Sólo le había escrito que la echaba de menos, pero no había dicho nada más. Verónica no respondió, no se sintió capaz de hacerlo.

-Ya... -no se lo creía. Por supuesto que no se lo creía. Pero le importaba un carajo. Logan no era quién para juzgarla por sus mentiras o sus medias verdades.

* * *

Por fin anunciaron el vuelo que les llevaría a Neptune. Fueron juntos hasta la puerta de embarque y allí descubrieron que tenían asientos separados. Ninguno de los dos hizo mención de proponer a un pasajero que les cambiara el sitio para poder estar juntos en el largo viaje desde Nueva York a su ciudad natal, así que se despidieron en la puerta del avión y cada uno se sentó donde le correspondía. Verónica, hacia la mitad, podía ver perfectamente la cabeza de Logan inclinándose para mirar por la pequeña ventanilla. Suspiró.

Al principio pensó que no tenía por qué ser tan difícil, pero según habían ido pasando las horas, los recuerdos habían empezado a inundarle. Y las peores memorias (por decirlo de alguna manera, porque realmente no eran tan malas) eran todas las escenas de cama que había almacenado en su cerebro y que parecía que volvían en manada para recordarle aquellas horas entre sábanas y ponerle la piel de gallina. Había decidido hacía mucho tiempo que su cabeza funcionaba de forma cruel y aquello no hacía más que demostrárselo.

Intentó distraerse, pero lo único en lo que parecía poder pensar era en los dedos de Logan recorriendo lentamente su piel desnuda, su lengua lamiendo su cuello, sus dientes mordiendo suavemente su carne. Sus manos furtivas colándose a sitios escondidos tan rápido que le dejaban sin aliento, su entrepierna apretándose contra ella con la ropa puesta. Tragó saliva y se desabrochó un botón de la camisa. Empezaba a tener calor.

Cerró los ojos e intentó concentrarse en otras cosas, como en la cantidad de gente odiosa que se iba a encontrar en la reunión de antiguos alumnos. Pensó en Backup, su querido perro, que cada vez estaba más viejo y que no tardaría en morirse. En su padre, al que se moría de ganas por abrazar. En Wallace y en Mac.

Pero no funcionó. Siempre acababa volviendo a pensar en las manos, en la boca, en la piel de Logan. En su respiración caliente y húmeda contra su cuello. Empezó a plantearse si eran sólo recuerdos o empezaba a ser un deseo incontrolable.

Lo peor de todo aquello no era la excitación que sentía en el pecho, el corazón latirle tan desbocado que pareciera que se le fuera a salir por la boca o la humedad entre las piernas. Lo peor de todo aquello era saber que Logan estaba allí sentado, delante, mirando por la ventanilla cómo el avión despegaba, sin ser consciente de que ella estaba detrás, sin poder evitar pensar en él. Esa era la peor parte de todo aquello. Saberse invisible porque había conocido a alguien. Saber que para Logan Echolls no era más que un recuerdo lejando del instituto y del primer año de la universidad.

* * *

Al bajar del avión, ella se adelantó con paso apresurado, con el bolso balanceándose junto a su costado y el pelo ondeándole a los lados del rostro. Ni siquiera le miró cuando pasó a su lado en el pasillo ni tampoco volvió la mirada hacia atrás en todo el recorrido hasta el recibidor, donde le esperaban Wallace y Mac, aunque sabía perfectamente que iba tras ella.

Cuando la vio abrazarse a sus amigos, sintió cómo la espinita que le clavaba más profundo en el costado. Lo que hubiera pagado por recibir también él un abrazo de reconciliación y de reencuentro por parte de Verónica Mars. Pero, al fin y al cabo, ella seguía siendo Verónica y él seguía siendo Logan y, a pesar de los años, seguían teniendo su historia detrás. Por mucho que pasara el tiempo, ella no llegaría a donde estaba para darle un abrazo y un par de besos, decirle que el pasado, pasado estaba y que le había echado de menos. No. Verónica no funcionaba así, y él lo sabía perfectamente.

A pesar de ello, no pudo evitar sentirse dolido. Y estúpido, porque había albergado la esperanza de que lo malo del pasado se iba a esfumar.

Al pasar junto a ellos, sintió los ojos de Wallace clavarse con una mezcla de odio y resentimiento en él. Pero él saludó igualmente, haciendo un gesto teatral como si se quitara el sombrero, y después siguió andando hacia la salida del aeropuerto. Había alquilado una habitación en el Neptune Grand y allí pensaba dirigirse, para asaltar el minibar ahora que ya podía beber legalmente. Pensaba olvidarse de Verónica, al menos hasta que la viera la tarde siguiente en la reunión de antiguos alumnos. Pensaba olvidarse de ella y de todas las cosas que había recordado durante el largo viaje de avión desde Nueva York. Verónica Mars había abandonado su vida hacía cuatro años, cuando abandonó también Hearst, y no había razón para que volviera a tener un hueco dentro de él.

pairing: verónica/logan, fandom: veronica mars, drabble, san drabbletin

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